3 de diciembre 2016
Gracias a la luz que entraba por la ventana antes de las 7 ya estábamos arriba. Aprovechamos para ducharnos en los baños comunitarios del hostel que a esa hora eran un desierto. Gran ventaja para los madrugadores!
Mientras desayunábamos evaluamos las ventajas y desventajas las dos opciones de actividades para el día:
1) Alquilar bicis para ir hasta Blue Lake pasado al regreso por Redwoods,
Pro: Ida y vuelta al lago aseguradas, actividad diferente a la que hacemos habitualmente.
Contra: Pagar $60 el alquiler de cada bici, mi incapacidad motriz para pedalear en terrenos irregulares o con pendientes.
2) Ir en taxi o un shuttle hasta Blue lake y volver caminando pasando por los Redwoods.
Pro: Caminar libremente sin tener que estar pensado donde dejar la bici.
Contra: Encontrar trasporte para ir hasta ahí (como en Internet no habíamos encontrado ningún bus hasta el lago estimamos un costo de traslado de $35-40), la distancia a caminar al regreso, al costado de la ruta, era de varios kilómetros; el lago estaba a unos 9 km de la ciudad.
Terminamos quedándonos con la última.
Como en el front desk del hostel no tenían idea si había algún transporte público hasta Blue Lake, nos fuimos directamente al "i-site", la oficina de información que estaba junto a la terminal de buses. Tal como suponíamos no había ningún bus, pero podíamos tomar un taxi con un costo de $38 para dos personas (one way). Como estaba dentro de lo calculado, ahí mismo contratamos el servicio, pero el transporte recién iba a estar disponible en 45 minutos…
Terminal buses + i-site |
Fenton Street |
Rotorua Lake I |
Rotorua Lake II |
Con tiempo suficiente volvimos al i-site. Al horario esperado apareció una camioneta con la inscripción “Gumpy”; era nuestro taxi. El chofer era muy amigable y conversador, y tras enterarse de que teníamos menos de 24 horas de llegados a Rotorua nos hizo un “mini recorrido” por la zona de Goverment Gardens; había más gente que la tarde anterior, e incluso estaban usando la cancha de croquet. Luego pasamos junto a los Redwoods, y ruta arriba llegamos en menos de 20 minutos al Blue Lake. No habíamos tenido en cuenta que se trataba de un día sábado y la gente local también aprovechaba para estar en contacto con la naturaleza y practicar deportes. Justamente esa mañana se estaba llevando a cabo una carrera de canotaje.
Bordeando el lago de aguas azules hay un sendero de unos 5 km que es una de sus principales atracciones, y justamente era lo que pensábamos hacer. Bajamos de la camioneta justo en el lugar de la competencia; había una pequeña playa parcialmente cubierta por algunas carpas y camionetas con trailers con tamaño suficiente para transportar 6 canoas largas, y entre estas muchos espectadores y participantes. Sin perder de vista nuestro objetivo, nos alejamos, caminando por la playa en sentido horario. A los pocos metros la arena quedó atrás y el camino se transformó en una especie de vereda que corría paralela a la ruta; a poca distancia surgía un desvío hacia un sendero “más salvaje” que tomamos instintivamente sin siquiera preguntárnoslo; si hubiésemos ido en bici hubiésemos tenido que seguir por la vereda o la ruta.
Nos encontramos con un camino muy interesante, oscilante que se internaba en una zona muy húmeda (se percibía con todos los sentidos, se olía, se sentía en la piel), en la que crecía una gran variedad de helechos incluidos los que formaban una especie de palmera (nos generaban la duda “son helechos o palmeras?”), y algunos árboles de tronco delgado totalmente recubiertos de musgos. Sin dudas un ambiente muy rico en especies vegetales. Para no aburrirnos, cada tanto había bajadas hacia el lago, y por momento suaves desniveles ascendentes que hacían que nos alejásemos del agua.
El sendero de "los helechos" |
Playita desde un desvío del sendero |
No éramos los único que estábamos caminando por ahí; durante el paseo nos cruzábamos con algunos corredores (lugar entretenido para correr pero con riesgo de lesiones por las irregularidades del suelo), con varias parejas que unos 50 o 60 años, y con grupitos de mujeres como los que se suelen ver caminando a las mañanas en las plazas. Sin excepción nos saludamos con un “Good morming” con cada uno; me sorprendió gratamente la cordialidad de la gente.
De un momento a otro la espesura de la naturaleza desapareció y desembocamos en una pequeña playa de arena de un color gris muy claro y bastante fina que se pegaba a la piel. Habíamos encontrado el lugar ideal para hacer la primera parada del día. Teniendo un lago enfrente Seba no pudo contener la tentación de “hacer su gracia”… se quitó las zapatillas y metió los pies en el agua que según comentó estaba bastante fría…
El señor "haciendo su gracia" |
Mate frente al lago |
Nos quedamos sentamos un rato, tomando unos mates. Tuvimos la sensación de estar frente a un lago de la Patagonia; tranquilamente podría haber sido San Martín de los Andes.
Al salir de la playa nos volvimos a meter en un sendero con abundante vegetación, pero sin tanta humedad. A los "helecho-palmeras" se le sumaban otros árboles más altos que uno esperaría encontrar en un bosque. Antes de que nos pudiéramos adaptar a este nuevo paisaje terminamos caminando por un estacionamiento donde había una escalinata de muy pocos escalones que iba a un mirador con vistas del Blue Lake por un lado y del Green Lake por el otro. Era muy fácil darse cuenta el porqué del nombre de cada lago. Este fue el único punto del recorrido en que nos cruzamos turistas orientales; casualmente estaban bajando de la combi para ir a sacar las fotos de rigor.
"Helecho-palmeras" |
Green Lake |
Blue Lake |
Desde el estacionamiento partían dos caminos: uno hacia el Green Lake y otro que seguía bordeando el Blue Lake. Con curiosidad recorrimos varios metros del primero, que resultó estar muy poco transitados (en algunos sectores chocamos con las telarañas que se forman durante la noche y uno se las lleva puestas cuando es de los primeros en caminar por ahí), y con bastante desnivel; dimos media vuelta cuando llegamos cerca del agua.
Tras regresar al punto de partida tomamos el camino de la derecha para completar el loop al lago Azul. En este sector del sendero la mayoría de los arboles eran de gran porte formando un bosque, interrumpido por algunos desvíos hacia un par de pequeñas playas.
Al salir del bosque nos encontramos nuevamente con la playa donde continuaban las carreras.
Por el bosque |
Bosque desde una playita |
Cartel al final... o inicio del sendero |
Sin dudas, fue una tranquila y hermosa caminata en contacto con la naturaleza, en la que pasamos por distintos ambientes. Muy recomendable!!!
En la zona de la playa cercana al final o inicio del sendero (según como uno lo mire) había un par de gradas que seguían el desnivel del terreno… hora de descansar!!! Nos sentamos a hidratarnos, picar algo y miramos un par de carreras.
Carrera de canoas |
Nos llamó mucho la atención la presencia de parrillas públicas (no sé si eran eléctricas o a gas, pero definitivamente no usaban leña), en las que algunas familias estaban asado sus almuerzos. Completando las amenities del lugar había mesas con bancos, juegos de plaza para niños y baños públicos. Me encantó como estaba todo preparado para pasar un día al aire libre; creo que esa es una de las grandes ventajas de las que disfrutan los neozelandeses.
Concluido el descanso, alrededor de las 12 del mediodía, tomamos la ruta que iba hacia Rotorua. Cuando apenas habíamos caminado unos minutos, hacia nuestra derecha encontramos el sendero interpretativo "Tikitapu Nature Walk"; hacia ahí enfilamos. Este paseo formaba parte de un proyecto " “Okareka mistletoe Restoration” originado en 2003 cuyo objetivo era eliminar las plantas y animales considerados pestes, protegiendo de esa manera la flora y fauna nativa del lugar que se encontraba en riesgo.
De aspecto similar al sendero húmedo que rodeaba el lago, se diferenciaba por la presencia de carteles junto a algunos ejemplares de los árboles más característicos como el ponga (Silver tree fern), el emblema nacional cuya rama forma parte de la camiseta de los All Black. Descubrimos que al menos había dos tipos árboles “helecho-palmera” (de hecho eran helechos), justamente el ponga era uno de estos; el otro era el wheki con una altura que iba de los 2 a los 6 metros. Quién hubiese imaginado un helecho tan alto???
Tronco tapizado de musgo |
Unos 20 minutos después, estábamos nuevamente en la ruta bajos los intensos rayos del sol del mediodía; teníamos varios kilómetros de pavimento por delante hasta llegar a nuestro siguiente destino: los Redwoods!!!
"Buscando mi destino" |
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