Enero 2011
Partimos desde
el aeroparque Jorge Newbery en un vuelo de Aerolíneas Argentinas hacia Esquel. El viaje en el Boeing 737, fue tranquilo, salvo por algunas turbulencias aisladas. Nos
dieron una lunch box con un sándwich de lomito ahumado y queso, en pan saborizado
con hierbas (por el color no tanto por el sabor) y un alfajor Cabsha. La comida
y un par de juegos (sudoku, claringrilla, etc) nos entretuvieron durante las
dos horas y quince minutos que estuvimos volando.
Cerca de las
tres de la tarde arribamos a Esquel. Tomamos un remis hacia la ciudad, que
estaba a varios kilómetros.
Nos alojamos en
el Hotel Sur Sur (Fontana y Chacabuco); pequeño, muy tranquilo y bastante
nuevo. Resultó más acogedor de lo que se veía mediante fotos en Internet.
Dejamos las
valijas y nos fuimos a la oficina de turismo para buscar un mapa de la ciudad y
algo de información. Posteriormente recorrimos un par de agencias de turismo
para contratar una excursión lacustre al Alerzal Milenario en el Parque
Nacional Los Alerces. En el recorrido descubrimos que una de las agencias que teníamos de referencia estaba "cerrada por vacaciones". Terminamos contratándola en Patagonia Verde (9 de Julio
926), el precio era el mismo en todos los lugares que consultamos.
Nos fuimos a
merendar a la confitería “María Castaña”, una de las pocas opciones que había, pedimos
un café con leche, un cortado y 4 medialunas ($25).
Seguimos camino
a la estación de micros para comprar los pasajes a El Bolsón y al Parque
Nacional. Volvimos caminando, haciendo en el medio una parada en el
supermercado “La Anónima”, antes de regresar al hotel.
El tiempo estaba
lindo, soleado, con temperatura alrededor de los 25ºc, que por la falta de
viento se sentía bastante; más caluroso de lo que esperábamos.
A la noche
fuimos a Killarney Irish un resto-bar irlandés (Av. Alvear y Sarmiento), con linda
decoración, mesas, sillas y reservados de madera, cortinas verdes, posters de
bebidas viejos, etc. Lo único negativo era la elevada temperatura dentro del local
que no tenia aire acondicionado, y los ventiladores de techo resultaban
inútiles. Pedimos Ojo de bife con guarnición (vegetales salteados, papas
asadas), un agua mineral y una pinta de cerveza roja artesanal ($100).
Volvimos
caminando al hotel, mirando vidrieras de los negocios cerrados.
La cama del
hotel resultó muy cómoda, amplia, con 2 almohadas, sábanas suaves, frazada y
acolchado. Estos últimos un poco excesivos para esta época del año, pero
seguramente muy adecuados para los meses de invierno. Nos fuimos a dormir rápidamente para poder afrontar el siguiente día llenos de energía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario