lunes, 15 de julio de 2013

De Villa Traful a San Martín de los Andes

By Sole

Febrero 2013

Nos levantamos alrededor de las 8:00 hs, nos bañamos, y fuimos hacia el desayunador! Ups, había olvidado el comentario que le había hecho a Seba la noche anterior. El comedor estaba repleto!!! Todo el grupo de ciclistas estaba ahí devorando su desayuno para poder seguir pedaleando! No nos íbamos a quedar parados ahí para ver como comían los ingleses. Era evidente que el lugar no estaba preparado para contingentes grandes. Volvimos a la habitación a terminar de acomodar la valija.
Cuando regresamos, unos 20 minutos después ya se estaban levantando. El lugar parecía haber sido arrasado por una manada. De a poco se fueron retirando a buscar sus cosas para seguir viaje. Algunos dejaban propina a los encargados del lugar por los huevos revueltos que les habían preparados, que no formaban parte del desayuno habitual. Tuvimos que esperar un ratito para que fuesen reponiendo las cosas, tanto alimentos como vajilla.
A las 10:00 hs salimos con las valijas hacia la “terminal” a esperar a la Araucana. Ya estábamos super acostumbrados a caminar por el ripio con y sin equipaje. Cuando llegamos estaba estacionada con el motor encendido la misma combi que nos había llevado de la Angostura a Traful, no había rastros del chofer. Teníamos la teoría de que si apagaba el motor, no iba a volver a arrancar.


Esperando en la "terminal"

Nos sentamos sobre una mini-cerca de troncos a esperar. Si bien estaba fresco, el día estaba hermoso, soleado y prácticamente sin nubes. Era el día ideal para ir al cerro Negro, pero no había tiempo…
A las 10:30 hs, subimos a la camioneta; éramos los únicos pasajeros. Prácticamente todo el recorrido, salvo los últimos 45 km, la ruta era de ripio, en algunos sectores en muy mal estado. Una vergüenza el estado de la ruta 7 lagos! Es un milagro que los autos que circulan por ahí no terminen sumergidos en alguno de estos lagos! Y encima ahora forma parte de la ruta nacional 40!!!
El efecto batidora del primer viaje se repitió en este, ya que la combi estaba tan sucia y destartalada como en ese momento. Con cada salto que daba por las irregularidades del terreno caía una dosis de polvo del techo! Tuve que sacudir 2 veces la mochila en el tiempo en que estuvimos sentados en esa lata de sardinas.
Luego de 2:30 hs de viaje llegamos a San Martín de los Andes (SMA). El día estaba lindo, y la temperatura parecía estar ascendiendo. Cómo deseábamos algunos días soleados y un poco más cálidos luego de tantos de garúa!!! Caminamos las 4 cuadras que separaban la terminal de micros de la hostería Monteverde. Esta fue la que más nos gustó, quedamos muy conformes con la elección!
Dejamos las valijas y salimos. Fuimos a dar una vuelta por la ciudad. Pasamos por la oficina de parques nacionales ubicada en la plaza San Martín. En este antiguo edificio diseñado por Alejandro Bustillo, ofrecían información, y había un pequeño museo. Fuimos por lo primero. Seba que tenía todo el cronograma de los siguientes días en la cabeza, consultó todas sus dudas. Las explicaciones fueron acompañados de algunos sencillos mapas que indicaban como llegar a los distintos lugares. Yo creo que Seba sabía tanto o más que la empleada del lugar con todo lo que había leído antes de ir, más su experiencia previa en el lugar. Uno de los planes que teníamos se cayó! El camino que llevaba al escorial de lava, era de ripio y estaba en muy mal estado y sólo se podía acceder con 4x4. Ya veríamos como modificaríamos los planes.




Si bien SMA es una pequeña ciudad, tiene todo el espíritu de un pueblo. Como estábamos en horario de siesta, casi todos los negocios estaban cerrados. Encontramos una librería abierta, donde entramos! Tenía un sector con libros con temas relacionados con la Patagonia, desde la flora y fauna, hasta la historia de los primeros pobladores; algunos muy interesantes.  Compramos 3 libritos que nos parecieron atractivos; 3 miembros más para la gran familia de libros, que algún día habitará una biblioteca como Dios manda.
Dimos una vuelta por la zona del lago Lacar, y tras caminar algunas cuadras reconociendo alguno de los hoteles que habíamos tenido en cuenta en la selección, hicimos una parada en “La abuela Goye” donde compramos ¼ kg de helado. Los sabores elegidos fueron chocolate con pasas y almendras, y melón con cassis. Rico, sin ser nada de otro mundo.
Pasamos por la hostería a buscar agua caliente, antes de seguir viaje. Había que aprovechar el día soleado!!!

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