sábado, 7 de julio de 2018

Las maravillosas Cataratas del Iguazú!!! (parte I)

By Sole

19 Mayo 2017

Durante la noche escuchamos el ruido de la lluvia que parecía ser bastante intensa. Cuando nos levantamos comprobamos que nuestros deseos se habían hecho realidad: había dejado de llover!!!

Ese día teníamos planificado visitar el Parque Nacional Iguazú, o sea, el lado argentino de las cataratas. Preparamos las mochilas y enfilamos hacia la terminal. Luego de unos 30 minutos de viaje estábamos bajando del micro, justo frente a las boleterías del parque.

A pocos metros de la entrada, hacia la derecha, estaba el centro de visitantes donde nos entregaron un mapa con los posibles recorridos. En ese momento, nos enteramos con gran decepción que el sendero Macuco se encontraba cerrado por tener sectores anegados y ramas caídas por las lluvias de los últimos días.

Voy a detenerme acá para contarles de qué se trata ese sendero y cuáles eran nuestras alternativas. Hay gente, como nosotros, que cuando planifica visitar un parque nacional lo primero que hace es fijarse si hay sendas y sus características. A pesar de su vasta extensión, este parque no ofrece demasiadas opciones para los amantes del hiking, salvo los 7 km en los que el Macuco se abre entre la selva. Durante varios meses había estado cerrado por la presencia de un puma en la zona, pero como el animal había sido capturado asumimos que todo había vuelto a la normalidad… 

Descartado el Macuco, íbamos a repartir el día en las tres atracciones principales del parque:

  • “Circuito Inferior” con vistas de las grandes caídas de agua desde abajo;
  • “Circuito Superior” con pasarelas que discurren por arriba, en la mismísima formación de los saltos, y
  • “Garganta del Diablo”, un salto tan espectacular que es una atracción en sí mismo.

Como bonus, no siempre incluido en los recurridos más populares, están los miradores de la isla San Martin a la que se accede tras un corto trayecto en lancha; por lo que habíamos leído había muchas variables que condicionaban el cruce.



Con el mapa en la mano, continuamos adelante encontrándonos con un área comercial donde nos sorprendió la presencia de un Freddo y un café Havanna; siendo las 9 de la mañana, al igual que locales vecinos de souvenirs, no habían abierto aún.

Seguimos unos metros más hallando a nuestra derecha el inicio del “Sendero Verde”, un camino de 600 metros que comunicaba con la plazoleta donde se iniciaban los circuitos Inferior y Superior. La otra opción para llegar ahí era tomar el trencito del parque; si hubiésemos seguido caminando derecho hubiésemos chocado con la estación de donde partían las formaciones cada 30 minutos.



Con las ganas que teníamos de caminar, no hace falta aclarar que optamos por elegir el camino de suelo de baldosones y alisado de cemento, apto todo público, que discurría entre un pequeño esbozo de selva misionera. La exuberante vegetación, que incluía un par de variedad de helechos, y la humedad ambiente que se sentía en la piel nos hicieron acordar a algunas sendas que habíamos recorrido meses atrás en Nueva Zelanda. A pesar de estar con todos los sentidos alertas, apenas identificamos el croar de unas ranas que no logramos ver. Estábamos tan absortos en la búsqueda que cuando nos quisimos dar cuenta ya habíamos llegado a las vías del tren, frente a la Estación Cataratas.

Sendero Verde

Como si estuviéramos sumergidos en un “Elige tu propia aventura” se nos presentaron dos opciones “ir a Circuito Inferior” vs “ir a Circuito Superior”. Decidimos comenzar por el inferior, sólo porque se nos antojó, sin ninguna razón en particular. Fuimos siguiendo una serie de carteles hasta encontrar la entrada que estaba a unos 600 metros de la plazoleta, a corta distancia de una simpática torre tanque con aspecto de faro.

Estación Cataratas. A dónde vamos?

La curiosa torre tanque

A pocos metros de ingresar en la sucesión de pasarelas que conforman un circuito circular de 1400 metros notamos que el suelo estaba mojado, a pesar de que en ese momento no llovía. Había que caminar con mucho cuidado para no caer, sobre todo en los sectores donde el piso estaba conformado por un enrejado metálico.

Cuidado!!!

Iniciamos el recorrido por el interior de la verde y exuberante selva misionera. En modo “game drive” fuimos avanzando lentamente, prestando atención a todos los estímulos visuales y auditivos, buscando animales o sus indicios. Con el día feo parecía que todos aún estaban acovachados en sus guaridas sin intención de interactuar con el mundo.



Tras atravesar la espesura, nos encontramos con las primeras cascadas: los saltos Lanusse y Alvar Nuñez. Habiendo visto el día previo las cataratas desde Brasil, no nos causaron gran impresión. Tuvimos la sensación de que no estaban en su momento de mayor esplendor; las “huellas” producto de la erosión hídrica en las piedras de los alrededores hacían suponer un caudal de agua mucho mayor al que estábamos presenciando. De todas maneras, les sacamos sus merecidas fotos, y seguimos adelante.

Salto Alvar Nuñez

De haber sido un teatro, podrían decir que terminamos frente a frente al gran escenario donde las cataratas eran las protagonistas estelares. Un par de miradores, marcaban la ubicación ideal para sacar las mejores fotos panorámicas. Tomamos la sugerencia de los que saben y aquí tienen las pruebas!

Impresionante, no???

Río mediante identificamos la Isla San Martín. La curiosidad y ese lado aventurero que todos tenemos dormido rápidamente se despertaron. Qué ganas de explorar ese lugar!!! En ese momento parecía estar deshabitada, tampoco se veía circulación de lanchas en las inmediaciones…



Lo que sí tenía vida, y mucha era el cielo!!! Una bandada de pájaros negros con aspecto de buitres revoloteaba en lo alto de las cascadas. Parecían estar sincronizados, ejecutando una coreografía aérea. Viendo los detalles de la fauna del lugar confirmamos que se trataban de jotes negros o buitres negros americanos. Mirándolos cada tanto de reojo, continuamos caminando.

Jotes negros

Habiendo fichado el próximo destino seguimos avanzando por la pasarela hasta llegar al punto más impactante del recorrido: el mirador del Salto Bossetti. Este entarimado circular estaba tan cerca de la cascada que casi se podía tocar el agua! De hecho, luego de estar unos minutos comenzamos a mojarnos con las gotas que el viento desviaba hacia nosotros. Tuvimos la suerte de compartir semejante espectáculo apenas con un par de personas (no había noticias de las hordas de turistas) por lo que pudimos tomarnos todo el tiempo que quisimos para mirar y posar para las fotitos que pueden apreciar acá.

Salto Bossetti

De un momento a otro, algunas nubes se disiparon y por primera vez pudimos ver unos manchones de cielo celeste con unos tímidos rayos de sol; algo totalmente inesperado y fuera de todo pronóstico. Para hacer el momento más idílico, apareció un arcoíris producto del reflejo del sol sobre las pequeñas partículas de agua en suspensión en la parte inferior de la caída de agua. Una belleza!!!

Siendo el mirador el extremo de un cul-de-sac (tengo cero francés pero se me vino a la cabeza esta palabra cuando pensé en este lugar), o fondo de saco, tuvimos que volver sobre nuestros pasos para retomar el circuito. Cuando pasamos por el desvío que conducía al embarcadero para cruzar a la isla notamos que estaba cerrado. No sabíamos si se debía al tiempo feo u otra razón en particular. Qué lástima!!! Decidimos seguir caminando hacia el Salto Dos Hermanas y regresar más tarde.

Por alguna razón, a pesar de que habían pasado más de 20 años, Seba tenía muy bien guardado en su memoria el recuerdo del Salto Dos Hermanas donde se había dado un chapuzón. Habiendo escuchado varias veces el relato, tenía que ir a conocer esa cascada… y hacia ahí fuimos!!!

Nos alejamos del río y volvimos a meternos en la selva. Previo desvío al Salto Chico, sin dudas el nombre hacía honor a su tamaño, encontramos las dos cascadas cuyas aguas confluían en una especie de lagunita. El tiempo había pasado y los chapuzones ya no estaban permitidos; de hecho había una pequeña reja delimitando el lugar y un cartel que prohibía el ingreso al agua.

Salto Dos Hermanas

Completando el espectáculo identificamos una bandada de pájaros que revoloteaba entre las mini cataratas que teníamos enfrente. Se trataba de los vencejos de cascada o acróbatas del aire, fue fácil identificarlos tras haberlos visto un tiempo atrás en un documental y haber leído una infografía que los describía a la perfección como “excelentes voladores, pasan gran parte del día en el aire, pero anidan y duermen en los paredones de basalto, aún detrás de las cortinas de agua”. Quedamos casi hipnotizados viendo como todo el grupo revoloteaba entre las grandes caídas de agua, a las que atravesaban de lado a lado como si fuesen un holograma.

Justo frente a este salto encontramos unos bancos, justo lo que necesitábamos para sentarnos a tomar unos mates y picar algo disfrutando el espectáculo que nos regalaba la naturaleza.

Concluido el descanso, en lugar de seguir hacia el final del circuito, decidimos regresar hacia el desvío a la isla San Martín. Nos encontramos con un par de personas que estaban ahí esperando; tenían la data que a las 11 de la mañana comenzaba el cruce de lanchas. Como apenas faltaban 5 minutos para esa hora nos unimos al grupo, y efectivamente tras una corta espera llegaron un par de empleados del parque habilitando la bajada hacia el embarcadero.

Allá vamossss!!!

Con cuidado fuimos bajando las escaleras de piedra que se encontraban mojadas. Avanzamos unos cuantos metros hasta llegar al desvío hacia el improvisado muelle del que partía la lancha. Nos pusieron los chalecos salvavidas y unos minutos después partimos junto a otra pareja hacia la isla; no parecía haber mucha gente interesada en actividades que se promocionaban como de “alta dificultad” y no recomendadas para niños pequeños ni personas de edad avanzada por la gran cantidad de escalinatas.



El cruce resultó mucho más rápido de lo esperado, en un abrir y cerrar de ojos estábamos desembarcando en una pequeña playa de arena.


Datos útiles (Información de Mayo 2017):
  • Para ir a las Cataratas desde Puerto Iguazú: Desde la terminal de ómnibus la empresa Río Uruguay tiene servicios que parten cada de 20 minutos (durante el día). Los pasajes nos costaron $150 ida y vuelta por cabeza, solo cash. 
Horarios bus a Cataratas lado argentino
  • Parque Nacional Iguazú: Para acreditar nacionalidad y pagar la tarifa diferencial para argentinos ($260 cada uno) tuvimos que presentar el DNI. Había una tarifa menor para residentes de Puerto Iguazú y Misiones, y otra mayor para extranjeros. La gran crítica: sólo aceptaban efectivo

Tip:
  • Ir hasta la Estación Cataratas por el "Sendero Verde" en lugar de tomar el tren. Es un trayecto corto, sin dificultad, y muy lindo. 
  • Hacer un descanso en los bancos frente al Salto Dos Hermanas. En las inmediaciones también hay tachos de basura y hasta una canilla con agua potable.

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