By Sole
Noviembre
2013
Viernes
a la tarde, luego de trabajar, nos fuimos a San Pedro! Habíamos recibido
el año ahí y 11 meses después regresábamos. En esos meses nada cambió! la ruta
continuaba en calamitoso estado y el desvío hacia el pueblo conservaba el
cartel que limitaba la velocidad máxima a 30 Km/h por el "mal estado del camino".
Por tratarse de un fin de semana cualquiera, encontramos
lugar en uno de los complejos de cabañas que habíamos fichado la vuelta
anterior, uno de los tantos que estaba “completo” en ese entonces.
Luego de pasar por el pueblo y seguir unos 2,5 km por la
ruta que va hacia Vuelta de Obligado encontramos el desvío de ripio consolidado
hacia “The Bakers”. No me voy a explayar mucho en el tema cabañas porque ya he
dejado mi opinión en tripadvisor. Nos gustaron mucho, pero… siempre hay un pero
para que algo sea “ideal”. Comparadas con otras cabañas en las que habíamos
estado, a estas le faltaba un poco de privacidad.
El día de la llegada, aprovechamos lo que quedaba de luz
natural para hacer una pequeña caminata hacia el río, que no se encontraba muy
lejos. En el regreso, nos sorprendió el atardecer con una gama de
tonalidades anaranjadas. Bello!
Atardecer en San Pedro |
A la noche improvisamos unas pizzas a la parrilla ya que no
teníamos horno en la cabaña, y nos fuimos a dormir… al día siguiente teníamos
que madrugar!
A las 6:00 hs del sábado sonó el despertador anunciando que
el horario de descanso había culminado. Antes de las 7:30 hs estábamos en el
muelle rojo junto al río, donde nos había citado el guía encargado de la excursión
de pesca que habíamos contratado.
Aclaro que yo no pesco! Meramente acompañé a Seba y a mis
cuñados, con quienes habíamos viajado,
tomando el papel de “fotógrafa de la excursión”. Así que durante las
casi 12 horas que duró el paseo ni siquiera toqué las cañas de pescar ni tuve
contacto directo con los habitantes del río.
El día estaba soleado, y hacía bastante calor, digamos que
era un excelente día de pileta! Pero en lugar de estar en la pile del complejo,
estábamos en la lancha de Jorge.
La travesía comenzó con unos 45 minutos de navegación río
arriba, inicialmente por el riacho San Pedro pasando por lo que quedaba de San
Pedrov y Vuelta de Obligado, metiéndonos luego en el río Parana e
internalizándonos en diferentes arroyos, ya en territorio de la provincia de
Entre Ríos… Ibamos en busca de zonas pantanosas para pescar tarariras, popularmente “taruchas”.
El día transcurrió entre períodos de navegación, y
desembarcos en zonas semi- anegadas y desembocaduras de arroyos. Además de
pasto, y vacas, abundaban los juncos y las plantas acuáticas cerca de las
orillas. Los 3 pescadores competían para ver quien pescaba (y devolvía al agua)
más peces y con qué señuelo conseguían su gran logro. El resultado de la competencia no va a
ser develado en este post! Solo voy a decir que les fue mejor que en la
excursión de Yerúa, pudiendo considerar a esta fue “muy exitosa”.
Los 3 pescadores |
Al mediodía paramos en lo que se dice “el medio de la nada”,
un lugar super tranquilo a orillas de un arroyo, donde el guía en una velocidad
increíble encendió el fuego e hizo un asado. Aprovechamos un rato la sombra que
nos proveyeron los escasos árboles que había en la región. De más está decir
que nos vaciamos los tarros de protector solar, y repentes de insectos, y
estuvimos con la mayor parte del cuerpo cubierta a pesar de las altas
temperaturas. Caso contrario apuesto a que hubiésemos terminado con importantes
quemaduras y minados de picaduras de mosquitos.
Asadito |
La tarde se hizo larga, sobre todo las últimas 2 horas,
donde el más, por no decir único, entusiasmado era el hermano de Seba, que
feliz descendía de la lancha e iba a probar suerte en cada parada que hacíamos.
Llegó un momento en que las mujeres nos quedamos recostadas en la lancha,
mientras los hombres se divertían como niños con su cañita de pescar y señuelos
con formas divertidas.
Finalmente se hizo el horario de regresar! La vuelta fue muy
placentera, con el sol ocultándose, y el viento que generaba el veloz
movimiento de la lancha, chocando contra la cara. Espectacular!
Pasadas las 20 horas, llegamos a San Pedro. Tras una rápida
pasada por la cabaña para bañarnos y cambiarnos, regresamos al centro para
cenar. Estábamos agotados!!! Sábado a la noche, todo San Pedro estaba en la
calle disfrutando de una linda noche con aire veraniego. A pesar de la muchedumbre
encontramos sin problemas lugar en uno de los restaurantes céntricos, “Bar
Buti”, donde cenamos.
Esa noche dormimos plácidamente: el cansancio había superado
al calor y a los insectos!
Al día
siguiente fuimos agraciados con otro día divino, el que aprovechamos para hacer
actividades al aire libre, desde el desayuno, a un partido de mini-golf y
tejos, y la tan ansiada pileta!!! Seguimos con un asadito, tarde de mate
y descanso en las hamacas paraguayas, emprendiendo el regreso a Buenos Aires a
las 18 hs.
Muy lindo Sole! Asi que a la tarde yo era el unico entusiasmado jaja es asi y tengo ganas de volver a lo mismo! Muy buena redactado! Saludos
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