martes, 23 de septiembre de 2014

Camboya: un pasado glorioso, un pasado doloroso

By Seba

La mayoría de los turistas que visitan Camboya se alojan en la ciudad de Siem Reap para visitar los templos de Angkor. Este complejo arqueológico muestra los restos de impresionantes edificios que la civilización Khmer construyó hace unos 800 años, época en la que desplegaba un vasto y desarrollado imperio en toda la región de la Cochinchina. En Angkor Thom llegaron a vivir 1 millón de personas, en tiempo en los que la población de Londres no superaba los 100.000 habitantes…


Amanecer en Angkor Wat

Angkor Wat no debería faltar de ningún listado de maravillas construidas por el hombre o de “places to see before you die”; su silueta es tan inconfundible a punto tal de formar parte de la bandera de Camboya. Es la representación más genuina del pasado glorioso del pueblo khmer o jemer. Representa de manera orgullosa su historia antigua, su lengua, sus artes, sus hazañas militares. Hasta los rasgos físicos de las personas de esta etnia quedaron grabadas en la piedra…

Templo de Bayon

Ese mismo pueblo aún hoy sufre las consecuencias del terrible régimen del Khmer Rouge (jemeres rojos), una dictadura de extrema izquierda (o derecha, quien sabe, lo peor de los dos extremos) que llevó a cabo un genocidio de minorías y opositores, aniquilando a casi un cuarto de la población del país (entre 1,5 y 2 millones de personas) entre 1975 y 1979. El hecho de tener estudios universitarios, hablar una lengua extranjera, o simplemente utilizar anteojos, configuraba una muestra de la corrupción que el capitalismo occidental había llevado a Camboya, y era motivo de la persecución y ejecución. Esa es la muestra más clara del pasado doloroso.

Tapa de "First They Killed my Father"

Hay poco ancianos en Camboya: las matanzas, las hambrunas, las enfermedades y las minas impersonales que siguen activas hicieron lo suyo. La abolición del sistema educativo y los problemas nutricionales afectaron la capacidad del país de generar capital humano, y eso explica el mayúsculo atraso en el desarrollo del país.
Pasarán las décadas y las cicatrices de la dictadura van a seguir notándose. Eso no impide que los camboyanos reciban a los visitantes con una gran amabilidad y que se esfuercen en hacerlos sentir cómodos.

Nuestro tuk tuk driver
Luego de los interminables arrozales viene la selva, y en medio de la selva aparecen los templos. Angkor Wat, la ciudad de Angkor Thom, el Bayon o el emblemático Ta Phrom son cautivantes y apasionantes.  Una visita a estos lugares resulta inolvidable.

Pero es difícil abstraerse del tormentoso pasado reciente, es difícil leer algunos de los libros sobre el tema y no sentir unas enormes ganas de que a todos los chicos de Camboya les vaya muy bien de ahora en adelante, y que su tierra pueda recuperar el esplendor que supo tener varios siglos atrás.


Niña en los Klengs de Angkor Thom

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