Caminamos algunos metros por la calle que bordea al Río Tiber o Fiume Tevere, cruzando por el Ponte Sisto hacia el otro lado. El cielo cada vez estaba más oscuro y el líquido contenido en mi vejiga comenzó a hacerse notar. Algo que pronto descubrí es que el agua es libre, uno encuentra bebederos con agua potable por todos lados, pero no así baños!!!
Ya en Trastevere, no quedó otra opción que hacer un parate
para picar algo y evacuar vejiga. En una esquina encontramos un bar con
mesas en la calle en el que ingresamos para comprar unos tramezzani, lo
que acá conocemos como sándwiches de miga. Por el sólo hecho de sentarnos y
utilizar el toilette nos costó el doble de lo que nos hubiera costado si lo
comprábamos “para llevar”. Los tramezzani tostados, tanto el de queso,
tomate y funghi, como el de queso, tomate y jamón crudo, estuvieron
ricos, aunque tal vez un poco escasos por lo que costaron. Luego de descansar
un rato seguimos caminando por las pintorescas
callecitas.
La lluvia no tardó en aparecer… Decidimos visitar la
iglesia Santa Maria in Trastevere. Al resguardo del agua, estuvimos un
buen rato en el interior de la misma. Cada iglesia que uno visita en Roma es
como visitar una galería de arte. Los frescos, mosaicos, la ornamentación de los
techos, todos son dignos de ser admirados. Cuando estábamos contemplando el
altar, de repente, la luz se apagó! El primer pensamiento fue “Nos quieren rajar
de la iglesia, están apagando las luces”. Pero después descubrimos que si uno quería ver el altar
iluminado debía colocar una moneda en un artefacto que decía “iluminación a
tiempo limitado”. Rápidamente unos turistas que parecían hablar alemán,
colocaron una moneda para poder continuar tomando
fotos.
Cuando salimos, aún no había pasado el chaparrón.
Decidimos caminar un poco más, resguardándonos parcialmente de la lluvia,
deambulando cerca de las casas, bajo los balcones o toldos. Resultó ser un barrio
muy lindo, con muchos bares y restaurantes pequeños con mesas en el exterior,
heladerías, negocios, intercalados con casas con ventanas con coloridas
flores.
Al acercarnos al río, unos inmigrantes intentaron
vendernos camperas con la inscripción “Italia” en su frente. A medida que le
decíamos “no”, el costo de las mismas iba descendiendo. Descubrimos así, que si
uno va a comprar algo en la calle hay que regatear. De todas maneras, no
compramos nada y seguimos caminando. No íbamos a comenzar a cargar las valijas
en el 2º día de vacaciones, teníamos muchos días por
delante.
Esta vez cruzamos el Tiber por un puente que como
característica especial tiene una isla en el medio: el Ponte Cestio-
Fabricio. Ya no llovía, así que seguimos caminando hacia la iglesia Santa
Maria in Cosmedin, donde está ubicada, en una de sus paredes exteriores, la
“Bocca della Verità”. Esto no es más que un disco de piedra en el que está
representada una cara, que según cuenta la leyenda, arranca con un mordiscón la
mano del que no diga la verdad. La gente suele hacer fila para sacarse una
fotografía metiendo la mano en la boca. Para no ser la excepción, ese día
también había una larga fila, que no hicimos. Solo le sacamos una foto desde el exterior, y continuamos el regreso hacia el hotel, del que
aún estábamos a un par de kilómetros.
Seguimos por la Vía dei Cerchi entre el Circo
Massimo y el Palatino. El Circo Massimo es un gran predio verde que
no dice demasiado, pero según las guías turísticas en el pasado fue el más
famoso Circo de Roma en el que se celebraban distintas competiciones, como las
carreras de carros. Nos llamó la atención en este lugar la presencia de un grupo
de personas, probablemente una familia, haciendo un pic-nic. Lo extraño fue que no
tenían sandwichs, snacks, o cosas por el estilo, sino que cada uno estaba con un
plato comiendo pastas! Sería un pic-nic a la italiana...
Giramos en Via di San Gregorio, pasando nuevamente
por el Arco di Constantino y el Colosseo, que estaba cerrado.
Continuamos por el parque que está detrás del mismo, también muy pintoresco, con
algunas ruinas, esculturas, pasto y pajaritos. En este momento estaba bastante
solitario, apenas nos cruzamos con una o dos
personas.
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