lunes, 12 de agosto de 2013

San Martín de los Andes - Ruta 7 lagos

By Sole

Amaneció nublado, y lloviznando. Luego de desayunar fuimos a buscar el auto que había quedado estacionado en el estacionamiento de la hostería. Cuando estuvimos frente a él no podíamos creer lo que veíamos “Noooooo!!!!”. La rueda trasera izquierda estaba baja!!!! La maldición de la rueda pinchada nos perseguía hasta allá!!!! Seba, que a estas alturas ya es un experto cambiador de ruedas, agarró el cricket y la rueda de auxilio del baúl, y realizó su trabajo con gran destreza.
Con la rueda de repuesto puesta buscamos una gomería, donde buscaron la pinchadura que nunca apareció; aparentemente se había metido una piedrita entre la llanta y el neumático, haciéndola perder aire. La volvieron a inflar y la colocaron. La joda costó $50.
La idea del día, era tomar la ruta 7 lagos, actualmente RN40,  e ir parando en los lagos según tuviésemos ganas. Salimos de SMA por la ruta, con el lago Lacar hacia nuestra derecha. Del lado izquierda, en la ladera del cerro, identificamos la cabaña que se construyó y utilizó para grabar la novela “Alen, luz de luna” en el año 1996, con Gustavo Bermudez y Hector Alterio, actualmente devenida en vinería- restaurante.
El tiempo seguía feo, con lloviznas intermitentes, lo que le quitaba un poco de esplendor al paisaje. No es lo mismo ver los lagos con el reflejo del sol, que un día nublado y con lluvia. Respetando carteles de señalización, sobretodo el de velocidad máxima, fuimos recorriendo esta ruta de faldeo de montaña, pavimentada, con muchas curvas y contra-curvas, por suerte no tan cerradas como las del camino a Hua Hum. Un detalle que no quiero dejar de comerntar es que en el trayecto una innumerable cantidad de autos y camionetas nos "hicieron luces" para que fuésemos más rápido!!! Debemos haber recibido muchas puteadas al no hacerle caso a todos esos suicidas, pero como estábamos dentro del auto con las ventanillas altas no nos enteramos de nada.
Pasamos los carteles que indicaban el desvío a Quila Quina y Catritre a la derecha, y la ruta a Chapelco a la izquierda, así como también los miradores del Pil Pil y del arroyo Partido (divisoria de aguas).
Recién nos detuvimos en el mirador del lago Machónico, ubicado a unos 30 km de SMA, del lado derecho del camino. Si bien se suele practicar deportes acuáticos en el lugar, ese día esta desierto! Apenas bajamos a sacar una foto. Seguía fresco, con algo de resolana por momentos y las nubes estaban muy bajas; a medida que pasaban los minutos cada vez se veía menos.




Seguimos unos 5 km más, donde nos desviamos por un camino de ripio, que conducía al lago Hermoso, que estaba unos 2 km hacia la derecha, por lo que no se veía desde la ruta. El ripio estaba en mucho mejor estado comparado con el que habíamos recorrido el día previo para llegar al lago Tromen.
Paramos cerca de la playa y área de acampe, frente al lago. Había una lancha parada frente a la costa lo que indicaba que había algo de vida en la región, aunque no vimos a nadie. Caminamos un par de metros, donde vimos un cartel que indicaba que estábamos en zona de “abeja chaqueta amarilla”. Mejor no sacar alimentos!!! No había mucho para hacer ahí en ese día desapacible, así que volvimos rápidamente a acogedor calorcito del auto.


Lago Hermoso

Retornamos a la ruta, y 10 km más adelante estacionamos en la Mirador de la cascada Vulliñanco, ya dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Nos quedamos dentro del auto, donde comimos unos sándwiches, mientras mirábamos la cascada. Esta tiene un salto de unos 35 metros, y sus aguas están dividadas por una piedra en dos brazos. Fue uno de los miradores más poblados; en el tiempo que estuvimos ahí se acercaron varios autos, de donde bajaron varias personas a tomar fotografías. Antes de partir, también descendimos del auto, y bajo una tenue llovizna sacamos un par de fotos y continuamos viaje. 


Cascada Vulliñanco

Seguimos unos kilómetros más hasta el lago Villarino, donde dimos media vuelta ya que a pocos metros comenzaba el camino de ripio. Volvimos unos cientos de metros y nos estacionamos frente al lago Falkner que habíamos pasado minutos antes. 


Lago Villarino

Cada vez llovía más fuerte, así que nos quedamos un rato estacionados bajo un árbol, tomando mate. En ese rato, tuvimos un desfile de aves cuya especie no logramos identificar, aún teniendo un librito de flora y fauna de la patagonia en inglés en la mano. Alguien está pensando que sómos 2 bichos raros??? No, ni un poquito!!!


Aves en Lago Falkner

Una media hora después, iniciamos el retoro; estábamos a unos 55 km de SMA. Hicimos las paradas que nos habían quedado pendientes. Bajamos bajo la lluvia en el arroyo partido a ver el cartel con información, que lamentablemente estaba todo borroneado y no era legible. Sacamos una foto y regresamos raudamente  al auto, sin dejar de mirar las ruedas para ver si alguna estaba baja. Ante el recordatorio "fijate la goma", hicimos el mismo ritual en todas las paradas.


Arroyo Partido
Este arroyo que nace en el cordón Chapelco, a nivel de la ruta 40 se divide en 2 brazos, el arroyo Culebra, cuyas aguas van a terminar en el océano Atlántico, y el arroyo Pil Pil, cuyas aguas terminan en el Pacífico. Esto me lleva al tema de divisorias de aguas, uno de los parámetros que se tiene en cuenta en varias regiones para fijar la frontera. Habilmente Perito Moreno, en la región de SMA propuso que la división estuviese dada por las altas cumbres y no por la divisoria de aguas; de no haber sido así el lago Lacar sería chileno, ya que sus aguas terminan desembocando en el océano Pacífico.
También paramos en el mirador Pil Pil, donde no se veía casi nada por la gran cantidad de nubes bajas que había. Y aún desconozco que es lo que debería haber visto desde ahí! Tal vez algún día regresemos con sol y lo averigüemos!
Antes de regresar a la ciudad, hicimos un último desvío por el camino que conducía a Catritre, descendiendo por un camino de ripio hacia la playa, a la cual no llegamos porque nos topamos con una barrera. Por ser territorio mapuche, para acceder a la playa había que pagar peaje. Con el día que estaba tan feo, no nos pareció muy atractivo pagar $15 para estacionar el auto y sacar unas fotos en las que no se iba a ver nada. Así que como pudimos dimos media vuelta y volvimos a ascender a la ruta; maniobra no apta para principiantes!
Una parada más para sacar fotos en la ruta, y ya estábamos en SMA. Dimos una vuelta por la ciudad, y cargamos combustible y devolvimos el auto con el tanque lleno como indicaba el contrato.

Dimos una vuelta a pie por la ciudad pero como era el horario de la siesta, casi todos los negocios estaban cerrados. Sin otra opción mejor, decidimos ir a merendar en una de las chocolaterías de la ciudad, Arbolengo (San Martin 806). Pedimos un cortado, un chocolate caliente grande y una porción de tarta de manzana para compartir. Resultó un lugar acogedor, con muchas cosas ricas!
Volvimos a la hostería para que Seba mirara un partido del Barça contra algún equipo en el que ganó 2 a 1.
Pasadas las 8 de la noche salimos a cenar. Como no llovía caminamos algunas cuadras antes de ir al restaurante. Para la cena elegimos un viejo conocido: “Doña Quela”, el mismo lugar de la 1º noche.
Seba pidió un ojo de bife con papas bravas (salsa de ají picante con alioli) y yo canelones de verdura a la Rossini. Mientras aguardábamos los generosos platos, nos trajeron pan casero con  paté de berenjenas y el aceite con ají, igual que la vez anterior.
Mientras Seba comía sus papas picantes comenzó a sudar!!! Le llovía agua de la pelada, el clásico efecto de los picantes y los ácidos en él!!! Pero esta vez fue más lejos y hasta se le adormeció la lengua!!! Afortunadamente sobrevivió a la cena sin tener que hacer una visita a la guardia!!! Con un poquito de tiempo y evitando las salsa picante, la reacción desapareció, nada iba a impredir que esa noche degustara un mousse de queso con frutos del bosque que ya tenía fichado!
Cuando salimos llovía, así que volvimos rápidamente a la hostería.

Frase del día: “Fijate la goma”.

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