martes, 22 de enero de 2013

Esquel - La llegada

By Sole

Enero 2011


Partimos desde el aeroparque Jorge Newbery en un vuelo de Aerolíneas Argentinas hacia Esquel. El viaje en el Boeing 737, fue tranquilo, salvo por algunas turbulencias aisladas. Nos dieron una lunch box con un sándwich de lomito ahumado y queso, en pan saborizado con hierbas (por el color no tanto por el sabor) y un alfajor Cabsha. La comida y un par de juegos (sudoku, claringrilla, etc) nos entretuvieron durante las dos horas y quince minutos que estuvimos volando.
Cerca de las tres de la tarde arribamos a Esquel. Tomamos un remis hacia la ciudad, que estaba a varios kilómetros.
Nos alojamos en el Hotel Sur Sur (Fontana y Chacabuco); pequeño, muy tranquilo y bastante nuevo. Resultó más acogedor de lo que se veía mediante fotos en Internet.
Dejamos las valijas y nos fuimos a la oficina de turismo para buscar un mapa de la ciudad y algo de información. Posteriormente recorrimos un par de agencias de turismo para contratar una excursión lacustre al Alerzal Milenario en el Parque Nacional Los Alerces.  En el recorrido descubrimos que una de las agencias que teníamos de referencia estaba "cerrada por vacaciones". Terminamos contratándola en Patagonia Verde (9 de Julio 926), el precio era el mismo en todos los lugares que consultamos.
Nos fuimos a merendar a la confitería “María Castaña”, una de las pocas opciones que había, pedimos un café con leche, un cortado y 4 medialunas ($25).
Seguimos camino a la estación de micros para comprar los pasajes a El Bolsón y al Parque Nacional. Volvimos caminando, haciendo en el medio una parada en el supermercado “La Anónima”, antes de regresar al hotel.
El tiempo estaba lindo, soleado, con temperatura alrededor de los 25ºc, que por la falta de viento se sentía bastante; más caluroso de lo que esperábamos.
A la noche fuimos a Killarney Irish un resto-bar irlandés (Av. Alvear y Sarmiento), con linda decoración, mesas, sillas y reservados de madera, cortinas verdes, posters de bebidas viejos, etc. Lo único negativo era la elevada temperatura dentro del local que no tenia aire acondicionado, y los ventiladores de techo resultaban inútiles. Pedimos Ojo de bife con guarnición (vegetales salteados, papas asadas), un agua mineral y una pinta de cerveza roja artesanal ($100).
Volvimos caminando al hotel, mirando vidrieras de los negocios cerrados.
La cama del hotel resultó muy cómoda, amplia, con 2 almohadas, sábanas suaves, frazada y acolchado. Estos últimos un poco excesivos para esta época del año, pero seguramente muy adecuados para los meses de invierno. Nos fuimos a dormir rápidamente para poder afrontar el siguiente día llenos de energía.

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