By Sole
Tras haber visitado la Ciudad Prohibida del emperador cruzamos la avenida que estaba frente a la salida por un túnel y salimos en la entrada del
Jingshan Park. Pagamos el ticket de 20 Yn y fuimos en busca de la zona más
elevada desde donde íbamos a tener una vista panorámica de Forbidden City. Ni
bien entramos nos llamó la atención la tranquilidad del parque; no había tours
en los alrededores!!! Pronto descubrimos la razón de su ausencia… para acceder
al mirador había que subir una sucesión interminable de escaleras y rampas que
requerían esfuerzo físico!!! Como regla general, si algo requiere esfuerzo las
chances de que haya un tour son bajas.
Jingshan Park -Wanchun Pavilion |
Subimos, subimos y subimos hasta llegar al Wanchun Pavilion,
un pabellón ubicado en la zona más elevada del parque con un Buda en el
interior. La vista panorámica valió todo el esfuerzo!!! Desde esta posición
estratégica no sólo se puede ver la distribución de todas las edificaciones que
componen Ciudad Prohibida desde arriba, sino también los alrededores con una
combinación de parques, construcciones bajas intercaladas con edificios
modernos de mayor altura. Como es de esperar la mayor parte de la gente se
agolpaba en el lado que miraba hacia Forbidden City, mientras que el lado
opuesto era un páramo silencioso y con sombra ideal para descansar escapando
del bullicio y los rayos de sol del mediodía.
Panorámica de Ciudad Prohibida |
Los alrededores |
Si bien la vedete del parque es ese pabellón,
el resto del lugar -una especie de jardín botánico con plantas y árboles con cartelitos, y pájaros revoloteando- también merece una recorrida. La gente que caminaba lentamente o picaba algo sentada
en los bancos parecían vecinos del lugar en búsqueda de un momentáneo contacto
con la naturaleza. Tuvimos la sensación de haber encontrado un oasis de
tranquilidad en medio del caos, el ruido y la efervescencia de la masa de
turistas. Una visita recomendable!!! Un must en el recorrido por Beijing.
La siguiente atracción era el recorrido por los Hutongs
recomendado por Lonely Planet. Para llegar al punto de partida del paseo
tuvimos que bordear el parque, cuya vereda había sido tomada por los autos y
micros; era prácticamente un estacionamiento. Digamos que nadie se preocupa por
el peatón. Luego seguimos por una avenida Di'anmenwai Dajie y giramos a la
derecha en Di'anmen Dongdajie hasta encontrar la estación de metro
Nanluoguxiang. Justo ahí comenzaba el "walking tour" por el Hutong menos
auténtico de China! No voy a negar que las calles que recorrimos eran pintorescas
y entretenidas. La calle principal estaba repleta de locales de comida al paso
y negocios de chucherías varias de diseño al estilo Palermo mientras que las
transversales eran más tranquilas pero con muy poco atractivo. Es un lindo
paseo, pero está a años luz de ser un tradicional hutong como el que albergaba nuestro hostel. Acá fue nuestro
primer contacto con la comida "callejera top" que incluía conos de papas
fritas, pollo y calamares rebozados y fritos, manzanas acarameladas, licuados,
yogurt helados y hasta churros!!! Si!! Churros con ese mismísimo nombre tal
cual los conocemos acá!!! Quien espera encontrar churros en Beijing??? Si bien
nos llamaron la atención, fuimos por un yogurt helado. Puede sonar naif pero
este fue nuestro primer yogurt helado de la vida! Nos acercamos a uno de los
puestos de "Ei Mio" y con ayuda del "dedo indicador" hicimos el pedido.
Elegimos el tamaño, una fruta seca, una fruta fresca y una salsa, y terminamos
con un frozen yogurt con almendras, mango y salsa de frutilla por 22 Yn. Aprovechamos
que el lugar tenía un par de mesitas y nos sentamos a descansar mientras
degustábamos este descubrimiento… aunque nunca le tuve fé a los yogures helados
tengo que reconocer que este estaba rico.
Calle principal del hutong |
Calle lateral del hutong |
De las chucherías ofrecidas merecen una especial mención las
hebillas de brotes y florcitas. Antes de viajar habíamos leído en un blog que
en Shanghai estaba de moda llevar este tipo de adminículo ridículo en la
cabeza… acá comprobamos que la costumbre trascendía los límites de esa ciudad y
también estaba en Beijing. En China hay clientes para todo!!!
Hebillas de brotes y flores |
Concluido el recorrido por el hutong seguimos caminando
hacia Drum & Bell Towers, dos torrecitas ubicadas a pocas cuadras de
distancia de donde estábamos. Como sus nombres lo indican, en una había tambores
y en la otra campanas. En el pasado se utilizaron para dar la hora; en la
actualidad sólo tienen fines turísticos. Justo cuando les estábamos sacando
fotos sonaron los tambores, evento que sucede varias veces al día. Habíamos
evaluado visitar una para tener una vista panorámica de los alrededores, pero
al verlas tan bajitas desistimos…
Bell Tower |
Durante toda la mañana, desde que salimos de Jingshan Park
habíamos estado buscando casas de cambio… el dinero que habíamos cambiado en el
aeropuerto no nos alcanzaba para todos los gastos cash que teníamos, incluido
el hostel de Beijing y Xi’an, y la excursión a la muralla. Estábamos mal
acostumbrados a otros países asiáticos donde era muy fácil cambiar dólares…
pero China no es como cualquier país… Si no encontrábamos ningún lugar, como
última opción habíamos considerado ir hasta el aeropuerto.
Con esa preocupación latente seguimos adelante, apenas era
la tardecita y había tiempo. Próximo destino: Confucius & Lama Temples. Si
bien las distancias parecen cortas en el mapa, en la realidad no lo son, así
que esta vez en lugar de caminar decidimos tomar el subte hasta la estación
Lama Temple. Tras caminar unos cuentas metros encontramos el cartel de
Guozijian, calle en la que había que girar a la derecha y seguir caminando un
poco más para encontrar la entrada al templo de Confucio. Tras pagar los 30 Yn
de entrada ingresamos al Templo o mejor dicho al predio que alberga al conjunto
de construcciones y jardines que conforman el “Templo”. Nos encontramos con un
lugar muy tranquilo, con muy pocos turistas y en consecuencia, bastante
silencioso. Recuerdo un edificio principal con varios instrumentos musicales de
lo más exóticos y tamaño descomunal, los cipreses de los patios, unos
pabellones semiabiertos con grandes tortugas en su interior y el Imperial
College. Si bien disfruté de la tranquilidad del lugar, no me pareció
particularmente deslumbrante.
Confucio |
Selfie en Confucio Temple |
Al salir volvimos a pasar por la boletería para ver si la
empleada sabía donde podíamos cambiar dinero… Aún no sé cómo, pero de alguna
manera entre señas y alguna palabra en inglés logramos comunicarnos y conseguir
una información fundamental: a pocas cuadras había una sucursal del banco ICBC.
Ups, eran las 15 hs! Guiados por los horarios argentinos había altas chances que estuviese cerrado… no perdíamos nada probando suerte.
Caminamos por Guozijian, pasando raudamente por los negocios
que vendían sahumerios, cuencos y malas budistas, y tras girar a la izquierda
en la avenida buscamos el banco. Se nos iluminaron los ojos cuando comprobamos
que aún estaba abierto!!! Los bancos al menos en Beijing tienen un horario de
atención al público más extenso que en Argentina. Primer obstáculo superado:
habíamos encontrado un banco y estaba abierto!
El paso siguiente fue el cambio de dinero. Tras ingresar e
intercambiar un par de palabras con la mujer de informes que no hablaba inglés
llegamos al primer piso donde estaba la “caja” de money exchange. A
diferencia de lo que estamos acostumbrados acá, frente a cada caja había una
cómoda silla. En ese momento no había nadie, e inmediatamente nos ubicamos
frente a la caja especializada en cambio de dinero. Mediante un trámite muy
pero muy burocrático que involucro la presentación de pasaporte con visas para
que le saquen fotocopias, completar un extenso formulario, firmar varios
papeles en chino y más de 20 minutos, logramos cambiar dólares por yuanes. Ahí
entendimos la presencia de las sillas frente a las cajas… Lo importante era que
el objetivo estaba cumplido! Teníamos el dinero cash para vivir los próximos
días!!!
Ya relajados decidimos visitar Lama's Temple, uno de los
templos budistas más importante de Beijing, por no decir el más importante. Los
25 Yn de la entrada fueron muy bien invertidos. Lo primero que se me viene a la
cabeza cuando pienso en este lugar es el olor y el humo de los sahumerios que
me hicieron recordar los templos que habíamos visitado en Nepal. En medio de
esa nube con olor a incienso, los devotos oraban arrodillados y se inclinaban
hacia delante, de una manera similar a la que lo hacen los musulmanes. Completando
esta escena tan especial, estaban los budas, las ofrendas de alimentos, algunas
ruedas de oración y la versión local de las banderas de oración. Si bien
estaban estos elementos típicos de los templos budistas, la cultura china hacía
su aporte con sus características estatuas de parejas de leones guardianes; la
hembra con su cría y el macho con la pelota bajo su garra. Si están en la zona
y tienen que elegir entre los dos templos, sin dudas Lama's Temple es la mejor
opción. Más allá de la parte edilicia nos hizo vivir una experiencia muy linda.
Gran foto tomada por Seba! |
Mujeres orando en Lama's Temple |
Ya estábamos físicamente agotados! Merecíamos un descanso…
hay algo mejor que un cafecito? Ya habíamos fichado un Costa Café en el camino, hacia el cual nos dirigimos a tomar un capuccino. Si bien tratamos de no ser
monótonos siempre terminamos tomando capuccino! No importa donde uno esté, el
interior de este tipo de locales siempre es muy parecido, parecen inmunes a la
influencia del estilo local.
Ni bien salimos de merendar, aprovechamos que estábamos
prácticamente a metros de Wudaoying
Hutong y fuimos a recorrerlo. Creo que es pretencioso llamarlo hutong… era una
angosta calle peatonal con más locales de diseño y lindos bares; un lugar muy
top dedicados 100% a mochileros extranjeros. De chino no tenía nada!
Antes de que se hiciera de noche tomamos el subte para
regresar al hotel. Si bien estaba comenzando el otoño, a la 5 de la tarde el sol ya estaba poniéndose… a las 6 ya era de noche! Para aprovechar bien el
día había que acostarse y levantarse temprano, algo que no nos suele costar
mucho.
El lugar elegido para la cena fue el mismo de la noche
anterior. Ya teníamos en mente lo que queríamos probar ese día: dumplings! Es
una pasta rellena cocida al vapor, serían como nuestros deliciosos sorrentinos
o más específicamente como los momos que habíamos comido en Nepal. El
restaurante parecía tener cierta experiencia en el tema; una carilla del menú
era sólo de dumplings… había muchas opciones para elegir! Así que sacamos
nuestro diccionario y fuimos buscando los idiogramas hasta identificar unos de
cordero y unos de verdura. Habíamos encontrado lo que queríamos, pero la moza
una vez más nos tuvo que hacer complicado el pedido… cuántas porciones? De
alguna manera que no recuerdo, entre señas y señas, terminamos con dos
porciones de cada uno…. Terminamos con 12 dumplings de cada variedad. Menos mal
que estaba Seba para comer mis sobras! Seba acompaño la comida con cerveza -lo más caro de todo el pedido-.
Comiendo dumplings |
Una vez más volvimos tempranito al hotel a descansar.
Habíamos tenido un día largo y agotador, habíamos caminado kilómetros, subido
escaleras, golpeado chinos defendiendo nuestro lugar en la fila… merecíamos un
sueño reparador!
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