sábado, 11 de noviembre de 2017

Por los caminos menos transitados de Rangitoto

By Sole

Martes 29 de Noviembre de 2016

Aprovechando que el día estaba lindo, nos pusimos el outfit outdoor y salimos hacia el puerto. Había bastante movimiento en la calle, principalmente gente que iba caminando con tentadores vasos de café en la mano; apostaría a que estaban yendo a trabajar. Otra de las cosas que vale la pena mencionar son todos los cafés (con salón para sentarse cómodamente y opción take away) por los que pasamos; evidentemente el día anterior los habíamos buscando en el lugar equivocado. Como aprendizaje: los cafés se toman en la zona del CBD y no en Ponsonby.

Tras cruzar Quay Street encontramos la oficina de Fullers, la empresa que tenía la concesión de los ferries a Rangitoto, y a otras islas y localidades de la zona. Compramos los tickets con retorno ($30 c/ uno, se aceptaban tarjetas de crédito), y tal como habíamos planificado tomamos el primero del día que partía a las 9:15 horas. No éramos los únicos madrugadores, junto a nosotros había un grupo de personas que viajaban por su cuenta, un tour (Fullers también ofrecía el “Volcanic explorer tour” por la isla), y un grupo de estudiantes secundarios. Antes de embarcar tuvimos que frotar las zapatillas por un “limpiador” hecho con 3 escobillones para evitar transportar barro, insectos, semillas y esporas al lugar de destino: una de las tantas medidas que se toman para proteger los ecosistemas de la contaminación de especies foráneas.


Limpiador de zapatillas

Nos acomodamos en el interior de la embarcación que 10 minutos después de partir estaba parando en la península de Devonport para recoger más pasajeros… quedaban por delante treinta minutos más de navegación. Una vez en tierra cada uno siguió su rumbo: el tour fue hacia el vehículo motorizado que los iba a llevar hacia el volcán), los estudiantes se reunieron con sus profesores, y el resto nos dispersamos. En realidad, la mayoría enfiló directo por el Summit track que iba hacia el volcán, excepto nosotros que atinadamente elegimos el solitario Coastal Track. Este sendero transitaba por la zona más periférica de la isla durante varios kilómetros y luego se conectaba con un desvío que terminaba en el Summit del volcán, la principal atracción de la isla; teníamos pensado llegar ahí al mediodía.


Mapa de la isla


Nos encontramos con una senda diferente a todas las que alguna vez habíamos caminado. La primera parte discurría por la costa a poco metros del mar por un terreno de piedra volcánica negra, muy rugoso e irregular. Tuvimos especial cuidado al pisar para no torcernos los tobillos o forzar las rodillas a posiciones raras, ni patear alguna piedra. En esa primera parte tuvimos la oportunidad de ver en la zona más cercana al agua una colonia de gaviotas que siguieron con sus actividades como si no hubiesen notado nuestra presencia.


Coastal Track

Unos 20 minutos después nos fuimos alejándonos progresivamente del mar, dejando de verlo. Es muy llamativo la tenacidad que tienen algunas plantas para sobrevivir en condiciones tan poco aptas como la de esa isla… nos solo había algunos helechos, sino que también arbustos creciendo en medio de rocas. El tiempo, algo de tierra que voló de la isla vecina, y semillas que llegaron con los pájaros y el viento hicieron que esta isla de origen volcánico fuese tomando vida resultando en lo que es hoy. Quién sabe cómo se verá en algunos cientos de años…






Luego de caminar durante una hora y diez minutos nos reencontramos con el mar, desembocando más precisamente en la bahía de Islington desde donde se veía la isla de Motutapu con sus praderas verdes. A pesar de la escasa distancia que separa ambas formaciones, las dos son completamente diferentes desde lo que es su origen geológico, antigüedad, actividades y densidad poblacional. Cuando uno lee la historia de Rangitoto cuesta imaginar a los maoríes que habitaban la vecina isla de Motutapu viendo la erupción de un volcán tan cercano que resultó en la formación de una isla a la que podían cruzar a pie… algo que sucedió aproximadamente hace 500 años nada más.


Contrastes: Rangitoto- Motutapu

Menos de 10 minutos después llegamos al Yankee Wharf, un pequeño embarcadero construido en la segunda guerra mundial. Considerando que hoy apenas quedan unos cuantos tirantes y una estructura de cemento distribuidos en una pequeña playa hay que usar mucho la imaginación para visualizar el lugar con los soldados y sus embarcaciones. 

Desde esa playa salía un camino de ripio que en 30 minutos nos llevó hasta la intersección con Islington Bay Road, tomando posteriormente el desvío hacia el Summit Track. Recién en esta parte del recorrido nos cruzamos con un par de personas del departamento de conservación que realizaban tareas de fumigación; había varios cintas colocadas en los árboles indicando que habían sido rociados con productos tóxicos.

En la última parte de la ruta el terreno plano quedó en el olvido adquiriendo una pendiente ascendente leve pero constante, una clara confirmación de que estábamos yendo en la dirección correcta. Si uno quiere llegar a la parte más alta de un volcán no le queda otra que subir! Tal como habíamos calculado, al mediodía estábamos junto a las escalinatas que nos iban a llevar al cráter. La excursión que vendía Fuller llegaba en camiones hasta este punto donde sí o sí había que subir las escaleras…

Tomamos coraje y ya visualizando mentalmente el almuerzo que nos esperaba unos minutos después, comenzamos a subir lentamente pero sin detenernos unos 300 escalones de madera que terminaban en el Crater Lookout; en ese trayecto fichamos un par de bancos de madera para sentarnos en caso de no encontrar otros.


Donde la escalinata nos lleve...

Si bien requirió algo de esfuerzo, no fue tan duro llegar al famoso cráter. Lejos del gran pozo de piedra que esperábamos, nos encontramos con un hoyo repleto de vegetación lo que le quitaba un poco de espectacularidad y lo hacía ver más pequeño de lo que en realidad era. No obstante, me pareció algo interesante de ver dejándome como enseñanza que no todos los cráteres son como los imaginaba producto de la imagen estereotipada que los dibujos animados me metieron en la cabeza.


El cráter

El otro punto de interés, a unos 100 metros de distancia de donde estábamos, era el Summit Lookout (a 259 metros sobre el nivel del mar) donde había un entarimado de madera con varios bancos para sentarse a disfrutar una vista panorámica de Auckland… disfrutar es una forma de decir si uno considera que había viento, hacía frío, todos los lugares para sentarse estaban ocupados, y un ruidoso grupo de adolescentes. Estuvimos apenas el tiempo suficiente para sacar un par de fotos y huimos más rápido que ratas por tirantes… En lugar de volver sobre nuestros pasos tomamos el Crater Rin track, un camino circular que terminaba en el Crater Lookout. Si bien las vistas desde ahí era nulas ya que discurría entre vegetación nos resultó muy interesante ver la variedad de piedras en el suelo mezcladas con tierra rojiza.


Auckland desde el Summit Lookout

Para cuando llegamos al mirador del cráter ya eran pasadas las 13 horas, estábamos cansados y con hambre. Sin dudarlo regresamos a los bancos de madera que habíamos visto en la subida, y sabiendo que teníamos tiempo de sobra para bajar nos sentamos a tomar unos mates y comer unos sándwiches.

Terminado el almuerzo volvimos a subir buscando el inicio del Summit track. Siendo el principal y más transitado sendero de la isla, había más gente que en todos los hikings anteriores. En los primeros metros nos cruzamos con varias personas que venían en sentido contrario que pronto iban a tener que regresar para tomar el último ferry del día junto a nosotros…


Emprendiendo el regreso al puerto

Era un camino con sentido descendente, bien delimitado de piedra negra un tanto irregular que se alternaba con pedregullo. A poco de comenzar a bajar empecé a sentir una molestia en la rodilla derecha que desapareció cuando tomamos el desvío hacia Lave Cave track. Justamente como su nombre lo indica este sendero, sin desnivel, nos condujo a unas cuevas y túneles que se formaron cuando la capa externa de la lava se enfrió y solidificó, englobando un mar de lava fluida que al drenarse dejó conformada estas estructuras. Temiendo la presencia de alimañas, especialmente murciélagos, nos limitamos a mirarlas desde la entrada. De regreso al camino principal seguimos descendiendo, aumentando paulatinamente la cantidad de gente a medida que nos acercábamos al tramo final. También volvieron las molestias en la rodilla ☹


Chusmeando una de las cuevas

Con tiempo más que suficiente, a las 14:50 horas ya estábamos en el muelle. En las inmediaciones había un par de galerías de madera con infografías, varios bancos para sentarse, algunas casas de habitantes de antaño (con un usufructo de por vida) y los baños públicos. Crease o no estos toilettes, ubicados en una isla deshabitada, estaban limpios, sin olor y hasta tenían papel higiénico a pesar de no tener un cuidador visible que reclamase una propina.


La cima del volcán desde abajo
Una de las pocas casas que quedan

A pesar de estar próximos al verano, la temperatura debía rondar los 20 grados y con el viento marítimo se sentía bastante menos, así que una vez que embarcamos fuimos directo hacia el sector cubierto donde casi me quedo dormida entre el calorcito y el movimiento oscilante.

Antes de que se me terminaran de cerrar los ojos llegamos al puerto. Mientras íbamos en búsqueda de un café recorrimos algunos negocios de souvenirs, que nos parecieron caros y sin productos que "nos enamorasen". En general incluían cosméticos a base de kiwi y miel de manuka (un arbusto local), tejidos de lana de oveja, esculturas de madera inspiradas en las de los maoríes, y los clásicos llaveros y magnets.

Hicimos la parada de merienda en “Ronnie” (una cadena de cafeterías que estaba presente en varios pueblitos por los que pasamos) y con las pocas energía que logramos recuperar caminamos un rato más por Queen Street contemplando la convivencia de edificios antiguos, de aspecto europeo, con otros modernos. La parte comercial apenas se extendía por algunas cuadras. Comparándola con sectores similares de otras urbes no pudimos evitar preguntarnos “esto es todo?”.


Recomendaciones & Tips de la Isla de Rangitoto:

  • Excelente opción de day trip al aire libre desde Auckland, a sólo 40 minutos en ferry.
  • Personalmente recomiendo el Coastal track por ser un sendero poco transitado en el que se puede tener un estrecho contacto con la naturaleza apreciando sus sonidos, olores, colores (incluyendo el suelo de lava negro), aves y plantas con una increíble capacidad de adaptación. Siguiendo los carteles se llega hasta Islington Bay Road y desde ahí ruta de ripio y escalinatas mediante al Summit track.
  • Hay que comprar el pasaje ida + vuelta en el puerto de Auckland (no vimos boletería en la isla), y calcular los tiempos estimados de las caminatas para no perder el último ferry de regreso.
  • No olviden llevar:
    • agua y algo para comer durante el día (no hay comercios en la isla);
    • gorro, anteojos de sol y protector solar (el sol en NZ es muy fuerte!!!);
    • calzado adecuado para caminar por terreno rocoso, las zapatillas de hiking con puntera dura son ideales.





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