By Sole
Estabamos en Plaza Durbar y queríamos ir hasta Patán! tras duras negociaciones terminamos cerrando trato en 300 RpN con un taxista que nos fue convenciendo de que no saquemos la entrada de 500 RPN para visitar
la plaza Durbar de Patán; según sus estadísticas en el 90% de los casos no
había controles. En la de Kathmadú nadie nos pidió nada, fuimos voluntariamente
a pagar.
Si bien esta Durbar Square era más pequeña,
estaba mejor conservada y ordenada que la otra ya que se encontraba restringido el
acceso de vehículos. Acá también los templos estaban llenos de gente, incluidos
estudiantes. No hay restricciones para caminar o sentarse en el exterior; son
ruinas muy vividas por los lugareños.
Patan y sus habitantes. |
Cuando estábamos en plena sesión de fotos se
nos acercó un hombrecito –de mi tamaño- de buzo amarillo que nos comenzó a
hablar en spanglish. Comenzó preguntándonos de dónde éramos, lo que
inevitablemente derivó en futbol con la enumeración de nombres de varios
jugadores argentinos y brasileros incluido el viejo Ronaldo –casi lo mismo. Y
al final llegó la oferta de sus servicios como guía en “español, italiano y
francés” a cambio de 5 U$S. Agradecimos su oferta y seguimos nuestro recorrido
independiente. La Lonely Planet es más que suficiente para tener una idea del
lugar.
Para el almuerzo elegimos uno de los varios
restaurantes de varios pisos con terrazas con vista a la plaza: Taleju.
Ingresamos en un edificio, y recién en el 3º piso encontramos el restaurante;
los pisos inferiores estaban vacíos. En el 4º había una terraza ocupada por un
grupo de turistas, y una muy linda vista panorámica!!!
Impresionante vista desde la terraza!!! |
Pedimos unos momos de vegetales (una especie
de sorrentino con forma de empanada rellena con un mix de zanahoria, repollo y
algún otro veggie cocido al vapor –también estaba la posibilidad de pedirlos
fritos), un sándwich de pollo y papas fritas.
Nuestra primera experiencia con los momos, que
venían acompañados de un platito con una salsa amarronada y picante, fue muy
buena. Nos gustaron mucho. El pollo y las papas también estaban muy ricos. Fue
un buen almuerzo con una vista increíble por 795 RpN.
Señoras y Señores, les presentamos a: los momos!!!! |
Del día previo teníamos pendiente la visita al
templo de los monos o Swayambhunath, así que hacía ahí fuimos! La negociación de la tarifa de taxi
terminó en 400 RpN. No era el mejor Suzuki Maruti al que habíamos subido hasta
el momento; de hecho el auto no arrancaba y el chofer junto a otro colega
tuvieron que empujarlo para darle el impulso inicial. El traqueteo del camino
fue peor que el del elefante…
No bien llegamos a la entrada del complejo
bajamos del taxi e iniciamos el ascenso por una escalinata que parecía
interminable. La subida fue más entretenida de lo planeado. Varios monos se nos
cruzaron, pero sin prestarnos mucha atención. Algunos eran muy tiernos, sobre
todo los pequeños que se desplazaban colgados de sus madres. No eran los únicos
en la escalera, también había un par de vendedores de artesanías y los infaltables
mendigos. Una vez más, sin importar la religión ellos se concentran en la
puerta del templo. No sé si tienen la falsa idea de que la gente que visita
este tipo de lugares es más bondadosa…
Escalera al cielo... |
Poco antes de llegar a la cima, del lado
izquierdo, nos pararon por nuestro aspecto de extranjeros para que pagáramos la
entrada de 200 RpN. Unos pasos más y apareció ante nuestros ojos una gran
estupa, con los penetrantes ojos de Buda en la parte superior, mucho más impactante que las que habíamos
visto previamente. Miles de banderas de oración de todos los colores flameaban
al compás del viento. Fuimos rodeándola en sentido de las agujas de reloj
mientras tocábamos las ruedas de oración, otro elemento distintivo de estos
templos budistas. Si bien había monos no había tantos como esperaba, la
cantidad que habíamos visto en la escalera presagiaba una importante población
arriba que no fue tal.
Estos monos suelen ser bastante tranquilos y
no representar un gran peligro para los turistas; desde ya que uno tiene
que tomar ciertos recaudos para disminuir la probabilidad de situaciones poco
felices. Altamente recomendable no sacar alimentos en su presencia, más allá
del de quedarse sin comida, está el de sufrir una mordida (lo que expone al
potencial contagio de rabia).
Tengan cuidado con el mono con navaja!!! |
El esfuerzo del ascenso está absolutamente
justificado no sólo por la estupa, sino por la magnífica vista panorámica que
se tiene de la ciudad. Se veían muchas, muchas construcciones de escasa altura
a lo sumo 3 pisos, de ladrillo sin revestimiento.
Nos cruzamos con muchísima gente; la mayoría
por su fisonomía y por sus actos –tocaban una campana, hacían una especie de
persignación, y rodeaban la estupa haciendo girar las ruedas de oración- parecían ser nepalíes y profesar la religión. También
había muchos monjes, algunos bastantes pro con sus "altas llantas" y sus tablets,
y otros que jugaban un juego de mesa.
Rodeando la stupa había varios negocios que
vendían máscaras, cuencos, objetos varios en bronces y collares. Recorrimos el
lugar y sacamos bastantes fotos como era de esperar.
Hicimos una parada en el Stupa Café, de cuyo
rooftop se veía la ciudad y parte de la estupa. Como hacía frío decidimos
resignar la vista de la terraza por un poquito de calor de un salón. Ante la
falta de té de jazmín y verde terminamos tomando un té de Ginger, que traía
grandes trozos de raíces en la base, y resultó muy rico. Lo acompañamos con una
de las tantas barras de cereal que habíamos llevado como parte del equipaje.
Ginger Tea! |
Tras descansar un rato y pagar las 80 RpN de nuestra consumición, volvimos
al templo donde ya había un poco menos de gente y un poco más de monos. Es
increíble la destreza que tenían esos animales para trepar y saltar de un techo
a otro ubicados a una distancia que nunca hubiese pensado que podían cubrir con
un salto. De a poco iban recuperando su territorio, hasta pudimos ver dos monos
desinhibidos que copulaban junto a la estupa.
XXX -No apto para menores! |
Satisfechos con el paseo del día tomamos un
taxi de regreso a Thamel por 250 RpN. Aprovechando que aún era de día caminamos
un poco. Seba cayó en la tentación de las mantas de lana de yak, y terminó
comprando 2 por 700 RpN (partiendo de un valor inicial de 1500 RpN).
A nuestra llegada al hotel nos recibió el
manager, nos preguntó que habíamos hechos, como nos habíamos movilizado,
cuántos habíamos pagado los taxis (felicitó a Seba por los precios conseguidos)
y nos ofreció infusiones. Esta vez aceptamos la oferta. Tomamos un té negro y
un masala tea, desde ese momento sinónimo de Nepal para mí. Era super
aromático –no podría adivinar cuantas y cuales especias tenía- y venía con leche,
no la versión diluida y aguada que estamos acostumbrados ahora, sino la que
viene con su tenor graso original y deja flotando gorgotones en la superficie.
Odio el té con leche, pero en este caso le robe un par de sorbos al osado de
Seba, quien lo había pedido, y lo toleré bastante bien. Picamos unas castañas y
volvimos a salir.
La cena fue vegetariana en: Shree Lal House of
Vegetarian Restaurant. Siguiendo las recomendaciones de la guía y trip fuimos
hacia ahí! Luego de pasar por un angosto pasillo llegamos al salor que apenas
tenía 3 o 4 mesas, la mayoría ocupadas. La habitación siguiente tenía 4 mesas
más pero eran ratonas y estaban rodeadas de almohadones. Siguiendo con el
espíritu innovador del viaje, optamos por esta segunda opción. Nos sacamos los
zapatos y nos sentamos en el piso donde disfrutamos de un Paneer Mushrooms, un
plato con nueve vegetales en salsa de cushnuts del cual no recuerdo el nombre,
un par de rotis y un agua (total 478 RpN). El paneer estaba un poco picante
–bueno para no olvidar a la India- pero rico.
Vegetarian food! Yummy!!! |
Brrrr, el fresquete nos hizo volver rápidamente al
hotel!!!
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