jueves, 28 de noviembre de 2013

Buzios - Recorriendo sus playas

By Sole

El precioso día de sol que habíamos tenido concluyó en una noche de tormenta con bastante viento que nos dificultó un poco el sueño...

El día siguiente amaneció nublado y con garua.

Aprovechamos la mañana para leer un poco y chequear mails, mientras esperábamos que dejase de lloviznar. Como no notamos ningún cambio, no cesó ni se transformó en una lluvia torrencial, salimos igual! 

El recorrido del día incluyó:

Praia do Forno: justamente debe su nombre a la temperatura de la arena, que en los días soleados, por el alto contenido de hierro, se calienta mucho. Digamos que es todo lo opuesto a lo que ocurre en Arraial do Cabo. En si la playa, de una extensión intermedia, está en una pequeña bahía, lo que hace que sus aguas no sean tan agitadas a pesar de estar en la zona sur de la península. Cuando llegamos apenas había 2 personas, pero tan mal ubicadas que siempre quedaban en el medio de nuestras fotos!!! Así que nos sentamos en una piedra, bajo la fina garúa, a comer una barrita  y a esperar que la gente se fuera.




Praia Foca: es una playa sumamente pequeña, separada en 2 partes por grandes formaciones rocosas. De un lado el mar queda encajonado entre dos grandes estructuras de piedra, lo que genera grandes olas con mucha espuma. Nos resultó muy pintoresca, pero no un lugar apto para ir a pasar un día de playa. Mientras caminábamos nos llamó la arena, estaba llena de conchillas y piedritas, algo que no habíamos visto en las otras playas. Es increible, como cada praia tiene características tan distintas en cuanto a arena y mar, habiendo tan poca distancia entra ellas.




Praia Brava: habiéndola visto previamente desde el mirador, está vez la visitamos! Como podrá imaginar por alguna razón lleva ese nombre... sus aguas son super movidas! Es uno de los lugres ideales para practicar surf en Buzios.


Almuerzo en Sukão. Este es un pequeño local que se especializa en jugos y sandwichs. Recomendable para una comida rápida! Dejó de llover y unos tímidos rayos de sol nos acompañaron.

Tarde de mate en João Fernandes. Nos sentamos en la playa que estaba casi desierta; el ser viviente más cercano debía estar a más de 50 metros. Tampoco había vendedores ni estaban armadas las mesas con sillas. Lo que si abundaban eran las gaviotas. Revoloteaban sobre el mar, y cada tanto se tiraban en picada haciendo un “clavado” al agua, seguramente en búsqueda de alguna presa que habían divisado desde la altura.

Termo racinguista recorriendo el mundo!

João Fernandinho: hicimos una rápida pasada por esta minúscula playa, donde estaba montado un bote-bar en la arena que vendía tragos. En ese momento había un par de personas sentadas en la arena y un pequeño grupo de borrachines en un bote cerca de la orilla, que se reían y se tiraban al agua haciendo morisquetas. Una imagen bastante bizarra.

Cena en "O Barco". Habíamos pasada todas las noches frente a este local. Si bien habíamos leído buenas críticas en tripadvisor, de aspecto no prometía mucho, lo que hizo que recién en nuestra ante-última noche lo visitáramos. Hay veces que no hay que dejarse llevar por la primera impresión! Quedamos muy conformes con la atención, la calidad de la comida y el precio! 

Esa noche había mucha menos gente que la anterior, pero aún se seguía escuchando más portugués que castellano por las calles.

El día siguiente amaneció nublado, pero sin lluvia. Seguimos con nuestro recorrido de playas!


Praia Geriba. Como quedaba a cierta distancia de la hostería tomamos la famosa combi de R$2, hasta el desvío que conduce a la entrada principal de la playa. Es muy fácil llegar sin perderse! Resultó muy diferente a todo lo que habíamos visitado hasta el momento. De amplias dimensiones, tanto en largo como en ancho, parecido a las playas de la costa atlántica a las que estamos acostumbrados en Argentina. Ubicada en la cara sur de la península, el agua era bastante movida con olas, que eran aprovechadas por varios surfistas. Si uno no es muy ducho en el asunto, puede tomar clases de surf en alguna de las escuelas que hay en la misma playa. Nos quitamos las ojotas y caminamos un rato por la orilla, primero hacia el oeste llegando al extremo, donde dimos media vuelta, y seguimos el otro extremo. Según lo que leímos en una mini-guía de Lonely planet, esta es la playa “top” donde va la gente más linda y con más onda. No era nuestra playa!!! Jaja.






Praia Ferradurinha: saliendo de Geriba, hay una calle angosta que discurre entre un muro, algunas casas y negocios, que conduce a ella. A medida que nos fuimos aproximando a la playa, el camino se fue estrechando con algunas casas más humildes, dudamos si estabamos bien orientados… respiramos aliviados cuando unos pasos más adelante giramos a la derecha y desembocamos en una playita. Era pequeña, delimitada por rocas que formaban una bahía y hacían que el agua no tuviese tantas olas y conformara una especie de pileta. Estaban acomodando las mesas y sillas en la arena, que nos ofrecieron cuando pasamos caminando. Rechazamos la oferta y nos sentamos con nuestra lona en el escaso lugar que no había sido invadido.



Caminata entre Geribá y la avenida pavimentada. Terminamos dando miles de vueltas como si estuviésemos en un laberinto. Me llamó la atención los paredones, los alambres de púa y rejas de algunas casas y las cámaras de seguridad. Siempre te venden Buzios como un lugar muy tranquilo donde el tema de la inseguridad está bajo control, y si es así, por qué había tantas medidas de seguridad en ese lugar??? Luego de que un par de perros que estaban apostados en la puerta de una Pousada, supongo que espantando clientes, nos hicieran frente y nos ladraran, llegamos a la avenida principal, por lo menos yo con algo de taquicardia producto de la adrenalina. Parece que los perros callejeros de Buzios son amigables, pero los que tienen dueño, definitivamente no!!!!

Praia Manguinhos: del otro lado de la calle pavimentada desembocabos en esta "playa" ubicada junto al polo gastronómico, donde están los restaurantes más caros del lugar. Fea, larga, angosta, con muchas algas, y embarcaciones ancladas, no se prestaba ni para sentarse en la arena. Por sus características se parecía a Praia dos Ossos, pero mucho menos pintoresca. Un tanto decepcionados, regresamos en la combi.

Tarde de playa! Hicimos la primera parada en Azeda, ya que Azedinha estaba llena. Ese día el bar estaba funcionando y no bien pusimos un pie en la arena, su representante nos abordó para ofrecernos una mesa y algo para tomar. Rechazamos la oferta del grandulón que tenía un tatuaje de River Plate en el antebrazo, y nos ubicamos en un espacio libre guardando cierta distancia de la gente. Cada tanto salía algún rayo de sol, pero la mayor parte del tiempo estuvo nublado, el día no terminaba de mejorar.Cuando vimos que varias personas se habían ido de Azedinha, nos mudamos hacia ahí. Quería darme el último chapuzón de las mini-vacaciones y me gustaba más la piletita que se formaba en esa playa. Mi baño no duró más de 5 minutos y rápidamente regresé a la lona. Brrrr, qué frío!!!!! Seba estuvo un rato nadando con el equipo de snorkel, buscando los pececillos. En los alrededores de las piedras que separaban Azeda de Azedinha, consiguió ver unos pequeños peces rayados blancos y negros, y amarillos y negros, y algunos erizos de mar. Nada del otro mundo según su opinión.

Praia Azeda

Y finalmente llegamos al último día. Otra vez nublado!!! A las 13:00 hs pasaba a buscarnos el transfer para ir al aeropuerto de Rio.

Fuimos por última vez a João Fernandes donde parados desde una de las piedras del extremo de la playa, mirando detenidamente hacia el agua pudimos ver un cangrejito negro, algunos erizos de mar y varios pececitos rayados blancos y negros. Satisfechos con el avistaje, regresamos a Praia dos Ossos haciendo una última visita a la capilla de Santa Ana, fundada en 1740, y a la estatua de Brigitte.




A las 13:10 llegó el transfer para ir a Rio. Dimos vueltas durante un rato por Buzios recolectando gente. El micro subió y bajó pendientes tan pronunciadas, que en algunos momentos pensé que terminábamos flotando en el mar.
El viaje hacia Rio fue largo, sobre todo por una eterna parada en la estación de servicio- terminal, la misma en la que habíamos parado a la ida.

Llegamos a Rio en la peor hora. La autopista hacia el aeropuerto estaba super atascada!!! Nos llamó la atención los vendedores ambulantes que vendían snacks y gaseosas en plena autopista!!! A pesar de esto llegamos con tiempo más que suficientes para hacer el check in con una ineficiencias jamás vista, y esperar largas horas al avión que salió con retraso; un clásico de LAN-TAM.

martes, 26 de noviembre de 2013

Arraial do Cabo e Cabo Frio

By Sole

Teníamos contratada la excursión a Arraial do Cabo y Cabo frío para ese día, condicional al estado del tiempo.  Cuando nos levantamos el día estaba lindo, así que la salida estaba asegurada!

Como a las 8:00 hs nos pasaban a buscar, pedimos tomar el desayuno un ratito antes; logramos un adelanto de 10 minutos que fue suficiente para picar algunos alimentos.
A pesar de que ya gran parte de los pasajeros ya estaban en el micro cuando subimos, estuvimos un buen rato dando vueltas por Buzios buscando a los que faltaban. En trayecto hacia Arraial do Cabo nos vendieron las fotos de la excursión; el paquete que habíamos pagado incluía fotógrafo, pero las fotografías había que pagarlas aparte. Dudamos muchísimo, pero al final las compramos, no queríamos arriesgar nuestra cámara bajándola a la playa en un gomón inestable.

En menos de media hora llegamos a Arraial, una pequeña aldea de pescadores, autodenominada “capital do mergulho” (capital del buceo). Según nos contaron en esa zona se unen dos corrientes de agua, una fría proveniente del sur y una cálida del norte, aportando cada una diferente fauna marina. Otra característica del lugar es la gran cantidad de sal que tienen las aguas, lo que favorece la flotación y  permitió antaño la instalación de una planta productora de sal, que fue una fuente de empleo e ingresos de divisas para la zona hasta el 2006, año en que cerró sus puertas.

Paramos cerca de Praia do Anjo, donde bajamos y caminamos unos metros hacia el puerto. Pagamos la taza de navegación (R$ 3 x persona) y subimos a la lancha, ubicándonos en el sector techado para protegernos del sol.




Luego de haber navegado unos 10 o 15 minutos, la lancha se detuvo frente a la Praia do Farol. El que quería ir hasta la playa, la mayoría de los que estábamos ahí, tenía que desembarcar en un gomón, operación que se realizó sin problemas (nadie cayó al agua). Cuando llegamos a la playa había muy poca gente, apenas habían llegado 2 barquitos de excursiones, pero unos minutos después se sobre pobló!



Vayamos a lo positivo del lugar! El agua, con la misma o tal un poco más de frescura que la de Buzios, era super transparente y calma. Era como estar en una pileta!!! Lo que fue un poco decepcionante fue la fauna avistada. Apenas vimos un pingüino muerto que yacía en la costa y 3 mojarritas grises. De los peces de todos colores que habíamos visto en las fotos que nos mostraron en la venta de la excursión ni noticias!
Una característica particular de estas playas, además del alto contenido de sal del agua, es el escaso hierro que hay en la arena que hace que sea muy pero muy clara y que cuando uno camina por ella no se queme los pies.




Nadamos un rato, hicimos snorkel, nos sacamos fotos, caminamos por la playa, y transcurridos los 60 minutos volvimos en gomón al barco.
Navegamos unos minutos más e hicimos la segunda parada: Praia Prainha. Esta era más pequeña que la anterior y tenía más gente.
Cuando el barco se detuvo a unos cuantos metros de la costa para que descenamos, estaba la opción de hacerlo en el gomón, o ir nadando. No bien paramos Seba se zambulló en el agua y nado hasta la orilla. Yo fui con el resto de la excursión en gomón. Otro chapuzón, más fotos, un poco de descanso y en 40 minutos estábamos nuevamente a bordo. La excursión teóricamente incluía la visita la “Gruta Azul”, pero… “por las condiciones del agua, que estaba muy movida en ese sector”, no fuimos. A un par de personas que estaban en nuestra hostería y habían realizado la excursión el día anterior les habían hecho el mismo cuento. Imposible saber si era verdad o era mentira, la cosa es que no fuimos, y no hicimos nada extra en compensación.
En la lancha, como habían prometido, había gaseosas (Coca y guaraná) y agua, y vendían salchichas y pollos grillados ensartados en palitos de brochete. Casi todos los niños que estaban por ahí tenían un palito en la mano.

Luego de desembarcar volvimos al micro, y en 15 minutos estábamos en Cabo Frío. Nos llevaron a la “zona comercial”, donde había varios negocios dignos del barrio de Once. Teníamos 2 horas para almorzar y hacer compras. Comenzamos con lo primero! La excursión tenía incluido el almuerzo en un tenedor libre. Aprovechamos para probar varios alimentos, algunos típicos de la comida brasileña como las coxinhas, y feijoada. En menos de 60 minutos ya habíamos terminado. En la hora siguiente caminamos por las calles vecinas, sin ser tentados por ningún negocio, más que por un supermercado bastante grande que recorrimos cual museo.

Nuevamente en el micro, siguió el “city tour” por Cabo Frío. Francamente decepcionante!!! Sólo consistió en pasar frente a una playa ancha y larga, y que nos señalaran una construcción a lo lejos “ese es el fuerte”. Dimos media vuelta sin siquiera aminorar la marcha regresamos a Buzios. Fue el recorrido más pobre por una ciudad jamás visto!!!
Me decepcionó un poco la excursión. De pudiese volver el tiempo atrás consideraría muy seriamente la idea de tomarme el bus que une Buzios, Arraial y Cabo frío, por menor cantidad de dinero y con la posibilidad de recorrer un poco más la parte histórica de la ciudad. Desde el puerto de Arraial también salen barquitos que van hacia las playas que visitamos a la mañana, así que uno puede hacer todo lo que hicimos, pero manejándo mejor los propios tiempos sin estar sujeto a una excursión.

A las 17 hs ya estábamos en la Pousada, por la que hicimos una fugaz pasada, y con una cerveza y maníes nos fuimos a ver el atardecer a la Praia Azeda.




A la noche fuimos a comer pizza a un restaurante copetudo de Orla Bardot: “El Deck”. Sacando la ubicación y la ambientación, no fue nada del otro mundo; sólo valía su ubicación frente al mar. 

A diferencia de los días anteriores, las calles estaban llenas de gente, sobretodo de brasileros, que presumimos que habían venido a pasar el fin de semana ya que las chapas-patentes de sus autos tenían grabados los nombres de ciudades vecinas. Dimos un paseo nocturno, y regresamos.


viernes, 22 de noviembre de 2013

Buzios - Praia Ferradura e Tartaruga

By Sole

Nos levantamos tempranito ya que queríamos aprovechar al máximo las horas de sol. Preparamos todo y a las 8 estábamos desayunando (no fuimos antes a desayunar porque el servicio recién comenzaba a esa hora). El café-da-manhã de la pousada era bastante variado y de muy buena calidad. Acompañamos el café con panes y frutas y no pudimos dejar de probar cada una de esas espectaculares frutas, que resultaron sumamente sabrosas y jugosas. Podría decirse que comimos un poco más de lo habitual, pero discretamente. Había otros huéspedes que parecía que estaban haciendo “el último desayuno” de sus vidas. Antes de salir compramos agua caliente para el mate (R$ 2,5). El agua en Buzios no es apta para beber y hay que manejarse con agua mineral, y obviamente por tal motivo el agua para el mate hay que pagarla.

Con el estómago lleno iniciamos la caminata hacia Praia Ferradura. El día estaba parcialmente nublado, con viento y una resolana engañosa, que resultó peligrosa para la piel blanca.
Recorrimos nuevamente Orla Bardot, pero esta vez con luz natural. Sacamos fotos a la estatua de los pescadores emplazada en el agua, que está tan bien hecha que cuando uno la vé por primera vez, tiene la impresión de que hay 3 hombres en el agua arrastrando una red hacia la orilla. Obviamente que también retratamos a Brigitte.



Siguiendo el excelente sentido de orientación y capacidad para interpretar mapas de Seba llegamos a Ferradura. Eran las 9:15 hs, apenas había un par de personas caminando por la arena; no había comenzado aún la actividad en la playa: no había sillas, reposeras, sombrillas ni vendedores. Aprovechamos la tranquilidad del lugar, que presumimos que se debía llenar en otros horarios dada la gran cantidad de posadas que había en los alrededores.
La playa está en una bahía con forma de herradura, de la que deriva su nombre. Esta conformación natural hace que el agua no tenga tantas olas y sea relativamente calma.
Metimos por primera vez los pies en el agua. Estaba fría! No era el frío de Mar del Plata que te transforma los pies en dos cubitos de hielo, pero tampoco era lo que esperaba del mar de Brasil. Estábamos en la cara sur de la península que es la más fría y no era un día super caluroso, lo que puede haber contribuido a esa sensación. Caminamos un poco por la orilla, sacamos algunas fotos y volvimos a la calle, siendo interrumpidos en varias oportunidades por personas que buscaban “Praia Ferradura” y no sabían cómo llegar. El especialista en mapas les contestó sin ningún problema, tanto en castellano como en portugués.



Próxima playa a visitar: Tartagura! Volvimos hacia la calle pavimentada por la que circulaban las combis, y enfilamos hacia el oeste. Cada tanto las combis que pasaban nos tocaban la bocina o nos hacían luces para ver si queríamos subir. Denegamos los ofrecimientos y seguimos caminando hasta la “Estrada para Tartaruga”, nombre con el que figura en el mapa la calle que conduce a la playa. Para los que van sin mapa es fácil identificarla porque hay un cartel indicativo en la esquina en que hay que girar. Seba ya había visto parte del recorrido en Google Street View! Las primeras cuadras estaban bordeadas por casas humildes, en cuyas puertas había niños jugando cuando pasamos. Luego siguió un camino rodeado de vegetación por unos cuantos metros; la presencia de dos estacionamientos (pedazos de tierra sin siquiera una mediasombra) anunció que estábamos por llegar. Pudimos comprobar lo que habíamos leído en Internet antes del viaje: por estacionar en esos potreros había que pagar R$ 20! Al ir caminando no tuvimos ese problema.

Finalmente llegamos a la playa! Eran cerca de las 10:20 hs. El contraste con Ferradura era muy evidente: la arena estaba sembrada de sillas, reposeras y sombrillas. La playa era bastante larga y el agua parecía muy calma. Vislumbramos a lo lejos, justo al final de la playa, una zona vírgen que no había sido invadida por los concesionarios del lugar. Cada 2 metros nos fueron parando los representantes de cada "barsucho" de la playa, presentándose y ofreciéndonos a sentarnos sin costo, u ofreciéndonos tragos o comida. Con esfuerzo nos libramos de ellos, llegando a destino. Nos instalamos con nuestra lonita y tomamos unos mates.



No tardaron en aparecer en el mar los veleros que hacían la excursión a las 4 playas, que no habíamos contratado; se fueron sucediendo en forma constante por más de una hora.
Mientras tanto, en la arena, la tranquilidad tampoco duró mucho; pronto comenzó el desfile de vendedores ambulantes! Artesanías en madera, pareos, vestidos, bijuterie, ostras, helados, etc. Seba escapó hacia el mar con el equipo de snorkel en busca de las tartarugas. Nado hasta la zona cercana a los barcos donde teóricamente debería haber peces, según lo que nos había intentado vender la guía del micro. Yo me quedé en la zona cercana a la orilla donde hacía pie; mi capacidad para nadar no pasa del “estilo perrito”. Acá también la primera impresión al ingresar al agua fue de frío, pero rápidamente me adapté a las cristalinas aguas de esa gran pileta natural.

Peces vistos por Seba: 0. Peces vistos por Sole: 0. Ni hablar de ver tartarugas, y sinceramente si hubiese visto una nadando en el mar hubiese salido rajando!!! Chicken Little!!! A pesar de no ver ningún ejemplar de la fauna marina, el chapuzón en el agua estuvo buenísimo!!!
A medida que fue pasando la hora el cierlo se fue despejando parcialmente. Por momentos había sol, por momentos nubes, y en otros un poco de viento. Ya se había hecho el horario del almuerzo y no habíamos llevado nada para comer más que unas galletitas, así que sucumbimos a las garras de los comerciantes. Elegimos unas reposeras y comimos la comida más cara de las vacaciones: una porción de rabas con papas fritas y una latita de cerveza. Ni quiero recordar cuánto nos costó!!! Nos quedamos un rato ahí sentados mirando el mar y la gente que pasaba, incluyendo los mismos vendedores que habíamos visto durante toda la mañana. Merece una mención especial el heladero, un negro de casi 2 metros de altura y más de 100 kg, con una peluca rubia en la cabeza, que hasta tiró un “palito, bombón helado” como si estuviese en la Bristol.



Cuando estábamos levantando campamento descubrimos que mis empeines estaban rojos!!! A pesar de haberme bañado en protector solar, se me habían quemado los pies!!! Ya había sido suficiente playa por ese día!!! Regresamos caminando lentamente hacia la Pousada.

Al llegar evaluamos los daños: mis pies parecían 2 tomates y uno hasta tenía una pequeña ampolla. También descubrimos que el protector solar no había sido distribuido de manera homogénea, y teníamos parches rojos sobretodo en el torso y abdomen en las zonas aledañas al traje de baño. Parecíamos palitos de la selva!!!

Luego de embadurnarnos en crema hidratante salimos a caminar hacia el mirante de Praia Brava y el que estaba cerca de Praia do Forno, antes de que se hiciera de noche. Subimos y bajamos muchas pendientes, recorrimos zonas más pobladas y otras más solitarias con gran tranquilidad hasta que nos topamos con los ladridos de un rottweiler antisocial que estaba detrás de una cerca, que en un primer momento no sabíamos si tenía un agujero o no. El bicho nos ladraba furiosamente!!! Aun estamos vivos y estoy acá escribiendo, lo que hace evidente que la cerca estaba entera. Este can que estaba camino al último mirante fue lo único que opacó el paseo.  Por cierto, la vista desde ese mirador era espectacular! Aún puedo sentir el corazón latiendo a mil y la adrenalina dando vueltas por el cuerpo a la velocidad del tren bala! Fue tanto el estrés que no me atreví a volver a ese lugar para sacar fotos panorámicas de la península con una mejor iluminación.



El regreso fue con luz artificial, siguiendo la calle que tenía luminarias y desembocaba en la pavimentada. Una vez más fuimos hacia el centro, donde hicimos una parada para recuperar energías en "Chez Michou", un local que venden creps dulces y salados para todos los gustos. Compartimos una bomba atómica de dulce de leche y coco rallado, no apto para diabéticos.

Con la sangre espesa de tanta azúcar caminamos un poco por el centro, visitando el local de ojotas Havaianas que tenía una inmensa variedad de modelos. La visita fue sólo para curiosear un poco, y duró hasta que una empleada se nos puso detrás y no nos dejó ni a luz ni a sombra. Desde ya que los vendedores pesados no van con nosotros y en lugar de estimularnos a comprar nos estimulan a buscar la puerta de salida.

Hicimos el camino casi obligado por Orla Bardot hacia la zona de la hostería y nos fuimos a cenar. Elegimos el restaurante que estaba justo al lado del de la noche anterior: Mata Hari. Ambos restaurantes compartían los mismos menúes promocionales. Como el viento había amainado y la noche estaba agradable optamos por una mesa al aire libre y el plato que no habíamos comido la noche anterior: contra-file com salada, arroz e farofa. El plato resultó abundante y muy rico; también quedamos muy conformes.
Después de tanta caminata estábamos cansados, así que volvimos a la hostería a descansar.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Amenecer en Rio, atardecer en Buzios!!!

By Sole

Sólo nos quedaba una mañana en Rio! A las 12:00 hs nos iba a pasar a buscar el transfer que nos llevaría a Buzios. 
Desayunamos y salimos a recorrer Copacabana. Caminamos un poco por Nossa Senhora de Copacabana en dirección a la zona de Urca, la contraria a Ipanema. Luego de algunas cuadras giramos a la derecha llegando a la avenida Atlántica, paralela a la costanera. Estaba soleado con un poco de viento; si bien la temperatura impresionaba ser un poco más alta que la del día previo no era un día de playa, pero si un día muy lindo para pasear.
A medida que fuimos caminando descubrimos que la zona se iba haciendo más linda. No había tantas lanchonetes aceitosas, sino que iban a pareciendo más negocios y locales de comida de otra categoría. Digamos que mejoró un poco por lo menos mi impresión de Copacabana. 
Entre la playa y la avenida, había una especie de costanera amplia con los característicos gráficos blancos y negros en el suelo, y al lado de esto una senda para correr y andar en bicicleta. En esta costanera también había bares playeros, pero a diferencia del día previo, tenían bastante gente sentada. Había más gente aún caminando, corriendo y andando en bici. Otro must de Rio!


Copacabana

A medida que nos fuimos acercando a Urca fue aumentando la categoría de los edificios que miraban hacia la playa, destacándose entre ellos el tradicional "Copacabana Palace". En el camino Seba se compró un coco gelado (R$4), que fue degustando mientras caminábamos.


Seba feliz con su coco gelado.

Cuando nos quisimos dar cuenta no nos quedaba demasiado tiempo, así que regresamos hacia el hotel comprando en el trayecto unos panes de queso para picar antes del viaje. Nos habremos vuelto adictos al pan de queso???

Hicimos el check out, y con apenas 5 minutos de retraso llegó el micro de la agencia "Mister Tours". Los siguientes 45 minutos consistieron en un recorrido por Copacabana, recogiendo otras parejas que también iban hacia Buzios. Nos sirvió para completar el city tour, ya que vimos zonas que no habíamos visto previamente. Cruzamos el puente de 13 km que une Rio con Niterio, llamado Puente presidente Costa e Silva o simplemente Puente Rio- Niteroi. Es impresionante la longitud de este puente, parece que nunca se llega al otro extremo! La vista desde el mismo es muy variada, incluyendo cementerio, zona portuaria con muchos barcos y varias favelas. Habiendo cruzado el puente, el paisaje cambió. Recorrimos campos con ganado pastando (parecían vacas, pero eran extremadamente flacas y tenían una prominencia cervico-dorsal) que se iban intercalando con barrios humildes, restaurantes/ lanchonetes ruteras y negocios que vendían ollas de barro y figuras de lo más variadas para el jardín, que excedían los clásicos enanos. Nos llamaron mucho la atención los camellos casi a escala real, cristos redentores, aves, el burro de Shrek, etc.

Unos kilómetros antes de llegar a Buzios nos detuvimos en una especie de parador, donde cargamos combustibles y bajamos a utilizar los sanitarios. Además de estación de servicio, había un gran espacio-comedor con locales de venta de alimentos. Cuando regresamos al micro, vimos que además de combustible,habíamos cargado a una guía-vendedora de excursiones. La guía, quien resultó ser argentina, nos entregó un mapa y nos brindó algo de información sobre el lugar que íbamos a visitar, antes de comenzar con la venta propiamente dicha. Nos enteramos así que Buzios es una península que  tiene 16000 habitantes y 23 playas de diferentes características. Como regla general las playas del norte de la península tienen aguas más cálidas y tranquilas, mientras que las del sur son más frías y movidas, siendo ideales para practicar surf. Tiene una calle principal pavimentada por la que circula una combi, que pasa con mucha frecuencia y tiene un costo de R$2. El resto de las calles son adoquinadas o de rípio, sobre todo las más periféricas. Otra opción para movilizarse dentro de la villa era alquilar un buggy, una especie de auto rudimentario con un costo de R$80 por día; se requiere obviamente registro de conducir. Si uno lo alquilaba  por más tiempo, el costo de cada día era menor, R$70 o R$60, si se alquilaba por 2 o 3 días, respectivamente. Ojo que estamos hablado en temporada baja, en el verano los precios suelen subir!

La guía promocionaba por un lado el alquiler de buggies y por el otro, 2 excursiones:
1) Paseo en barco por playas de Buzios, visitando las praias Tartaruga, Ferradura, João Fernandes y la Ilha Feia, que aparentemente de fea no tiene nada. La excursión incluía equipo de snorkel, agua, gaseosas y caipirinha libres, y fotos, con una duración de 4 horas. Precio: R$60.

2) Arraial do Cabo e Cabo Frio. Excursión de día completo, que incluía translado en micro hasta Arraial, desde ahí barquito hacia Praia do Farol e Prainha, y gruta azul. Posteriormente translado en micro a Cabo Frío para almorzar, hacer compras y city tour, regresando luego a Búzios. Estaban incluídas agua y gaseosas en el barco, almuerzo en Cabo Frío y fotógrafo, que como veremos después, no es lo mismo que fotografías! Precio: R$90.
Teníamos pensado ir a Cabo Frío, así que optamos por la segunda excursión, dudándolo un poco ya que no nos gustan lus tours y excursiones armadas.

A las 16:00 hs llegamos a Buzios!!!  Luego de hacer el transbordo a una combi, vehículo mucho más fácil de maniobrar en la villa por la presencia de desniveles, calles angostas y algunas sin salida, nos fueron repartiendo en las respectivas hosterías. Rápidamente llegamos a nuestra pousada: “La Chimere”. Al verla, y sin siquiera haber entrado estábamos muy conformes con nuestra elección. Ubicación inmejorable, apenas a 1 cuadra peatonal de Praia dos Ossos y frente a la plaza homónima. Aclaro que el nombre de la playa y la plaza nada tenían que ver con los grandes mamíferos; en portugués “ossos” significa “huesos”.


Praia dos ossos
Hicimos el check in, dejamos el equipaje y salimos antes de que anochezca. Ya habíamos experimentado un atardecer prematuro el día previo; no esperábamos algo distinto esa tarde.


Desde Praia dos ossos

Bajamos hacia Praia dos ossos, y giramos a la derecha siguiendo por una calle adoquinada unos cientos de metros hasta la bajada a Praia AzedaBajamos a la pequeña playa, que en ese momento estaba casi desierta; sólo nos cruzamos con una pareja que estaba sentada comiendo M&Ms, mientras miraban el sol que rápidamente iniciaba su retirada. Seguimos caminando un poco más, atravesando un corto camino de piedras y sin darnos cuenta llegamos a Praia Azedinha. Si Azeda nos pareció pequeña, esta era minúscula, lo que no quiere decir que no fuese bonita. Desde ambas playas se veía muy bien la Pôr do sol o puesta del sol, así que hombres tomen nota y lleven a sus chicas a ver el atardecer a estas playas!!! Un must para las parejas!!!

Habíamos leído que cerca de João Fernandes, la playa más popular entre los argentinos, había un mirador desde donde se veía aún mejor la puesta del sol. Así que aprovechando que aún el astro no se había ocultado, hacía allí fuimos. Hicimos una rápida visita a la Praia que también estaba desierta, y seguimos hacia el mirante. La vista del sol ocultándose en el horizonte desde ahí era excelente, sólo le faltaba un lugar para sentarse para que fuese el “lugar ideal”. Así que si bien la vista desde ahí es mejor, es mucho más cómodo ver la puesta desde la playa.




Antes que llegásemos a la hostería ya se había hecho de noche. Si bien apenas eran las 6, teníamos la sensación de que ya habían pasado las 8 de la noche. Aún había tiempo para recorrer el lugar antes de ir a comer. Seguimos por la Orla Bardot, calle que debe su nombre a la actriz francesa Brigitte Bardot, quien en los 60’ popularizó la pequeña aldea de pescadores que era Buzios hasta ese entonces. Es un camino muy lindo con el mar poblado de veleros de un lado, y restaurantes por el otro. Cada uno tenía un “cazador de clientes” en la puerta: tan sólo con dirigir la mirada hacia el local el mozo se abalanzaba a ofrecer algún servicio, ya sea un trago, comida o show. Con nuestro espíritu anti-show habitual, no nos dieron las patas para rajar cuando uno se nos acercó y nos dijo “hoy jueves, tenemos show de samba!!!”. Noooo!!!!! Fue justo con los clientes equivocados!!!!

En el recorrido nos cruzamos con la estatua de Brigitte Bardot, que sentada sobre su valija mira el mar. Debe ser lo más fotografiado de Buzios!
Orla Bardot, nos condujo hacia Rua das pedras, la calle principal de la “zona centrica” conformada por un par de cuadras llenas de negocios de ropa, sobre todo de ojotas, y restaurantes. Rua das pedras, la calle más icónica de la ciudad, es otro must! Caminamos unas 3 o 4 cuadras de esta rua de piedra-laja , y nos metimos en una de las transversales para posteriormente desembocar en la paralela, donde nos habían dicho que había restaurantes más económicos. La verdad no sé si eran más baratos o no, porque no entramos en ninguno ni ese día ni los siguientes.
  Regresamos hacia la zona de la pousada, y terminamos comiendo en un pequeño restaurante llamado "Eureka". Por afuera no llamaba mucho la atención, pero el menú que ofrecían nos pareció interesante. Cuando llegamos éramos los únicos comensales de este local con vista al mar, que resultó estar atendido por 2 marplanteses. Elegimos el menú: peixe com salada, arroz e pirão. La elección resultó excelente! El pescado grillado estaba muy rico al igual que la ensalada y el arroz. Sobre todo nos llamó la atención el arroz que parecía simplemente arroz blanco, pero cuando lo probamos era muy sabroso. Cuando terminamos de comer nos obsequiaron 2 caipirinhas! No soy muy amante de estos tragos, pero no podía ir a Brasil y no tomar una! Comimos super bien, con muy buena atención a un precio más que adecuado. Durante la cena vinieron otros marplatenses y una pareja de centroamericanos. Si queríamos practicar portugués, no estábamos en el lugar indicado!

Bajo el efecto de la caipirinha emprendimos el regreso. En las 2 o 3 cuadras que nos separaban de la hostería hicimos una mini parada en 2 locales de artesanías, donde ni siquiera el alcohol nos hizo encontrar simpáticas las cosas que vendían. Sin comprar nada y aún no siendo las 10 de la noche regresamos a dormir.

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jueves, 7 de noviembre de 2013

Rio de Janeiro - Santa Teresa e Ipanema

By Sole

Siguiente destino: Lapa! Cuando salimos de la estación de Cosme Velho caminamos unos 100 metros hacia atrás, donde había una plazoleta desde la que partían varios buses. Tomamos el 180 que iba hacia Lapa- Centro. El tránsito estaba pesado, en algunos sectores avanzamos a paso de hombre, lo que nos permitió apreciar mejor el entorno, la gente, los negocios, los autos, etc.
Cerca del mediodía llegamos a Lapa. Bajamos pasando los arcos; ya volveremos sobre este tema en un ratito. Caminamos unas cuadras y nos sumergimos en la zona céntrica de la ciudad. Empleados de empresas y oficinas de la zona caminaban de un lado a otro en su horario de almuerzo. Las opciones para comer eran variadas, varias lanchonetes con fuerte olor a frito, un par de locales de venta de comida por kilo y un par de restaurantes más paquetes en los que no me atrevería a entrar con mi tarjeta de crédito. Antes de decidir que íbamos a comer, fuimos en busca de la catedral, tarea que no nos resultó muy difícil.
Me cuesta un poco describir a la Catedral Metropolitana de São Sebastião do Rio de Janeiro. Rara?  Extravagante? Fuera de lo habitual? Creo que una foto es mejor que cualquier descripción!

Catedral desde el exterior

Interior de la Catedral









































Nunca había visto una catedral parecida a esa. De hecho si no la hubiese visto por la tele en la visita del Papa Francisco a Rio hace un par de meses, nunca hubiese dicho que eso era una iglesia. Hicimos una pasada por el interior, sin dejar de sacar unas fotos. Salimos por una de las puertas laterales, y la fuimos rodeando hasta terminar en una calle desolada, desierta, salvo por la presencia de un par de homeless que nos condujo a los arcos de Lapa. Tal vez estaba un poco paranoica, pero esa cuadra me pareció terrorífica! Recién respiré aliviada cuando llegamos a los arcos y vi que había 2 patrulleros, uno de ellos de la policía turística.
Pero, qué son los “arcos de Lapa”? cualquiera se puede preguntar. Estos arcos, son un viejo acueducto (Aqueduto da Carioca) construido en 1750 para abastecer de agua a la población. Actualmente ya no tiene esa función, y hasta hace un tiempito, formaba parte del recorrido del Bondinho de Santa Teresa.

Arcos de Lapa, Santa Teresa de fondo.

Luego de la foto de rigor, enfilamos hacia el Centro Histórico, zona que apenas recorrimos. Llegamos al Teatro Municipal, ubicado frente a la Praça Floriano donde había varias personas acampanando como medida de protesta y fuerte presencia policial con patrulleros y camiones hidrantes estacionados. Tampoco faltaba una buena cantidad de homeless que se mezclaban con los transeúntes. Volvimos hacia los arcos y nos metimos en unas calles internas de la zona de Lapa, donde teóricamente a la nochecita se llena de gente que va a los bares a tomar una cerveja y escuchar música. Sospecho que justamente la movida no estaba por donde nos metimos, o caso contrario la gente tiene gustos muy particulares. Caminamos por unas calles un tanto estrechas, de veredas super angostas, bordeadas de casas antiguas, algunas de chapas,  y varios negocios con objetos viejos. Algunos hombres iban con carros, transladando objetos (muebles, bidones de agua, etc) de un lugar a otro; me dio la impresión de estar caminando por La Boca.
Sólo hicimos una pequeña parada para comer unos sándwiches y probar el guaraná (parecía un jarabe de tan dulce que era) y el amargo mate frío (bebida tipo refresco). A seguir caminando!

Nos detuvimos en la colorida escalera de Selaron o Santa Teresa. Otro must de Rio! Me pareció una obra muy interesante. Es una larga escalera  de 125 metros y 215 escalones revestida de miles de cerámicos de todo tipo y color. Es divertido ir caminando y buscando cerámicos con dibujos que tengan algún significado personal. Los hay con imágenes y nombres de distintas ciudades, equipos de fútbol, personajes,  frases, etc. No bien ingresamos a la escalera, a la izquierda encontramos el escudo de Racing, donde Seba se tomó la correspondiente foto. Para hacer más pintoresco el lugar, un par de borrachines locales saludaban y hablaban con la gente que pasaba y que se atrevía a contestarles. Entre foto y foto, “escaneo” visual de las paredes y piso, tardamos unos cuantos minutos en subir.



Superado el último peldaño de la escalera giramos a la izquierda, internalizándonos en el barrio Santa Teresa, de calles adoquinadas y aire colonial.  Otro lugar recomendable para visitar en Rio! Sin apuro fuimos recorriendo las ondulantes calles pobladas de “ponchos” –WV escarabajos-, haciendo una parada en el Centro cultural “Parque das ruinas”. Esta vieja casona devenida en centro cultural perteneció a Laurinda Santos Lobo, quien reunía en su palacete a artistas e intelectuales hasta su muerte en 1946. De esa época apenas quedan las gruesas paredes externas de la edificación, conteniendo en su interior escaleras metálicas que conducen al altillo de donde se tiene una espectacular vista de la ciudad. Escaleras no aptas para los que sufren de vértigo, sobretodo en el descenso! La entrada es gratuita.

"Contrastes" desde mirador del Parque das ruinas

Ya en la calle seguimos caminando! Volvimos unos cuantos metros sobre nuestros pasos para tomar la rua Dias de Barros, desembocando en una abandonada estación del tradicional Bondinho de Santa Teresa. Este tranvía recorría el barrio hasta fines de agosto de 2011, cuando descarriló provocando la muerte de 6 personas y dejando 48 heridas. Desde ese entonces las autoridades de la ciudad aparentemente están trabajando en la refacción del trazado de vías y en el cambio de los viejos bondinhos por unidades más seguras. Por lo que vimos en algunas notas de diarios y revistas es un tema bastante controversial, que provoca conflicto entre las autoridades y los defensores del tranvía. Algunos restaurantes y autos de la zona tenían stickes con un gráfico del bondinho con un lagrimón, como manifestación de su saudade! Habrá que esperar para ver qué sucede y si en un futuro podremos hacer el recorrido que nos quedó pendiente.

Poncho + saudade

Cuando se recorre el barrio es difícil no notar el contraste entre Santa Teresa y el morro, asiento de favelas, que tiene a escasa distancia. Los ricos y los pobres conviven separados una calle, un muro, un lugar con dos realidades muy diferentes. Cuando descendíamos hubo un momento en que me sentí demasiado cerca de la favela, y “recalculamos” nuestros siguientes pasos, dudando si estábamos ingresando o no en lo que el GPS llamaría “zona peligrosa”. Sin dudas soy un poco prejuiciosa, pero había escuchado muchos “no te metas en una favela por error”. Confesaré que lo que resultó más peligroso no fue la favela, sino el simple hecho de caminar por esas estrechas calles con veredas casi inexistentes que no llegaban a tener medio metro de ancho, sumado a los conductores imprudentes que avanzaban a toda velocidad sin importar si pasaban o no por el espacio que había o si había alguien caminando por la calle. En Rio parecen ser todos Ayrton Senna en la última vuelta de la carrera!

Regresamos a Rua do Catete donde nos metimos en el metrô, donde sacamos 2 boletos de R$3,20. Nos llamó la atención el tamaño de los subtes, bastante más anchos que los de Buenos Aires, y en muy buen estado. Luego de unas pocas paradas, bajamos en la estación Botafogo. Queríamos ver la playa y sacar una panorámica del Pão de Açucar.
Caminamos desde la estación hacia la zona de la praia. Cruzamos la avenida Praia de Botafogo, quedándonos por cruzar otra avenida, Infante Dom Henrique. Miramos hacia un lado, no vimos semáforo, miramos hacia el otro, tampoco. Dijimos “en algún momento tiene que dejar de venir autos”, cosa que nunca sucedió; los vehículos pasaban incesantemente a altísima velocidad. Posteriormente descubrimos que se trataba de una autopista. Instintivamente comenzamos a caminar hacia el oeste, hallando luego de varias cuadras un paso bajo nivel con olor a orina que nos condujo hacia la playa.
A pesar de estar soleado, con una temperatura agradable, apenas había algunas personas que pasaban corriendo por una senda paralela a la arena. La ancha playa estaba completamente desierta y un poco sucia. Sacamos algunas fotos del primerísmo plano del Pan de Azúcar, y decidimos seguir adelante en nuestra rápida pasada por Río antes de que anocheciera. Por el huso horario en que está la ciudad, a las 17:30 hs se puede disfrutar de la puesta del sol, y a las 18:00 hs ya es de noche!

Pan de Azúcar desde Botafogo

Volvimos a cruzar todas las avenidas, terminando en la puerta del Consulado Argentino. El siguiente objetivo era tomar un colectivo hacia Ipanema. Según el cuadro de buses que teníamos en nuestro poder podíamos tomar el 162, el 574 o el 584. El único problema era que no teníamos idea de donde paraban. Apostamos a la parada que estaba a pocos metros del consulado. En menos de 10 minutos hizo su aparición el 162. El viaje en colectivo pareció fugaz consecuencia de la velocidad que llevaba. Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en Ipanema.
En Ipanema fuimos hasta el bar “Garota de Ipanema” ubicado en la esquina de Vinicius de Moraes y Prudente de Morais, donde Tom Jobim y Vinicius de Moraes compusieron en 1962 la canción justamente llamada “Garota de Ipanema”. Luego de la fotito, caminamos hacia la costa, pasando por varios bares de aspecto bohemio que invitaban a tomar una cervecita con una picada. Aún nos quedaban unos pocos minutos de sol, así que no nos detuvimos en ninguno.
Caminamos hacia la avenida Vieira Souto, paralela a la costanera. Nos encontramos nuevamente con la praia, pero a diferencia de la tranquilidad del mar de Botafogo, acá las olas rompían salvajemente!!! No sé si será siempre así o era producto del viento que nos acompañaba en la caminata. Por la costanera había varios barcitos con mesas que vendían coco gelado, gaseosas y cerveza; estaban prácticamente desiertos. Realmente estaba un poco fresco para sentarse a tomar algo y los precios no eran muy atractivos. Seguimos caminando hacia Copacabana, dejando atrás Ipanema!

Ipanema

Hicimos el infaltable paseo al supermercado! Cómo me gusta recorrer supermercados de otros países!!! Me encanta descubrir  productos y alimentos o variedades de estos que no están disponibles en Argentina. Luego hicimos una parada en el hotel y luego nos fuimos a cenar.

Dimos un par de vueltas en las manzanas aledañas al hotel en busca de algún lugar para comer, terminando nuevamente en Bibi Sucos. Fuimos por otras opciones del menú: omelete y un sándwich de pollo con queso y papas fritas. Para beber optamos por un agua mineral y un suco de abacaxi e coco. Muy satisfechos con la cena!

Cuando salimos estaba lloviendo, así que volvimos raudamente hacia el hotel. Qué clima raro! Esa noche jugaba Botafogo vs Flamengo. Seba había amenazado con irse al Maracaná a ver el partido, pero quedó en una simple amenaza ya que el “tour partido” costaba R$180 por persona. Demasiado por un simple partido de fútbol y encima con lluvia!!!
No bien llegamos al hotel escuchamos gente festejando, pirotecnia incluida; alguien había metido un gol. Posteriormente sólo escuchamos el ruido de la lluvia que seguía cayendo, pero con mayor intensidad, hasta que nos dormimos.