martes, 24 de marzo de 2015

Hermanus!!! el hermano de Puerto Madryn???

By Sole

6 de octubre 2014

Para ese día teníamos programada la excursión a Hermanus, una pequeña ciudad costera a unos 115 km al sudeste de Cape Town. La principal atracción del lugar es el avistaje de la ballena franca austral (las mismas que visitan Puerto Madryn en Argentina) que migra a estas aguas –un poco más cálidas que las de la Antártida- para dar a luz a sus crías entre julio y noviembre. Prometía ser un paseo interesante, no?

A las 8:20 hs nos pasó a buscar la combi de “African Eagle” conducida por el multitasking chofer- guía. Dimos un par de vueltas por la ciudad recolectando al resto de los pasajeros. Tuvimos la oportunidad de ver algunos lugares por los que no habíamos pasado con el city tour, incluyendo los townships de los alrededores de Cape. De un minuto a otro vimos el contraste entre los modernos edificios del centro de la ciudad y las casas con techo de chapa –apenas sostenidas por un par de piedras- de estas auténticas villas miseria; cualquier similitud con la Argentina es pura coincidencia…

Volviendo a la realidad… entre autopistas, townships, y grandes complejos comerciales, tomamos la ruta N1, la N2 y a nivel de Gordon’s Bay la R44 que corre paralela a la costa. Es un camino costero zigzagueante con hermosas vistas: una sucesión de bahías con pequeñas playas rocosas y mar. A nivel de Betty’s Bay (lugar donde según nuestro chofer había pingüinos que no vimos) hicimos una parada en el Jardín Botánico Harold Porter. Más allá de recorrer los jardines con gran variedad de plantas florecidas  que se extendían hacia la ladera de una montaña, se podía tomar algo en el restaurante del lugar y utilizar los sanitarios (me sorprendieron gratamente por su limpieza y que no hubiese nadie cobrando en la puerta).


Paz...

En vez de comer algo optamos por recorrer el gran espacio verde salpicado por innumerable cantidad de colores producto de la eclosión primaveral de flores; un agradable silencio y tranquilidad reinaban en el lugar. En esta caminata, en la que nos cruzamos con una tortuga que salió caminando raudamente ante nuestra presencia, descubrimos que eran los “fynbos”. Al principio pensamos que se trataba de una planta en especial, pero no, ese término se usa para denominar al conjunto de plantas que crecen en la región del Cabo. El nombre “fynbo” en afrikaans significa “matorral fino” en referencia a las hojas finas de la mayoría de las especies que componen el grupo. En esta área los lechos de agua tienden a adquirir una coloración amarronada producto de los fenoles y taninos que liberan estas plantas.

La tartaruga del botánico

Unos 40 minutos después seguimos viaje hacia Hermanus. Lejos de lo que imaginábamos por lo que habíamos leído nos encontramos con un pueblo de mayores dimensiones, que hasta tenía sus propias townships. Como en las grandes ciudades había un gran asentamiento con casillas precarias de chapa que conformaban una especie de halo alrededor de lo que era antaño Hermanus.

La camioneta hizo una primera parada en el puerto donde bajaron los pasajeros que iban a hacer el avistaje de ballenas en lancha; nosotros bajamos en la zona céntrica llena de negocios y restaurantes frente a la costanera. Teníamos por delante poco más de tres horas para pasear por nuestra cuenta!!!

Durante el viaje el chofer había tratado de convencernos de hacer el “boat trip” aduciendo que de esa forma había 100% de probabilidad de ver a los mamíferos más grandes del mundo; desde la costa la posibilidad caía a un 60%.  Aunque reconozco que por un momento le creí y pasó por mi mente el “espero que hoy estemos en ese 60% de las veces que se ven”, nunca pensé en duplicar el costo de la excursión por una hora de navegación.

No bien bajamos nos acercamos al grupo de turistas que estaban con sus cámaras de foto mirando el mar, mientras escuchamos el sonido de una sirena de fondo… sería la sirena que anunciaba la proximidad de una ballena? Hicimos un “scanneo” visual del mar y a lo lejos logramos divisar la primera ballena, que no sería la última del día…

El día estaba divino, con un sol radiante y un calor agradable, ideal para iniciar una caminata por el sendero o “Cliff path” que va recorriendo la costa. Según los sectores discurre por zona de rocas, o entre vegetación espesa o desemboca en la vereda; cada tanto hay bancos para sentarse y observar el mar en búsqueda de los mistacocetos. 

Cliff Path
No bien comenzamos a caminar tuvimos que interrumpir la marcha atraídos por otra ballena, después fue otra, y después otra. Había una cantidad impresionante de animales, muchísimos más de los que hubiésemos esperado!!! Cuando ves uno cuesta desviar la vista y seguir adelante sin saber si va a aparecer otro!!!

Recorriendo Cliff Path

Terminamos sentados en un banco frente a una especie de bahía mirando el extraordinario espectáculo natural mientras comíamos los sándwiches de queso que habíamos llevado. 

Vista desde el banco

Fue uno de los almuerzos más interesantes que he tenido!!! Llegó un momento que llegamos a contar siete ballenas en el campo visual, ubicadas a distinta distancia de donde estábamos. Las pudimos ver realizando todas las actividades que describían los carteles informativos:

  • Breaching: un salto hacia atrás que hacen sin salir del todo del agua. Algunos creen que lo hacen para comunicar a las otras que están ahí y otros dicen que es para desparasitarse.
  • Fluking: es una postura rara en donde el animal se coloca de forma completamente vertical en el agua dejando la cola fuera de esta.
  • Lob- tailing: en este caso la cola sale de la superficie y muchas veces la golpean contra esta.
  • Blowing/ Spouting: se trata del momento de la exhalación en donde se libera el CO2. El agua que se ve no es más que la condensación por choque de temperaturas y algunas gotitas que quedan en los espiráculos. Por medio de esta exhalación podemos saber si se trata de un odontoceto (un sólo espiráculo externo -cetáceos con dientes)  o de una ballena (dos espiráculos externos -cetáceos con barbas).
  • Logging: se trata del momento en que permanecen quietos haciendo como la plancha en la superficie. Estos parecieran ser troncos flotando a la deriva. Muy común en cachalotes.
  • Spy-hopping: los cetáceos espían por fuera del agua colocando sus cuerpos en forma vertical y asomando sus cabezas a la superficie. Estos bichos son muy curiosos y suelen acercarse y chusmear.




Fue un avistaje maravilloso desde la costa. Cae dentro de mi clasificación de actividad must para incluir en cualquier visita al sur de Sudáfrica.

El acertijo de hoy: Cuántas ballenas hay???

Además de las ballenas nos cruzamos con los “dassies”, los roedores más grandes luego del carpincho o capibara. Por lo que habíamos leído es común encontrarlos tomando sol sobre el sendero, justamente en la situación que encontramos a uno de ellos. Cuando nos acercamos un poco para ver que hacía (y en consecuencia ver si teníamos que tomar un desvío ya que no pensaba pasarle por al lado) se escabulló entre unas matas a la vera de camino permitiéndonos el paso. Estoy nominada para el premio a “la valentía”…

Dassie a la vista!!!

Terminamos el paseo recorriendo el mercado artesanal que estaba en la zona más céntrica junto a los restaurantes de pescados y mariscos con terrazas exteriores –muy bonitos por cierto.

A las 15:15 volvimos a la combi con la que subimos por el “Rotary Way”, un sendero que nos llevó a un mirador ubicado en lo alto de la montaña desde donde tuvimos una vista panorámica del pueblo. No esperen “un mirador” para turistas sino que una explanada entre matorrales desde la que parten un par de senderitos. En los 10 minutos que tuvimos para sacar fotos, caminamos unos metros por uno de estos; esa corta distancia fue suficiente para sobresaltarme por el ruido que provocó el movimiento de una liebre entre la vegetación y gritarle a Seba “No pises a la tortuga que tenes atrás!!!”; la tartaruga se había colocado inoportunamente detrás de sus pies.

Panorámica de Hermanus

Ahora sí comenzaba el retorno a Cape. En lugar de bajar por el mismo camino, tomamos otro que se metía en un viñedo que por la época del año tenía sus parras pequeñas, en pleno crecimiento, intercaladas con algunos olivos. Cómo los pocos viñedos que he conocido tenía un aspecto muy pintoresco con sus plantaciones distribuidas en una gran superficie ondulante. Luego seguimos por una ruta interna pasando por el Sir Lowry’s pass, y la N2 que habíamos tomado a la ida.

A las 17:30 hs ya estábamos nuevamente en Cape para reponer energías con una picadita en el departamento!!!

PD: Gracias Ceci Gallinger por tu aporte sobre el comportamiento de los cetáceos!!!

Volver a Cape Town: Lion´s Head/ Robben Island

viernes, 13 de marzo de 2015

Caminando bajo el sol en Lion´s head

By Sole

Cape Town no sería lo que es sin sus icónicas elevaciones montañosas: Table Mountain, Lion’s Head y Signal Hill. Imposible imaginarla sin ellas… Al saber de la existencia de Lion’s Head con sus 669 metros y como siempre sucede cuando vemos una montaña atractiva, no faltó la pregunta: “Tiene senderos de trekking???”. Habiendo encontrado una respuesta afirmativa no pudimos resistir la tentación de ir hacia allí!!! La propuesta prometía ser interesante: caminata al aire libre y vistas panorámicas de la ciudad.

El objetivo: Lion´s Head!

Como estábamos sin auto aprovechamos el ticket del Red Bus del Cape Town Sightseeing para acercarnos, bajando en la rotonda desde donde salía Tafelberg Road hacia la izquierda (iba a Table Mountain) y Signal Hill Rd hacia la derecha. Caminamos unos cuantos metros a la vera de esta carretera pavimentada hasta el estacionamiento de Lion’s Head. Sin dificultad encontramos el cartel que indicaba el inicio del sendero; y aunque no hubiese estado era imposible no ver el ancho camino ascendente de piso pedregoso anaranjado por el que en ese momento circulaban un par de personas en ambas direcciones. Antes de emprender el recorrido nos aseguramos de tener suficiente líquido en las mochilas; estimo que bajo los rayos del sol de las 12 del mediodía con un cielo celeste sin una mísera nube debía hacer más de 30ºC…

Allá vamos!!!

Te pusiste protector solar??? Sí!!! Tomaste agua??? Sí!!! Tenés la cámara a mano??? Sí!!! Lista??? Sí!!! Entonces vamos!!!

Sin apuro y a ritmo constante, sólo interrumpido para sacar fotos, fuimos recorriendo el sendero que si bien al principio no presentaban ninguna dificultad técnica ascendía en forma permanente. A menos de 5 minutos de haber comenzado paramos a sacar las primeras fotos; al sacarnos las mochilas notamos que ya teníamos la espalda empapada!

Table Mountain con sus Doce Apóstoles por detrás se presentaba imponente frente a nuestros ojos, y un poco más allá pudimos ver las playas. Las vistas cumplían plenamente nuestras expectativas.

Impresionante panorámica de Table Mountain con los 12 apóstoles y la playa.

Llegado un punto, el camino se transformaba en un especie de escalera donde los escalones eran piedras prolijamente acomodadas en algunos sectores y las rocas naturales -imagino que alisadas por la mano del hombre (no creo que fuesen tan perfectas)- en otros.

Seguimos ascendiendo

A los costados del sendero una amplia variedad de arbustos y coloridas flores alegraban el lugar; una gran ventaja de hacer esta caminata en primavera! No sólo los estímulos eran visuales… algunas hierbas desprendían un aroma agradable que nos constó identificar: según Seba “olor a shampoo para perro” y a mí me recordó a alguna especie utilizada en la cocina thai. Digamos que volaba bastante la imaginación…

Nada más lindo que la primavera con sus flores!!!

Otro punto interesante es que al ir ascendiendo en sentido de las agujas del reloj las vistas panorámicas eran de 360º. Atrás dejamos la montaña de la mesa, las playas y apareció Signal Hill y el otro lado de la ciudad. Pero en ese momento también vino la gran decepción para Seba: Signal Hill tapaba el Estadio Ciudad del Cabo en el que Argentina había perdido ante Alemania en el mundial  2010...

Signal Hill desde arriba

La temperatura seguía en ascenso… igual no podíamos quejarnos del día espectacular que nos había tocado en suerte!!! Al hidratamos bien y hacer un par de paradas para fotos no llegamos a sentir cansancio y el agotamiento esperable por los metros que habíamos ascendido bajo el sol.

Otra vez Table Mountain ante nosotros!!!

Llegó un momento donde el ascenso se hizo un poco más engorroso, con algunas rocas para trepar y unas escaleras metálicas empotradas en las rocas que fueron el lugar donde dije “basta!!!” Sabiendo que la parte final iba a ser dificultosa habíamos acordado que yo ponía el límite de ascenso. Ya habíamos ido sacando fotos panorámicas desde todos los ángulos y no quería arriesgarme a subir a algún lado desde donde tal vez después no iba a poder bajar.

Hasta acá llegamos...

Picamos un par de snacks y emprendimos el regreso que iba a ser en constante descenso y con menos esfuerzo físico.

Afortunadamente sólo vimos ejemplares del reino vegetal y ninguna alimaña de las que suelen habitar estos lares. Al ser domingo y un día tan lindo nos cruzamos con varios grupos de jóvenes que parecían estar paseando, otros que iban trotando, y otros tanto que aprovechaban para pasear sus perros. Hubo uno de patas cortas que en un momento se estancó y los dueños no tuvieron más opción que cargarlo en brazos como si fuese un bebé.
Más rápido de lo pensado llegamos al punto de partida, donde había sanitarios y un par de personas que vendían agua.

Es una caminata super recomendable que por lo menos hasta el punto que nosotros llegamos no presentaba grandes dificultades técnicas pero si requería un buen estado aeróbico para poder disfrutarla plenamente.

sábado, 7 de marzo de 2015

Cape Town: el city tour

By Sole 

5 de octubre 2014

Cuando nos levantamos ya había amanecido, prometía ser un día soleado. Desayunamos tranquilamente y sin apuros salimos a recorrer Cape Town. Para tener un pantallazo general de la ciudad –sin alquilar un auto- habíamos comprado tickets para el City Sightseeing bus. Este micro rojo, similar a los que circulan en las principales ciudades del mundo, tiene un recorrido pre-establecido en el que los turistas suben y bajan libremente; una combinación ideal de transporte con caminatas, visitas a museos, playas o al lugar que uno quiera! Tengan en cuenta que comprando los tickets por internet hay un pequeño descuento!!!

Al poner un pie en la calle confirmamos lo que sospechábamos: Ciudad del Cabo no es una ciudad para peatones!!! O al menos esa fue la sensación cuando fuimos en la búsqueda del “Two Oceans Aquarium”, el lugar desde donde partía el micrito. Pocas veredas, muchas carreteras con aspecto de autopista en todos sentidos, y en algunas esquinas semáforos que nunca entendí cómo funcionaban!!! Así que la experiencia cruce de calles en Sudáfrica se suma a la de Italia y la India…


Ciudad poco amigable para peatones con autopista suicida...
Recorrimos el kilómetro y algo que nos separaba de la parada en forma exitosa sin terminar debajo de la rueda de ningún auto!!! En la boletería canjeamos el comprobante que nos había llegado por mail por los tickets y los auriculares que nos iban a permitir escuchar la información que iba a ir dando en micro durante el recorrido (se podía optar entre 14 idiomas distintos incluido el castellano).


Welcome to the Red Bus
Minutos después, y ya con bastante calor a pesar de estar en primavera, subimos al red bus. Pasamos por la torre del reloj del Victoria & Alfred Waterfront siguiendo hacia el moderno Cape Town International Convention Centre. Cuando llegamos a Long Street –lo que sería la zona del downtown- hicimos el primer descenso del micro. Caminamos una cuadra y nos encontramos con Greenmarket square y su mercado de artesanos. Pequeños animales, cucharas y fuentes de manera, láminas con motivos de animales, paisajes y mujeres con cántaros en la cabeza, y coloridas ropas de aspecto étnico eran las principales “artesanías” ofrecidas en los puestitos que poblaban el lugar. Apenas bastó con preguntar un par de precios para ver cómo funcionaba el sistema: imprescindible disponer de tiempo para regatear y conseguir un buen precio. Cuando nos acercábamos los vendedores nos alentaban a tocar sus productos con un “touching is free”. Solo echamos un vistazo y seguimos viaje, no teníamos pensado hacer compras en nuestro primer día y personalmente no tenía ganas de jugar al regateo!


Greenmarket
Mientras esperábamos al “yellow bus” para recorrer el downtown aprovechamos para comprar un poco de agua; la temperatura seguía en ascenso… Este recorrido también estaba incluido en el ticket que habíamos comprado.

Lo primero que llamó nuestra atención fue la Catedral de St. George, un imponente edificio de piedra que durante la época del Apartheid siempre tuvo las puertas abiertas para todos sin importar su color.  Pasamos luego por el tradicional hotel Mount Nelson, el distrito 6 –un barrio originalmente multirracial que durante el Apartheid fue desalojado y declarado exclusivo para blancos- que actualmente cuenta con varias manzanas descampadas en las que no se construye como forma de recordar el pasado, el ayuntamiento donde Nelson Mandela dio su primer discurso público tras ser liberado en febrero de 1990, el Castillo de la Buena Esperanza –el edificio colonial más antiguo de Sudáfrica aún en pie- y la calle Strand (“playa” en holandés y afrikaans) lugar donde originalmente llegaba la costa –de a poco se le fue ganando tierras al mar y esta línea se extendió un kilómetro hacia el noreste.


Castillo de la Buena Esperanza con Table Mountain de fondo
Una media hora después estábamos nuevamente en la parada desde la que habíamos partido. Antes de subirnos al red bus dimos otra vuelta por Greenmarket. Al ser domingo la mayoría de los locales de la zona se encontraban cerrados; sólo los puestos artesanales, un local de comidas rápidas, dos bares y la iglesia metodista, donde justo en ese momento estaba culminando uno de sus servicios dominicales, daban vida al lugar. Estuvo bueno visitar el área en un día no laboral sin gente caminando frenéticamente de un lado a otro. Además pudimos ver a las mujeres con coquetas vestimentas y zapatos de taco alto que al salir de la iglesia los cambiaban por otros sin tacos y apuesto que más cómodos; me dieron una idea del respeto que aún demuestran hacia ciertas instituciones, que probablemente vaya también de la mano de la conservación de ciertos valores que en otros lugares se han ido perdiendo.

Teníamos pensado hacer una parada en Lion’s Head, la segunda elevación más importante de la ciudad luego de Table Mountain, e intercalar un trekking en medio del recorrido citadino. Como la parada más cercana al punto de partida de nuestra caminata estaba a cierta distancia, hablamos con el chofer del micro que sin problemas accedió a dejarnos donde le pedimos.

Cuando llegamos a la rotonda desde la que parte el camino hacia Table Mountain a la izquierda y Lion’s Head a la derecha bajamos e iniciamos el trekking hacia esta última elevación. 

Contentos con la caminata por la “cabeza de león”, decidimos continuar con el city tour.  Para volver a tomar el Red bus, que pasaba cada 15 minutos, tuvimos que caminar hacia Table Mountain. Antes de tomar la carretera que nos iba a llevar a la zona del Cable Car Station –donde paraba el micro-, avanzamos por un sendero que salía a la derecha de la misma y no sabíamos hacia donde iba. Dijimos, tal vez nos lleva hacia donde tenemos que ir, tal vez no… Y ganó el tal vez no!!! Tras caminar unos cuantos metros nos dimos cuenta que estábamos yendo hacia los “Doce apóstoles” conglomerado que forma parte de “la montaña de la mesa”. Una mujer que caminaba con una niña por ahí confirmó nuestras sospechas: era un sendero que bordeaba ese sector de la montaña. Tengo que reconocer que me sorprendió mucho la amabilidad con la que nos respondió la señora.

Volvimos sobre nuestros pasos y esta vez sí fuimos hacia la parada del bus, encontrándonos con un camino ascendente… estábamos condenados a ir hacia arriba!!! Un ruido al costado de la ruta nos llamó la atención; cuando miramos descubrimos un charco de agua con pasto en el que había varios batracios chapoteando. Lejos de causarme repulsión –mi reacción más habitual frente a estos animalitos- me quedé mirándolos y hasta les saqué una foto; ya estaba en la “onda África” donde esperaba ver todo tipo de animales!!!


Los primeros animales...
Subimos y subimos por la misma calle que circulaban los vehículos hasta que encontramos un atajo en la montaña, el cual tomamos sin dudarlo dos veces. Tal vez la escalerita requería un poco más de esfuerzo físico pero era mucho más directa. Llegamos con la lengua afuera pero a tiempo para tomar el micro que estaba por partir!!!

El viaje no duró demasiado ya que en Camps Bay volvimos bajar. Este barrio se encuentra ubicado a los pies de los “doces apóstoles” extendiéndose hacia la playa. Por sus bares y restaurantes, algunos de aspecto exclusivo,  por un lado y una costanera por el otro me dio la impresión de estar caminando por  Ocean Drive en Miami Beach!


Los Doce Apóstoles desde la playa
Día lindo + fin de semana: lugar atestado de gente! Los restaurantes estaban llenos de individuos de aspecto extranjero –de los que vienen con euros y dólares- que compartían su atención entre sus tentadores platos de comidas acompañados de cerveza, el incesante desfile de gente por la vereda y el espectáculo callejero a cargo de niños con instrumentos y vestimentas tradicionales.

Del otro lado estaba la costanera con la playa de arena fina y clara, y el mar que se veía muy tentador en un día de tanto calor. Pero si bien nos tentó… el frío impidió que nos metiéramos. Apenas bastó con meter los pies en el agua para comprobar que lo que decían de la corriente fría proveniente de la Antártida era cierto!!! De todas maneras eso no impidió que los niños disfrutasen del mar.

La calle que habíamos cruzado había determinado dos grupos. Por un lado los blancos, principalmente turistas (y tal vez algunos locales) con dinero de la vereda de los locales gastronómicos, y los no blancos, en su mayoría locales (y algunos turistas pobres como nosotros) del lado de la playa con bebidas y helados comprados en el “Pick n Pay” de la zona. Hay veces que no es necesaria una ley para separar grupos, sólo basta con tener o no una American Express Planitum...

En fin, no sentamos con nuestros helados en la costanera bajo la sombra de un árbol a descansar un poco y ver a la gente que nos rodeaba. Me llamó la atención la diversidad de vestimenta de los bañistas: trajes de neopren en niños pequeños, shorts de lycra y bermuda en los hombres y bikinis, mallas enterizas, vestidos, shorts, pescadores, y remeras de mangas largas hasta musculosas en las mujeres. Todo estaba permitido!!!


La playa con Lion´s Head de fondo
Al que no puedo dejar de darle una mención especial es al “negro milanga”. Era un hombre de raza negra, edad incierta aunque apostaría que tendría unos 40 años, que se mojaba en el mar y luego se arrojaba arena sobre el cuerpo quedando hecho una milanesa!!!  Compitiendo por el premio al personaje del año!!!


El "negro milanga"

Aún quedaban cosas para ver, así que regresamos a nuestro city tour. Siguiendo Camps Bay aparecieron las playas de Clifton. Una vez más nos encontrábamos con el concepto de divisiones: Clifton incluía cuatro playas separadas para distintos públicos. Según uno se identificase con el concepto de “local”, “gay”, “fashion” o “adolescente” tenía su playa.

Bajamos en Green Point junto al pequeño faro que aparece en la película Invictus cuando el equipo sale a trotar. A esa altura, si bien estaba el mar no había playa: grandes olas que arrastraban conglomerados de algas golpeaba furiosamente el paredón de contención que bordeaba la costa.


El pequeño faro de Cape
El frío viento costero y la presencia cercana del estadio Green Point hicieron que nos alejáramos del mar y caminásemos hacia la gran estructura metálica. Era evidente que toda esta área había sido puesta en valor para el Mundial del año 2010. El estadio, sede de la catastrófica eliminación del equipo dirigido por Maradona (obviamente que esto es un comentario de Seba),  estaba bordeado por un campo de golf, y modernos parques cuyo verde era interrumpido por senderos de material.


Estadio Green Point
Cuando pasamos justo estaba terminando un partido de fútbol, pero la imagen fue muy distinta a la que vemos habitualmente en Argentina. Por un lado la cantidad de gente que salía era ínfima y por el otro lado, simpatizantes de ambos equipos, con sus camisetas y vuvuzelas, salían tranquilamente caminando lado a lado. Una conducta ejemplar!!! En ningún momento sentimos temor de caminar junto a estos hinchas de futbol, y de hecho lo hicimos por varias cuadras siguiendo la calle Fritz Sonnenberg. Tras pasar por debajo de la autopista se continuaba con un sendero peatonal que corría paralelo a una bicisenda y culminaba en la calle Somerset donde estaba el supermercado al que nos dirigimos a comprar provisiones para la noche. Casi no había bicicletas pero si varias personas caminando; tal vez si no hubiésemos coincidido con la gente que salía de la cancha el lugar hubiese estado desierto… una vez más reitero que no es una ciudad donde se vea gran cantidad de peatones.

Con la visita al Spar concluyó nuestra recorrida por la ciudad. Había aprovechado a full el día haciendo y viendo todo lo que habíamos planificado!