domingo, 19 de julio de 2015

Rumbo a Etosha en busca de más animales!!!

By Sole

Martes 14 de Octubre de 2014

A las siete de la mañana ya estábamos en la cocina del hostel Chameleon Backpackers & Guesthouse preparando nuestro desayuno. Tostamos un par de panes, nos servimos unos cereales con yogurt y unos cafés con leche.

Media hora después ya estábamos con nuestros equipaje junto al resto del grupo que iba a participar del tour de 6 días. Está de más decir que una vez más firmamos un “Indemnity Form”, nadie se quería hacer cargo si nos comía un león –en caso de que viéramos uno despierto!!!

Si bien varias veces hemos remarcado que no nos gustan los tours, acá contratamos uno ya que no nos animamos a hacer todo el recorrido por nuestra cuenta. Tengo que reconocer que fue una muy  buena experiencia. El grupo estaba conformado por cuatro sudafricanos (una señora que viajaba sola, y una pareja mayor con su hija), una pareja de norteamericanos en luna de miel (tenían planeado viajar durante 4 meses seguidos –me encantaría hacer eso!!!!), una enfermera canadiense, un alemán y nosotros. El rango de edades iba de alrededor de 30 a más de 70 años. Nos acompañaba un guía –Abel- y un chofer –Moses, ambos namibios.


Listos para partir!!!
Cargamos el equipaje en el “camión safari” y partimos! De camino a la ruta pudimos ver un poquito de Windhoek. A simple vista parece más un pueblo o pequeña ciudad que una gran metrópoli a pesar de ser la capital del país. Pudimos comprobar con la luz de día una gran cantidad de casas de apuestas y grandes tiendas de bebidas alcohólicas –dos flagelos asociados frecuentemente con la pobreza. Pasamos también junto a la cárcel, a un hospital, un precario estadio y casas residenciales, pero lo que más llamó nuestra atención fueron los jacarandaes con sus características flores violetas, como los que hay en Buenos Aires. Son unos árboles preciosos cuando están florecidos.

Alejándonos de la zona céntrica hacia el norte pasamos por Katatura, el township más famoso de la ciudad; las agencias de turismo suelen promocionar visitas guiadas al barrio. Esta gran villa cuyo nombre significa “el lugar donde la gente no quiere vivir” fue creada para alojar a la población negra de Windhoek como parte de las políticas del Apartheid. Las casas estaban construidas con una combinación de materiales donde el que nunca faltaba era la chapa; algunas eran íntegramente de este material, mientras que otras tenían paredes de madera y las más pro de ladrillo. En los alrededores no faltaban los desarmaderos de autos y los mendigos que pedían dinero a los que pasaban por la ruta. Nada a lo que no estemos acostumbrados...

Katatura

Continuamos por la principal ruta del país, B1, recorriendo kilómetros y kilómetros sin pueblos, hasta Otjiwarongo, donde iba a ser la primera parada. Durante esas más de dos horas de viaje nos entretuvimos como niños buscando grandes hormigueros que parecían superar los dos metros –y eso era sólo lo que se vía en el exterior, vaya uno a saber cuál era la extensión real bajo tierra-, pájaros, warthogs (jabalíes) y carteles precautorios con el dibujo de los mismos con intención de sacarles fotos, acción que se complicaba por el movimiento que no nos permitía hacer foco con la cámara. Otra particularidad de la ruta, eran los carteles con un arbolito y una mesa que un kilómetro después iban seguidos de una mesa de pic nic, en general junto a un árbol, en la banquina.


Hormiguero en sector derecho de la foto

El impronunciable Otjiwarongo, era un pueblo pequeño y pobre dedicado a la producción de carne vacuna. Paramos en una estación de servicio para hacer uso de los sanitarios (acá dejaban de ser gratis y había que pagar 2 rands), y comprar provisiones. Por recomendación de Abel y siguiendo el sentido común en lugar de comprar en la estación de servicio fuimos al Spar que estaba frente a esta. Casi todos regresamos al camión con un bidón de 5 litros de agua en la mano.

Camión Safari

Un ratito antes del mediodía continuamos viaje. A pesar de que casi todos habíamos ido picando algo, cual excursión escolar durante la mañana, nos entusiasmamos mucho al recibir la lunch box. El tupper segmentado incluía una ensalada de cuscus, pan con mantequilla untada, un huevo duro, una manzana, una barra hipercalórica (maní, chocolate y caramel) y un paquetito de maní y pasas saladas. Como era demasiada comida, comimos parte y guardamos los snacks para otro momento. Otros se comieron todo, parte del grupo era de buen comer…

Seguimos por la B1 rumbo a Outjo, otro diminuto pueblo, situado a una hora de Etosha, nuestro destino final del día. Sin detenernos lo atravesamos; apenas vimos un par de negocios que vendían artesanías y árboles “vestidos” con llamativas telas color fucsia.

Finalmente alrededor de las 14:00 hs llegamos a Etosha. Estaba por comenzar el game drive del día!!! Iupi!!!! Abrimos las ventanas, y subimos el techo convirtiendo nuestro camión-combi en un verdadero vehículo de safari. Listos para comenzar!!!

Día despejado a la hora de la siesta en la sabana africana: calor!!! A pesar de esto vimos mucho más de lo esperado!!! Nos encontramos con un paisaje diferente al que habíamos visto en el Kruger: menos vegetación, algunos arbustos achaparrados y grandes extensiones con apenas yuyos amarillentos, lo que facilitaba la visualización de los animales. Cada uno miraba por la ventana de su lado y si veía algo que mereciera la pena tenía que gritar “stop” para que Moses parara (en caso de que no lo hubiera visto él antes). Hubo exclamaciones de “zebras”, “giraffe”,  “wildebeests”, y la que estuvo más cargada de emoción “Stoooop!!!! Lionsss!!!!”.

Jirafa curiosa

Wildebeest

Dónde leones??? Qué vista que tienen algunos!!! A unos cuantos 50  metros de distancia divisamos bajo un árbol que apenas era un conjunto de ramas desnudas sin hojas dos leonas con sus leoncitos!!! En casos como estos la ayuda de los larga vistas y del zoom de la cámara fueron imprescindibles para apreciar con más detalle que eran esos bultos marrones claro. Mucho mejor que lo que habíamos visto previamente en el Kruger! Felices!!!

Leonas con sus leoncitos

Seguimos mirando con atención los alrededores, haciendo paradas intermitentes a la voz de “springboks” (eran tan abundantes como los impalas de Sudáfrica), “jackal”, "a rhino" “steenboks” (otra variedad de antílope), “elephants” (por la presencia de piedra caliza del piso que se arrojaban sobre el lomo tenían una tonalidad grisácea). Algunos de estos animales estaban concentrados en water holes
Apuesto a que se preguntarán qué es un “water hole”, así que paso a explicarles. Es una depresión del terreno donde se acumula agua, que los animales suelen visitar para hidratarse; serían pequeños oasis entre tanta aridez. 
La combinación del agua y el reflejo del sol creaban una imagen espectacular que la cámara supo capturar a la perfección.

Springboks

Elefante en water hole

Rinoceronte solitario

Jackal

El momento más especial del día estaba a punto de llegar! Si los "Stoooop" previos estuvieron cargados de emoción, los que siguieron casi a coro por poco espantan a todos los animales del parque! Lionssss!!!!! No era sólo un león, era una pareja de leones y estaban a muy pocos metros del camión!!! Teníamos la revancha!!!

Pareja de leones

Él con una escasa melena poco pigmentada que evidenciaba su juventud estaba echado en el suelo, ella caminaba a corta distancia. Parecía una apacible escena de la vida cotidiana hasta que llegó la acción!!! Aún no puedo creer lo que vimos!!! Tras un “histeriqueo” de ella todo terminó en un mating que no debe haber durado más de 2 minutos y culminó cuando la leona lo apartó bruscamente; unos minutos después el acto volvió a repetirse!!! Estábamos metidos en medio de un documental de la National Geographic!!!

Leones en plena acción
Tanta actividad me dió sueño...

Habiendo leído un poco sobre el tema les puedo contar que los leones copulan cada 15 a 20 minutos durante un período aproximado de 5 días. Un hecho curioso que explica la forma violenta en que la leona trató a su pareja cuando este terminó con lo suyo es la presencia de múltiples espinitas en el pene del león que tienen una orientación tal que al sacarlo de la vagina genera dolor, a la vez que estimula la secreción de hormonas que favorecen la fertilización.

Previo al viaje bromeábamos sobre la posibilidad de ver un león cazando, pero esto nunca lo hubiésemos esperado! No podíamos pedir más!

Alrededor de las 18 hs, con un más que cálido viento que entraba por las ventanillas llegamos a Halali, el camp donde íbamos a pasar la noche. Dentro del parque Etosha hay tres complejos con cabañas, habitaciones, y camping para pernoctar, con áreas comunes como pileta, proveeduría, parrillas con mesas de camping y algo sorprendente: un water hole! En estos complejos junto a estos grandes charcos de agua hay luminarias que permiten ver lo que sucede a la noche –el momento de mayor actividad- y bancos para sentarse a observar. Aclaro que todas las áreas donde circula la gente están separadas por cercas altas para impedir el ingreso de animales.

Ni bien llegamos nos repartieron en las habitaciones con baño privado que estaban mucho mejor de lo que hubiese esperado. Si bien estábamos en el medio de un parque, a cientos de kilómetros de la civilización, la habitación era digna de cualquier hotel 3 o 4 estrellas. Nos dimos una ducha rápida para sacarnos el polvo después de tanto viaje y tanto calor, y antes de ir a cenar fuimos a echarle un vistazo al water hole. Los 20 minutos que estuvimos ahí fueron suficientes para ver como se acercaba un rinoceronte a tomar agua! Espectacular!!!

Cuando miramos el reloj ya eran las 19:30, horario en que teníamos que juntarnos con el grupo a cenar. Al acercarnos encontramos a Abel y a Moses preparando braai!!! Pronto aprendimos que “braai” es la palabra en afrikans para designar al asado. En este caso incluía costillas de cerdo, pinchos de pollo y beef sausage (teóricamente una especie de salchicha parrillera de carne de vaca). Para acompañar habían preparado ensalada de vegetales crudos. Pese a la indicación del médico que visitamos antes del viaje de no comer cosas crudas comimos igual…y sobrevivimos!!! Y para culminar la noche mousse de chocolate de postre!!! Una deliciosa bomba, que por suerte no la he visto en ningún supermercado junto a los potes de helados... juro que sería la perdición para varios!

Había llegado la hora de que nosotros trabajáramos. No habíamos contratado un tour convencional, sino uno participativo donde nos repartíamos las tareas con el chofer y el guía. Ellos hacían las compras y cocinaban, y nosotros nos encargábamos de los platos. Así que entre todos levantamos la mesa, lavamos y secamos todos los cacharros que habíamos usado ese día. Fue una tarea grupal divertida, que dio el primer paso hacia la integración del grupo.

Estábamos pletóricos luego de la suculenta cena, así que mientras bajaba un poco la comida fuimos otra vez al water hole. En este complejo no firmamos ningún formulario de deslinde de responsabilidades (tal vez estaba incluido en lo que habíamos firmado previo a salir de Windhoek) pero no faltaba el cartel camino al pozo de agua que decía que nos hacíamos responsables de cualquier cosa que nos pudiera ocurrir. Qué tranquilidad caminar por ahí a la noche…

Habiendo llegado ilesos a la especie de anfiteatro que estaba junto al watering hole (otra forma de llamarlo) nos acomodamos en un banquito. Parecía como si estuviésemos en un teatro y el gran charco de agua fuera el escenario donde los actores –los animales- iban entrando y saliendo por los costados.

Cuando llegamos justo también llegaba un elefante que se puso en un costado del pozo a tomar agua. Siguiendo las indicaciones y el sentido común todos permanecíamos en silencio viendo y escuchando lo que sucedía. Primero metía la trompa en el agua y sorbía el agua generando el mismo sonido que cuando uno come la sopa “ruidosamente”; luego ponía la punta de la trompa en la boca y descargaba el contenido lo que generaba un sonido similar a cuando se vierte agua en un recipiente. No nos cansábamos de admirar como ese gran paquidermo bebía incesantemente.

Un rato después apareció un segundo elefante que se puso junto al primero a beber. Luego aparecieron dos rinocerontes negros en fila. Uno se acercó al agua y el otro se quedó a cierta distancia mirando que sucedía. Así de esta manera uno a uno todos los actores iban ingresando del lado izquierdo del “escenario”; del lado derecho estaba el camino por el que habíamos accedido nosotros al lugar.

Mientras esto sucedía en el centro de la escena, vimos que del lado izquierdo que algo que en un principio no le habíamos prestado atención porque pensamos que era un objeto inanimado se movió! No era una gran piedra!!! Era un león acostado en la oscuridad!!! Parecía ajeno a lo que sucedía alrededor.

Cuando volvimos la vista al water hole detectamos un cruce de miradas desafiantes entre un elefante y un rinoceronte que no fueron más de eso. Y como había animales dando vueltas, aparecieron los que faltaban: los bats! Los murciélagos comenzaron a sobrevolar el lugar, pasando en algunas ocasiones a muy poca distancia de nuestras cabezas. Esto último me puso un poco incómoda.
De pronto el león se paró, caminó unos pasos, se recostó frente al agua y comenzó a beber como un gatito. Satisfecho se retiró a su lugar original.

Halali's Water hole

En tanto los elefantes seguían tomando agua, los rinocerontes se retiraron. Todo parecía tranquilo hasta que uno de los rinos le apareció por detrás al león y literalmente lo rajó!!! Esa noche le ganó la batalla territorial al rey de la selva!!! No vimos bien hacia donde se fue el león, pero varios de los que estábamos sentados nos miramos con cara “a ver si se aparece por acá…”, sin necesidad de intercambiar palabras.

Cuando nos quisimos dar cuenta ya eran las 10 de la noche; al día siguiente teníamos que madrugar! Enfilamos hacia el camino que conducía al camping, encontrándonos con otros compañeros del grupo que tampoco podían creer lo que habían visto!!!

Cansados, y con algo de torpeza nos metimos en la cama que estaba completamente tapada por un mosquitero –la famosa “mosquitoe net”. Si bien no habíamos visto ningún mosquito la utilizamos, estábamos en zona de malaria…

Buenas noches!

miércoles, 8 de julio de 2015

Chau Kruger… hola Windhoek!

By Sole

Buen rato antes que sonara el despertador ya estábamos despiertos… teníamos los horarios totalmente corridos. Terminamos de acomodar el equipo y aún nos sobraba tiempo; teníamos que esperar hasta las 7:00 para desayunar.

Disfrutamos  de nuestro último desayuno junto a la selvática terraza del logde y emprendimos junto a Francis el viaje hacia el aeropuerto. Otra vez la misma ruta que habíamos tomado para el panorama route, y otra vez fuimos víctimas de los 45 minutos de espera por la repavimentación de la misma. Fue un deja vu… la misma espera, los mismos vendedores, los mismos obreros vestidos de naranja… Habiendo previsto esta demora estábamos tranquilos de que íbamos a estar a tiempo en el aeropuerto.

Con unas de 2 horas de anticipación llegamos al modesto Mpumalanga Airport… era tan temprano que ni siquiera estaba abierto el check in del vuelo. Un par de negocios de alquiler de autos, una chocolatería, un local de recuerdos y uno de golosinas son todas las atracciones del lugar… En 20 minutos ya habíamos recorrido todo!!! Para que se den una idea de la pequeñez, todos los vuelos diarios entran en una sola pantalla de tele...

Repartimos el tiempo entre la lectura y unos maníes con pasas salados. En la espera descubrimos unas interesantes publicaciones de los parques nacionales donde leemos sobre un grave problema que los aqueja: los cazadores furtivos de rinocerontes! Durante el Bush Walk los rangers lo habían mencionado y medio en chiste (no sé hasta dónde) comentaron que de encontrarse con uno le dispararían.  Lo que más nos llamó la atención es que justamente en el año previo habían muerto unos 20 guardaparques a mano de poachers… La venta de cuerno de rinoceronte, en el que hay una gran red de individuos involucrados para exportarlos a Asia, genera un movimiento tan grande de dinero que estos cazadores están dispuestos a matar y morir con tal de lograr su objetivo.

Ya aburridos de estar en ese pequeño reducto somos los primeros en subir al avión. Nos acomodamos, mientras esperamos que aborde el resto del pasaje, que terminó siendo bastante reducido. Con menos de la mitad de las butacas ocupadas partimos hacia Johannesburgo. Fue un vuelo tranquilo salvo por las maniobras un tanto bruscas del piloto.

En el aeropuerto de Joburg, como llaman los sudafricanos a la ciudad, sobreviene otra larga de espera de más de tres horas. Sin dudas fue el día de las esperas!!! 
Con algo de retraso anuncian el boarding del vuelo de Air Namibia! Otra vez somos los primeros de la fila con pasaporte y boarding pass en mano...

Un micro nos acerca al avión. Qué miedo al verlo!!! Nunca había volado en una aeronave tan pequeña!!! Era más angosto que un colectivo!!! Dos asientos de un lado, uno del otro separadas por un estrecho pasillo. La tripulación estaba conformada por una mujer piloto –otro first time para mí-, el copiloto y el “azafato” Helbert, un morenito que se reía de todo. Casi todos los pasajeros eran hombres que parecían estar en un vuelo de trabajo.

Ese es nuestro avión???

Cada uno se acomodó en su lugar, y con Helbert al frente comenzó la clásica información de seguridad. Ni pasaron 10 segundos, y el audio se cortó. Acto seguido se encendieron y apagaron algunas luces de la cabina de pasajeros, y volvimos con las instrucciones de seguridad… otra vez se cortó, y eso no fue todo: se apagaron las luces quedando sólo las de emergencia del piso… Evidentemente algo no andaba bien...

Cuándo partimos???
Salió la piloto de su cabina, entró un empleado del exterior, y nadie decía nada. La mayoría de los pasajeros seguía concentrado en lo que venían leyendo o escribiendo, salvo el que estaba sentado justo en el asiento delante al nuestro. Con sus pelos parados y gran inquietud se paró con un celular en la mano y fue hacia el toilette. Minutos después volvió y se sentó. Cuando volvimos a levantar la vista ya estaba parado frente a Helbert pidiéndole algo –estimamos que electricidad para cargar el celular- regresando a su asiento donde permaneció unos minutos más moviéndose muy ansioso…

Pasaban los minutos y nadie nos decía nada. Si bien no estaba saltando en el asiento como el mamarracho de adelante voy a reconocer que no estaba para nada tranquila, qué seguridad me podía generar el hecho de tener que viajar en un miniavión con problemas eléctricos?

Unos 20 minutos después todo estaba solucionado y el avión volvió a estar iluminado; la piloto anunció que en los próximos minutos íbamos a partir. Unos 40 minutos después del primer intento fallido, Helbert riéndose accionó el audio de seguridad con un “Let’s go again!!!”. Está vez funcionó, y partimos!!!

El viaje fue mucho más tranquilo de lo que esperaba, sin turbulencias ni movimientos a pesar del reducido tamaño del avión y el despegue y aterrizaje fueron super suaves. Una muy buena experiencia viajar con una mujer piloto. Tras atravesar el desierto de Kalahari estábamos en el aeropuerto de Windhoek -la capital de Namibia-. 

Aún nos quedaba otro momento de estrés, pasar por migraciones con las visas que nos habían mandado de Brasil. Junto con el pasaporte y la visa tuvimos que entregar un formulario epidemiológico con datos de contacto por el tema del ébola. Por suerte no tuvimos problema, y tras varios sellos en el pasaporte y una minientrevista con la responsable de migraciones salimos del diminuto aeropuerto de Windhoek donde nos esperaba el chofer del transfer hacia el Hostel Chameleon.

Ya ni sé qué hora era, sólo recuerdo que era noche cerrada y la carretera que conducía a la ciudad estaba desierta; mucho más rápido de lo esperado llegamos a nuestro alojamiento. En este rápido viaje poco pudimos ver de la ciudad; apenas divisamos varias casas de juegos en las inmediaciones que con sus luces de neón invitaban a los clientes a ingresar.

Tengo que hacer otra confesión: otro “first time”!!! Nooo, no fuimos a una casa de juegos, simplemente fue mi primera noche en un hostel, una experiencia nueva!!! El ambiente –habitual en estos lugares- me pareció super raro. Gente por todos lados, casi todos sumergidos en su propio mundo, sea frente a las preciosas Mac ultrafinas, a un libro o al televisor que estaba encendido junto al bar; otros pocos tomaban sus últimos tragos antes de que la bartender pusiera fin a su jornada laboral.


Pagamos 50 R de depósito por la llave (la moneda oficial es el dólar namibio, que tiene paridad con el rand sudafricano, el uso de ambas divisas es indistinto) y fuimos hacia nuestra habitación con baño privado que estaba identificada como “Lion” (las habitaciones en lugar de número tenían nombres de animales). Estaba más que aceptable para pasar la noche, no íbamos a estar mucho tiempo por ahí… a las 7:30 hs del día siguiente teníamos que estar ya desayunados y con el equipaje listo para partir a la gran aventura en Namibia.

Disculpen la escases de fotos, prometo que en la próxima entrada va a haber muuuchas!!!