jueves, 7 de marzo de 2013

Roma - 1º de Mayo (parte 2)

By Sole

Caminamos algunos metros por la calle que bordea al Río Tiber o Fiume Tevere, cruzando por el Ponte Sisto hacia el otro lado. El cielo cada vez estaba más oscuro y el líquido contenido en mi vejiga comenzó a hacerse notar. Algo que pronto descubrí es que el agua es libre, uno encuentra bebederos con agua potable por todos lados, pero no así baños!!!
Ya en Trastevere, no quedó otra opción que hacer un parate para picar algo y evacuar vejiga. En una esquina encontramos un bar con mesas en la calle en el que ingresamos para comprar unos tramezzani, lo que acá conocemos como sándwiches de miga. Por el sólo hecho de sentarnos y utilizar el toilette nos costó el doble de lo que nos hubiera costado si lo comprábamos “para llevar”. Los tramezzani tostados, tanto el de queso, tomate y funghi, como el de queso, tomate y jamón crudo, estuvieron ricos, aunque tal vez un poco escasos por lo que costaron.  Luego de descansar un rato seguimos caminando por las pintorescas callecitas.



La lluvia no tardó en aparecer…  Decidimos visitar la iglesia Santa Maria in Trastevere. Al resguardo del agua, estuvimos un buen rato en el interior de la misma. Cada iglesia que uno visita en Roma es como visitar una galería de arte. Los frescos, mosaicos, la ornamentación de los techos, todos son dignos de ser admirados. Cuando estábamos contemplando el altar, de repente, la luz se apagó! El primer pensamiento fue “Nos quieren rajar de la iglesia, están apagando las luces”. Pero después descubrimos que si uno quería ver el altar iluminado debía colocar una moneda en un artefacto que decía “iluminación a tiempo limitado”. Rápidamente unos turistas que parecían hablar alemán, colocaron una moneda para poder continuar tomando fotos.



Cuando salimos, aún no había pasado el chaparrón. Decidimos caminar un poco más, resguardándonos parcialmente de la lluvia, deambulando cerca de las casas, bajo los balcones o toldos. Resultó ser un barrio muy lindo, con muchos bares y restaurantes pequeños con mesas en el exterior, heladerías, negocios, intercalados con casas con ventanas con coloridas flores.
Al acercarnos al río, unos inmigrantes intentaron vendernos camperas con la inscripción “Italia” en su frente. A medida que le decíamos “no”, el costo de las mismas iba descendiendo.  Descubrimos así, que si uno va a comprar algo en la calle hay que regatear. De todas maneras, no compramos nada y seguimos caminando. No íbamos a comenzar a cargar las valijas en el 2º día de vacaciones, teníamos muchos días por delante.

Esta vez cruzamos el Tiber por un puente que como característica especial tiene una isla en el medio: el Ponte Cestio- Fabricio. Ya no llovía, así que seguimos caminando hacia la iglesia Santa Maria in Cosmedin, donde está ubicada, en una de sus paredes exteriores, la “Bocca della Verità”.  Esto no es más que un disco de piedra en el que está representada una cara, que según cuenta la leyenda, arranca con un mordiscón la mano del que no diga la verdad.  La gente suele hacer fila para sacarse una fotografía metiendo la mano en la boca. Para no ser la excepción, ese día también había una larga fila, que no hicimos. Solo le sacamos una foto desde el exterior, y continuamos el regreso hacia el hotel, del que aún estábamos a un par de kilómetros.



Seguimos por la Vía dei Cerchi entre el Circo Massimo y el Palatino. El Circo Massimo es un gran predio verde que no dice demasiado, pero según las guías turísticas en el pasado fue el más famoso Circo de Roma en el que se celebraban distintas competiciones, como las carreras de carros. Nos llamó la atención en este lugar la presencia de un grupo de personas, probablemente una familia, haciendo un pic-nic. Lo extraño fue que no tenían sandwichs, snacks, o cosas por el estilo, sino que cada uno estaba con un plato comiendo pastas! Sería un pic-nic a la italiana...
Giramos en Via di San Gregorio, pasando nuevamente por el Arco di Constantino y el Colosseo, que estaba cerrado. Continuamos por el parque que está detrás del mismo, también muy pintoresco, con algunas ruinas, esculturas, pasto y pajaritos. En este momento estaba bastante solitario, apenas nos cruzamos con una o dos personas.
Finalmente, cerca de las 4 de la tarde regresamos al hotel. Aún teníamos varias horas por delante para seguir disfrutando Roma.

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