Ultimo día en Villa Ventana.
Estábamos un poco cansados físicamente por lo caminado el día previo, así que
aprovechamos para recorrer las localidades vecinas.
Tomamos la ruta 76, pasamos por el
parque, esta vez sin detenernos, hasta llegar a Villa Serrana La Gruta. Era una
villa mucho más pequeña que Ventana, siendo la única edificación que llamaba la
atención La Capilla Nuestra Señora de Fátima. Está ubicada en medio de un gran predio
verde, y resulta imponente en un pueblo tan chiquito. Dimos una vuelta por el lugar, sin bajar del auto, y volvimos a salir a la ruta 76, para continuar camino hacia
Tornquist.
La ciudad de Tornquist, es la
cabecera del partido; esta ya tiene calles pavimentadas, estación de servicio,
hospital (el que tiene los sueros antiofídico) y la típica plaza principal con
iglesia y municipalidad. Justamente el edificio de la municipalidad es una de
las atracciones destacadas del lugar, construido con estilo Art Déco por el
arquitecto Francisco Salamone.
La plaza principal Ernesto Tornquist,
en cuyo centro está emplazada la iglesia, cuenta con la distinción de haber sido
diseñada por el paisajista Carlos Thays. En un sector de esta hay un lago
artificial que cuando fuimos estaba siendo restaurado.
Nuestro próximo destino: Saldungaray
y Sierra de la Ventana. Volvimos a tomar la ruta 76, esta vez en sentido
contrario al que habíamos venido. Luego de transpasar unos kilómetros de Villa
Ventana, nos desviamos por la ruta 72 hacia Sierra de la Ventana. En lugar de
detenernos ahí, continuamos 9 km más hasta Saldungaray.
Este pueblito fue un viaje en el
tiempo. Construcciones antiguas, algunas parecían de principios del siglo
pasado, que aun conservaban sus materiales originales, la vieja estación de tren, la plaza principal, con iglesia, y municipalidad, tenía
todo lo que tiene un pueblito. Paramos en la estación, la cual aún se encuentra
en funcionamiento (2 veces por semana pasa el tren) y está muy bien conservada.
En ese momento estaba absolutamente deshabitada, ni siquiera los fantasmas
estaban ahí!
Llegamos a la plaza principal en
busca de la oficina turística, siguiendo carteles que nos fueron conduciendo
hacia ahí. Hubo un detalle que no calculamos, que eran las 12 del mediodía y
estábamos en un pueblo! La oficina estaba cerrada!!! Así que sin siquiera haber encontrado el cementerio, atractivo del lugar, por haber sido su portal una obra de Francisco Salamone, volvimos para Sierra.
En Sierra de la Ventana, buscamos un
lugar para almorzar. Antes de encontrarnos con los alimentos dimos unas vueltas
en auto por el lugar. Pasamos por el Barrio Parque Golf, construido frente al
Campo de Golf, donde las calles no tenían nombre, pero sí las manzanas (Los
aromos, Los robles, Los zorzales, Las acacias, etc). Un lugar bastante
pintoresco, con algunas casas de categoría; había dinero invertido en la zona!
Atravesamos las vías del tren, pasando al costado de la estación local, y nos
detuvimos cerca de la calle principal, Av. Libertador Gral San Martín para
almorzar. Terminamos en un resto-bar llamado Don Quijote, con mesas de madera
rústica, y una minibiblioteca, con libros que uno podía leer durante su visita
al local.
Luego de comer, y chequear los
e-mails, el lugar tenía wifi, pasamos por la estación de servicio a cargar
combustible, y volvimos a Villa.
Al día siguiente regresamos a Buenos Aires.
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Al día siguiente regresamos a Buenos Aires.
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Hola, leo tu crónica y me dan ganas de ir a pasear por Villa Ventana y alrededores. Hace cuánto tiempo la escribiste?
ResponderEliminarHola! Es un lindo lugar para ir a pasar un par de días con muuuchas tranquilidad. Esto fue escrito en septiembre de 2011 durante el viaje.
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