Enero 2011
Llovió
intensamente durante la noche, al menos desde las 4:00 am, momento en el que
registré el sonido. Las nubes oscuras que avanzaban desde las montañas
significaban algo…
Nos levantamos
cerca de las 9. Desayunamos básicamente lo mismo que el día anterior, y tomamos
Ibuprofeno para acallar alguna pequeñas molestia, como la del tobillo. Nos
quedamos en la hostería, Seba leyendo un libro sobre la Guerra Civil española y yo escribiendo sobre el viaje. Cuando se cansó de leer se puso a averiguar excursiones para hacer, pero nada nos resultó conveniente.
Por momentos
salía el sol y en otros estaba nublado y con frío, alternadamente. Al mediodía
nos fuimos a la feria de artesanos (era jueves), donde compramos cerezas, alfajores, una mini torta galesa, y un utensilio de madera para
servir pizza.
Almorzamos en
pizza Uno. Nos trajeron unos pancitos saborizados con salame y figacitas con
salsa rara que aparentemente contenía mayonesa, perejil, zanahoria, y era de un color
amostazado. No logramos identificar de qué se trataba. Comimos una fugazeta con
queso grande, agua mineral y una latita Coca Zero ($55).
Volvimos a la
hostería. Seguíamos un poco cansados luego de la caminata del día anterior y el
día se prestaba para hacer nada. Qué cosa mejor que dormir una mini siesta???
Un poco más
descansados salimos hacia el Cerro Amigo. Este estaba ubicado a 2 km de la ciudad,
a 439 metros sobre el nivel del mar, un recorrido de poca dificultad.
Avanzamos por la
calle Gral Roca, seguimos por Islas Malvinas, hasta encontrar el sendero-ruta
para ascender al cerro. Había autos que iban y que venían, en las 2
direcciones. Luego de un rato de caminar en forma ininterrumpida llegamos, a un
lugar donde indicaba que estábamos en el cerro y donde uno podía estacionar el
auto. De ahí estaba la opción de ir por distintos senderos hacia el mirador del
cerro, donde había una cruz blanca, que se veía claramente desde abajo. Había
gente sentada, tomando mate y sol. Desde la vista panorámica de la ciudad era muy buena y hasta pudimos ubicar la hostería donde estábamos hospedados. Tomamos algunas
fotos. Nos sentamos sobre una piedra a comer las cerezas que habíamos comprado
en la feria.
Bajamos. Cuando
regresábamos por el mismo camino por el que habíamos subido nos encontramos que
la calle estaba bloqueada por una rama de árbol caída. Era imposible pasar con
vehículos y tuvimos que desviarnos un poco y pasar por encima las ramas más pequeñas para
acceder al otro lado. Al ratito nos cruzamos con una Caterpillar que iba
raudamente a desbloquear el camino.
Pasamos por La
Anónima a comprar agua y pelones, nada mejor que tener alguna fruta de colación. Dejamos las bolsas en hotel y partimos hacia
una fiambrería por la que habíamos pasado el día anterior, llamada Maradona.
Ahí compramos cerveza artesanal (para regalar), queso sardo blando a un muy
buen precio y un salame.
Con las bolsas
en la mano nuestro siguiente destino fue la heladería. Compramos ¼ kilo de helado
en Saurio (frambuesa, chocolate con cascaritas de naranja y mascarpone con
cassis). Nos sentamos en las mesitas que tenía en la vereda, junto a unos
juegos para niños. Siguiendo la teoría de que un cliente atrae más
clientes, cuando llegamos no había nadie, mientras estábamos ahí sentados
empezó a venir gente, algunos que se quedaban sentados tomando sus helados y
otros que se iban con ellos por la calle.
Dejamos las bolsas
y pasadas las 21 hs nos fuimos a Otto Tipp, una cervecería que estaba camino al
cerro Amigo en Roca e Islas Malvinas. En el camino nos ladró un perro salchicha
negro, malvado; lugar donde pasábamos lugar que nos ladraban los perros!
El restaurante
era un tanto raro: una construcción de madera, con la región central de techo vidriada, con poca luz, y sobre la barra tenía una lámpara hecha con
secador de cabello de peluquería (esos tachos donde las señoras meten la
cabeza). Pedimos cordero con salsa de cerveza con papas, pollo grillado con
puré de zapallo, 1 pinta rubia, 1 chop rojo y agua mineral ($105). Mientras
comíamos había un grupo que tocaba tango y folcklore, incluida una
canción sobre Alfonsina Storni que Seba cantó a la par de la cantante con
apellido noruego; era un show a la gorra. Volvimos caminando las 5 cuadras bajo
el cielo estrellado.
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