viernes, 14 de diciembre de 2018

Santorini: recorriendo Ancient Thira

 By Sole

20 de Febrero 2018

Al abrir la ventana comprobamos que la lluvia, que nos había despertado a la noche, se estaba tomando un descanso. El cielo estaba cubierto por una combinación de benévolas nubes blancas y aterradoras nubes grises que prometían más agua. A pesar del pronóstico de precipitaciones decidimos seguir adelante con el plan del día: ir hasta Perissa y subir hasta la antigua ciudad de Thira.

Con los minutos contados enfilamos hacia la estación de buses de Fira por donde encontramos algunos cafés y negocios abiertos, y una feria improvisada en un par de camionetas con los pescados y vegetales expuestos en sus cajas. Varias mujeres vestidas con polleras y sacos oscuros y pañuelos en la cabeza que dejaban entrever las canas, la viva imagen de las abuelas griegas de mi imaginario, mantenían ocupados a los puesteros que seleccionaban y pesaban los productos frescos.

Sacamos el pasaje hasta Perissa y nos acomodamos el bus mientras seguían subiendo orientales entremezclados con personas de ojos redondos. Con puntualidad inglesa el chofer tomó su lugar y partimos. Luego de atravesar la “zona céntrica”, que se limitaba a un par de cuadras, aparecieron las casas, la ferretería, la peluquería y la panadería: un barrio residencial. Este se esfumó paulatinamente dando lugar a caseríos separados por pequeñas parcelas sembradas y otras llenas de raíces y ramas secas de vides que esperaban ser aradas.




Poco a poco nos acercamos a Pyrgos, la ciudad más alta de la isla. Desde lejos parecía un pueblo medieval edificado en la cima de una colina, pero al llegar ahí notamos que las casas e iglesias eran muy parecidas a las de las villas costeras. Nos detuvimos apenas unos minutos en el pueblo para que bajaran un par de pasajeros; no era la gran atracción para los turistas.

La siguiente parada importante fue en Akrotiri, un yacimiento arqueológico del antiguo asentamiento de la civilización minoica que fue arrasada por la erupción volcánica del siglo XVII AC que dio origen a lo que hoy es Santorini y las islitas vecinas. Ahí bajó la mayor parte del pasaje, incluyendo los chinos.

Luego de parar en Embori, y haber recorrido prácticamente media isla, llegamos a Perissa. Al descender del micro encontramos una calle tan desierta como el balneario que estaba enfrente. En este solo quedaba el fantasma de un parador playero con los esqueletos de las carpas y decenas de reposeras de madera apiladas que esperaban resucitar en la siguiente temporada estival. Caminamos por la arena negra hasta la orilla del mar constatando la frialdad de su agua cristalina. Al mirar hacia arriba vimos que las nubes oscuras se habían apoderado del cielo.




Entre tanta soledad y negocios cerrados nos sorprendió encontrar 2 restaurantes abiertos como si estuviesen a la espera de un contingente de turistas. Caminamos un par de cuadras deteniéndonos frente a la iglesia de la Santa Cruz (The Church of the Holy Cross), una gran estructura blanca con múltiples de cúpulas entre las que resaltaban cinco pintadas de azul. Era uno de los pocos lugares que parecía tener vida con varias prendas colgadas en el jardín y el sacerdote bajando del auto las bolsas del supermercado.


Y la gente dónde está?

Iglesia de la Santa Cruz
Sin mucho más para ver, dejamos atrás la zona céntrica de Perissa y enfilamos hacia el inicio del sendero a Ancient Thira, el sitio arqueológico ubicado en lo alto de la colina Messa Vouno que estaba hacia el norte. En el siglo VIII AC un grupo de espartanos liderados por un tal Thera se instalaron en la sudeste de la isla, un punto estratégico frente el Egeo. El asentamiento se transformó en una ciudad, la cual estuvo habitada en forma permanente desde ese entonces hasta el siglo VI DC, y luego de manera transitoria por los árabes en el VIII DC cuando el lugar ya estaba casi en ruinas. A partir de ahí permaneció deshabitado y oculto hasta las excavaciones que comenzaron en 1896.




Cuando estábamos yendo hacía ahí y analizando si íbamos a desviarnos hacia la pequeña y blanca capilla Katefchiani, que se veía en medio de la ladera, comenzó a garuar poniendo en dudas todo el plan. Nos refugiamos bajo un techo (nuestro “cipres de las malas decisiones” de El Bolsón) durante unos minutos hasta que amainó. Decidimos ir directamente hacia las ruinas, encontrando unos metros más adelante la senda junto a un cartel con un mapa topográfico de la colina Messa Vouno y la vecina Profeta Elias.






Detalles del cartel

El camino se presentó con una pendiente ascendente constante pero poco pronunciada que no exigía demasiado esfuerzo físico, pero si unas buenas zapatillas por lo pedregoso del terreno. Las pequeñas matas de vegetación rastrera verde con flores amarillas, y arbustos espinosos y achaparrados sugerían que estábamos en una zona seca, situación contrastante con el agua que había caído minutos atrás. Al mirar el cielo y ver una gran nube negra sobre el monasterio de Profitis Ilias en lo alto de la colina homónima y varios cuervos negros sobrevolando toda la zona nos sentimos dentro de una película de Hitchcock; nos preguntamos si estarían presagiando alguna fatalidad.


Sendero con Perissa de fondo

Al subir, la vista panorámica de Perissa se fue ampliando, permitiéndonos ver que el caserío se extendía más allá de lo que habíamos imaginado. Algunos metros antes de completar los 1,3 kilómetros de ascenso aparecieron los primeros indicios de Ancient Thira: el cementerio de la antigua ciudad. No esperábamos encontrarnos con esas placas de mármol con inscripciones en griego en el suelo.


Antiguo cementerio

Luego de varias paradas para sacar fotos y quitarnos las camperas, en treinta minutos llegamos a la cima de la colina donde encontramos un parking con apenas un auto; no se veía gente en los alrededores. “Estarán abiertas las ruinas?” –nos preguntamos.

Al acercarnos a las rejas que delimitaban el sitio comprobamos que estaba abierto y que había una mujer en la taquilla esperando que llegase algún alma perdida. Luego de ingresar, avanzamos algunos metros por un terreno llano hasta que aparecieron los primeros de una gran cantidad de escalones que conducían a los vestigios de la antigua ciudad. 



Gracias a la presencia de varios carteles con dibujos y una dosis de imaginación las piedras, columnas y pequeños muros fueron tomando las siguientes formas:


  • Iglesia de Agios Stefano (siglo VIII o IX DC): la modesta y rústica construcción actual fue erigida sobre las ruinas de una basílica del siglo VI DC cuando los habitantes de Thera y las islas vecinas sufrieron la invasión de los árabes.
Iglesia de Agios Stefano

  • Témenos de Artemidoros (siglo III AC): era un santuario al aire libre inspirado en un sueño que tuvo el sacerdote y autor de la obra Artemidoros de Apollonios. En élse pueden identificar tallados en la piedraa los dioses personificados como animales: un águila (Zeus), un león (Apolo) y un delfín (Poseidón).
A ver quién encuentra el águila, el león y el delfín...

  • Exedrae (siglo I-II DC):eran tres edificios del tiempo de los romanos que albergaban estatuas de los ciudadanos más importantes, como si fuese el hall de la fama de la ciudad. Apenas quedan unos escalones y pequeños fragmentos de la parte inferior de la pared.

  • Agora: los pequeños muros de piedra remanentes no eran suficientes para que la imaginación recreara este lugar de encuentro de los ciudadanos, centro de la vida social y política, que formaba parte de la sección central de la ciudad.

  • Basilike Stoa (siglo III AC- modificado en el II DC): era el centro administrativo de la ciudad. Se identifica por las 8 columnas dóricas que aún permanecen en pie.

  • Edificio público- baños romanos: este recinto incluía una habitación con una letrina pública que era básicamente un banco de piedras con orificios circulares construido sobre una alcantarilla; un desagüe de agua aseguraba su limpieza. Incluía también las tradicionales piletas (como los hammam de Estambul o Budapest), un lugar de encuentro mientras se disfrutaba de un baño caliente.


  • Teatro: lo único fácil de imaginar es el escenario con el mar como fondo. Con los años fue adquiriendo ornamentaciones, salas y edificios anexos hasta tener capacidad para 1500 personas.

  • Santuario de Apollo Pythios: era un centro de culto durante la época helenística dedicado al dios Apolo… hoy solo está la base de la construcción de piedra y algunas columnas truncadas.

  • Las residencias: lo que se ve actualmente pertenece a la época helenística y romana; las previas no sobrevivieron. Esas casas, ubicadas en la zona más alta de la colina pertenecían a los nobles y adinerados; tal como sucede ahora, los más pobres vivían en las afueras. Estas viviendas tenían 2 niveles, varias habitaciones, letrinas y una cisterna subterránea en la que se acumulaba agua de lluvia. Si bien su aspecto exterior era simple, en el interior no ahorraban en gastos y solían tener bajo relieves de yeso en las paredes, mosaicos en los pisos y estatuas de mármol reflejo de su poder económico.


Cuando llegamos ala zona más alta y cercana al mar confirmamos que efectivamente la antigua ciudad estaba en un punto estratégico e inexpugnable, ideal para la defensa de posibles ataques. Desde ahí se podía ver el monasterio de Profitis Ilias en lo alto de colina homónima hacia el oeste, Perissa hacia el sur, Kamari y el aeropuerto hacia el norte, y el mar hacia el este y mojando la costa de los dos puntos anteriores. El fuerte y frío viento proveniente del Egeo que nos golpeaba la cara y volaba el cabello (sólo en mi caso) limitó nuestra permanencia en el lugar.

Dejando atrás los vestigios de paredes de estas casas, pasamos por la zona donde estaba el gimnasio del que no hay fotos por dos razones: no había nada para ver y comenzó a llover!

Con las primeras gotas dimos por terminada la visita que casualmente estaba por llegar a su fin. Bajamos con cuidado por las resbaladizas piedras mojadas buscando sin éxito un lugar donde guarecernos; ni siquiera en la boletería había un techo!

En estas circunstancias quedaba 100% descartado el hiking a Profitis Ilia y Pyrgos, y el objetivo pasaba a ser: Kamari, la villa más cercana que estaba al norte de la colina.

Podíamos bajar a Kamari por un sendero de trekking pedregoso con tramos empinados, o por el camino vehicular; considerando mis habilidades motrices nos decidimos por ese último. Bajo el paraguas que nos protegía parcialmente de la copiosa lluvia comenzamos a caminar, caminar y caminar… para que la ruta no fuese tan empinada tenía un particular diseño zigzagueante de varios trechos que culminaban en giros de casi 180º que se extendían por toda la ladera.


Los 1,3 Km que habíamos caminado para subir se transformaron en una bajada de 2,5 Km! Debió ser un gran espectáculo vernos bajar con el paraguas calculando cada paso que dábamos para no caer en los en sectores con suelo de adoquines lisos y resbaladizo.





Cuando llegamos a Kamari la lluvia estaba amainando. Caminamos un par de cuadras sin ver señales de vida: los negocios y tabernas estaban cerrados y no había gente en los alrededores. De casualidad terminamos en la parada de bus donde nos quedamos a esperar el siguiente servicio.




Tal como estaba estipulado a las 13:45 llegó el micro. Estimo que el chofer no esperaba encontrarnos ahí porque casi sigue de largo, tuvimos que agitar varias veces los brazos para que se detuviera. En las sucesivas paradas subieron y bajaron chicos que salían del colegio como si se tratara de un bus escolar. De esta manera dejamos atrás al pequeño pueblo de arena negra que no llegamos a conocer.

El trayecto fue más rápido que a la ida pasando por las inmediaciones de Pyrgos, sin subir a lo alto de la colina. Distraídos mirando por la ventanilla y tarareando “Despacito” que sonaba en la radio, repente nos encontramos en Fira. 

Habiendo pasado las 14 horas decidimos pasar de largo el almuerzo, y tomar unos mates en el balcón que acompañamos con baklava y grisines con semillas (bread sticks) que compramos de camino.

Como seguía sin llover y hasta había algún rayo de sol, agarramos la cámara y celulares y nos fuimos hacia Imerovigli a jugar a los fotógrafos. Las callecitas peatonales de la isla son tan lindas que todo parece (y es) digno de ser fotografiado. Cada vez que caminábamos en uno u otro sentido descubríamos cosas que no habíamos visto anteriormente. Y ni hablemos de las vistas costeras! Si con la luz de la mañana ya nos habían parecido muy lindas, con la de la tarde eran espectaculares!





Cuando estaba por comenzar a atardecer volvimos a nuestro balcón para disfrutar el último atardecer de Santorini tomando una copita de vino rosado con unos manicitos.



Información útil:

Ancient Thera Archological Site: abierto de 8:30 a 14:30 horas (lunes cerrado). Pagamos 2 euros por persona para ingresar. En ese momento un cartel anunciaba que el baño estaba fuera de servicio.

Cómo ir y volver?
Desde Fira parten buses hacia Perissa y Kamari, la dos ciudades más cercanas.
La parada de bus en Kamari está en la esquina de Makedonias y una calle sin nombre, frente al restaurante Mamma Mia y la agencia de turismo Ancient Thira Tours.
El pasaje de Fira a Perissa nos costó 2,4 euros, y el de Kamari a Fira 1,6 euros (Horarios y precios actualizados en https://www.ktel-santorini.gr/index.php/en/)

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