By Sole
Agra
resultó ser un poco más incivilizado aún que los lugares por los que habíamos
estado previamente! Se percibía mucho más el caos del tránsito, los bocinazos,
la pobreza, la suciedad en el espacio público.
Había
mucha más gente en las calles, desde hombres haciendo nada en posición de
cuclillas (muy pero muy típica de los indios) hasta niños jugando descalzos.
Nuevos personajes se sumaban a la escena: monos correteando por los techos de
las desvencijadas edificaciones!!! Era tal el caos que hasta chocamos con una
vaca que en el momento que estábamos pasando se le ocurrió cruzar la calle!!!
Por suerte íbamos a muy baja velocidad y no hubo daños ni para el auto, ni para
el animal, y en consecuencia para nuestro chofer… Supongo que de haber
lastimado a la vaca, lo hubiese venido a buscar el dueño!!! Cuando uno ve a
estos animales piensa que pertenecen a nadie, como perros callejeros, pero no
es así! Por lo que nos comentaron, cada uno de estos grandes mamíferos tiene un
dueño que durante el día los deja libres para que vayan y coman pasto y basura
del espacio público, de manera tal de no gastar en alimentos.
Lo
primero que hicimos luego de surcar la ciudad fue ir hasta el hotel para dejar
las maletas. En el hall del Howard Plaza, hotel de categoría “mucho más
selecto” para nuestra guía, nos esperaba un representante de la empresa del
tour, que nos preguntó cómo había sido el viaje, qué nos parecía el chofer, y
nos facilitó su número de teléfono por si teníamos algún problema en Agra.
Hicimos el check in, y fuimos al cuarto que nos habían asignado en el
primer piso. Quedamos muy conformes con nuestra habitación: limpia, amplia,
digna de cualquier cadena hotelera de un país del primer mundo. Lo único que la
hacía especial era la gran ventana de vidrio transparente que separaba la ducha
del resto de la habitación, que a pesar de la cortina semiopaca plegable,
quitaba privacidad.
Ya habían pasado las 14 hs cuando salimos del hotel, y
teníamos hambre; en contra de nuestra costumbre fuimos a comer donde nos
sugirió el guía. El restaurante elegido se llamaba Haveli. Los mozos parecían
acostumbrados a la atención de turistas y estaban mejor predispuestos a
responder preguntas sobre la comida, comparado con los otros lugares que
habíamos visitado los días previos. Elegimos dos platos vegetarianos, uno con
vegetales en una salsa algo picante, y el otro arroz con paneer (queso
cottage), que acompañamos con roti. Nos resultó rico; ya nos estábamos
adaptando a la comida!!!
La parada posterior al almuerzo fue el Agra Fort. Es una
enorme fortaleza, ubicada a orillas del río Yamuna, cuya construcción fue
iniciada por “Akbar, tercero mughal emperor”, y continuada por sus sucesores. Es
un conjunto de edificios que sirvieron de palacio a cuatro generaciones de
emperadores mogoles: Akbar, Jahangir, Shah Jahan y Aurangzeb.
Luego de pagar las 300 Rp que costaba el ingreso, cruzamos
el fuerte e ingresamos al gran laberinto de patios y habitaciones, de
diferentes estilos, pero de gran belleza. Aún se puede apreciar las medidas de
defensa que se tuvieron en cuenta a la hora de la construcción: el río, fosos,
y la alta muralla perimetral, con las clásicas aberturas con forma de pirámides
truncas, con la base ancha hacia adentro, que permitían el ataque de adentro
hacia afuera, dificultando la agresión invasora.
Desde una de las habitaciones del gran fuerte de arenisca
roja pudimos ver a lo lejos, del otro lado del río, el tan esperado Taj
Mahal!!! Increíble ver en vivo y en directo esa imagen tan emblemática,
sinónimo de India!!!
No puedo contar lo más interesante del Agra Fort, sin
remontarme a la propia historia del Taj Mahal. El emperador Shah Jahan, nieto
de nuestro amigo “Akbar, tercero mughal emperor”, tenía varias esposas, pero
sólo una preferida: Mumtaz Mahal. Cuenta la historia que Mumtaz muere al dar a
luz su decimocuarto hijo, lo que provocó el desconsuelo de Shah Jahan. Como
manifestación de su amor hacia Mumtaz, envió construir este impresionante
mausoleo en mármol blanco con detallados “trabajos de incrustación”, tarea que
no resultó sencilla, y llevó unos 23 años (1631- 1654) y el trabajo de más de
20000 obreros.
Hay varias historias controvertidas que giran alrededor de
la construcción. Por un lado se dice que contrató al arquitecto persa más
célebre de la época y mandó a matar a la esposa para que pudiera vivenciar por
sí mismo el dolor que él estaba sintiendo, y le sirviera de inspiración para la
creación de una obra sin igual. También está la creencia de que concluido el
trabajo, mandó a cortar las manos a los obreros que habían trabajado en la
construcción, para evitar que pudiera reproducirla. Están quienes dicen que
estos son solo cuentos para aumentar la mística que gira en torno al Taj Mahal.
Allá lejos en el año 1658, Shah Jahan fue destronado por su
hijo Aurangzeb, y encarcelado en el Agra Fort hasta su muerte, unos 8 años
después. El hombre permaneció enclaustrado en una habitación desde cuya ventana
sólo se podía ver el Taj Mahal, recordándole cada día a su esposa muerta. Hoy
en día se puede visitar el lugar y observar a este magnífico edificio desde la
misma ventana que lo hacía el emperador derrocado.
Los planes de Shah Jahan de tener su propio mausoleo como el
Taj Mahal, pero en negro, nunca se concretó, y su cuerpo actualmente descansa
junto al de su amada esposa, siendo su tumba lo único que quiebra la perfecta
simetría con la que fue concebido este edificio Patrimonio de la Humanidad de
la UNESCO, y una de Las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Tanto a la entrada como a la salida del Agra Fort tuvimos
que esquivar el tumulto de vendedores de alhajas, cajitas de madera y libros
con fotos del Taj Mahal.
Ya en el auto cruzamos el puente que pasa sobre el río
Yamuna, tarea nada sencilla!!! El tránsito estaba terrible!!! Todo el caos que
habíamos presenciado previamente pero arriba de un puente, incluido un carro
tirado por dos bueyes!!! No teníamos apuro y en ese momento del viaje todo nos
seguía sorprendiendo, así que no representó problema alguno!!!
Aún nos quedaban dos lugares para visitar esa tarde, siendo
el siguiente el Mausoleo de Itimad-ud-Daulah (impronunciable), más conocido
como “Baby Taj”. Pese a que nuestro libro pesimista advertía sobre el
“Taquillero de dudosa honradez; comprobad el cambio!”, no tuvimos problemas.
Pagamos las 110 Rp de entrada y nos dieron el vuelto que correspondía.
Para poder acceder al edificio principal hay que quitarse
los zapatos o “alquilar” cubrezapatos descartables, como los que se usan en
quirófano; ahí fueron otras 10 Rp de propina...
Se cree que este mausoleo, al igual que el de Humayun y
Akbar, sirvió de inspiración en el diseño del Taj Mahal, principalmente a la
hora de elegir el material a utilizar. El Baby Taj representa el abandono de la
arenisca roja y la introducción del mármol blanco en las construcciones
mogoles.
Fue construido en la margen del río Yamuna para enterrar al
suegro de Jahangir, que a su vez resultó ser el abuelo de Mumtaz Mahal, mejor
que todo quede en familia! Además del blanco mármol traído de canteras de Makrana
llama la atención el detallado “trabajo de incrustación” de piedras preciosas y
semi-preciosas, que nuestro guía recitaba de memoria “coral, turquesa, ámbar,
ónix, lapislázuli, jade, zafiro…”.
Aún faltaba ir a ver el Taj Mahal al atardecer, uno de las
actividades más esperadas del día. Si bien la distancia puede resultar “caminable”,
la zona es muy humilde (no necesariamente insegura). Así que salimos en coche
con nuestro chofer y el guía y luego de recorrer un par de calles, llegamos al
parque Ram Bagh. No queríamos ver ningún parque, sólo habíamos ido ahí para ver
la cara menos vista del Taj Mahal. Al llegar allí nos encontramos con dos
opciones: la primera era pagar 110 Rp para entrar al parque que está justo en
frente del Taj, y la segunda era ir al espacio público ubicado a la derecha, y
tener una muy linda vista pero no perfectamente alineada al edificio… como
corresponde fuimos del lado de los pobres. Para llegar hasta la orilla del río
Yamuna, tuvimos que pasar al lado de un camello, de un santuario, y de una
carpa donde fritaban comida. Junto a la carpa había un hombre de seguridad con
su correspondiente arma, que vigilaba que ninguno de los que estábamos del lado
público nos pusiéramos delante del terreno del parque dificultando la visión de
los que habían pagado. No faltaban tampoco los vendedores, tanto niños como
adultos, que nos abordaban en diferentes idiomas, un par de muchachas que
guiaban a su grupo de cabras, ni un sadhu. Qué es un sadhu? Es un hombre que ha
renunciado a todos los vínculos y bienes materiales, en pos de vivir en la
austeridad y alcanzar la iluminación. La realidad es que la mayoría de los
sadhus (o santones) que nos cruzamos eran simplemente hombres vestidos con
ropas naranja o amarilla, con barba y cabellos largos, que cobraban por sacarse
fotos con los turistas.
Foto "robada" al Sadhu |
Frente a nosotros teníamos un largo terreno, que se
continuaba con el río que estaba bastante bajo, y del otro lado del mismo el
Taj Mahal! No podíamos creer la belleza y el tamaño del edificio!!! La gente
que paseaba por su terraza exterior, parecía super pequeña comparada con la
altura de los minaretes y el mausoleo propiamente dicho. Le sacamos decenas de
fotos, de diferentes ángulos, con diferente iluminación a medida que el sol se
iba poniendo, y distintos modos de la cámara.
Siguiendo unos cientos de metros hacia la derecha apenas se
lograban divisar unos ghats, que aún estaban humeantes, denotando que se
estaban llevando a cabo cremaciones. Para los que nos estamos acostumbrados
puede resultar chocante, pero para los indios es una escena más de la vida
cotidiana.
Cuando
ya estaba por terminar de ponerse el sol y comenzaba a soplar el vientito,
regresamos al hotel. Esa noche hubo room service de comida india: Dals
(lentejas) en una salsa con muchas especies, y otro plato que consistía en
trozos de pescado en otra salsa también especiada, pero de diferente sabor.
Para compensar un poco lo spicy de los platos, los acompañamos con arroz
blanco, rotis y dos cocas light. Cuando hicimos el pedido nos entendieron todo
perfectamente, pero lograr que retiraran los platos sucios fue todo una
odisea!!! Requirió de tres llamadas telefónicas ya que no nos entendían!!!
Finalmente pasaron a retirar los platos y zafamos de dormir en medio del olor a
curry y masala!!!
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