miércoles, 30 de enero de 2013

El Bolsón - Cerro Amigo

By Sole

Enero 2011


Llovió intensamente durante la noche, al menos desde las 4:00 am, momento en el que registré el sonido. Las nubes oscuras que avanzaban desde las montañas significaban algo…
Nos levantamos cerca de las 9. Desayunamos básicamente lo mismo que el día anterior, y tomamos Ibuprofeno para acallar alguna pequeñas molestia, como la del tobillo. Nos quedamos en la hostería, Seba leyendo un libro sobre la Guerra Civil española y yo escribiendo sobre el viaje. Cuando se cansó de leer se puso a averiguar excursiones para hacer, pero nada nos resultó conveniente.
Por momentos salía el sol y en otros estaba nublado y con frío, alternadamente. Al mediodía nos fuimos a la feria de artesanos (era jueves), donde compramos cerezas, alfajores, una mini torta galesa, y un utensilio de madera para servir pizza.
Almorzamos en pizza Uno. Nos trajeron unos pancitos saborizados con salame y figacitas con salsa rara que aparentemente contenía mayonesa, perejil, zanahoria, y era de un color amostazado. No logramos identificar de qué se trataba. Comimos una fugazeta con queso grande, agua mineral y una latita Coca Zero ($55).
Volvimos a la hostería. Seguíamos un poco cansados luego de la caminata del día anterior y el día se prestaba para hacer nada. Qué cosa mejor que dormir una mini siesta???
Un poco más descansados salimos hacia el Cerro Amigo. Este estaba ubicado a 2 km de la ciudad, a 439 metros sobre el nivel del mar, un recorrido de poca dificultad.
Avanzamos por la calle Gral Roca, seguimos por Islas Malvinas, hasta encontrar el sendero-ruta para ascender al cerro. Había autos que iban y que venían, en las 2 direcciones. Luego de un rato de caminar en forma ininterrumpida llegamos, a un lugar donde indicaba que estábamos en el cerro y donde uno podía estacionar el auto. De ahí estaba la opción de ir por distintos senderos hacia el mirador del cerro, donde había una cruz blanca, que se veía claramente desde abajo. Había gente sentada, tomando mate y sol. Desde la vista panorámica de la ciudad era muy buena y hasta pudimos ubicar la hostería donde estábamos hospedados. Tomamos algunas fotos. Nos sentamos sobre una piedra a comer las cerezas que habíamos comprado en la feria.



Bajamos. Cuando regresábamos por el mismo camino por el que habíamos subido nos encontramos que la calle estaba bloqueada por una rama de árbol caída. Era imposible pasar con vehículos y tuvimos que desviarnos un poco y pasar por encima las ramas más pequeñas para acceder al otro lado. Al ratito nos cruzamos con una Caterpillar que iba raudamente a desbloquear el camino.
Pasamos por La Anónima a comprar agua y pelones, nada mejor que tener alguna fruta de colación. Dejamos las bolsas en hotel y partimos hacia una fiambrería por la que habíamos pasado el día anterior, llamada Maradona. Ahí compramos cerveza artesanal (para regalar), queso sardo blando a un muy buen precio y un salame.
Con las bolsas en la mano nuestro siguiente destino fue la heladería. Compramos ¼ kilo de helado en Saurio (frambuesa, chocolate con cascaritas de naranja y mascarpone con cassis). Nos sentamos en las mesitas que tenía en la vereda, junto a unos juegos para niños. Siguiendo la teoría de que un cliente atrae más clientes, cuando llegamos no había nadie, mientras estábamos ahí sentados empezó a venir gente, algunos que se quedaban sentados tomando sus helados y otros que se iban con ellos por la calle.
Dejamos las bolsas y pasadas las 21 hs nos fuimos a Otto Tipp, una cervecería que estaba camino al cerro Amigo en Roca e Islas Malvinas. En el camino nos ladró un perro salchicha negro, malvado; lugar donde pasábamos lugar que nos ladraban los perros! 
El restaurante era un tanto raro: una construcción de madera, con la región central de techo vidriada, con poca luz, y sobre la barra tenía una lámpara hecha con secador de cabello de peluquería (esos tachos donde las señoras meten la cabeza). Pedimos cordero con salsa de cerveza con papas, pollo grillado con puré de zapallo, 1 pinta rubia, 1 chop rojo y agua mineral ($105). Mientras comíamos había un grupo que tocaba  tango y folcklore, incluida una canción sobre Alfonsina Storni que Seba cantó a la par de la cantante con apellido noruego; era un show a la gorra. Volvimos caminando las 5 cuadras bajo el cielo estrellado.

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