Luego de cruzar el Arno, caminamos por la
otra costa del mismo, tomando Costa San Giorgio, donde nos topamos con la casa
de Galileo Galilei. Seguimos por la vía Belvedere, una calle delimitada por dos
murallas, que iba en descenso. Descendimos, descendimos, hasta que a nuestra
derecha aparecieron casas; a la izquierda continuaba la muralla. En vía dei
Bastioni, giramos, tomando Vía del Monte alle Croci, y de ahí tomamos el Viale
Galileo, una especie de escalinata con escalones bajos y muy largos, en
ascenso, que nos condujo a una avenida del mismo nombre. Si bien parece un camino complicado que requiere mucho esfuerzo, no es tan cansador porque uno va distraído descubriendo lugares increíbles.
Caminamos unos 200
metros más por Viale Galileo, cruzando con bastante dificultad la calle para
llegar a la Iglesia San Miniato al Monte. Esta tenía exteriormente un aspecto
similar a otras iglesias que vimos en Firenze, parecía que todas habían sido construidas
con el mismo estilo e igual mármol. Otra larguísima escalera nos condujo hacia el atrio de la
iglesia, a la cual no entramos. Una vez más nos topamos con un par de novias
que se estaban tomando fotos. Desde las terrazas que estaban delante de la iglesia tuvimos una
espectacular vista de la ciudad; valieron la pena cada uno de los escalones que
subimos! Para esa hora, el sol había reaparecido, elevando la temperatura.
Tras sacar varias fotos, esquivando a los
novios, volvimos a Viale Galileo, pero caminamos en sentido contrario al que lo
habíamos hecho previamente, llegando a Piazzale Michelángelo. La vista desde
ahí también era muy buena, pero había más gente que en la zona de la iglesia.
Además de la gente, había otra estatua del David; a cada paso nos encontrábamos
con uno!
Vista desde Piazzale Michelangelo |
Bajamos hacia el Giardino dell’Iris, y de ahí
hacia alguno de los “Lungano” que corren paralelos al río, hasta llegar
nuevamente al Ponte Vecchio. Esta vez no nos detuvimos en él, sino que seguimos
al siguiente puente, el Ponte Santa Trinita. Sin dudas el atardecer es uno de
los mejores momentos del día para ver el Ponte Vecchio desde esa ubicación.
Bellísimo.
Ponte Vecchio al atardecer |
En el regreso pasamos por el Mercato del
Porcellino, que a esa hora apenas se veían sus restos. Ahí encontramos la
Fontana del Porcellino, una escultura de un jabalí de bronce, al que hay que
acariciarle el hocico. No sé si traía buena suerte, o te aseguraba el retorno a
la ciudad, pero por las dudas yo fui, lo toqué
y hasta me saqué la foto. Seba se negó a tocar “el chancho sucio que
todos tocan”.
Il Porcellino |
Y de ahí nuevamente a la Piazza della
Signoria, para ver el David que con la luz de ese momento del día tenía una
sombra posterior sobre la pared del Palazzo Vecchio. Paso seguido, pasamos por
el Duomo, el Campanile di Giotto y el Battistero di San Guivanni. De este
último, que tiene las paredes bastante sucias, lo que más llama la atención es la puerta con placas doradas que mira hacia el lado
del Duomo. En estas hay tallado en relieve escenas de diferentes hechos y figuras humanas. Una obra de arte.
Era más que obvio que ya era hora de
regresar, y planear la cena; habíamos caminado durante horas.
Nuestro hotel estaba en una calle bastante
transitada, con un par de restaurantes, trattorias y bares. Sin caminar mucho,
apenas unos metros, ingresamos en el que nos había resultado más atractivo, la
Trattoria Nerone. Qué difícil describir este lugar! Creo que la siguiente
imagen lo dice todo!
![]() |
Trattoria Nerone |
Si tengo que elegir una palabra, elegiría
“bizarro”. Ambiente grande, un tanto
oscuro, iluminado con varias lamparitas de bajo voltaje colocada en lámparas de
diferente tipo. Daba la impresión que habían ido a un mercado de pulgas y
habían comprado todo tipo de sillas, mesas, lámparas, candelabros, adornos,
platos, etc. Uno podría pensar que el resultado de todo esto es un cachivache,
pero sin embargo esa mezcolanza quedaba agradable a la vista.
Luego de recorrer con la vista la carta, nos
decidimos por las pastas. Un plato de Penne alla Nerone (con varios vegetales
salteados) y unos Spaghetti Alfredo (con
una salsa con crema). Los spaghetti de Seba estaban buenísimos!!! Creo que fue
la primera vez que probé fideos con crema, y resultó ser muy rico.
Cuando salimos caminamos hasta la esquina, donde había una gelateria. Había que seguir degustando el gelato italiano!
Cuando salimos caminamos hasta la esquina, donde había una gelateria. Había que seguir degustando el gelato italiano!
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