domingo, 30 de marzo de 2014

Paseando por lo Old de New Delhi

By Sole 

10 de febrero

Nos levantamos temprano. Preparamos el desayuno: tostadas con queso Philadelphia y yogurt. Al percibir lo que teníamos sobre la mesa Roti se volvió loco!!! No nos dejó tranquilos hasta que le entregamos los potecitos vacíos: el perro resultó adicto al yogurt!!!
Cerca de las 9 partimos con Rajesh hacia Delhi. Seba estaba fresquito como una lechuga, pero yo me levanté muy cansada, y a las 10 de la mañana ya tenía sueño!

Comenzamos por algo bien tranquilo: Lodi Gardens. Parecía que seguíamos buscando la naturaleza en Delhi, esos pequeños oasis en medio de tanto caos. Nos encontramos con un gran parque con varias construcciones bastante pintorescas que resultaron ser tumbas de la dinastía Lodi. Al ser un lunes por la mañana había muy poca gente, algún que otro caminante, estudiantes sentadas en el pasto dibujando, pájaros, y varias ardillas que corrían libremente por las ruinas con las que se camuflaban.



En muchas guías, al igual que Hauz Khas, lo ponen como un lugar para visitar “si sobra tiempo”. Disiento con ellas,  a mi me parecen lugares dignos de ser visitados para tomar un respiro y mover un poco las piernas.




Siguiendo el circuito turístico y recorrido de tumbas, fuimos a Humayun’s Tomb.  Luego de los Lodi, allá por 1526 vinieron los emperadores Mogoles, primero un tal Babur, el segundo Humayun, el tercero… ya lo conoceremos más adelante.

A la hora de construir tumbas esta gente no reparaba en gastos, parece que a los muertos había que darle lo mejor! Cuando uno las visita cuesta pensar que semejante obras sea simplemente tumbas para que reposen cuerpos y no palacios para que moren los vivos; son verdaderas obras de arte!

La tumba de Humayun data del año 1565, siendo su construcción encargada por una de sus viudas unos años después de su muerte. Se cree que este edificio sirvió de inspiración en la construcción del Taj Mahal varias décadas después.

Luego de pagar la entrada de 250 Rp para extranjeros ingresamos al gran complejo de tumbas (Humayun no está solito). Nos encontramos con un camino que conducía a un gran portal: el West Gate. Este daba acceso al jardín coronado por la tumba principal de arenisca roja con un prominente domo de mármol blanco. Es impactante la simetría y la alineación entre todas las estructuras que conforman la residencia final de Humayun: el mausoleo, el parque circundante con un sistema de canaletas y los cuatro portales, orientados hacia los cuatro puntos cardinales.
Cualquier descripción del edificio resulta insuficiente e injusta, así que acá va la foto para que puedan apreciarlo con sus propios ojos.




Maravillado por lo que veían sus ojos, Seba sacó su trípode. No llegó a tomar una foto que apareció el señor guardia de seguridad con palote en mano señalando el trípode y diciendo “not allowed”. Todos tenían problemas con el pobre trípode. Ojos que no ven, corazón que no siente… seguimos sacando fotos del otro lado, fuera de la vista de este hombre…



Se puede visitar el interior del mausoleo, el cual consiste en un gran espacio central de mármol blanco, interconectado con habitaciones secundarias  en las que hay varias tumbas también de igual material, iluminadas por la luz natural que proviene de las múltiples ventanas. Es mucho más impresionante el exterior que el interior.




Antes de abandonar el predio, visitamos la muestra sobre la historia del mausoleo hasta el día de hoy, incluyendo los períodos en que estuvo abandonado y sus jardines se utilizaban con fines agrícolas.

A medida que fue progresando la hora, fue aumentando la cantidad de gente, encontrándonos a la salida con el primer tour de turistas que veíamos en India. No era un grupo cualquiera, estaba formado por ancianos “cocoon” norteamericanos que a pesar de todas sus dificultades motrices –había varios con bastones– tenían las fuerzas necesarias para irse a pasear al otro lado del mundo. Felices ellos que a pesar de todo siguen adelante en lugar de quedarse encerrados en sus casas lamentándose por sus achaques!!! Un claro ejemplo que muchas veces nuestras limitaciones  para emprender proyectos no son físicas, sino producto de nuestros pensamientos negativos.

Volvimos al estacionamiento a buscar a Rajesh para que prácticamente nos cruzara la calle. Cuando le dijimos que nuestro próximo destino era “Nizamuddin Dargah” no le gustó mucho y trató de disuadirnos, diciéndonos que no era un lugar turístico y hasta agregó: “no nice place”. Aún así, seguimos adelante con los planes que nos había propuesto Coca. No sabemos si no nos quería llevar porque podría resultarnos un lugar un tanto chocante o porque él era hindú y el barrio musulmán…


Hasta el momento habíamos visto una India monumental, con restos majestuosos de un pasado esplendoroso. Quien iba a decir lo que nos encontraríamos cruzando la calle…la bienvenida a la verdadera India.

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Llegamos a Delhi!

By Sole

9 de febrero 2014

Habiendo salido el 7 de febrero y perdido el 8, aterrizamos el 9 de febrero en Delhi. En tierra firme nos encontramos con un aeropuerto que no tiene nada que envidiar al de un país desarrollado.

Hicimos los trámites de migraciones sin problemas, llenamos un formulario, presentamos pasaporte con visa y la constancia de vacunación de Fiebre amarilla, y ya estábamos adentro! Retiramos el equipaje y salimos al hall principal en busca de nuestros amigos Coca y Fer, y su chofer.

Ellos son argentinos expatriados que actualmente están viviendo en Gurgaon, muy cerquita de Delhi, y fueron los que pusieron la primera semilla de este viaje. Finalmente el “te vamos a ir a visitar” se estaba haciendo realidad.

El chofer de nuestros amigos que nos tenía que pasar a buscar era Rajesh. Luego de la renuncia el último driver, Rajesh había comenzado a trabajar para ellos apenas un par de días antes de nuestra llegada. Estábamos estrenando chofer, experiencia nueva tanto para él como para nosotros! Tenía las clásicas facciones indias, que habíamos visto en los empleados de migraciones (tez morena y ojos oscuros, con frondosas cabelleras haciendo juego) pero era más pequeño, no llegaba a 1,60 metros de estatura ni a los 60 kg de peso. Muy correctamente acomodó las valijas en el auto y nos abrió la puerta, acción a la que no me acostumbre durante todo el viaje! Muchas veces el pobre se bajaba del auto para abrirme la puerta y yo ya estaba poniendo un pié en la calle. Una vez que estábamos todos en el auto, se acomodó en su asiento de conductor, el de la derecha, costumbre que fue heredada de los ingleses.

Qué emoción!!! No podíamos creer que habíamos llegado a la India!!! Era temprano, y aún había rastros de la neblina matutina que caracteriza al invierno de Delhi y alrededores. Cuando estuvimos listos, salimos del estacionamiento del aeropuerto y tomamos una autopista. El concepto de autopista y sus reglas en India es un tanto diferente al del resto del mundo; poco a poco fuimos descubriéndolo.

Del aeropuerto fuimos hacia Gurgaon, una localidad moderna, con grandes shoppings, edificios de oficina y habitacionales para indios con mucho dinero y extranjeros, ubicada a unos 30 km de Delhi. Lo que yo esperaba como “ciudad moderna” no fue lo que encontramos… Por un lado están todas las edificaciones lujosas y vidriadas  que conviven con obras en construcción, terrenos baldíos (en varios de los cuales hay chozas confeccionadas con troncos y lonas), una ausencia casi total de lugares aptos para la circulación peatonal, y chanchos que caminan libremente.

Las calles son un tema aparte! Son una especie de jungla donde todo está permitido y escasean los semáforos –ya hablaremos más adelante sobre este tema–. Fue nuestra primera aproximación al contraste riqueza-pobreza y el armonioso caos que se manifiesta en forma extrema y permanente.

En menos de 10 minutos llegamos al complejo donde viven Coca y Fer. El departamento, un sueño!!! Ubicado en el piso 25 de una torre, tenía una vista panorámica del golf y alrededores.



A los pocos minutos conocimos al miembro de la familia que faltaba: Roti, la gran bola de pelos que oculta un perrito en su interior, y que con mucha alegría nos dio la bienvenida. 



Mientras nos acomodábamos, hicimos el reparto de regalos, nos pusimos al día con las novedades, y pronto se hizo el medio día. Almorzamos un guiso de cordero con ensalada, planificando las actividades de la tarde.

Si bien no nos podía acompañar dado el reposo al que la obligaba su embarazo, Coca nos había preparado un recorrido con los lugares que no teníamos que dejar de ver. Así que con mapa y guía en mano, partimos con Rajesh a recorrer Delhi! Llegar a la ciudad nos llevó un buen rato, pero no nos importó, ya que el hecho de recorrer las calles en auto valía la pena! Por las mismas no sólo circulaban autos, motos y bicicletas, sino que también lo hacían los rickshaws o tuk tuks –pequeños vehículos tricíclicos motorizados–, vendedores, peatones y animales. Los bocinazos eran constantes, casi obligatorios si uno quería avanzar. Parecía que la prioridad de avance se regía por la velocidad para tocar la bocina: pasaba el que tocaba primero! La mayoría de los autos que nos rodeaban tenía varios bollos y rayones en la chapa…

Al llegar a la congestionada entrada del Qutb Minar, descendimos del auto. Cuando hablo de congestionada, me refiero a que esquivamos tuk-tuks, choferes de tuk-tuks ofreciendo sus servicios, vendedores y masas de  personas. Cuando nos acercamos a la puerta descubrimos que los tickets los vendían al otro lado de la calle. Chan! Teníamos que cruzar la calle! Y yo que me quejé de las calles de Roma sin semáforo… Aprovechamos que había otras personas con nuestra misma intención, y nos unimos a ellos. Cuando llegamos al otro lado divisamos una gran fila para comprar entradas, pero cuando nos acercamos un poco vimos que había dos taquillas distintas, una para locales y otra para extranjeros. La fila que habíamos visto era de los locales, la de extranjeros estaba desierta. Pagamos las 250 Rp que costaba cada entrada (la de los locales tenía un precio irrisorio) y valientemente volvimos a cruzar la calle.

Pasamos por el control de seguridad e ingresamos. Es muy común ver estos “pseudo-controles” (con detectores de metales, mesita para revisar mochila y biombo para cacheo femenino) en la entrada a atracciones turísticas, shoppings y hasta los hospitales. Hablo de pseudo-controles porque si uno iba sin mochila, pasaba el detector sin ser detenido, sonara o no; y la revisión de mochilas consistía en abrir el compartimento principal, pispear lo que estaba arriba de todo ayudados por la luz de una linterna y listo.

El complejo que estábamos visitando incluía un gran parque y varias edificaciones centenarias, siendo la más destacable la torre de 72 metros de alto, distribuidos en 5 pisos, cada uno con su balcón, edificado por los musulmanes en 1199. Hasta fines de de los setenta estaba permitido entrar y subir por la angosta escalera caracol que tiene en su interior, pero como consecuencia de la avalancha que se produjera en el año 1979 dejando varias víctimas fatales, el ascenso fue cerrado al público. Así que nos limitamos a ver el exterior y a recorrer la mezquita Quwwat-ut-Islam (la más antigua que queda en la India) y las ruinas aledañas a la torre.



Era un soleado domingo por la tarde y el lugar estaba repleto de familias indias que habían salido de paseo vestidas con sus mejores y coloridas ropas. Me llamó mucho la atención que los nenes pequeños tenían pintados los ojos con delineador y vestían polleras a pesar de ser varones. Tampoco faltaban los grupos de hombres jóvenes que caminaban de la mano, y se sacaban fotos entre ellos en distintas poses, como si estuvieran preparando un “book de fotos” para presentar en una agencia de modelos.
El hecho de que fueran de la mano e incluso abrazados era un signo de amistad, y nada tenía que ver con su orientación sexual. En cambio, lo que resultaba chocante y hasta escandaloso era que un hombre y una mujer hicieran lo mismo, aún siendo pareja.



Confieso que con el tema fotos nosotros tampoco nos quedamos atrás: sacamos, sacamos, y sacamos. Ese día descubrimos que los guardias de seguridad de los monumentos tienen un problema con los trípodes! Habíamos ido con un trípode común, nada sofisticado, y ni bien lo sacamos se acercó uno a decirnos que no lo podíamos usar: “not allowed”. Raro… la única explicación posible es que asocien el trípode a alguna actividad profesional o filmación, estando esta última prohibida en muchos lugares.

Cuando estábamos por salir nos cruzamos con tres travestis vestidos de indias, quienes con voz gruesa saludaron; supongo que los saludos era dirigidos a Seba. “Mmm, creo que no eran mujeres…” le comenté.

Ya en la calle telefoneamos a Rajesh, mientras rechazábamos la oferta de los múltiples choferes de tuk-tuks. “No, thank you, no thank you”, un solo “no” no era suficiente para tanta insistencia. Rápidamente apareció nuestro auto y seguimos viaje a Temple.

Los indios, en su mayoría hindúes (o sea seguidores del hinduismo) son muy religiosos, por lo que no es de extrañar que existan complejos de templos como este. El lugar era grandísimo, de hecho es el segundo más grande de India luego de Akshardham; nosotros no limitamos ver a un par de los más de veinte templos que había dispersos en los parques. Estéticamente era muy bonito, pero al ser construcciones relativamente nuevas (de principio de los setenta), no tenían tanto encanto como otros lugares que íbamos a visitar posteriormente. Como la entrada es gratuita, es una opción de salida  de fin de semana para los locales, ya que  pueden convivir con la naturaleza y sus dioses al mismo tiempo.

Lo que más nos llamó la atención de Chhattarpur fue la gran figura roja de Hanuman, el dios mono, que se levantaba en forma imponente en el complejo y era fácilmente visible desde el exterior. No me voy a meter mucho en el tema de los dioses, porque realmente es algo bastante complejo y difícil de entender para alguien que  no profesa la religión y que apenas ha leído algo al respecto como yo.

Caminamos un poco por el lugar, sacamos otra tanda de fotos, y fuimos al estacionamiento a buscar a nuestro chofer, que estaba con el asiento reclinado durmiendo una siestita. No podíamos culparlo por tener sueño al estar quieto al solcito: cuando íbamos de Chhatarpur Temple a Hauz Khas, nuestro próximo destino, casi nos quedamos dormidos y fuimos cabeceando todo el rato que duró el viaje, atasco de tránsito de por medio.

Para concluir con el recorrido dominical de parques del sur de Delhi nos fuimos a Hauz Khas, lo que más me gustó del día! Para llegar al parque tuvimos que caminar por una callecita bordeada por edificios de unos 3 pisos, con locales de diseño y antigüedades en la planta baja, y bares y restaurantes en el piso superior. Un lugar con onda bohemia, que se prestaba para tomar un aperitivo. Al final del camino, encontramos el parque con sus ruinas del siglo XIII y XIV, y un lago artificial de aguas verdes. Acá también había bastante gente, tal vez un poco menos de familias y más grupos de jóvenes; los clásicos chicos con las cámaras de fotos, algunas parejitas furtivas de la mano y hasta algunos sentados en círculo tocando la guitarra.




Cuando comenzó a oscurecer, no más de las 6 de la tarde, regresamos a Gurgaon. Estábamos agotados, no tanto por lo que habíamos recorrido, sino por el viaje que habíamos tenido previamente, así que cenamos y nos fuimos a dormir rapidamente. La aventura del viaje a India recién comenzaba y nos esperaban muchas más sorpresas de Delhi para descubrir al día siguiente.

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Donde la lógica no tiene lógica


A la India hay que viajar liviano. No sólo me refiero a llevar poco equipaje, sino a que hay que viajar despojado de prejuicios.

Los seres humanos tendemos a evaluar las cosas desde una perspectiva construida por años de educación formal y hábitos formados a partir de vivir en una sociedad con una cultura determinada. En India, ese cristal a través del cual miramos el mundo simplemente no sirve, no encaja, porque en India la lógica no tiene lógica. Nada es cómo debería ser, o como esperamos que sea. Al final, nos terminamos dando cuenta que no necesariamente es malo, y es eso en buena medida lo enriquecedor de la experiencia.

Así que vivan las diferencias! Vivan las vacas en las calles, los bocinazos, los eructos y el regateo!  Viva el olor a sudor con curry! Y viva hacer pis en la calle!

Y sepan disculpar a todos los indios: si alguna de esas cosas nos parece en algo incorrectas, les cuento que a ellos no les avisaron. Y como no les avisaron, lo que no está prohibido está permitido…



Afortunadamente, con Sole encaramos el viaje livianos, cómo esponjas dispuestos a absorber  todo lo diferente y con los sentidos bien despiertos para disfrutar de experiencias sensoriales únicas. No voy a ser hipócrita negando nuestros miedos y dudas de la previa, pero el espíritu “aventurero” tenía que ser el condimento principal del viaje. Un viaje de muchos condimentos (todos picantes, obvio…)

Vamos a cometer el pecado de hablar del segundo país más poblado del mundo como una unidad, cuando en realidad es una mezcla de infinitas realidades. Vamos a hablar de la India como si hubiésemos recorrido todos sus rincones de norte a sur y de este a oeste, cuando  sólo conocimos una ínfima parte del territorio, y nos movimos dentro del circuito turístico del “triángulo dorado” que conforman Delhi, Agra y Jaipur. Les pido que nos perdonen por  ese error; reconocemos que el hecho que el Taj Mahal esté en India no significa que pueda simbolizar a toda la India.



En el país de la espiritualidad, en la cuna del yoga y de la filosofía de la resistencia pacífica, parece que la gente está dispuesta a cualquier cosa para conseguir unas rupias, que paradójicamente llevan la imagen de Gandhi en su reverso. Eso parece exacerbarse cuando se trata del turismo, que se explota como si fuera un recurso infinito.

En el país donde las vacas son animales sagrados y no se pueden comer, los chicos piden limosna en los semáforos. En nuestro país, uno de los países con mayor consumo de carne vacuna del mundo, los chicos también piden plata en los semáforos… así que no podríamos decir que la miseria es el rasgo más destacado de la India sin antes no mirarnos al espejo.

Tampoco podríamos criticar el denigrante rol de la mujer en las zonas rurales, o el humillante sistema de castas, sin reconocer los problemas que se sufren en Argentina (y en casi todos los países del mundo) en relación a la violencia de género o la desigualdad social.



La India es el país que se prepara para ser el más poblado de la Tierra en algunos años. El que construye edificios, autopistas y bombas nucleares. El que tiene espacio para la poesía y la música. El que venera a más de 30 millones de dioses (muchos de ellos parecen salidos de un canal de TV infantil, como Ganesh, mitad niño rechoncho y mitad elefante). Es el país que deja que el polvo y el humo envuelva a los miles de conductores de tuk tuk que se aventuran en los caminos llevando gente y esquivando cerdos, camellos y baches. El de los palacios y fortalezas suntuosas. El de las especias, el arroz basmati y las variedades de lentejas. El de los niños que ven con naturalidad que los hombres caminen de la mano, pero que se ríen cuando ven un hombre pelado (como yo). El de un pueblo que se divierte con Boliwood, mientras los chicos juegan cricket en lugar de fútbol. Que soporta su karma y cumple su dharma a la espera de prosperidad en la próxima vida, pero donde los shopping malls crecen como hongos. El de las excusas que de tan ridículas terminan siendo divertidas.



Parecen demasiadas contradicciones, ¿lo son verdaderamente?

¿Podemos juzgar a un país porque sus conductores no respetan la fila en el peaje y manejan con una mano en el volante y la otra en la bocina? No seamos tan occidentalmente exigentes…


Hemos preferido relajarnos y disfrutar de esas cosas que hacen de la India un país único e increíble, que invita a descubrirlo y redescubrirlo. Un país que pone en juego todo el tiempo la capacidad de sorpresa y obliga a tener la cámara de fotos siempre lista. Donde lo imposible parece posible, donde lo surrealista se puede ver, tocar, oler a cada momento. Porque las cosas en India no tienen lógica… o simplemente tienen lógica india.

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Perdidos en el tiempo

7 de febrero 2014 (8 y parte del 9 de febrero) en el avión!

A las 21:30 hs partimos de Buenos Aires en el vuelo de Emirates con destino Dubai, y escala intermedia en Río de Janeiro. Luego de una larga espera en los Emiratos Árabes, tomaríamos el segundo avión hacia nuestro destino final: Delhi.

Teníamos muchas expectativas: primer viaje a Asia, primer viaje en la aerolínea más grande de Medio Oriente, experimentar cosas diferentes… en fin, muchas primeras veces de cosas que esperábamos que fueran espectaculares!

Esperando en Ezeiza
Subimos al avión, y como de costumbre giramos a la derecha hacia la clase económica; aún está pendiente “la primera vez que giremos hacia la izquierda”! Creo que la única posibilidad que eso suceda es si alguna vez un empleado generoso del aeropuerto nos hace un upgrade

Tripulación de cabina de diferentes nacionalidades, pesos y estaturas; parecía una publicidad de United Colors of Benetton. Siempre atentos, con una sonrisa y su clásico uniforme color caqui, camisas blancas  y el sombrerito rojo. Al comenzar el viaje nos entregaron el menú de la cena en inglés, portugués y árabe. Nos sorprendió que cuando vino la bandeja con comida, los cubiertos eran metálicos y no los habituales de plástico post- atentado 11S.

Luego de 2:45 hs de viaje llegamos a Rio de Janeiro. Descendieron los pasajeros que tenían ese destino en su pasaje –la mayoría–, y el resto permanecimos dentro de la aeronave, mientras limpiaban un poco el avión y subían los nuevos compañeros de vuelo.

A las 3 de la mañana despegamos y comenzó el viaje más largo que recuerde. A medida que fueron pasando las horas y atravesábamos husos horarios nos fuimos perdiendo en el tiempo, y la sucesión de comidas que nos fueron dando en esas casi 14 hs de vuelo contribuyó a la desorientación. Habíamos cenado cerca de las 11 pm, y antes de las 4 am ya nos estaban preguntado “Scrambled eggs or cheese omelette?”. Recién habíamos cenado y ya estábamos desayunando!


Las horas fueron pasando en un mix de películas y de sueño intermitente, que fue interrumpido por una empanada de pollo. Me desperté sin entender nada y agarré lo que me entregaba la azafata; estaba en un estado tal que tengo la impresión, no la seguridad, de que apenas la probé y la devolví casi entera.

Y después de un rato… llegó el almuerzo, o tal vez cena, o lo que haya sido… en Dubai, hacia donde estábamos yendo, ya eran las 20 hs, así que la consideramos cena.

A las 22:30 hs de Dubai (16:30 hs de Buenos Aires), llegamos! Un lugar realmente impresionante!!! No sabía si estaba entrando al aeropuerto o a un shopping: luces, carteles, inmensos Duty Free Shops, locales de venta de comida, incluyendo un Mc Donald’s con el menú en árabe. Lo más sorprendente fue el holograma de un hombre con vestimenta del lugar al que se le podían hacer consultas respecto al aeropuerto.

Aeropuerto de Dubai
Un hecho curioso en el baño que me llamó la atención fue la presencia de cubículos con inodoros y cubículos con letrinas. En un principio me pareció raro ver algo tan obsoleto en un aeropuerto tan moderno, pero después llegamos a la conclusión que ese tipo de artefacto sanitario debe ser más cómodo para algunas mujeres por el tipo de vestimenta, o tal vez simplemente es una costumbre de Oriente.

Había gente de todas las nacionalidades, incluyendo grupos musulmanes con sus característicos atuendos. Con el correr de las horas el lugar fue perdiendo esplendor, y sólo queríamos que pasara el tiempo para continuar viaje y salir de allí. Esas seis horas y media fueron larguísimas!!! El lugar era demasiado luminoso y ruidoso para tirarse a dormir. Además de eso, los asientos eran incómodos y nuestro estado psicofísico era deplorable: estábamos cansados, sin sueño y con dolor de cabeza.

Ya habíamos leído, escrito, recorrido los negocios, caminado, descansado, y de nuevo caminado, así que concluimos la espera con un capuccino de Starbucks. Me dirigí hacia el local, con mi billete de 10 U$S, haciendo la conversión de la moneda local a dólar, costaba poco menos de 5. Cuando pagué, el empleado quiso darme el vuelto en dírham, la moneda local, por falta de cambio en dólares, pero rápidamente cuando le dije que cancelara el pedido aparecieron los 5 U$S de vuelto acompañados de unas monedas que no reconocí… la miré de un lado, garabatos, la miré del otro, más garabatos y torres de petróleo! Los billetes y monedas de Emiratos Árabes no tienen números arábigos que informen su valor! Qué paradoja! Conservé las monedas sin números de recuerdo.

A las 4:30 hs salió el avión, y seguimos comiendo! Otra vez nos tocó desayuno! En esta ocasión, se notaba una clara influencia de la región en la selección de alimentos. Me jugué con un “masala omelette”, que era un omelette acompañado con unas croquetitas de papa y una salsa con masala, palabra que se iba a hacer muy frecuente en los días siguientes. Seba fue más valiente aún y optó por una “paneer bhurji”, algo impronunciable! Y ni hablar de su descripción en el menú del avión: “Cottage cheese cooked with spices, served with Chana Fry”, aún no sé lo que es el Chana! En su bandejita vino una especie de guiso bastante oloroso y algo picante que le dio la bienvenida a la India. De un lado tenía sentado a Seba, y del otro a un hombre que también se había pedido un “paneer bhurji”, comida que devoró en 2 minutos y acompaño con un Jack Daniel’s, al tiempo que le seguía reclamando a la azafata más bebida “Only one Jack Daniel’s????”. Cada vez que pasaba la asistente de abordo le pedía un whisky!

Luego de comer aprovechamos para mirar una película y dormir un poco, la idea era aprovechar ese día lo máximo posible, para lo que teníamos que estar descansados.

Y llegamos a India!!!!

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Asia: los preparativos

Los preparativos:

Pasaporte: la mayoría de los destinos asiáticos exige que por lo menos el pasaporte tenga una vigencia de 6 meses al momento al arribar al país.


Visas: Algunas hay que tramitarlas con anticipación y en otros casos, puede hacerse directamente en el aeropuerto.
  • India: Faltando menos de 60 días para el viaje comenzamos con el trámite. Primero llenamos la “Application Form” online, que incluyó varias preguntas, algunas un tanto curiosas como nuestros abuelos eran de Pakistán, si habíamos sido deportados de la India y los países que habíamos visitado en los últimos 10 años. Nos sacamos la foto de 5 x 5 cm (tamaño y precio especial), y junto con el certificado internacional de vacunación de fiebre amarilla, concurrimos a la embajada. Dejamos todo y en 15 días retiramos el pasaporte con la visa “entradas múltiples” válida por 6 meses. Fue mucho más sencillo de lo que esperábamos y gratis!
  • Camboya: Más fácil aún que la anterior, por Internet, pero a cambio de U$S 28 cada una. En menos de 10 minutos, llenamos un largo formulario con preguntas varias, adjuntamos la foto digital y realizamos el pago correspondiente. Unas 72 hs después recibimos la visa por e-mail.
  • Nepal: La sacamos directamente en el aeropuerto de Kathmandu. Sólo precisamos una foto carnet y 25 U$S cash, para que nos autoricen permanecer durante 15 días en el país.
  • Tailandia: Al figurar Argentina entre los países con convenio internacional no necesitamos visa. Sólo tuvimos que mostrar el certificado de vacunación de fiebre amarilla como requisito para ingresar al país.


Medicina del viajero: realizamos una consulta en el Consultorio de Medicina del Viajero del Hospital Muñiz y otra en Stamboulian.

Vacunas: la única obligatoria en nuestro recorrido era la de la Fiebre Amarilla, no porque exista riesgo de contagio de la enfermedad, sino para que nosotros no se la contagiemos a ellos… Nos dimos la vacuna y nos entregaron el certificado internacional de vacunación, con una vigencia de 10 años.
El resto de las vacunas están “recomendadas”: antitetánica, hepatitis A, hepatitis B, anti-polio, anti-tifus, anti-rábica.

Medidas higiénico- alimentarias: nos dieron la lista de recomendaciones para disminuir el riesgo de sufrir una gastroenteritis durante el viaje.
  • Ingerir agua mineral mineral, y comprobar que la botella sea abierta en el momento.
  • No tomar del pico de la botella o lata. Transpasar el contenido a un vaso o usar un sorbete
  • Evitar cubitos de hielo.
  • Lavarse los dientes con agua mineral y evitar que entre agua en la boca cuando nos duchamos.
  • Evitar verduras crudas. Si se pueden comer si están cocidas (hervidas, fritas, etc). Comida cocida y caliente es la regla de oro!
  • Evitar comer frutas con cáscara.
  • Evitar comida callejera.
  • Evitar productos lácteos no pasteurizados.

Tratamiento de la diarrea del viajero: nos dieron hidratación ante todo, y según la presencia de algunos síntomas tomar antibióticos o antidiarreicos.

Prevención de picaduras de mosquito y malaria: Incluyen desde el uso de repelente (de los que hay en Argentina Off Verde cada 5 horas), rociar ropa con preparado a base de permetrina, usar ropa de mangas largas y colores claros, usar espirales y tabletas en lugares cerrados, etc. Evitar perfumes ya que atrae a los mosquitos. Y en caso de usar protector solar, aplicar primero este y luego el repelente.

Otros: armado de botiquín, par extra de anteojos, contratar seguro del viajero, realizar visita al odontólogo pre-viaje.


Guías de viaje: infaltables compañeras de camino. Creo que es fundamental sentirse cómodo con ella. Cuando leí sobre India comencé con una española (Trotamundos) super pesimista que me desalentó bastante, me dio la impresión de que habíamos comprado pasajes directos, sin escala hacia el mismísimo infierno. Luego seguí con la Lonely Planet, que plantea las cosas de otra manera, sin dejar de ser realista, digamos, en ningún momento manifiesta que vamos a conocer el paraíso, invita al lector a dejarse sorprender y a experimentar un lugar diferente. Definitivamente me quedo con la última!!!


Ropa: fundamental tener en cuenta que tipos de actividades se van a hacer y consultar las condiciones climáticas (temperaturas máximas y mínimas, lluvias) habituales de los lugares que se piensa visitar. Hay páginas como www.weatheronline.co.uk que ofrecen gráficos y charts con promedios mensuales de temperaturas máximas y mínimas y días de precipitaciones basados en valores históricos.



Popurrí de cosas varias para la valija: Fotos carnet, adaptador de enchufes, cuaderno y lapiceras, papel higiénico (parece ser un bien muy preciado en la India), alcohol en gel, barras de cereales, cámaras de fotos con sus trípodes y varias tarjetas de memoria, cargadores de baterías y celulares. Y obviamente muchísimas ganas de disfrutar este viaje y de dejarnos sorprender!!!!

jueves, 6 de marzo de 2014

Nuestro próximo destino: Asia!

Lo escribo y aún me parece increíble. Confieso que hasta hace poco tiempo ni siquiera había pensado, mejor dicho, ni siquiera había soñado en la posibilidad de conocer este lejano continente.

Cómo surgió el viaje? No tengo una respuesta precisa a esta pregunta. Todo surgió con un “te vamos a ir a visitar” dirigido a una amiga que está viviendo en India. Si, una frase como quien dice “nos tenemos que juntar a comer” o “tendríamos que vernos más seguido”. La promesa de visita con las semanas fue tomando forma de viaje: “Por qué no nos vamos a la India las próximas vacaciones?”, “y si vamos a India, por qué no vamos a Nepal?”, “Y Nepal, está cerca de Tailandia…”,  y "ya que estamos en Tailandia, Camboya está tan cerca”. Y así fue que surgieron los principales destinos de nuestro próximo viaje.

Poco a poco fuimos descubriendo mediante la lectura de guías de viajes y blogs un mundo hasta ese entonces prácticamente desconocido: culturas totalmente diferentes, religiones de las que apenas conocíamos los nombres, historias muy duras, comidas y bebidas impronunciables, etc. Cuanto más leíamos más ganas teníamos de estar allá, de ver todos esos lugares increíbles, de probar nuevos sabores, y dejarnos sorprender por esa otra realidad.

Destinos: