domingo, 25 de junio de 2017

Damas y caballeros, con ustedes: "El teatro Colón"!!!

By Sole

Sábado 25 de Junio 2016

Continuamos nuestra exploración urbana visitando el Teatro Colón. Habíamos intentando hacer el recorrido varios meses atrás, pero en esa oportunidad el sistema no estaba funcionando por lo que no se podían comprar las entradas y en consecuencia las visitas guiadas estaban suspendidas. Esta vez la suerte estuvo de nuestro lado pudiendo comprar los tickets para la visita que comenzaba en menos de 10 minutos –salen cada 15 minutos con hasta 34 participantes-.

Puntualmente se hizo presente la guía que iba a acompañarnos. Uno a uno fuimos pasando a un sector del hall principal donde había una pequeña exposición de vestuario. Para evitar decepciones futuras en ese mismísimo momento nos informó que la visita no incluía el sector donde se confeccionan y se conservan escenografías y vestuarios utilizados en las obras, por lo que esta era nuestra oportunidad de observar lo poco que podía verse. Uno de los aislados recuerdos que tenía de mi visita anterior –unos 25 años atrás con el colegio- era haber estado en los talleres relacionados con esas tareas.

Mientras terminaba de aglomerarse el grupo pudimos observar vidrio de por medio un par de trajes con exquisitos detalles, y una excelente confección. Apostaría que estaban mucho mejor hechos que gran parte de la ropa que compramos en negocios de primeras marcas; más allá del valor histórico por haber formado parte de importantes obras, su valor económico no debe ser desestimable.

También fuimos informados que el recorrido iba a tomar unos 50 minutos; estaba permitido tomar fotos, pero no utilizar el flash ni hacer grabaciones de audio ni visuales. Si bien reiteró esto varias veces, y hasta se ofreció a ayudar a configurar los teléfonos celulares para desactivar el flash hubieron varias personas que hicieron caso omiso al pedido… 

La visita se inició oficialmente frente a la majestuosa escalera principal por la se accede a la sala. Lejos de lo que uno imaginaría, la puerta principal del teatro no está en la avenida 9 de Julio sino en la Av. Libertad desde la cual se ingresa al hall donde estábamos parados. Y después viéndolo desde afuera, tiene sentido.

Entrada principal del teatro

Como no podía ser de otra manera, el relato comenzó con un poco de historia para “desasnarnos”. Este no fue el primer teatro Colón que hubo en Buenos Aires, de hecho el primero que funcionó entre 1857 y 1888 estaba frente a la Plaza de Mayo, en la manzana donde actualmente está el Banco Nación. El teatro actual fue inaugurado en 1908 tras 20 años de construcción, durante la cual pasaron tres arquitectos europeos que sin dudas le dieron un estilo que recuerda a los palacetes del viejo continente. Según los que saben, tiene un estilo ecléctico tomando elementos franceses e italianos. 

Volviendo al presente… mientras escuchábamos a nuestra guía no podíamos dejar de observar todos los detalles y el exquisito diseño de ese hall y la escalinata, en los que parecía que no se había escatimado en gastos. Mármol de Carrara en las escaleras, de Verona en las columnas y de Siena en la balaustrada, vitrales en el techo, mosaicos formados con miles de pequeñas teselas en los pisos, imponentes luminarias y arañas, y paredes revestidas con técnica estuco convivían en armonía creando un majestuoso hall de ingreso digno de un palacio.

Vitral del techo

Pusieron uno por uno???

Como si fuésemos invitados de honor, subimos las escalinatas de mármol blanco, con una alfombra roja central, llegando a otro ornamentado hall, el “Foyer de los bustos”, dedicado a 8 compositores de óperas - Beethoven, Mozart, Bellini, Bizet, Rossini, Gounod, Verdi y Wagner - cuyos bustos y nombres ocupaban un lugar destacado en los dinteles de las puertas-ventanas. Nuestra curiosa guía fui describiendo uno a uno a estos artistas, tarareando en algunos casos fragmentos de sus obras más famosas.

Foyer de los Bustos

Seguimos por el salón dorado, en el cual como su nombre lo indica prevalecía ese color. De estilo francés, presentaba relieves en paredes y techos con técnica de dorado a la hora, columnas talladas, imponentes luminarias, espejos –daban la sensación de estar en un ambiente más grande-, pisos de madera y hasta un vitral. Un detalle al que no habíamos prestando atención hasta ese momento era el del material de los pisos… los lugares de más tránsito del teatro tenían pisos con mosaicos, mientras que los de menor circulación como este salón de madera. Actualmente esta sala se utiliza para ensayos, selección de artistas, exposiciones y pequeños conciertos.

Salón dorado I

Salón dorado II

Para el final estaba quedando lo mejor: la sala principal!!! El gran salón donde se llevan a cabo los grandes espectáculos está rodeado de pasillos con puertas a través de las cuales se accede al mismo. Salvando las distancias, el corredor por el que fuimos caminando me tele-transportó varios años atrás al aula Magna de la Facultad de Medicina de la UBA; la voz de alto de nuestra guía rápidamente me devolvió a la realidad. Nos paramos junto a una de las puertitas, y paulatinamente fuimos ingresando al palco principal, ubicándonos en las 34 sillas que posee. Ahí se develó el secreto de porqué las visitas guiadas son de grupos de hasta 34 personas.

IMPONENTE!!! Creo que es la mejor palabra que describe este lugar. Desde nuestro lugar privilegiado teníamos una excelente vista del escenario -en ese momento oculto tras un gran telón de 48 metros de altura-, los palcos dispuestos en varios niveles, y las 22 filas de asientos. Separando la platea del escenario estaba el foso, un espacio especialmente diseñado para la orquesta con capacidad para 120 músicos. Por debajo de los palcos, a la altura de la platea aún se pueden observar las rejas desde donde las viudas podían presenciar las obras –básicamente escuchar- sin ser vistas por el resto de los asistentes. Una inhumana costumbre que afortunadamente fue prohibida hace ya varias décadas. Con sala llena, unas 2700 personas pueden disfrutar –obviamente con distinto confort y visión- de un espectáculo al mismo tiempo.

Sala principal

Coronando la sala, la cúpula. Difícil estimar las dimensiones de ese gran “platillo” en el que actualmente se puede observar una pintura del argentino Raúl Soldi. Habiéndose deteriorado la original pintada por el artistas francés Marcel Jambon producto de filtraciones, en 1966 fue inaugurada la actual que se encuentra rodeando una gran araña de 7 metros de diámetro de más de una tonelada de peso y 730 lamparitas. Y eso no es todo, ahí en las alturas dentro de esa plataforma hay un corredor que es utilizado en algunas obras por músicos y actores generando un efecto especial de voces celestiales y coros de ángeles.

Intento de foto de la cúpula

Más allá de la estética, este salón tiene una acústica casi perfecta. Durante las obras ni los músicos, cantantes ni actores utilizan micrófonos; el perfecto diseño hace que el sonido fluya y alcance todos los rincones del lugar. En una de sus visitas el tenor Luciano Pavarotti –una autoridad en el tema- haciendo referencia al tema enunció: “El Teatro Colón tiene un grandísimo defecto; su acústica es perfecta. Imaginen ustedes lo que eso significa para un cantante. Si uno hace algo mal, se nota enseguida".

Habiendo quedado impresionados con la belleza e imponencia de esa gran sala vacía, no puedo imaginar lo que debe ser llena de gente, con todas las luces encendidas y el telón levantado durante una función. 

Lamentablemente, con esto finalizaba esta interesantísima visita. Los cincuenta minutos habían pasado tan rápido que nos quedamos con ganas de un poco más. Tal vez algún día volvamos con tickets en mano… Si fuese clarividente apuesto que nos visualizaría paraditos viendo una obra desde el paraíso –en lo más alto y alejado del escenario- y no precisamente en el palco principal.

sábado, 17 de junio de 2017

Cementerio de la Recoleta

By Sole

Sin duda uno de los lugares de Buenos Aires que merece una visita es el cementerio de la Recoleta. Este debe su nombre a los monjes recoletos quienes tenían el huerto de su convento en este lugar que fue expropiado para la construcción del primer camposanto público de la ciudad.



En sus cinco manzanas alberga 4870 sepulcros, con más de 70 declarados “Monumento Histórico Nacional”, en los que yacen los restos de reconocidos políticos, científicos, artistas, deportistas, y personajes de la alta sociedad argentina. Muchas de las bóvedas y mausoleos construidos principalmente en mármol, siguiendo diferentes estilos arquitectónicos, y ornamentados con esculturas, representan verdaderas obras de arte.
La lista de personalidades que encontramos en el interior es extensa, pero no me voy a detener en eso, sino en las historias y leyendas urbanas que involucran a varios de sus habitantes eternos.






Historias y leyendas:

Elisa Brown, hija del almirante irlandés Guillermo Brown

Detrás de la urna de bronce de Guillermo Brown (confeccionada con material de fundición de los cañones de barcos), se encuentra una más pequeña de madera con los restos de su hija Elisa. Cuenta la historia que el prometido de la joven, el comandante Francis Drummond, fue mortalmente herido mientras luchaba bajo las órdenes del mismísimo almirante Brown. Tras enterarse de la muerte de su futuro esposo, Elisa decide suicidarse ahogándose en las aguas del Río de la Plata reencontrándose con su amado el día en que hubiese tenido lugar la boda.


Salvador María del Carril

En este caso no vamos a recordar a Salvador María del Carril por haber sido el primer vicepresidente constitucional de la Nación durante el gobierno del general Urquiza, ni por haber sido gobernador de San Juan, sino por su curiosa bóveda funeraria cuya construcción fue encargada por su viuda doña Tiburcia Domínguez de Del Carril.

Parece que la señora Tiburcia era una compradora compulsiva, lo que generaba muchas discusiones con su marido que era el que ponía el dinero. El tema llegó a tal punto que Salvador se cansó de pagar las deudas, y tras varias advertencias a su señora publicó una nota en los principales medios de la época advirtiendo que ya no se haría cargo de de los excesivos gastos generados por su mujer. La indignación de Tiburcia fue tal que la pareja si bien seguía casada dejo de hablarse hasta que la muerte los separó.

Consistente con lo que fue su relación en vida, incluyendo los casi 30 años de silencio, la señora dejó en claro que cuando falleciera su busto debía mirar en la dirección opuesta a la estatua de su esposo prolongando su desdén más allá de la vida. 

Doña Tuburcia de frente, Don Salvador de espaldas

Liliana Crociati de Szaszak

Esta joven encontró la muerte en uno de los momentos más idílicos de una relación: la luna de miel. La pareja se encontraba en la localidad austríaca de Innsbruck cuando un alud sepultó el hotel donde estaban hospedados; ella murió en el acto. Algunos cuentan que ese mismo día, a 14000 km de distancia, también murió su perro Sabú. Los padres, devastados tras la muerte de su única hija, mandaron a construir una estatua de la joven con su mascota que se encuentra junto al sepulcro. Completa la desgarradora escena una placa con un poema intitulado “A mia figlia” escrito por su padre, un conocido escultor, peinador y poeta italiano.

Liliana Crociati de Szaszak

David Alleno

Este hombre no fue ningún personaje ilustre de la política, deporte ni del espectáculo; simplemente fue cuidador del cementerio durante casi 30 años. Estimo que le tenía mucho afecto a su lugar de trabajo, ya que invirtió los ahorros de toda su vida comprado una parcela que le asegurase la residencia eterna ahí. Precavido, viajó a Italia donde encomendó la construcción de su propia estatua de mármol para inmortalizar su imagen con la ropa de trabajo, regadera, escoba y un manojo de llaves.

La leyenda narra que una vez que el bajorelieve estuvo colocado en su lugar, don Alleno volvió a su casa y se suicidó. Ya había cumplido su objetivo en la vida…

David Alleno

Alfredo Gath

Uno de los dueños de las tiendas Gath y Chavez tenía un miedo que lo atormentaba: ser enterrado vivo. Haciéndole frente a su temor, mediante la ayuda de un ingeniero diseñó donde sería su última posada un mecanismo hidráulico por el cual cualquier movimiento en el féretro hacía que el mismo se activara abriendo la puerta del ataúd, lo que a su vez abría la puerta de la bóveda y hacía sonar la campana instalada en el campanario del mausoleo.


Rita Dogan

Los Sáenz Valiente tenían tal aprecio por su empleada doméstica Rita Dogan que tras su muerte decidieron enterrarla en la parcela familiar. El detalle es que guardando las distancias entre las clases sociales, la difunta tiene su tumba en Recoleta pero del lado del afuera del mausoleo. Con cama afuera hasta la eternidad...

"Con cama afuera"


Rufina Cambaceres

Sin dudas la historia de Rufina Cambaceres es una de las más conocidas y trágicas del cementerio. El día de su cumpleaños número diecinueve fue encontrada si vida. Sin una explicación clara de qué había provocado la muerte fue enterrada.

Pocos días después los guardianes del cementerio notaron que el ataúd se había desplazado. Al abrirlo observaron con horror que el cuerpo de la joven estaba en otra posición, con golpes y rasguños en el rostro. La historia más difundida cuenta que Rufina fue enterrada viva mientras sufría un ataque de catalepsia, al despertar dentro del cajón en un intento desesperado e infructuoso por salir se había provocado esas lesiones.

Hoy identificamos su mausoleo por la escultura de la muchacha invadida por una inmensa tristeza con la mano derecha sobre el picaporte de la puerta, tal vez intentando abrirla para regresar al mundo de los vivos. 

Algunos van más allá con esta historia y hasta cuentan que cada tanto se ve el fantasma de Rufina como la ´dama de blanco´ que deambula por el cementerio.

Rufina Cambaceres

El cementerio de Recoleta es un sitio de gran belleza arquitectónica, que nos invita a abstraernos por un rato de la realidad y sumergirnos en un mundo paralelo en el que se mezclan las historias verídicas con mitos que incrementan el misticismo del lugar.
Son muy recomendables las visitas guiadas gratuitas del Gobierno de la Ciudad. En los últimos años he realizado el recorrido en dos oportunidades en las que con gran pasión las guías cuentan algunas de las historias que les narré previamente y muchas más. (Para más información de días y horarios visiten la web de Turismo de Buenos Aires: https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/atractivo/cementerio-de-la-recoleta). Sin dudas es un lugar que tienen que visitar.


sábado, 10 de junio de 2017

Mi Buenos Aires querido (Parte II)

By Sole

Tomamos la avenida Brasil y nos desviamos hacia Puerto Madero. En este caso puedo decir con orgullo que no es la primera vez que visito el lugar. Les recomiendo bajar en algunas de las paradas que tiene el bus en la zona y caminar un rato por este barrio en constante expansión. Su nombre hace alusión a lo que funcionó en ese sitio a fines del siglo IX (un puerto) y a quien fue el que propuso el proyecto (Eduardo Madero). La corrupción y las injusticias no son novedad en la Argentina... aparentemente el proyecto de este hombre compitió con el del Ingeniero Huergo ganando el que tenía más contacto con el poder: el Sr Madero. Se llevó a cabo la monumental obra que duró unos 10 años e incluyó el relleno de parte de la costa del Río de la Plata con tierra y tosca generando una gran isla artificial separada de la ciudad por cuatro diques y dos dársenas para el acceso de barcos. El tiempo que tardó en construirse fue equivalente al que estuvo en uso… estos genios no habían previsto que al lugar llegasen buques de mayor tamaño! El nuevo puerto ya no era útil, así que tuvieron que recurrir al viejo y archivado proyecto de Huergo construyendo el actual puerto. El lugar quedó abandonado, deteriorándose con el paso de las décadas hasta que alrededor de 1990 se decidió reciclarlo transformándolo poco a poco en lo que conocemos hoy en día con hoteles, edificios lujosos y restaurantes.

Puerto Madero I

Puerto Madero II


Puerto Madero II

Más allá de ser un lugar lindo para caminar un rato o sentarse a tomar algo, ofrece la posibilidad de visitar la ya "jubilada" Fragata Sarmiento o ser el punto de partida para una silenciosa recorrida por la Reserva Ecológica.

Fragata Sarmiento

Cuando estamos por salir del barrio, me llama la atención un edificio moderno con una curiosa escultura en su exterior... y eso? Se trata del museo de la Fundación Fortabat. Lo dejo anotado en mi lista de lugares a visitar en el futuro, su colección de obras de autores nacionales e internacionales es muy prometedora!

Museo de la Fundación Fortabat

Dejamos atrás Puerto Madero y tomamos la avenida Córdoba haciendo una parada en Galerías Pacífico. Este centro comercial es mucho más que una colección de locales de las marcas más conocidas y stands de comida. Su elegante edificio con las bóvedas de vidrio y su gran y bella cúpula central con murales de los reconocidos pintores argentinos Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino merecen una visita; no en vano fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1989.

Galerías Pacífico

Galerías Pacífico cúpula central
Galerías Pacífico Bóveda Vidriada

Por qué no completar el recorrido de la zona caminando unas cuadras por la más famosa peatonal de Buenos Aires? Florida una calle que nunca descansa, con ritmo propio en la que convive su habitual fauna compuesta de una marea humana que se mueve incesantemente en diferentes direcciones, “arbolitos” (personajes que cambian dinero en forma ilegal y curiosamente la ley nunca los ve) que repiten como loros “Cambio, cambio, cambio”, vendedores de productos de cuero reconocibles por sus gritos de “cuero, leather, couro” que intentan atraer a los extranjeros, y los artistas callejeros que ofrecen sus shows de tango o pegadizas baladas.

Volvemos al micro y vamos rumbo a Retiro… imposible no dedicarle unas miradas a la Torre Monumental, más conocida por su viejo nombre como Torre de los Ingleses. Les recomiendo que saquen las fotos que puedan desde el micro sin bajar ya que suele ser un lugar bastante peligroso.

Seguimos por avenida Figueroa Alcorta donde rápidamente identifico lugares que me son sumamente familiares. El puente peatonal que conecta el Parque Rubén Dario con la Facultad de Derecho me saca una sonrisa al recordar las veces que lo cruce corriendo mientras entrenaba; cuantas horas de calor y frío gastando las zapatillas en esas manzanas para correr con dignidad un par de carreras de 21 Km.

Justo frente a “mi plaza” se encuentra uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad: la Floralis Generica. Muchas veces nos hemos sentado en la Plaza de la Naciones Unidas a tomar mate viendo la constante circulación de turistas de todas las nacionalidades que hacen una parada para ver la gran escultura metálica con forma de flor. Más allá de su atractivo estético tiene un sistema eléctrico que abre y cierra los pétalos dependiendo de la hora del día y la presencia de fuertes vientos. Teóricamente este mecanismo estuvo dañado durante varios años, pero hace un par fue restaurado… nunca pude presenciar algún movimiento de los grandes pétalos de acero inoxidable; siempre la he visto abierta. 

Floralis Generica

Sabiendo que el micro va a regresar por la avenida Del Libertador, a pocos metros de esta atracción, continuo viaje dejando la visita a la zona para más tarde.

Siguiendo por Figueroa Alcorta pasamos por el museo MALBA, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Cuenta con una interesante colección de pinturas y esculturas de artistas latinoamericanos, si están con tiempo e interesados en el tema hay justo una parada para ustedes. Yo sigo de largo, ya lo he visitado una vez y no pondría entre los “must” a visitar en la ciudad.

Continuamos hacia Palermo, más particularmente lo que se conoce como “Palermo Soho”. Si justo están en la zona al mediodía lo mejor que pueden hacer es bajar y recorrer el barrio famoso por sus restaurantes y locales con productos de diseño. No faltan los locales de comida para todos los gustos, incluyendo encantadoras cafeterías y patisseries que ofrecen sándwiches y “brunchs”, hamburgueserías gourmet, cervecerías artesanales, parrillas o comida étnica (india, brasilera, mexicana).

En vez de caminar unas cuadras y quedarme en casa, decido continuar viaje ya que aún me quedan varios lugares para visitar. Qué lindo es ver cómo está mejorando la zona de las ex bodegas Giol aledañas a las vías del ferrocarril San Martín… pasamos por el Polo Científico Tecnológico que alberga al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva con un lindo parque con juegos para niños, y unos metros más adelante por el mall Distrito Arcos con locales de primeras marcas y un patio abierto para sentarse a tomar algo al sol.

Esquivando el caos de tránsito tan típico de la zona volvemos a los Bosques de Palermo, ese gran pulmón verde escenario de tantos entrenamientos, carreras y mañanas de mates con bizcochitos. Más allá de ser un espacio que disfrutamos mucho los que vivimos en Buenos Aires tiene un par de lugares que podrían resultar atractivos a los turistas como al Paseo Marcela Iglesias –ex Paseo de la Infanta- que ofrece una interesante oferta gastronómica, el Hipódromo de Palermo y el curioso edificio del Planetario.

Bosques de Palermo

En los bosques se puede hace el trasbordo a otro bus que recorre la zona norte de la ciudad (recorrido verde). Mirando el folleto, les cuento que entre los puntos más interesantes del recorrido están El Monumental (el estadio con mayor capacidad de Argentina perteneciente al Club River Plate –el archienemigo de Boca Juniors-) y el Barrio Chino ubicado en el barrio de Belgrano que se extiende principalmente por la calle Arribeños. Justo en la intersección con la calle Juramento se encuentra el imponente arco con los infaltables Leones de Buddha, que da acceso a una calle peatonal donde se encuentran varios supermercados con una interesantísima variedad de productos y principalmente restaurantes chinos (también hay algunos de comida japonesa y tailandesa). Es otra de las opciones interesantes para hacer una parada de almuerzo.

Dejemos el folleto de lado y volvamos a Palermo. Pasamos junto al Monumento de los Españoles, emplazado en el cruce de las avenidas Sarmiento y Del Libertador, y avanzamos por esta última haciendo la siguiente parada a pocos metros del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).

Monumento de los Españoles

Este museo y el barrio de Recoleta merecen sin duda una visita. Si bien entré varias veces el MNBA, decido hacerlo una vez más; cada vez descubro algo que la vez anterior había paso por alto. Fundado en 1896 en el edificio donde actualmente están las Galerías Pacífico, fue trasladado a Recoleta en 1932. Como curiosidad les cuento algo que descubrí  hace poco visitando el Palacio del Agua (un lugar por el que no pasa el Bus Turístico pero que es super interesante)… el edificio el museo era la Casa de Bombas de Recoleta, el lugar donde se purificaba el agua proveniente del Río de la Plata que luego era distribuida a los vecinos. Luego de ser re-adaptado por el arquitecto Alejandro Bustillo (no hay lugar que visitemos en los que Bustillo y Thays no hayan tenido intervención en los diseños) pasó a ser el hogar permanente de una diversa colección de pinturas de artistas nacionales y extranjeros, y exposiciones transitorias. Aunque los que más suelen llamar la atención son los clásicos como Goya, Renoir, Rodin, Manet o Toulouse-Lautrec, a mí particularmente me cautivan los detallados cuadros de Cándido López sobre la guerra del Paraguay. Me encanta pararme frente a ellos y buscar los diminutos personajes plasmados en óleo en esos lienzos. Otro punto a favor: la entrada es gratuita!!!

Vuelvo a cruzar la avenida del Libertador dirigiéndome hacia Plaza Francia. Al ser día de semana apenas hay algún que otro puesto de artesanos; de haber sido fin de semana la escena hubiese sido bastante diferente con una gran oferta de productos. Paso de largo el Buenos Aires Design con sus restaurantes y locales de diseño, y enfilo directamente hacia el Cementerio de la Recoleta.

Al igual de lo que sucede en Praga, Paris o Washington, nadie mira con malos ojos que un lugar sagrado como suele un cementerio sea una atracción turística más. Este camposanto es sin dudas uno de los must de cualquier persona que visita Buenos Aires. He entrado numerosas veces con o sin cámara de fotos, lo he recorrido por mi cuenta y con guía (hay muy buenas visitas guiadas gratuitas en español) y nunca deja de sorprenderme con esculturas, inscripciones e historias detrás de ellas.

Cementerio de la Recoleta

Seguimos viaje??? Aún nos queda otro de los platos fuertes!!! Nuestra siguiente parada es el Teatro Colón, una casa de arte que no tiene nada que envidiarle a las más renombradas mundialmente incluida la ópera de Viena. Si están con tiempo les recomiendo hacer una visita guiada (entre las 11 y las 17 horas parten cada 15 minutos).

Teatro Colón

Subo al micro por última vez y me vuelvo a poner los auriculares de la audioguía para no perder detalle de los últimos minutos del paseo. Pasamos junto al obelisco emplazado en la Plaza de las República en medio de la avenida 9 de Julio. Es uno de los monumentos más icónicos de Buenos Aires, imposible que pase desapercibido con sus más de 67 metros. 

Cuando me quiero dar cuenta estamos de nuevo en la avenida Roque Saenz Peña a pocos metros de la parada final del bus, y vuelvo a la realidad… tengo que volver a casa a preparar la cena. Mientras camino hacia la estación de subte siento la satisfacción de haber descubierto esos rincones tan especiales que siempre había pasado por alto, y haber sido durante varias horas una turista en mi propia ciudad.

domingo, 4 de junio de 2017

Mi Buenos Aires querido (Parte I)

By Sole

Muchas veces no nos damos cuenta de todas las cosas lindas e interesantes que tiene la ciudad que habitamos. Solemos atravesarla de punta a punta para ir a estudiar, a trabajar, casi siempre pendientes del horario y las responsabilidad diarias, sin siquiera prestarle atención. Tengo que reconocer que me ha pasado y hasta hace un tiempito no conocía varios de los lugares más icónicos de Buenos Aires. Así que me dije, no puede ser que no conozca la mismísima ciudad en la que he vivido toda mi vida, y en pos de cambiar esto comencé a recorrerla con otros ojos, sin el peso de la rutina como si fuese un turista más.

Una buena manera de acceder a casi todos los remotos lugares que merecen ser visitados es usando el “Buenos Aires Bus”, ese micro amarillo descapotable que solemos ver por la city porteña. Aprovechando el precio diferencial que tiene para los habitantes de la ciudad de Buenos Aires compré un pasaje y me fui de paseo!

Partimos de la parada de Florida, la peatonal más famosa de Buenos Aires. Un par de cuadras más adelante nos encontramos con el Cabildo, la Catedral Metropolitana y la plaza de Mayo, testigo de varios momentos fundamentales de la historia. Rodeamos la plaza y aparece la Casa de Gobierno, con su característico color rosado- la leyenda más difundida es que originalmente se obtuvo esa tonalidad combinando cal con sangre-. Hemos evolucionado y actualmente nadie pone en duda que se usa pintura rosa!



El Cabildo... qué difícil es sacar fotos desde el micro!!!

Plaza de Mayo con Casa Rosada atrás

Bordeamos la Casa Rosada, pasamos junto a la estatua de Juana Azurduy que tanto conflicto trajo en su momento y cuyo montaje aportó unos cuantos billetes de origen turbio a los bolsillos de varios, y tomamos la avenida de Mayo.

Podríamos poner esta avenida en cualquier capital Europea y no desentonaría. Los elegantes edificios de estilo europeo se resisten –algunos de mejor manera y otros no tanto- al deterioro producto del paso de los años. A sus lados las entradas al subte A –el primero que hubo en el hemisferio sur-, el teatro Avenida, el Palacio Barolo y el tradicional café “36 Billares” –donde una vez merendamos con Seba y tras estar cerrado durante un buen tiempo felizmente volvió a levantar sus persianas - merecen una especial mención.


Palacio Barolo

Al final de la avenida las plazas Lorea y Mariano Moreno, terminando en el Palacio del Congreso de la Nación. Imponente, con su cúpula que alcanza los 80 metros de altura y las múltiples esculturas, no pasa desapercibido… salvo que uno se encuentre con una de las tantas manifestaciones populares que tienen lugar en su puerta la cual pasa ser el centro de atención. Este es uno de los lugares en el que tomaría más recaudos de seguridad, y en el que personalmente no me atrevo a sacar una cámara de fotos; la plaza que está frente al congreso suele ser una guarida para el malandraje.


Palacio del Congreso de la Nación

Ya en la avenida Rivadavia y Rincón nos encontramos con el tradicional “Café de los angelitos”. Inaugurado en el año 1890, fue uno de los cafetines más representativos de la ciudad hasta que en el año 1992 producto de las crisis económicas cerró sus puertas. Abandonado hasta el año 2006, fue reconstruido y reinaugurado en el 2007 con un servicio más orientado al turismo que hasta incluye shows de tango. Para los que deseen tomar un café, justo frente al mismo está una de las paradas del Bus así que pueden bajar y retomar el viaje más tarde.

Si no quieren café, seguimos viaje! Tomamos la avenida Belgrano con todas sus mueblerías, detalle tal vez más importante para los que vivimos acá y no para los que vienen de paseo que difícilmente se lleven un sillón de souvenir. A lo largo de esta calle podemos ver el Departamento Central de Policía, la Iglesia Nuestra Señora de Monserrat –que le dio el nombre al barrio-, y el Convento de Santo Domingo con la Basílica de Nuestra Señora del Rosario cuyo atrio alberga los restos del general Manuel Belgrano.


Basílica de Nuestra Señora del Rosario

Giramos luego en la av. Paseo Colón, pasando junto al majestuoso edificio de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. A la altura de la avenida Independencia hay otra parada del Bus para quienes deseen echar un vistazo al bohemio San Telmo con sus calles adoquinadas, bares y tiendas de antigüedades. Si recorren el barrio no dejen de buscar “la Casa Mínima” (Pasaje San Lorenzo 380) –la más angosta de la Ciudad de Buenos Aires con una fachada de sólo 2,2 metros-. Durante los fines de semana suele ser un lugar muy concurrido tanto por locales como extranjeros que se agolpan en los alrededores de la plaza Dorrego.


Facultad de Ingeniería de la UBA

Casa Mínima

Me bajo del micro y decido dar una vuelta aprovechando que al ser día de semana hay menos gente. Caminando por sus calles, casi sin querer me encuentro con el mercado de San Telmo, un gran espacio techado con salidas a las calles Defensa y Carlos Calvo en que conviven las antigüedades con las frutas y verduras, y el aroma de un cafecito recién preparado.


Mercado de San Telmo

Me pierdo entre los puestos de antigüedades donde la variedad de objetos es más que amplia… discos de vinilo, fotos antiguas, afiches, copia de viejos avisos publicitarios, tazas, ropa usada, tacitas, platos y bandejas ornamentados con flores pintadas, sifones de vidrio, pingüinos para el vino, botellas y latas de gaseosas vacías, botones, bolitas, balanzas, pagarés, muñecas, carreolas, adornos, secadores de cabello como el de abuela, teléfonos, pies de máquinas de coser Zinger y planchas de hierro dicen presente!!! 

Evidentemente no tengo genes de comerciante ni visión de negocios; recuerdo haber sacado a la calle, versiones similares a muchas de las cosas que están expuestas a la venta. No puedo evitar el pensamiento de la historia que debe existir detrás de cada pieza… quién sabe cuántas personas han comido en esos platos, cuántas personas han bailado al ritmo de la música de esos discos o cuantas pavadas se han dicho luego de beber el tinto de esos pingüinos!!!

Luego de este viaje en el tiempo, vuelvo a tomar el micro amarillo. Sigue por Paseo Colón hasta la avenida Brasil donde se mete en lugares inexplorados, pasando junto a la subida de la autopista Buenos Aires- La Plata, la que conecta la capital del país con la capital de la provincia de Buenos Aires. Todo este desvío es para ir a la “Usina del arte”, un edificio que albergó inicialmente a la “Compañía Italo Argentina de Electricidad” pasando luego a ser propiedad de SEGBA, EDESUR y ACINDAR –está última la desmanteló por los costos que generaba y vendió sus componentes- siendo posteriormente adquirido por el gobierno de la Ciudad. Actualmente se desarrollan en el lugar distintas actividades culturales con variados espectáculos y exposiciones. Los sábados, domingos y feriados se hacen visitas guiadas entre las 14 y 17 hs.


Usina del Arte

Continuamos viaje y tomamos la calle Brandsen adentrándonos en el barrio de La Boca. De a poco las casas de material se van mezclando con las de paredes de chapa, típicas de los conventillos de la zona. Pasamos por la puerta del cuartel de Bomberos de La Boca, cuya fundación en 1884 fue motivada por un incendio ocurrido ese año en las precarias viviendas de la zona.


La Boca I

La Boca II

Unos metros más adelante todo se transforma en azul y amarillo, nos aproximamos a la Bombonera! Justo frente al estadio de Boca está otra de las paradas del Bus. Para los amantes del fútbol está la posibilidad de visitar el “Museo de la Pasión Boquense” y la mismísima cancha. Abre diariamente de 10 a 18 hs.


La Bombonera

Como no me interesa la oferta sigo de largo. El micro da una voltereta y hace una parada de 15 minutos en el bar “El estaño 1880”. Bajamos a estirar un poco las piernas y echar un vistazo al lugar. Almacén de época devenido en bar, conserva un gran mostrador con la más amplia variedad de bebidas que recuerde haber visto. Es una opción más de las que ofrece Buenos Aires para degustar un café, y hacer una parada sanitaria.

Volvemos a meternos entre las precarias casas de madera y chapa, para terminar en Caminito. Conventillos con paredes de chapa pintadas de vivos colores, Quinquela Martin, tango, turismo son las primeras palabras que se me vienen a la mente al recordar esa callejuela de poco más de 100 metros de largo. Sin dudas es uno de los lugares que merecen una breve visita. Desciendo del micro, y por segunda vez en 37 años camino por esta calle, distraída (sin descuidar la cartera ya que es otro de los lugares preferidos de los carteristas), mirando los cuadros expuestos para la venta. No puedo evitar entrar en un par de negocios de souvenires donde venden llaveros e imanes con imágenes de Buenos Aires, parejas de bailarines de tango, y carteles pintados con la técnica del fileteado porteño; compro uno que tiene pintada la palabra “Cocina”. Los cafés y restaurantes del lugar son demasiado turísticos para mi gusto, así que sigo de largo. Antes de volver al micro caminos unos metros más hasta el Riachuelo para sacar una de las clásicas fotos de la Boca con los puentes de hierro (Puentes viejo y nuevo Nicolás Avellaneda) que conectan con la vecina localidad de Avellanera. Me sorprende la renovada explanada con bancos que baranda mediante me separa de las contaminadas aguas de ese Riachuelo que curiosamente no tienen el pestilente olor que recordaba. Listos para seguir viaje?

Caminito

Puentes Nicolás Avellaneda (nuevo  y viejo)

Ya en el micro nos metemos en Barracas, pasamos por un par de edificios curiosos por su estilo –un arquitecto sabría identificarlo, yo no– que en algún momento funcionaron como fábrica. Me llama particularmente la atención la antigua fábrica de Bizcochos y Fideos Canale.




Una vez más pasamos junto al Parque Lezama, me cuesta sacar una foto decente como quisiera, así que se las debo! Si llegan a hacer el paseo en micro comprobarán que es sumamente difícil sacar fotos desde un vehículo en movimiento que pasa a corta distancia del objetivo a fotografiar.

Tomamos la avenida Brasil y nos desviamos hacia Puerto Madero…

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