By Sole
Septiembre 2011
Septiembre 2011
El tercer día en Tandil amaneció un
poco fresco y nublado. Inicialmente teníamos la idea de ir a la Reserva Natural
Sierra del Tigre, pero... era miércoles y estaba cerrada!
Tras un desayuno con café con leche y
medialunas, partimos hacia nuestro primer destino del día...
Cerro
Centinela
Es un cerro con una piedra o
"monumento granítico" de casi 7 metros que se mantiene en posición vertical
sobre una pequeña base, de la cual recibe su nombre. Dejamos el auto en el
estacionamiento donde para variar no había nadie; no era justamente temporada
alta. Hicimos una extremadamente corta caminata en ascenso, y en pocos minutos
llegamos a la piedra. Tomamos un par de fotos y volvimos a
bajar.
En la bajada nos cruzamos con las
aerosillas, del cerro; no estaban habilitadas. Por los carteles que vimos, solo
funcionaban en época de vacaciones, con un costo de $30 por persona. Según
consta en folletería, "recorren unos 1200 metros sobre pinares, canteras y
sierras". Un poco caro por tan corto recorrido, no???
En las inmediaciones había un par de
negocios que vendían artesanías y productos regionales. En uno había remeras y
buzos con la inscripción "Cerro Centinela", no sé si sería una extrapolación
regional del "Cerro Catedral" con sus aerosillas...
Volvimos a almorzar a la cabaña. El
día se había puesto bastante lindo y soleado. Sebas aprovechó el solcito del
exterior y se sentó a leer en el pasto. Su tranquilidad se vio interrumpida por
la presencia de un can vecino, rebautizado Puchie, que vino en busca de
cariño.
A la tarde fuimos al Parque
Independencia. Estacionamos el auto cerca del dique, caminamos sobre el
mismo, y cruzamos la calle Saavedra Lamas. Ya en el parque, lo fuimos rodeando
siguiendo una senda, al costado de la cual había una estación aeróbica.
Continuamos caminando hasta llegar a la portada (donada por la comunidad
italiana), una estructura de granito ubicado en el ingreso de autos al cerro
para los cuales hay un camino asfaltado helicoidal.
Decidimos subir por las escaleras de
piedra, rústica, con escalones de diferente altura. Luego de un ascenso agotador
llegamos al castillo Morisco (donado por la comunidad española), un mirador de
la ciudad, ubicado a 286 metros.
Bajamos por el camino asfaltado
vehicular, hasta el desvío al "mirador del lago" donde continuamos por un camino
peatonal. Terminamos tomando mate en una piedra cerca del
mirador.
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