jueves, 27 de junio de 2013

Villa La Angostura - Sendero Bosque de Arrayanes (Parte 2)

By Sole y Seba

Al final del camino había una especie de corralito para dejar las bicicletas, sin ningún tipo de protección, y un poco más adelante, un sendero entarimado de unos 800 metros, que transcurría en el bosque de Arrayanes. En un sector tuvimos que tomar un desvío, porque el entarimado estaba dañado, parecía que se le había caído un árbol encima. En el centro de este bosque había una casa de té, donde se dice que estuvo Walt Disney inspirándose para dibujar el bosque de Bambi. Totalmente incomprobable.

Bosque de Arrayanes

Habiendo realizado el pequeño recorrido por el bosquecito, nos dirigimos hacia la playa, con el muelle donde desembarcan las lanchas. Desde ahí se podía ver, justo enfrente, la Isla Victoria. Como no llovía, nos sentamos ahí, y comimos unas frutas; había que reponer energías para emprender el regreso!!! Seba lamentó no haber llevado el termo con el mate.



En la vuelta, el camino estuvo un poco más transitado, con algunas personas, en general parejas que iban o venían, y sobretodo bicicletas con hombres. Sacando esto, en casi todo el trayecto los únicos ruidos que escuchábamos era el de nuestros propios pasos sobre las hojas caídas en el suelo, la agitación de las copas de los árboles por el viento y los chirridos de las ramas secas. Desde el primer kilómetro en adelante, no había rastros de las cenizas, que sí vimos en el sendero a los miradores, sobretodo, lo que estaba orientado hacia el oeste.



El regreso nos tomó 3 horas, incluyendo dos paradas de 5 minutos para hidratarnos y el desvío a los dos miradores, Brazo Norte y Bahía Mansa. El trayecto entre la bifurcación de los miradores y este último, era en pendiente casi constante, cosa que no fue muy agradable para nuestras piernas cansadas.
En algunos sectores, la humedad de la lluvia hacía que a medida que uno iba avanzando fuese oliendo diferentes aromas de flores, hierbas, etc. que le daban un valor agregado, a la belleza del lugar.
Los últimos metros se hicieron largos. Cuando estábamos en la recta final a lo lejos divisé la caseta del guardavidas de Bahía la Brava y no pude contener un “Ahí está la casita!!!”. Qué alegría, estábamos llegando!!!
Llegamos de regreso a la oficina del guardaparques a las 18 hs. Habíamos perdido el colectivo de las 17:45 hs y el siguiente recién salía a las 19:25 hs. Estábamos super cansados, por momentos había viento y/o chispeaba, y teníamos hambre, luego de haber caminado unos 26 km. Sin pensarlo 2 veces buscamos un taxi para que nos llevara al centro. No fue tarea fácil, de casualidad enganchamos a uno que estaba dejando pasajeros ahí.
A las 18:25 ya estábamos en el centro, preparados para merendar. Entramos en una cabaña de madera, que hacía a la vez de casa de té y de heladería (Jauja), llamado “Eicafé”. Estuvimos discretos! Seba eligió un capuchino con una porción de cheesecake con frutos rojos, y yo fui por un té negro (poco feliz) y un tostado árabe de jamón y queso. No sé si era el hambre o qué, pero nos pareció que estaba muuuuy rico tooodo!!! Lo que no fue tan lindo fue el precio, pequeño detalle.

mmm, qué rico!!!!

Aun era temprano para ir a cenar. Dimos un par de vueltas por el centro, en un intento fallido por comprar un par de zapatillas.
Esa noche habíamos elegido el restaurante “Los troncos” porque habíamos visto que se podía pagar con tarjeta de crédito según se infería por las etiquetas de Mastercard y Visa pegadas en la vidriera. Cuando llegamos eran las 20:40 hs y como correspondía aún estaba cerrado. Cómo puede ser que nadie abriera su restaurante antes de las 21:00??? Acaso estábamos locos los que queríamos comer más temprano???
En fin, no estaba abierto, pero en el interior se podía ver que había 2 chicas jóvenes, una rubia y una morocha, y una señora que pasaba los 50 años, sentadas en el mostrador jugando con sus celulares. A esa altura no teníamos ganas de caminar ni media cuadra. Nos quedamos sentados en un banco de madera que estaba en la puerta del negocio que vendía souvenirs, justo al lado del restaurante.
A las 21:00 hs se dignaron a abrir! Nos acomodamos en la mesa que quisimos, estaba todo vacío. Cuando estuvimos ubicados, la moza, que resultó ser la morocha, nos informó que las tarjetas estaban suspendidas. Así que como 2 pelotudos caímos en la trampa. Uno ya esperó, ya se sentó y recién ahí lo dicen, en lugar de ser sinceros y poner un cartel en la vidriera. Sé que en ese momento nos deberíamos haber parado, y habernos ido a otro lugar, pero estábamos demasiado cansados.
Pedimos una pechuga con puré mixto, que estaba frío, y una trucha con papas al natural. Desde ya que hice los comentarios pertinentes en tripadvisor. No sé Seba, pero por lo menos yo le hice la cruz a este lugar.
Tomamos otro taxi hasta la hostería. Antes de retirarnos a nuestra habitación le pedimos al dueño del lugar que nos pidiera un taxi para el día siguiente a las 8:15 hs, ya que la combi hacia Villa Traful (VT) salía a las 8:30 hs.

Frase del día: “Ahí está la casita!!!”.


Síntesis del trekking al Bosque de Arrayanes: no tiene dificultad técnica, pero si se quiere hacer ida y vuelta demanda cierta resistencia porque son unos 26km. Cada tramo lleva unas 3 horas si se quiere sacar fotos, desviarse hacia los miradores o parar a descansar. Sólo hay una pendiente de unos 150 mts al inicio, después hay ciertas oscilaciones del terreno. Es imposible perderse, sólo hay que tener cuidado con los ciclistas!

miércoles, 26 de junio de 2013

Villa La Angostura - Sendero Bosque de Arrayanes (parte 1)

By Sole

Nos levantamos y seguía lloviendo!!! Desayunamos más o menos lo mismo que el día anterior, y nos aprontamos para salir, teníamos la idea de ir al Bosque de Arrayanes.
Esa mañana, antes de salir, decretamos la defunción de mis zapatillas Hi-Tec. En la larga caminata del día anterior se le desprendieron unos turulitos de plástico por donde pasaban los cordones, que estaban agarrados por un elástico que se desintegro. Tal vez alguien con maña lo podía arreglar, nosotros con nuestra incapacidad para las manualidades, no! El mayor problema era que me quedaba con un solo par de zapatillas, y si se mojaban iba a terminar paseando en ojotas.
Teníamos algo más de 3 km hasta el inicio del sendero; decidimos tomar un taxi para ir hasta ahí. A las 10:00 salimos de la hostería en el auto.
Bajamos frente al estacionamiento que estaba delante del cartel que decía “Istmo de Quetrihue”, la porción angosta de tierra, entre la Bahía Brava y la Bahía Mansa. Divisamos la oficina del guardaparques, y el inicio de los senderos. El sendero Arrayanes estaba cerrado!!!
Fuimos a visitar al guardaparques, que nos cobró la entrada al Parque Nacional Arrayanes, $20 por persona, y nos explicó que el sendero Arrayanes estaba cerrado porque había parte del entarimado dañado. Pero podíamos tomar el sendero que conducía a las Miradores y de ahí empalmar el otro en el KM 1. Nada grave…
Nos advirtió que el sendero a los miradores era de “Dificultad alta”. Mmm, sospeché que tendríamos que escalar rocas y subir pendientes de más de 45º, pero nada de eso sucedió. Nuestra teoría más probable es que ante esas palabras la gente se asusta y decide tomar el catamarán hacia el bosque de Arrayanes en lugar de caminar por un sendero tan dificultoso, y ellos reciben una comisión por los pasajes vendidos; seremos un poco paranóicos???  Un poco enrevesado, pero no me extrañaría que fuese cierto.
A las 10:25 hs comenzamos a caminar. Cuando nos dirigíamos hacia el inicio del sendero un perro marrón, bastante grande nos dio la bienvenida, lo llamamos “Grandote” por su tamaño. Tal vez estaba ahí para comerse a los que no pagaban el ingreso al parque!!!
El camino comenzaba en unas pseudoescaleras, con escalones confeccionados con 3 tablas de maderas verticales, una al frente y una a cada costado; el piso del escalón: tierra, cenizas, y polvos varios. Continuaba en una senda de menos de 1 metro de ancho, algo ondulante, con pequeños desniveles ascendentes y descendentes durante los primeros metros.
Estaba bastante nuboso, y no se podía ver nítidamente hacia afuera, donde teóricamente estaba el lago; parecía que estábamos dentro de una nube. De a poco comenzaron a aparecer varios tramos ascendentes, en los que nos subía bruscamente la temperatura. 

Un paseo por las nubes

Unos metros más de ascenso, y llegamos a una trifurcación del camino “Miradores” por un lado, “Arrayanes” por otro, y “VLA” por donde habíamos venido.

Elige tu propia aventura!

Con gran incertidumbre, sin saber si al regreso el tiempo iba a estar mejor o peor decidimos tomar el camino de los miradores para ver que se veía. Luego de caminar unos metros más, llegamos hasta otra bifurcación: “Mirador Brazo Norte” y “Mirador Bahía Mansa”.
Tomamos el camino de la derecha, el que conducía al Brazo Norte. En pocos minutos, y tras un recorrido con poca pendiente llegamos al mirador. Las nubes bajas no nos permitían ver demasiado, pero unos 10 días después íbamos a tener gran revancha!

Retrocedimos sobre nuestros pasos y seguimos hacia el sendero de Arrayanes, al que llegamos pocos minutos después. En el empalme, el camino se ensanchó, y nos topamos con un cartel que decía “Bosque de Arrayanes 11 Km”, hacia ahí iríamos!!! Ya habíamos caminado 1,5 km. Este sendero pertenecía a la Huella Andina, y cada tantos metros estaban los característicos carteles con una línea blanca y una celeste. A decir verdad, esta señalización estaba de más, porque era prácticamente imposible que alguien se perdiera, por lo ancho de la senda y lo pisoteada que estaba.
Unos metros después dejamos atrás un mirador bastante civilizado, un deck con un largo banco de madera, que apareció a nuestra izquierda. Cada tanto aparecía algún desnivel hacia arriba o hacia abajo. Entre el kilómetro 1 y 2 nos encontramos con la primera bajada fuerte, que iba precedida por un cartel que advertía a los ciclistas que se venía un “Dangerous Slope” o pendiente peligrosa, y que debían llevar la bici en la mano. Unos kilómetros más adelante ya nos comenzamos a cruzar con los ciclistas y pudimos comprobar que prácticamente nadie respetaba esos carteles, y bajaban a toda velocidad!!!
Casi todo el camino estaba bordeado por árboles, que en algunos sectores conformaban una especie de techo, protegiéndonos de las lloviznas intermitentes.
A las 12:00 hs llegamos a los 6 Km. Nos detuvimos 5 minutos en el bosque de lengas para descansar. Comimos unas barritas de cereal y nos hidratamos. Estábamos con todas las pilas para seguir adelante!!!

Listo para seguir!

No sé si estábamos muy motivados o la distancia estaba mal medida, pero muy rápidamente, en menos de 10 minutos, llegamos al cartel "7 km". De a poco las lengas fueron reemplazadas por altos coihues.
Entre el kilómetro 7 y 8 nos encontramos con varias subidas, lo que hizo que la marcha fuese un poco más lenta.
En algún punto entre el kilómetro 8 y 9, nos llamó la atención un ruido. “Toc, toc, toc, toc”. Nos detuvimos bruscamente, y haciendo el menor ruido posible comenzamos a buscar de dónde provenía el sonido. Lentamente fuimos scaneando los árboles que teníamos a la izquierda, y pudimos identificar a laborioso pájaro carpintero gigante, que metódicamente golpeaba con su pico un árbol. Estábamos de suerte! Nos quedamos un rato mirándolo. Seba justificó el haber llevado los largavistas, que nos permitieron tener una imagen mucho más nítida de lo que estaba sucediendo ahí arriba. 
No nos podíamos quedar todo el día mirándolo, así que lo dejamos seguir masacrando el tronco en paz, y seguimos caminando.
Para nuestra sorpresa, alrededor del kilómetro 10, otra vez escuchamos un “toc, toc, toc, toc”. Otro woodpecker??? Nooo, mucho mejor aún!!! Una pareja de carpinteros!!! Primero localizamos al macho con su penacho rojo, picoteando furiosamente la corteza del árbol, y unos centímetros más abajo, la hembra, que en lugar de trabajar estaba graznando, tal vez quejándose de su pareja. Un espectáculo impagable!!! Ya podíamos darnos por satisfechos por ese día! Había valido la pena caminar todos esos kilómetros para ver estos pájaros.

Con esfuerzo se puede ver un pájaro negro con cresta roja y más abajo uno blanco y  negro

Otro de los ruidos que nos llamó la atención fue el “crujido” de las ramas secas de los coihues, que chirriaban como herrajes de puertas viejas sin adecuada lubricación. Parecía que estábamos en una casa embrujada, donde se abrían puertas a nuestro alrededor.
Cerca del kilómetro 11, apareció el desvío a la laguna Patagua, una de las 2 que existen en la península de Quetrihue. Nos desviamos hacia ahí, llegando en pocos minutos. Nos sentamos en unos troncos a la orilla de la laguna, donde comimos unas frutas secas, y tuvimos que vendar mi pierna. Los días anteriores había estrenado unos pantalones de trekking desmontables, que unos centímetros por encima de las rodillas tenía un cierre. Una rebarba de éste, me había ido rozando repetidamente el muslo, hasta provocarme una escoriación. A esta altura, ya había comenzado a molestar. Así que sacamos de nuestro botiquín de montaña la cinta adhesiva blanca, y me vendé la cara antero-interna del muslo en la zona en que estaba ubicado el cierre. La próxima vez que compre un pantalón voy a pensar muy bien, si lo quiero desmontable o no!
Retornamos al camino original, luego de esquivar bosta que estaba comenzando a fermentar e inundaba de olor desagradable el área.
Retornamos al camino principal, a los costados del cual se fue incrementando la cantidad de arrayanes. Si bien durante el camino habíamos visto grupos de 2 o 3 arrayanes, acá estábamos entrando al bosque propiamente dicho. Aparentemente, cuando uno toca el tronco de estos árboles, siente que el tronco es frío. No sé si será verdad, porque en general tengo las manos frías, y no he notado gran diferencia térmica las veces que los he tocado.
A medida que nos fuimos acercando al final del recorrido, nos fuimos cruzando con más personas en bicicletas e incluso caminando, muchos de los cuales habían llegado al extremo de la península en la lancha y hacían el retorno caminando.
Desde el kilómetro 6, hasta el 12, incluyendo el desvío a la laguna Patagua y las paradas para sacar fotos y ver a los carpinteros, tardamos 1:40 hs. Se puede hacer en menos de ese tiempo, de hecho, en la vuelta tardamos 1:15 hs.

martes, 25 de junio de 2013

Villa La Angostura - El duro regreso desde Lago Espejo

By Sole y Seba

A las 16:15 hs ya nos paramos y comenzamos a caminar hacia la zona donde paraba el micro. Pasaron los minutos, y a las 16:30 hs no pasó nada. Seba se acercó a un kiosco que había en el balneario a preguntar por el micro, donde le dijeron lo mismo que ya sabíamos, que paraba ahí a las 16:30 hs.
Esperamos 10 minutos más. Subimos hacia la ruta para ver si lo veíamos pasar; si bajaba iba a pasar al lado nuestro y lo íbamos a ver. No pasó nada, y se hicieron las 17:00 hs. Vino el momento de tomar una decisión “qué hacemos???”. Ya eran las 17:00 hs, el horario en el que el micro tenía que haber llegado a la terminal de Villa la Angostura; el siguiente salía a las 18:30 y no teníamos la certeza de que pasara.
Con un gran  nivel de frustración e insultando al micro y a su chofer en todos los idiomas, emprendimos el regreso a pie. Caminamos algunos metros hasta que vimos la rotonda con el cruce de rutas, y el cartel que indicaba Km 2124 de la ruta 40. Teníamos 9 km por delante!!!! Nooooo!!!!!   
Comenzamos a caminar por el costado de la ruta 7 lagos. El recorrido se fue haciendo eterno! Cada tanto veíamos el cartel que indicaba el km de la ruta y decíamos “no puede ser!!!”.
Tal vez 9 km no parecen mucho, pero considerando que apenas habíamos dormido a la noche, habíamos comido muy poco durante el día, a mi me dolía todo el cuerpo y ya habíamos caminado unos 10 km para llegar al lago, eran muchos!
Luego de caminar 1:15 hs llegamos al Mirador del Inalco, donde había varias personas con sus autos, que se habían detenido a sacar fotos. Un poco más adelante siguió el Mirador Arauco, donde nos volvimos a topar con más gente. Veamos el lado positivo, si no fuese por el maldito micro que no pasó, nunca hubiésemos ido a los miradores…



Cuando habíamos pasado el cartel que indicaba el km 2119 vimos una parada de colectivo y que se acercaba un micro!!! Corrimos los 50 metros que nos separaban y subimos!!! Pagamos los $4 del boleto, el precio del tramo más corto, y en un ratito llegamos!!! Como nos salvó el colectivo que iba y venía de Inalco!!! Menos mal que no nos quedamos a esperar el micro de las 18:30 hs, porque nunca lo vimos pasar!!!
Cuando bajamos del colectivo pasamos por la estación de servicio que estaba en la ruta y compramos Gatorade y yogurt. Qué feo que es el Gatorade cuando uno no corrió previamente, sabe demasiado dulce!!! Siguiendo las indicaciones que le suelo dar a los pacientes, lo diluí al 50% con agua, y pasó mucho mejor atenuando su dulzor excesivo.
A las 20:25 salimos para cenar. Esa noche habíamos elegido un restaurante que estaba más cerca de las hostería, sobre la ruta 7 lagos a mitad de camino de la estación de servicio que estaba a la altura de la hosteria sobre la ruta, y el ACA. Este lugar, llamado Chop Chop, era una cabaña de madera con un deck en el frente donde había varias mesas con sillas. Cuando llegamos pasadas las 20:30 hs, y teniendo que estar abierto según el cartel que estaba en la puerta, nos dijeron “vuelvan en 10 minutos”. Estábamos agotados, así que dije “de acá no me muevo!” y nos sentamos en la pequeña escalinata que separaba la calle del deck. En unos 5 minutos nos dijeron que podíamos pasar.
Yo no tenía muchas opciones, iba a comer una pasta lo más sencilla posible; terminé con unos ñoquis con aceite y queso rayado. Seba estuvo muy discreto y pidió cordero asado con papas fritas, una cerveza  y de postre torta de manzana con frutos rojos y una bocha de helado. Livianito, livianito!!!
Volvimos caminando, mientras yo decía “es la última vez que camino estas calles de noche!!!!, la próxima me tomo un taxi!!!!”.
Esa noche dormimos bien!

Frase del día: Colectivero hdp!!!

Síntesis del trekking al Lago Espejo por Camino viejo: 1:30 hs ida desde Villa Correntoso, camino con poco desnivel, unos 8km de longitud. Sin señalización aunque muy fácil de seguir.

domingo, 23 de junio de 2013

Villa La Angostura - Río Correntoso y Lago Espejo

By Sole

Nos levantamos un rato antes de las 8. Todos los planes que habíamos hecho pendían de un hilo, entre mi gastroenteritis y el tiempo que seguía horrible; teníamos que ver que hacíamos.
Comenzamos desayunando. Seba se tomó un café con leche con una medialuna, y pan con manteca y mermelada. A mí me tocó la versión astringente de desayuno: té negro, pan blanco tostado con un poco de mermelada de membrillo. Lo toleré sin problemas.
Decidimos que yo me iba a quedar en la hostería leyendo el libro que había llevado (Indias Blancas) y Seba iba a pasar por la farmacia a comprar algo de medicación. Le hice una receta de Reliverán ® y Crema de bismuto, en los recetarios sellados que había llevado (el anexo al botiquín de emergencias), y me quedé leyendo mientras él salió bajo la lluvia a comprar.
Tomé la medicación y permanecimos el resto de la mañana viendo si volvía a aparecer algún síntoma. Seba aprovecho para tomar unos mates y leer su libro (La sociedad de la nieve, sobre la tragedia de los Andes).

A las 13 hs salimos, ya había escampado y el sol comenzaba a asomarse entre las nubles. Fuimos hasta la avenida 7 lagos, y caminamos hacia la zona del río Correntoso. Fuimos por la ruta hasta el Km 2118, donde del lado izquierdo había un desvío, o sea, hacia la zona del lago. Luego de caminar algunos cientos de metros llegamos al puente viejo sobre el río Correntoso. Este río, el más corto del mundo y uno de los mejores pesqueros de truchas del mundo, une el lago Correntoso con el lago Nahuel Huapi. Si bien en el camino no nos habíamos cruzado con otros seres humanos, el viejo puente estaba lleno de gente que había llegado en auto, y estaban ahí sacándose fotos.



A las 13:50, después de sacar algunas fotos, cruzamos el puente y nos metimos en las intrincadas calles del barrio Villa Correntoso. Seba sabía que alguna de esas calles desembocaba en un sendero que iba hacia el lago Espejo. Azarosamente tomamos la calle del Cóndor, la que fuimos siguiendo, apostando a que estábamos en el camino correcto o que de última nos iba a llevar hasta la ruta. A medida que fuimos avanzando las edificaciones se fueron haciendo más esporádicas; cada tanto aparecía algún chalet, algunos bastante escondidos en el bosque, sin una remota vista al lago. Luego de caminar una media hora, encontramos el sendero del Camino viejo al lago Espejo. Es un camino, utilizado con frecuencia por bicicletas y cuatriciclos, de los que fuimos siguiendo las huellas, con varias ondulaciones, pero sin grandes pendientes. Pasamos por bosques de coihues altos, y zonas de árboles más bajos con lengas y cañas.

Por el Camino Viejo a Lago Espejo

Luego de casi 1:30 hs de haber cruzado el Correntoso y tras haber recorrido unos 8 km, empezamos a escuchar el ruido de los autos: estábamos cerca de la ruta. Qué alivio! No estábamos perdidos!!! Unos metros más adelante ya la divisamos, al igual que el lago, que estaba al otro lado de la misma. El sendero terminaba unos 100 metros después de la rotonda que divide la ruta 7 lagos, de la que va al paso Internacional Cardenal Samoré (Chile).
El tiempo nos acompañó durante la caminata, se había mantenido encapotado, pero sin lluvia… cuando bajamos a la ruta comenzó a lloviznar!
Caminamos algunos metros por la ruta hasta divisar el cartel que indicaba “Balneario Lago Espejo”. Antes de bajar al lago, nos quisimos asegurar la ubicación de la parada del bus que íbamos a tomar para regresar. Justo cuando estábamos ahí, a las 15:25 hs, vimos que el colectivo verde venía justamente del balneario, donde tenía una parada. El siguiente era a las 16:30 según habíamos leído en los carteles que estaban en la terminal de micros.

Bajamos por un camino que no debía tener más de 300 metros, que terminaba en un estacionamiento. Delante de este, el lago con diferentes colores (verde, turquesa, musgo), seguramente producto de la nubosidad. Por suerte, dejó de llover y nos sentamos en unos troncos en la pequeña playa de arena clara. Descansamos un rato y comimos unas barras de cereal y banana. De a poco comenzó a venir más gente con sus autos; algunos venían preparados para tomar mate con sus termos y sillas playeras.

Lago Espejo


jueves, 20 de junio de 2013

Disparen los cañones!!!

By Seba

Ciertos lugares con historia son auténticas atracciones turísticas, porque en varios de esos lugares se libraron batallas que forjaron nuevos gobiernos, que defendieron imperios, que consolidaron liderazgos.
La artillería ha sido desde la Edad Media un elemento clave para la defensa de las ciudades, las fortificaciones y los castillos. Hoy, los cañones (afortunadamente ya sin uso) son testigos de aquellas batallas y forman parte del paisaje de las más diversas ciudades. Aquí un repaso con algunas piezas de artillería que se han cruzado por nuestro camino.

San Antonio de Areco: en el antiguo casco de la estancia en el parque criollo de Areco deben haberse visto peleas entre gauchos e indios, entre unitarios y federales tal vez. Un pequeño cañón aguarda en el parque.
Parque Criollo de Areco
                                            
Chascomús: el parque del Museo Pampeano guarda muchísimos elementos, uno de ellos es esta pieza de artillería.
Museo Pampeano de Chascomús

Vuelta de Obligado: en sus devaluados billetes de 20 pesos van a tener la ilustración de la batalla que libraron las tropas rosistas contra franceses e ingleses en pleno río Paraná. Aquí Sole disparando desde las barrancas a las naves invasoras.
Barrancas del Paraná, Vuelta de Obligado

Colonia del Sacramento (Uruguay): la costa del Río de la Plata fue asediada por españoles, portugueses, ingleses, piratas y corsarios. Colonia era un rico enclave deseado por todos ellos, y por eso sus murallas y sus defensas.
Colonia del Sacramento

Cartagena de Indias (Colombia): el Mar Caribe es la escenografía de la romántica y colonial Cartagena, otrora asediada por ser una de las puertas de salida de las riquezas de América hacia el Viejo Mundo. Su muralla custodiada es testigo de otra época.
Cartagena de Indias

Santo Domingo (República Dominicana): la primera ciudad americana fundada por los españoles está llena de tesoros a cielo abierto, también de bastiones, muros de defensa y artillería.
Santo Domingo

Dubrovnik (Croacia): ya estamos en Europa.
En la Guerra de los Balcanes de inicios de la década de 1990, la ciudad de la costa dálmata fue atacada por los serbios. Sus murallas y torres de defensa, construidas a orillas del Adriático, y las construcciones que están dentro de ellas datan de la Edad Media y hoy son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Murallas de Dubrovnik

Salzburgo (Austria): la fortaleza de Hohensalzbug fue refugio de monarcas por siglos. De espaldas a los Alpes, los cañones apuntan a los invasores que vienen desde las planicies a orillas del Salzach.
Hohensalzburg Fortress

Edinburgo (Escocia): el Castillo de Edinburgo fue el centro de la vida política y militar de Escocia por siglos. Es un conjunto de edificios de diferentes épocas, situado en la parte alta de una colina, al que se accede tras sortear un puente escoltado por las imágenes de William Wallace y Robert Bruce (si no los conocen vayan urgente a ver Corazón Valiente).
Edinburgh Castle

Barcelona (Catalunya): la colina de Montjuic mira al Mediterraneo, y alberga entre cosas al estadio olímpico, el Museo Miró y fortificaciones.
Montjuic, Barcelona

Paris (Francia): Les Invalides es un antiguo lugar de retiro de viejos militares, al tiempo que una escuela de guerra y el mausoleo imperial de Napoleón Bonaparte.
Les Invalides

Villa La Angostura - Final del primer día

By Sole

A las 18:45 hs llegamos a la hostería. Le pedimos agua para el mate al dueño, que cuando le devolvió el termo a Seba le dijo “vos sos de Racing???” haciendo referencia a la etiqueta del escudo de la academia que tiene pegado en el mismo. “Mi hijo y yo también somos de Racing”.
Nos quedamos un rato en el hall tomando mate, y luego salimos hacia el supermercado donde hicimos un par de compras de emergencia: agua y frutas para el día siguiente. El super era bastante limitado en variedad, donde no pudimos comprar Cerealitas porque no tenían productos de Mondelez.
No teníamos ganas de caminar las 3 cuadras que nos separaban de la hostería para dejar los productos, y volver a salir, así que nos fuimos con todo, que no era mucho, hacia el centro por la avenida 7 lagos. En la banquina del la mano contraria de la ruta por la que habíamos caminado más temprano había una bicisenda, que funcionaba también de vereda ante la ausencia de una. Cuando llegamos a la esquina del ACA (El cruce), o sea la avenida Arrayanes, giramos a la izquierda. El “centro” eran básicamente una 5 o 6 cuadras donde se concentraban los negocios de expendio de chocolates y/o productos regionales, ropa outdoor, souvenirs, y algunos restaurantes. La caminamos de punta a punta, sin comprar nada. Pronto se iba a hacer la hora de la cena y teníamos que elegir un lugar donde comer. Seba tenía una lista de restaurantes que había sacado de tripadvisor, que fuimos identificando en la caminata. Ya eran las 20:30 hs y estábamos agotados, habíamos picado un par de cosas durante el día, pero no habíamos hecho una comida como la gente, así que nos dirigimos a “La encantada”. Cómo aún estaba cerrado, aprovechamos para pasar por una dietética y comprar un mix de nueces y almendras que nos iban a servir como fuente de energía los días siguientes.
A las 21 hs volvimos a “La encantada”. El lugar era agradable, con muebles de madera y luz tenue. Pedimos una bruschetta y una pizza del gnomo, que tenía queso ahumado, tomates secos y hongos (muy gourmet). No puedo explicar el chasco que nos llevamos a ver la entrada que habíamos pedido!!! Una bruschetta, significaba literalmente una bruschetta!!! Por $39 nos dieron una rebanada de pan francés de unos 8 cm de diámetro por 1 de alto, con un trocito de queso, una rebanada de tomate, 2 hojas de albahaca y 1 aceituna negra!!!! Se llevó el premio a la bruschetta más cara y miserable de la historia!!!! Cuando la moza la trajo realmente no lo podíamos creer!!! Consejo, preguntar antes de pedir!!!
Volvimos caminando por el camino poco feliz. Cuando nos apartamos de la ruta la iluminación no era la mejor del mundo, y realmente tenía miedo de que me saltase un perro de algún lado, por lo que fui caminando por el medio de la calle de barro.
Esa noche prácticamente no dormí! Un rato después de habernos acostado, me levanté a vomitar. Y el resto de la noche transcurrió en un ir y venir del baño. Qué manera de comenzar las vacaciones!!!

Frase del día: “perros bonitos, perros bonitos”.

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miércoles, 19 de junio de 2013

Villa La Angostura - Cascada Inacayal y Mirador del Cerro Belvedere

By Sole y Seba

Febrero 2013

El día estaba feo, nublado, y por momentos lloviznaba. Nos pusimos pantalones y zapatillas de trekking, camperas y mochilas, y salimos. Había que aprovechar lo que quedaba de la tarde independientemente de cómo estuviese el tiempo!

Así que a las 15:50 salimos, caminamos unos 150 metros hacia la izquierda por Pehuenches y encontramos la calle que buscábamos: Cacique Antriao. Seba tenía organizado para esa tarde un trekking tranquilo a Cascada Inacayal y mirador del Cerro Belvedere.
Fuimos derecho por Cacique Antriao, caminamos aproximadamente 10 minutos hasta apareció un cartel que indicaba que el camino hacia Belvedere e Inacayal era hacia la derecha.




Habremos caminado unos 1000 metros más, hasta que llegamos al estacionamiento Mapuche de la comunidad Antriao, donde había varios autos estacionados. Unos metros más adelante divisamos a una señora con un niño, probablemente mapuches, que  encendían el fuego para cocinar tortafritas “para chuparse los dedos” según decía el cartel.

A menos de 50 metros se acababa el camino para autos, y tuvimos que traspasar una tranquera. Giramos a la derecha y unos cientos de metros adelante el camino se bifurcaba en 2: Cascada Inacayal hacia abajo, Mirador Belvedere hacia arriba. Optamos por iniciar el recorrido por la cascada. 




De a poco el sendero se fue estrechando, con algo de desnivel ascendente y descendente, y fue aumentando la cantidad de ceniza gris, que en algunos sectores formaba una capa bastante alta, donde se hundía parte de las zapatillas. Si se acuerdan, en junio de 2011, el volcán chileno Puyehue entró en erupción, esparciendo cenizas volcánicas sobre el sur de Neuquén y oeste de Río Negro. Justamente Villa la Angostura fue una de las localidades más afectadas. Aun hoy cuando uno camina por los cerros puede encontrarse con gran cantidad de ceniza.

Mientras íbamos caminando Seba me contó cómo había rescatado a un Labrador negro, que estaba a punto de caer al precipicio en ese mismo sendero, la vez anterior que había ido, en enero del 2006.
Tras caminar unos 15 minutos comenzamos a escuchar el ruido del agua, y 5 minutos más adelante, ya pudimos visualizar a lo lejos, la caída de agua, de unos 60 metros.




En cada subida me preguntaba, “por qué no habré entrenado más antes de venir??? Por qué no hice las sentadillas???”. La verdad no me sentí muy bien esa tarde, me cansé bastante, me dolía el cuello y la espalda, y por momentos sentía nauseas. Se lo atribuimos al cansancio del viaje, y al esfuerzo de arrastrar la valija hasta la hostería.
Finalmente, llegamos a la cascada, de agua transparente y fría de deshielo, que a esa altura se transformaba en un pequeño arroyito (Arroyo Piedritas), para caer en la siguiente cascada, que era la que habíamos visto previamente. Aprovechamos para cargar las cantimploras ya que no habíamos hecho a tiempo a comprar agua. Entre nausea y nausea, tome un poco de agua con Clight.
Si uno vadeaba la cascada, podía seguir camino hacia el Cajón Negro, Cerro Belvedere y Cerro Inacayal. No estaba el día para seguir para ninguno de esos lados.


Desde la cascada

Volvimos sobre nuestros pasos y luego de 5 a 10 minutos, encontramos una conexión al Mirador del Belvedere, sin tener necesidad de retroceder todo el camino hasta la bifurcación del comienzo.
Este camino parecía menos transitado y tenía más cantidad aún de cenizas, donde se nos enterraban los pies, y en momentos dificultaba un poco el ascenso.
Por momentos estaba fresco, y ventoso, pero en cada ascenso, la temperatura en el interior del buzo que teníamos puesto subía bruscamente y literalmente nos derretíamos! Había que optar por tener frío o calor, ya que no podíamos estar sacándonos y poniéndonos la ropa cada 5 minutos dependiendo de la exposición al viento e inclinación del terreno.
De todas maneras, este tramo del sendero fue prácticamente todo en subida, con una intensidad moderada. A los 30 minutos estábamos a un mirador, donde nos encontramos con 3 personas que estaban sentados ahí, mirando el paisaje. Al ratito, tal vez sintiéndose intimidados, levantaron campamento. En ese lugar sólo había vegetación baja, con yuyos, algunos con pinches que se nos adhirieron a los pantalones y cordones de las zapatillas. Al no haber árboles altos que nos protegieran, el viento era intenso y los escasos rayos de sol que habían osado asomarse, no alcanzaban a levantar la temperatura del lugar. Así que sacamos algunas fotos, Seba identificó todos los lagos y cerros que detalladamente había estudiado en sus queridos mapas antes de viajar, y emprendimos el regreso.




Desde ahí se veía el río más corto del mundo (Correntoso, de unos 200 metros), que une al Lago homónimo con el Lago Nahuel Huapi (y sus brazos Última Esperanza, Rincón y Machete), junto con los cerros Panguinal y Dormilón.
Bajamos por un camino donde debía circular con frecuencia caballos que estaba lleno de bosta, llegando hasta un mirador más amplio (con más aspecto de mirador para turistas), pero con peor vista. Ahí nos cruzamos con algunas personas más que estaban sacando fotos.
En el camino nos cruzamos con algunos carteles de bifurcaciones para ir a la Cascada Inacayal y al Filo del Cerro Belvedere. No tomamos ninguno de esos, sino el que nos conducía a la ciudad.
En el regreso hasta el estacionamiento nos cruzamos con varias personas con acento chileno, de hecho, creo que en la zona había más chilenos que argentinos vacacionando. 


El resto del camino fue tranquilo. Salvo los metros que nos separaban de la bifurcación que eran bastante planos y sin dificultad, el recorrido fue el mismo que a la ida.


Síntesis del trekking Cascada Inacayal y Mirador Belvedere: dificultad baja para personas con buen estado físico,  menos de 3 horas ida y vuelta (desde calle Cacique Antriao y Ruta 7 Lagos) sacando muchas fotos y haciendo paradas. Unos 3 km desde la ruta. Buena señalización, desnivel total 700 metros, ideal para recién bajados del avión, o para hacer en medio día libre.

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