miércoles, 30 de enero de 2013

El Bolsón - Lago Puelo

By Sole

Enero 2011

Desayunamos tranquilamente ya que teníamos tiempo.
A las 10:30 tomamos el Transporte Golondrina hacia Lago Puelo ($5 cada pasaje), un colectivo que comunica El Bolsón con Lago Puelo, haciendo muchas paradas en el camino. No venía muy lleno así que nos sentamos. Nos fuimos alejando de la zona céntrica, fueron apareciendo construcciones más humildes y más espacios verdes. En medio del recorrido cruzamos el límite con Chubut. Pasamos por Villa Lago Puelo, donde había cabañas con piletas, parrillas, etc. Al final del recorrido ingresaba al Parque Nacional Lago Puelo. Entramos sin pagar entrada, nadie se acercó al colectivo a cobrar, a diferencia de los que había ocurrido en Los Alerces. Cuando descendimos del vehículo ya estábamos adentro.
Fuimos al centro de informes a buscar un mapa con los senderos. Había varios, cortitos, de pocos metros y casi sin dificultad.
Comenzamos con el del “Jardín Botánico”, muy baja dificultad, con bancos para sentarse cada 50 metros. Un caminito demasiado turístico. Había varios carteles informativos, algunos sobre las especies de plantas que se veían.
Seguimos por “Antiguos pobladores”, muy aburrido. Incluía carteles que contaban la vida de una persona (uno de los primeros pobladores de ese lugar) que había vivido en una casa, de la que no quedaban rastros, ubicada en el medio de ese camino.
Continuamos por el "sendero del Faldeo". Antes de llegar a este pasamos por una zona de caballos sueltos, por suerte no nos cruzamos con ninguno pero si con su excremento (ya algo habitual en todas las caminatas que hacíamos). Este camino tenía un poco más de pendiente y dificultad; cada tanto se veía el Lago Puelo. Llegamos a un punto donde había una bifurcación, podíamos optar por seguir por este sendero o tomar el "del mirador"; nos desviamos por este último, volviendo a disminuir de nuevo la dificultad. Nos empezamos a cruzar con más gente y cuando llegamos al mirador, estaba sobrepoblado. Acostumbrados a cruzarnos a lo sumo con 2 o 3 personas cada 10 o 15 minutos, esto parecía la calle Florida. Casi no pudimos ver la vista del lago desde ahí, por toda la gente que había sentada tomando mate en el punto panorámico. Esquivando cabezas se podía a ver desde arriba el lago Puelo de un color verde turquesa.



Fóbicamente descendimos a la playita, que era bastante fea y sucia, con basura tirada por todas partes. En la oficina de informes había bolsas de papel madera para tirar la basura, pero no había tachos, así que uno debía llevarse la basura a su casa! Algunos cargamos los residuos todo el tiempo, pero muchos no bien generaban mugre ahí la dejaban.
Caminamos por la orilla, atravesamos unas piedras hacia una playita un poco más alejada, que si bien tenía gente había un sector más apartado, donde no sentamos. Era un lugar con piedras y algún tronco viejo. Ahí apoyamos las mochilas, nos sentamos y nos dispusimos a armar la picada. Esta tenia salame picado grueso (para retirarle la grasa con más facilidad según la técnica desgrasadora de Seba), queso sardo con poca maduración, maní y galletitas de lino Granix. Sebas cortó el queso y el embutido con su navaja. Comimos y juntamos la basura en la bolsita correspondiente. Tuve que ponerla dentro de otra bolsa en la mochila por el olor a fiambres que emanaba!



Cuando nos estábamos retirando del lugar donde habíamos almorzado vimos una lagartija pequeña! Qué horror, de haberla visto antes no me hubiese sentado tan tranquila en ese lugar! Seguimos caminando por la orilla, hacia el lado contrario por el que habíamos venido, hacia el mirador de las Lechuzas, para lo que tuvimos que trepar algunas piedras. Esta última actividad me resultó un poco complicada, por la escasa longitud de mis piernas, mi incoordinación motriz, y seguramente también el miedo. Subimos hasta cierto punto en el que dije, basta! La dificultad seguía siendo la misma, pero la distancia al suelo mayor. Y en definitiva desde donde estábamos teníamos una buena vista del lago, desde otro ángulo. En las piedras más cercanas al agua se veían lagartijas más grandes. Puaj! Lo que había costado subir, costó bajar.
Aun quedaba la tarde por delante para seguir recorriendo el parque.
Sendero “Pitranto Grande”. Las Pitras son árboles que crecen en zonas húmedas del suelo, semipantanosas. Por sectores había pequeñas pasarelas de madera para no embarrarse. Conseguimos encontrar por un rato el silencio en el interior del bosquecito de Pitras.



“Bosque de las Sombras”: en este había más Pitras, y casi todo el sendero era una pasarela de madera sobre terreno pantanoso. Teóricamente se podían llegar a ver algunas aves en el recorrido, pero más que árboles no vimos. Había reaparecido la gente.
Volvimos a la playita donde había mucha gente, con lonas, reposeras, bikinis, canastos de mate, y algunos hasta bañándose en el lago. Esta vez caminamos pero para el otro lado, hacia la desembocadura del río Azul, el mismo que habíamos bordeado los días previos.
Nos instalamos en un sector más alejado de playita de piedras, donde no había nadie, semi privada. Ahí nos sentamos sobre unos troncos de madera, tomamos mate, y comimos unas cerezas. Seba se quitó las zapatillas y medias, y se metió en el frío lago, con el agua que le llegaba por debajo de las rodillas. Luego de la foto de rigor, salió raudamente con los piecitos congelados.
Caminamos un poco más y nos fuimos a tomar el colectivo de regreso.
Pasamos por Jauja a comprar chocolates y compramos "sanguchitos" de miga para la cena. Regresamos al hotel, donde comimos durante la tarde-nochecita lo que habíamos comprado.
A la noche salimos con intención de ir a escuchar música celta. Habíamos visto que había una banda que tocaba 2 veces a la semana en El Bolsón. Fuimos hasta el lugar que indicaba la publicidad. Desde afuera se veía una casa grande, con un jardín adelante. Una puerta lateral de la casa estaba abierta, pero no se veía gente entrando y/o saliendo. No entramos.
Con la noche por delante, volvimos a pasar por Jauja, pero esta vez a comprar helado! Compartimos ¼ kg de helado de chocolate profundo (amargo), crema del Piltri (mouse de dulce de leche con praliné de almendras) y cassis.

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