jueves, 28 de febrero de 2013

Villa Ventana - Museo Histórico Villa Ventana

By Sole

Una vez que volvimos a la cabaña, merendamos algo y nos preparamos para salir nuevamente, esta vez a visitar el Museo Histórico Villa Ventana "Sendero de los Recuerdos".

Este museo abre los días domingo de 15 a 19 hs, salvo en época de vacaciones que se encuentra abierto algunos días más. Si no íbamos en ese momento, no íbamos más.
Salimos de la cabaña, caminamos poco menos de 2 cuadras al final de la calle Las Piedras, y ahí agarramos un camino de ripio de un 1 km hasta el pié del Cordón Ventana, bordeado por campos con algunas vacas y caballos.
Es un museo que está administrado por pobladores locales, que según manifiestan no reciben apoyo económico de las autoridades. Tiene 3 salas, y cada hora comienza una visita guiada, en la que con mucha pasión la encargada del lugar, relata la historia del pueblo, del Ex Club Hotel de la Ventana y de los primeros pobladores.
La primera sala tiene fotografías e información sobre la formación de las sierras, geografía, flora y fauna, y los Tornquist.
En la segunda sala, la que me resultó más interesante, hay objetos que pertenecieron al Ex Club Hotel. Acá nos contó la historia de la construcción, los años de esplendor, el cierre, el paso de algunos alemanes del Graf Spee, los últimos años y el incendio del hotel.
Por último la tercera sala, dedicada a la historia de Villa Ventana, el parcelamiento del terreno, las primeras familia que habitaron el lugar y la fiesta de la Golondrina. Como parte del material tenían afiches, recortes de diarios, documentación y algunos objetos antiguos pertenecientes a los pobladores.
Para culminar la visita, nos mostraron un video sobre la Comarca Turística Sierra de la Ventana.
El costo de la entrada fue de $8, excesivo por lo que era, pero que se vio justificado por toda la explicación y dedicación de la guía.
Culminada la visita, se vio un éxodo de autos por el camino de tierra, por el cual volvimos caminando a la cabaña. Mientras caminábamos algunos autos se detuvieron y se ofrecieron a llevarnos hasta el pueblo, agradecimos el ofrecimiento y continuamos caminando. Ya estaba anocheciendo, y una redonda luna llena brillaba en el cielo.



Llegamos bastante cansados, ya con molestias en las piernas a pesar de haber elongado. Las piernas se estaban quejando por todo el esfuerzo que habían realizado a lo largo del día. La más quejosa de todas era mi rodilla izquierda a quien no le había gustado ni un poquito el descenso del cerro. Tomé un paracetamol y acalle sus gritos prometiendo realizar una visita que aún está pendiente al traumatólogo.

Seba preparó otro asado ultralento con el carbón local que no calentaba. Estuve a punto de armar una pseudoparrilla en el hogar a leña, principal atractivo de la cabaña, y cocinar ahí la carne!!!
Comimos y nos fuimos a dormir!!!!!!

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