sábado, 30 de enero de 2016

Recorriendo Blue Mosque y alrededores

By Sole

Ya en la calle, aprovechando nuestra ubicación caminamos por Soğukçeşme Sokağı, una pintoresca callejuela adoquinada  peatonal entre Hagia Sophia y Topkapi Palace. Las casas de madera de 2 o 3 pisos construidas frente a Santa Sofía a pesar de tener más de 100 años se encontraban muy bien conservadas como si el tiempo no hubiese pasado.

Soğukçeşme Sokağı Street

Siguiente parada: Basílica Cisterna. Tras pagar las 20 TL de la entrada descendimos a este gran reservorio de agua –el más grande de los varios que se encuentran bajo Estambul– erigido en el siglo VI. Rápidamente nuestros ojos se  acostumbraron a la luz tenue que iluminaba ese gran espacio subterráneo de unos 138 x 64 metros con 336 columnas de mármol de 9 metros de altura… este “mega-tanque” tenía la capacidad para contener unos 80000 metros cúbicos de agua. Actualmente la superficie está cubierta por casi medio metro de agua que para nuestra sorpresa estaba llena de peces con aspecto de carpas. No piensen que metimos los pies el agua! Entre las columnas había construido un entarimado de madera que recorría el lugar direccionando a los visitantes en una especie de circuito.

Basílica Cisterna

En la esquina noroeste de la cisterna había dos columnas cuyas bases tenían esculpidas la cabeza de Medusa –el monstruo de la mitología griega–. Lo raro es que ninguna de las dos estaba colocada en la posición que uno esperaría: una estaba de costado y otra invertida. Hay varias teorías al respecto pero nunca sabremos lo que pasó por la cabeza del que decidió ponerlas de esa forma…

Cabeza de Medusa

Otra de las curiosidad del lugar es que estuvo abandonado durante siglos, hasta que a alguien se le ocurrió averiguar de donde salía el agua que la gente sacaba de unos pozos…y se encontró con esto!

Para  que no queden dudas de que se trata de un lugar 100% turístico, además del gift shop con precios astronómicos había un par de hombres disfrazados de sultanes que se ofrecían como modelos para las fotos que vendían… 

En fin, es un lugar interesante por su antigüedad y la obra de ingeniería que habrá representado para su época, pero el costo de la entrada me pareció caro por el tamaño de la atracción y el poco tiempo que nos demandó.  Eso sí, para los días de frío y/o lluvia es un lugar de resguardo de las inclemencias climáticas, aunque sea por unos 25 minutos.

Como aún teníamos energía para seguir caminando nos dirigimos hacia Sultanahmet Park, un gran parque que se encuentra entre Hagia Sophia y la Blue Mosque o Mezquita Sultanahmet según como la quieran llamar. Es el lugar ideal para sacar fotos de ambos edificios, tanto de día como de noche.

Mientras Seba jugaba al fotógrafo me senté unos minutos en uno de los tantos bancos del lugar; ese tiempo fue suficiente para que me asediara un lustrabotas –muy pero muy insistente–, un vendedor de té y un promotor de un show de delfines; sólo faltó un musulmán que quisiera convertirme al islam…

Para visitar la mezquita azul hay que tener la precaución de que no se trate del horario de oración. Igual es fácil darse cuenta porque es anunciado –cinco veces al día– por los alto-parlantes mediante el canto del muecín.

Esta mezquita fue construida entre los años 1609 y 1616 durante el poderío del Sultán Ahmed, proviniendo de ahí su nombre. La imponente construcción cuenta con un domo principal, ocho domos secundarios y seis minaretes. Este último detalle causó mucho revuelo en su momento porque equiparaba el número de minaretes de la mezquita de Ka’aba en la Mecca; resolvieron el conflicto construyendo un séptimo en esta última…

Mezquita Sultanahmet

Primero ingresamos al patio que rodeaba al edificio principal por la puerta de los visitantes, encontrándonos con un cartel que informaba el “dress code” del lugar. Para adecuarme al mismo comencé cubriéndome la cabeza con la pashmina que había llevado para tal fin. No pudimos evitar quedarnos contemplando un rato el exterior de esa gran mole de piedra con los minaretes que parecían grandes lápices.

Dress Code



Para entrar al edificio había que quitarse los zapatos; para evitar pérdida o robo de calzados había un par de rollos de bolsas de nylon para ponerlos y llevarlos en la mochila sin tener que dejarlos en los clásicos guarda-zapatos, que de hecho eran otra de las opciones. Qué olor a pata que había en ese lugar!!! Un poco de Eficient® por favor!!!!

Lavado de pies para musulmanes

Al ser una mezquita que aún funciona había un sector al que tenía acceso el público en general -nosotros- y otro para los que iban a orar. Todo el suelo estaba cubierto por una alfombra que evitaba el contacto directo de los pies con el piso. A pesar de toda la gente que la transita a diario se encontraba en perfectas condiciones. No menos impecables estaban las pinturas de los techos y los azulejos de las paredes con tonalidades roja, blanca y azul con toques de dorado, y los vitrales de las ventanas. No esperaba encontrarme algo tan grande e impresionante, y encima gratis!!! Merece una visita!!!

Fieles orando en el interior de la mezquita

Techos de la mezquita

Ni bien salimos por una de las puertas laterales nos encontramos con los restos del viejo hipódromo, centro social y de entretenimiento de Constantinopla durante la época del Imperio Bizantino, donde solían llevarse a cabo carreras de caballos y carros. La primera estructura que identificamos fue la “German Fountain”, una construcción relativamente nueva del 1900 construida bajo el concepto de fuente que tienen los turcos. Comprobamos que de la canilla de uno de los laterales aún salía agua.

German Fountain

Agua!!!

Con su sugestiva forma retorcida se erigían los restos de la columna serpentina, y unos metros más adelante un obelisco egipcio con jeroglíficos y todo!!! A esta altura tengo que preguntarme, qué país europeo no se llevó un obelisco de Egipto??? Se cree que esta parte que sobrevive hoy en día data del año 1490 antes de Cristo, una verdadera reliquia! Y por último el Obelisco de Constantino del siglo 10, antaño cubierto de placas de bronce, actualmente sólo conserva la capa interna de piedra.

Obelisco egipcio
Para concluir con el recorrido de este sector de Estambul fuimos hacia el mar de Mármara en busca de la Iglesia de los Santos Sergio y Baco, también conocida como pequeña Santa Sofía. Si bien se la conoce como iglesia, durante el imperio Otomano fue convertida en mezquita, lo que es actualmente. Cómo no tuvimos ganas de quitarnos el calzado sólo vimos el exterior. Creo que sólo vale la pena ir hacia ahí como excusa para recorrer las callejuelas vecinas.

Definitivamente lo que no vale la pena es caminar unos metros más hacia lo que queda del “Bucoleon Palace”. Para acceder al lugar hay que caminar por una zona desolada sólo habitada por algún que otro homeless que no nos generó mucha seguridad, a tal punto que ni sacamos la cámara de fotos. Ahí entendimos el comentario que habíamos leído en internet “unsafe to visit alone”.

Desde ahí caminamos nuevamente hacia la mezquita azul, desembocando en su parte de atrás, y de ahí en un bazar bastante pro donde hasta aceptaban tarjetas de crédito!!! Ni nos atrevimos a preguntar precios en este lugar que parecía exclusivo para los turistas que vienen en tour a visitar Sultanahmet.


Habiendo regresado a Sultanahmet Park dábamos por terminado el paseo.

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