By Sole
Agosto 2011
A
apenas 113 km de la Ciudad de Buenos Aires tenemos a San Antonio de Areco, otra
excelente opción para una escapada!
En un
día nublado, con un chispeo intermitente, agarramos el auto y partimos hacia
allá! Tomamos la General Paz, luego la Panamericana y por último la Ruta 8,
llegando a SA de Areco en poco menos de 2 horas. La última parte del camino fue la más complicada porque la ruta tenía un solo carril por mano y por esta
suelen circular camiones y vehículos bastante desvencijados, que apenas
alcanzan la velocidad mínima permitida en rutas.
En el
recorrido pasamos por 3 peajes, el primero de la Panamericana y después 2
más, uno de estos en esa parte calamitosa de la ruta 8.
Cuando
llegamos sólo estaba nublado, la temperatura había subido y ni rastros quedaban
del chispeo. Estacionamos el auto cerca de la costanera y fuimos a buscar
información a la oficina de turismo ubicada en frente a esta, en
Zerboni y Arellano. Ahí nos proporcionaron un plano del pueblo con las
principales atracciones.
Cruzamos
el Puente Viejo, construido en 1857 sobre el río
Areco, en cuyas aguas se encuentra prohibido el baño por la contaminación. Es
un puente peatonal, en el que no está permitido el tránsito vehicular. A unos
300 metros de este, sobre la mano izquierda nos encontramos con la pulpería
"La Blanqueada", que se encuentra formando parte del "Parque
Criollo y Museo Ricardo Güiraldes". No pudimos ingresar en ese momento
porque aún era temprano, recién abría a las 11 hs. Así que dimos media vuelta,
volvimos a cruzar el puente y caminamos hacia el casco histórico, o
sea la típica plaza principal con la iglesia y la municipalidad, y las calles
aledañas.
Resultó
ser un lugar muy tranquilo, limpio y silencioso. Las casas antiguas convivían
con algunas construcciones más modernas. Nos llamó la atención que la gente aún
dejase las bicicletas en la puerta de sus casas sueltas, sin atarlas con las
cadenas como solemos ver en ciudades más populosas. Algunas calles tenían árboles cítricos, los que
conferían un delicioso aroma a azahares al lugar.
Aún se
conservaban en su estado casi original algunos viejos almacenes, típicos de la
ciudad, entre ellos el Almacén de "Los Principios", ubicado en la esquina de Moreno y Mitre,
donde se filmó el comercial de sopas Knorr "Sopas de Letras". Si bien se encontraba en funcionamiento, no entramos.
Almacén "Los Principios" |
En otra
esquina, Don Segundo Sombra y Zapiola, pero con aspecto de abandonado y con
sus puertas cerradas estaba el "Boliche de Bessonart", declarado
lugar de interés por la municipalidad de local.
Aun me pregunto
porque en la página de información turística de la municipalidad del lugar
recomendaban visitar la "Forragería Maggio", que era simplemente
una ferretería, sin nada en particular.
Pasamos
también por la chocolatería "La Olla de Cobre" donde vendían los
chocolates más caros que ví en mi vida!!!! Hazte la fama y ... sube los precios!!!
Tras
unas 2 horas de estar recorriendo a pie el lugar, merecíamos un almuerzo!
Cuando habíamos estacionado, habíamos visto que por la zona de la Costanera
había varias parrillas con asado al asador, así que nos dirigimos hacia uno de
estos lugares.
El
lugar elegido fue el "Puesto La Lechuza". Cuando llegamos, apenas
pasadas las 12 del medio día, había poca gente, pero con el correr de los minutos se fue
poblando. Comimos asado, vacío, chorizo y ensalada. Realmente, por la ubicación
del lugar y comentarios que había leído en blogs, esperaba que la cuenta fuese
mucho más abultada de lo que fue. Buena atención, rica comida y un precio
adecuado.
Con el
estómago lleno, seguimos paseando. Volvimos al "Parque Criollo y Museo R.
Güiraldes". Como consecuencia de una inundación sufrida el 26 de diciembre
de 2009, gran parte del museo se encontraba cerrado al público. Solo se podía
visitar una sala con sogas, otra con una tahona (máquina que se usaba para
moler trigo), la Ermita (una capillita) y una reconstrucción de la pulpería
"La Blanqueada", que Ricardo Güiraldes nombra en Don Segundo Sombra.
El museo propiamente dicho solo se podía ver desde el exterior. Por lo menos la
parte que pudimos ver fue bastante decepcionante, y no valía el costo de la
entrada que pagamos.
En el pueblo hay un par de opciones de hospedaje, que va desde lujosos hoteles con spa, casas de campo con pileta, hasta hostels y campings. Hay para todos los gustos y presupuestos. Nuestro viaje fue sólo de un día, así que no tuvimos la oportunidad de ir a ninguno de estos lugares.
Dimos
una vuelta más en auto, y decidimos seguir hacia el pueblo rural de
Vagues, otro de los lugares que estaba recomendado visitar en la página web de
la municipalidad. Intenté cargar el nombre del lugar en el GPS, pero no lo
reconocía, así que nos fuimos guiando por los carteles indicadores. Volvimos a
la ruta 8, hicimos unos 2 km hacia el lado del Buenos Aires, hasta que nos
cruzamos con la ruta 41, la cual tomamos por otros 2 km hacia la derecha. Ahí encontramos una
salida hacia la izquierda, recorrimos un par de km más y llegamos...
Mientras
Seba iba conduciendo, yo iba mirando el GPS. El pobre estaba perdidísimo,
apenas podía informar "Conduciendo por Carretera"; en el visor se
veía un rectángulo amarillo en el medio de la nada, eso era Vagues...
Difícil
precisar el tamaño, pero estimo que el rectángulo no tendría más de 100 x 400
metros. En el camino de entrada estaba La Posta de Vagues, un "hotel de
campo" y parrilla. En la gran vuelta manzana que dimos, vimos una
escuelita, un par de casas humildes, una gran construcción que parecía
pertenecer a una congregación religiosa por la estatua que tenía en su frente y
la vieja estación de tren abandonada. Parecía la estación de un pueblo fantasma,
el andén estaba limpio lo que sugería que alguien la cuidaba (aunque obviamente no vimos a nadie), conservaba sus
carteles en buen estado, pero las vías estaban cubiertas por pasto y yuyos
denotando que ya hacía mucho tiempo que el tren no circulaba. Sacamos un par de
fotografías y volvimos al coche, no había mucho más para ver.
Estación de tren de Vagues |
Volvimos
hacia la ruta 41 y de ahí a la 8, haciendo todo el camino inverso al de la ida.
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