Día 3
Comenzamos el día con el mismo desayuno de todos los días; como un Deja vu del día previo.
Tomamos el metro hasta la estación Flaminio para ir hasta Piazza del Popolo, un complejo que involucraba la Porta del Popolo, un obelisco egipcio y la Basílica de Santa Maria del Popolo, en cuyo interior está la Crocefissione di San Pietro, de Caravaggio. Motivados por la presencia de este fresco entramos a la iglesia tras esquivar algunos mendigos (por regla general, no hay iglesia que no tenga alguien pidiendo monedas en la puerta), pero … para ver el Caravaggio había que poner moneditas! Esta vez no había turistas, probablemente porque aún no eran las 9 de la mañana, así que nadie puso dinero para iluminar la obra de arte italiana.
Seguimos por Via Margutta, calle que figuraba en
las guías como muy pintoresca y la preferida de los artistas. Habiéndola
recorrido en toda su extensión no nos pareció para nada atractiva, el día
anterior habíamos caminado por calles mucho más bonitas y con más encanto. La
Via Vittoria nos condujo hasta Via del Corso, y tras cruzarla
chocamos con el Mausoleo Augusto. Roma tiene la particularidad de estar minada
de construcciones y ruinas ancestrales, escondidas entre edificaciones más
recientes.
Nuestro próximo destino fue el Panteón. El día anterior, lo habíamos visto
desde afuera, no podíamos dejar de ver su interior. Obra arquitectónica,
que luego de 2000 años de construida, aún maravilla a todos los estudiosos de la
materia. En su origen fue un templo pagano dedicado a varias divinidades de la
mitología romana, devenido en iglesia católica, en cuyo interior actualmente
descansan los restos de Rafael, Vittorio Emanuele II y Umberto I, entre
otros.
Además de una puerta enorme de hierro muy ornamentada,
llama la atención la cúpula semiesférica que conforma del techo. Esta está
perforada por un óculo de 9 metros de diámetro, que no tiene ningún tipo de
cubierta, permitiendo el ingreso de luz que ilumina naturalmente el interior del
edificio. Este agujero, no solo permite la entrada del sol, sino también de la
lluvia y de alguna que otra paloma curiosa.
Seguimos caminando, aún quedaba mucho por recorrer! Tras pasar nuevamente por
Piazza Navona, nos detuvimos en una fiambrería con muy buena pinta
llamada Ruggeri, donde desplegamos todas nuestras destrezas de comunicación! Compramos un
panino di prosciutto crudo e formaggio, lo que implicó preguntarle al vendedor si nos
podía hacer un sándwich y la elección del fiambre y el queso. Este sería nuestro
almuerzo, pero aún faltaba para eso.
Teníamos planeado visitar el Vaticano; de hecho ya teníamos las entradas
compradas para el Museo Vaticano. Fieles a nuestra previsión, que seguramente
raya la obsesión, antes de viajar sacamos las entradas con el objeto de evitar
las largas filas que habitualmente hay para sacar las entradas en el momento y
entrar. Teníamos hora de visita a las 13:30, y aún eran las 11 y algo de la
mañana, no teníamos mucho apuro.
Caminamos una cuantas cuadras más hasta llegar al Ponte
Sant’ Angelo, un puente mucho más ornamentado que el que habíamos cruzado el
día anterior, lugar de trabajo de vendedores ambulantes y artistas, incluyendo
un par de “gladiadores” que parecían haber perdido su Coliseo. Los pasamos de
largo, sin caer en sus embaucadas; también habíamos leído sobre estos
timos.
Observamos por fuera el Castel Sant’ Angelo, un
edificio muy vinculado a la historia de Roma, utilizado entre otras cosas como
sepulcro del emperador romano Adriano y su familia, y refugio del papa Clemente
VII. Nos detuvimos en una plaza que hay en uno de los lados, la Piazza
Pia, que realmente se parece más a lo que nosotros llamamos plaza, con pasto
y bancos. En este mismo lugar, el panino que habíamos comprado en la salumeria,
fue ajusticiado!!! Qué calidad de producto por E3!
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