By Sole
5 de
octubre 2014
Cuando
nos levantamos ya había amanecido, prometía ser un día soleado. Desayunamos
tranquilamente y sin apuros salimos a recorrer Cape Town. Para tener un
pantallazo general de la ciudad –sin alquilar un auto- habíamos comprado
tickets para el City Sightseeing bus. Este micro rojo, similar a los que
circulan en las principales ciudades del mundo, tiene un recorrido
pre-establecido en el que los turistas suben y bajan libremente; una
combinación ideal de transporte con caminatas, visitas a museos, playas o al
lugar que uno quiera! Tengan en cuenta que comprando los tickets por internet
hay un pequeño descuento!!!
Al
poner un pie en la calle confirmamos lo que sospechábamos: Ciudad del Cabo no es
una ciudad para peatones!!! O al menos esa fue la sensación cuando fuimos en la
búsqueda del “Two Oceans Aquarium”, el lugar desde donde partía el micrito.
Pocas veredas, muchas carreteras con aspecto de autopista en todos sentidos, y
en algunas esquinas semáforos que nunca entendí cómo funcionaban!!! Así que la
experiencia cruce de calles en Sudáfrica se suma a la de Italia y la India…
Ciudad poco amigable para peatones con autopista suicida... |
Welcome to the Red Bus |
Greenmarket |
Lo
primero que llamó nuestra atención fue la Catedral de St. George, un imponente
edificio de piedra que durante la época del Apartheid siempre tuvo las puertas
abiertas para todos sin importar su color.
Pasamos luego por el tradicional hotel Mount Nelson, el distrito 6 –un
barrio originalmente multirracial que durante el Apartheid fue desalojado y
declarado exclusivo para blancos- que actualmente cuenta con varias manzanas
descampadas en las que no se construye como forma de recordar el pasado, el
ayuntamiento donde Nelson Mandela dio su primer discurso público tras ser
liberado en febrero de 1990, el Castillo de la Buena Esperanza –el edificio
colonial más antiguo de Sudáfrica aún en pie- y la calle Strand (“playa” en
holandés y afrikaans) lugar donde originalmente llegaba la costa –de a poco se
le fue ganando tierras al mar y esta línea se extendió un kilómetro hacia el
noreste–.
Castillo de la Buena Esperanza con Table Mountain de fondo |
Teníamos
pensado hacer una parada en Lion’s Head, la segunda elevación más importante de
la ciudad luego de Table Mountain, e intercalar un trekking en medio del
recorrido citadino. Como la parada más cercana al punto de partida de nuestra
caminata estaba a cierta distancia, hablamos con el chofer del micro que sin
problemas accedió a dejarnos donde le pedimos.
Cuando
llegamos a la rotonda desde la que parte el camino hacia Table Mountain a la
izquierda y Lion’s Head a la derecha bajamos e iniciamos el trekking hacia esta
última elevación.
Contentos
con la caminata por la “cabeza de león”, decidimos continuar con el city
tour. Para volver a tomar el Red bus,
que pasaba cada 15 minutos, tuvimos que caminar hacia Table Mountain. Antes de
tomar la carretera que nos iba a llevar a la zona del Cable Car Station –donde
paraba el micro-, avanzamos por un sendero que salía a la derecha de la misma y
no sabíamos hacia donde iba. Dijimos, tal vez nos lleva hacia donde tenemos que
ir, tal vez no… Y ganó el tal vez no!!! Tras caminar unos cuantos metros nos
dimos cuenta que estábamos yendo hacia los “Doce apóstoles” conglomerado que
forma parte de “la montaña de la mesa”. Una mujer que caminaba con una niña por
ahí confirmó nuestras sospechas: era un sendero que bordeaba ese sector de la
montaña. Tengo que reconocer que me sorprendió mucho la amabilidad con la que
nos respondió la señora.
Volvimos sobre nuestros pasos y esta vez sí fuimos hacia la parada del bus, encontrándonos con un camino ascendente… estábamos condenados a ir hacia arriba!!! Un ruido al costado de la ruta nos llamó la atención; cuando miramos descubrimos un charco de agua con pasto en el que había varios batracios chapoteando. Lejos de causarme repulsión –mi reacción más habitual frente a estos animalitos- me quedé mirándolos y hasta les saqué una foto; ya estaba en la “onda África” donde esperaba ver todo tipo de animales!!!
Los primeros animales... |
El
viaje no duró demasiado ya que en Camps Bay volvimos bajar. Este barrio se
encuentra ubicado a los pies de los “doces apóstoles” extendiéndose hacia la
playa. Por sus bares y restaurantes, algunos de aspecto exclusivo, por un lado y una costanera por el otro me dio
la impresión de estar caminando por Ocean
Drive en Miami Beach!
Los Doce Apóstoles desde la playa |
Del otro lado estaba la costanera con la playa de arena fina y clara, y el mar que se veía muy tentador en un día de tanto calor. Pero si bien nos tentó… el frío impidió que nos metiéramos. Apenas bastó con meter los pies en el agua para comprobar que lo que decían de la corriente fría proveniente de la Antártida era cierto!!! De todas maneras eso no impidió que los niños disfrutasen del mar.
La
calle que habíamos cruzado había determinado dos grupos. Por un lado los
blancos, principalmente turistas (y tal vez algunos locales) con dinero de la vereda de los locales gastronómicos, y los no blancos, en su mayoría locales (y
algunos turistas pobres como nosotros) del lado de la playa con bebidas y
helados comprados en el “Pick n Pay” de la zona. Hay veces que no es necesaria
una ley para separar grupos, sólo basta con tener o no una American Express
Planitum...
En fin,
no sentamos con nuestros helados en la costanera bajo la sombra de un árbol a
descansar un poco y ver a la gente que nos rodeaba. Me llamó la atención la
diversidad de vestimenta de los bañistas: trajes de neopren
en niños pequeños, shorts de lycra y bermuda en los hombres y bikinis, mallas
enterizas, vestidos, shorts, pescadores, y remeras de mangas largas hasta
musculosas en las mujeres. Todo estaba permitido!!!
La playa con Lion´s Head de fondo |
El "negro milanga" |
Aún quedaban cosas para ver, así que regresamos a nuestro city tour. Siguiendo Camps Bay aparecieron las playas de Clifton. Una vez más nos encontrábamos con el concepto de divisiones: Clifton incluía cuatro playas separadas para distintos públicos. Según uno se identificase con el concepto de “local”, “gay”, “fashion” o “adolescente” tenía su playa.
Bajamos
en Green Point junto al pequeño faro que aparece en la película Invictus cuando
el equipo sale a trotar. A esa altura, si bien estaba el mar no había playa:
grandes olas que arrastraban conglomerados de algas golpeaba furiosamente el
paredón de contención que bordeaba la costa.
El frío viento costero y la
presencia cercana del estadio Green Point hicieron que nos alejáramos del mar y
caminásemos hacia la gran estructura metálica. Era evidente que toda esta área había
sido puesta en valor para el Mundial del año 2010. El estadio, sede de la
catastrófica eliminación del equipo dirigido por Maradona (obviamente que esto es un comentario de Seba), estaba bordeado por un campo de golf, y modernos
parques cuyo verde era interrumpido por senderos de material.
El pequeño faro de Cape |
Estadio Green Point |
Con la
visita al Spar concluyó nuestra recorrida por la ciudad. Había aprovechado a
full el día haciendo y viendo todo lo que habíamos planificado!
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