By Sole
12 de febrero 2014
Durante la organización del viaje nos
habíamos contactado con David Diaz, un español que organizaba tours en la
India (La india increible), también recomendado por Coca. Luego del intercambio de varios mails,
terminamos decidiéndonos por un tour de 5 días, en los que visitaríamos Agra,
Jaipur y Pushkar.
Tal como lo planeado, ese día a las 7:30 hs,
nos encontramos con Ravi, quien sería nuestro chofer durante los días
siguientes. Conducía un Toyota Etios de 4 puertas blanco, en muy buen estado
teniendo en cuenta los problemas de chapa y pintura de los autos de allá.
Enseguida se presentó y comenzó con un interrogatorio: nombre, edad, profesión,
estado civil, si nos gustaba hablar o no durante los viajes, hasta factores de
riesgo, diagnóstico, tratamiento de la diabetes y la posibilidad de que el
tuviese la enfermedad! Completito, completito!
Ravi |
Si bien estábamos a sólo 220 km de Agra, el
viaje tenía un tiempo estimado de 4:30 horas; pronto descubriríamos la razón.
Durante casi todo el recorrido no dejamos de
ver asentamientos de chozas rodeados por sembradíos, pequeños pueblos, animales
sueltos –principalmente vacas, búfalos, bueyes y gallinas– y gente, mucha
gente. Por el horario había muchos adultos que se movilizaban a su trabajo y
niños que iban con sus uniformes al colegio montados en tuk-tuks o pequeñas
camionetas. No podíamos creer la cantidad de gente que entraba en cada
vehículo! Ni el mejor jugador de tetris podía encastrarlos mejor optimizando el
reducido espacio; hemos llegado a contar a más de 10 personas por tuk-tuk!!!
Muchas mujeres preparaban con sus manos unos
discos de barro y excremento de animales, que luego secaban al sol. Otras
transportaban palanganas cargadas de materiales o ladrillos, hasta el sitio
donde los hombres tranquilamente levantaban paredes. Nos dio la impresión de
que las mujeres trabajaban mucho más que los hombres, incluso realizando
trabajos que requerían mucho esfuerzo físico, que en otras culturas están más
limitados al género masculino. No sólo basamos nuestra idea en esto, sino en hecho que era muy frecuente ver en la puerta
de las casas hombres sentados sobre camastros leyendo el diario, hablando con
los vecinos o jugando las cartas, mientras la mujer trabajaba.
Las principales razones para tardar tanto
eran el estado de las carreteras, la
caótica manera que tienen de conducir, el eventual cruce de animales en la ruta
y hasta la circulación de estos por la misma. No era extraño tener delante un
camello o un carro arrastrado por bueyes, tampoco faltaban las motos que
transportaban los latones con leche recién ordeñada, para ser vendida en los
pueblos.
Como en cualquier país tercermundista, las
rutas en mal estado se asocian a un sinfín de peajes, varios de dudosa
legalidad! Pasamos por alguna casilla que consistía en un hombre en una silla
bajo una sombrilla oxidada y maltrecha; nos generó tantas dudas la validez de
este pago que incluso le preguntamos a Ravi, quién estaba acostumbrado a esto y
hasta nos mostró un comprobante.
También estaba el peaje por cambio de estado…
Cuando cruzamos el límite entre Haryana y Uttar Pradesh, el estado donde está
Agra, Ravi detuvo el auto y se bajó para realizar el pago. Quedamos sentados
solitos en el asiento trasero del auto siendo víctimas en forma casi
instantánea de los vendedores! Por mi ventanilla apareció un vendedor, a quien
le faltaban la mitad de los dientes, con libros del Taj Mahal, siguiendo uno
con un ajedrez magnético y por último el de collares. Seba tuvo otra suerte! Primero
escuchó un ruido raro en el techo y después vino la sorpresa… una mona colgada
de su ventanilla!!! La pobre tenía una soga en el cuello, que la unía a un
hombre que decía “no bite! no bite!”. No
sé si la mona mordía o no, pero obviamente no bajamos la ventanilla y ni
amagamos a sacarle una foto, que era lo que el señor pretendía. La mona parecía
ser más inteligente que el hombre, y comprendió el “no” más rápido que él.
Lejos de asustarnos, nos pareció una situación divertida sobre la que ya
habíamos leído en un blog de unos españoles que habían hecho un tour muy
parecido al nuestro. Pronto volvió Ravi y continuamos viaje hasta la siguiente
parada, unos kilómetros más adelante, para desayunar.
Si bien nosotros habíamos desayunado antes de
salir, nos tuvimos ningún problema en hacer una parada para que nuestro chofer
descansara un poco y recargase energía. En algún lado del camino, salimos de la
ruta e ingresamos en el paraje acondicionado para exprimir los bolsillos del
turista típico. Había un gran estacionamiento delantero, un local de venta de
artesanías y el restaurante. En la entrada al predio había dos hombres, uno con
un mono que llevaba un vestidito y la cara pintada y otro con la temible
canastita con la cobra!!!
Nos mantuvimos bien alejados de ellos!!! No
pretendíamos tomar ninguna foto de los hombres ni sus pobres víctimas animales.
Dimos una vuelta por el negocio de las artesanías sin comprar nada (luego de
recorrer tantos mercados en Delhi ya teníamos una idea de lo que podía pagar
por cada cosa, y los fixed prices eran excesivos). Así que nos limitamos a
tomar un poco de aire en el exterior, mientras esperábamos a Ravi.
La ciudad más importante por la que pasamos
fue Mathura, unos 50 km antes de llegar a Agra, y conocida por el ser el lugar
de nacimiento de Krisna, una de las encarnaciones del dios Visnú según el
hinduismo. Desde el auto no vimos nada en particular, sólo un poco más de gente
que lo que veníamos viendo.
Cerca del mediodía llegamos a Sikandra, una
parada intermedia que teníamos planeada en el itinerario. Se nos había pasado
volando la mañana mirando por la ventanilla, hablando con Ravi y escuchando su
copilado de música occidental, que seguramente había puesto para complacernos.
Sikandra es una pequeña ciudad situada a unos
12 km de Agra y que tiene como principal atracción, y tal vez única, al mausoleo
de Akbar, el tercer emperador mogol. Esta majestuosa construcción está
emplazada dentro un gran parque con ciervos y gacelas. En el estacionamiento
nos encontramos con nuestro guía Boby, mejor conocido para nosotros como
“tercero mughal emperor”.
Estamos acostumbrados a recorrer los lugares
por nuestra cuenta, sin recurrir a servicios de guía, pero en nuestro paso por
India hicimos una excepción. Este hombre de edad incierta y con un spanglish algo
gracioso, resultó ser como guía un gran fotógrafo y ahuyentador de algunos
vendedores. Por su hábito de mascar paan,
su sonrisa estaba manchada de rojo, y su aliento era algo particular. Son
muchos los indios que van por la calle mascando este preparado estimulante a
base de hojas de betel, combinado con nuez de areca y/o tabaco. Luego de un
rato lo comienzan a escupir, dejando el suelo manchado de unos grandes
escupitajos de color rojo.
Siguiendo las indicaciones de Boby, compramos
las entradas (110 Rp), pasamos por clásico detector de metales, y nos encontramos
con la colosal puerta sur, a mi parecer lo más llamativo del lugar. Luego de
traspasarla, nuestro guía nos dio la indicación “pararse aquí” y siguió con su
explicación, dirigida principalmente hacia Seba (quien contestaba sus preguntas
como si hubiera estudiado la lección antes del viaje, cosa que creo que hizo!). Orientados en quienes eran los mogoles, seguimos a la línea sucesoria hasta
llegar a “Akbar, tercero mughal emperor”. Era muy gracioso porque cada vez que
nombraba a Akbar, el nombre iba seguido en todos los casos por “tercero mughal
emperor”, como si ambos términos fuesen inseparables!!!
En el pórtico que acabábamos de pasar nos
mostró el “trabajo de alfombras”, el “trabajo de incrustación” (las otras dos
frases que le siguieron en frecuencia a “Akbar, tercero….”, el grabado de
textos del Corán y minaretes blancos.
Detalles de los trabajos |
El mausoleo propiamente dicho fue construido
entre 1605 y 1613 utilizando con arenisca roja con detalles en mármol blanco. Posee
un salón central, al que se ingresa sin zapatos, donde está la tumba de Akbar.
De hecho lo que uno ve es simplemente una representación en mármol, estando el
cuerpo unos 6 metros bajo tierra. El lugar está construido de tal manera que
los sonidos generasen eco, facilitando la comunicación.
En un momento de la visita se le acercaron a
Seba dos muchachos de unos 16 años con una cámara. Enseguida Seba les dijo que
no tenía problemas en sacarle una foto, pero no era eso lo que querían! Quería
una foto con Seba!!! Así que luego de retratarse con un pelado, alto, flaco y
sudamericano continuaron con la recorrida.
Luego de unos minutos libres que nos dio el
guía, nos fuimos hacia el auto para seguir camino a Agra. Ahora el
interrogatorio, mucho más discreto, vino por parte de Boby, que estaba interesado
en conocer el precio de un litro de leche en Argentina…
Los últimos 12 km del viaje fueron los más
lentos de todos!!! La carretera estaba muy atascada, sin ningún justificativo
más que el caos habitual, y fuimos avanzando literalmente a paso de hombre,
hasta llegar a la ciudad del Taj Mahal.
Al costado del camino |
Anterior/ siguiente
Gracias Sole y Seba por viajar con nosotros y por relatarlo de manera tan interesante en vuestro blog. Espero las proximas entradas :)
ResponderEliminarDavid Díaz
www.laindiaincreible.com
Gracias David por tu comentario y por contribuir a que el viaje haya salido tan bien!!! Saludos!!!
ResponderEliminar