domingo, 18 de septiembre de 2016

Tour gastronómico por Xi'an!!!

By Sole

Si bien la mezquita nos resultó un lugar muy ameno, no nos podíamos quedar todo el día ahí… así que volvimos a la bulliciosa calle principal uniéndonos a la masa de gente, motos y a un insoportable carrito distribuidor de frasquitos de leche que no paró de tocar la bocina durante varias cuadras mientras avanzaba a paso de hombre. Al final del paseo nos encontramos con Drum Tower y sus tambores que le dan el nombre. Tal vez era un poco más llamativa que la de Beijing, pero no lo suficientemente interesante como para que entráramos. Frente a esta había una pequeña plaza sobre elevada (desde donde se tenía una mejor vista de la torre) que finalizaba en una gran explanada con acceso a un mall de primeras marcas. Otra vez, habíamos caminado un par de cientos de metros y el escenario había cambiado completamente… de un mercado de comida callejero salido de un cuento a un mall cuyo exterior estaba lleno de autos de marcas como Ferraris, Lamborghini y Maserati.

Drum Tower

Al mirar hacia la calle sin siquiera quererlo nos encontramos con Bell Tower, ubicada justo en el cruce de varias calles que terminaban ahí conformando una especie de rotonda. Por su belleza merecía algunas fotos… hasta que un cartel que decía “Uniqlo” captó nuestra atención.  Sin bien no pensábamos hacer compras en esa ciudad, dimos una rápida vuelta para ver los precios sin dejarnos tentar por las camperitas.

Bell Tower

Uno de los malls de Xi'an

Ya era el mediodía, que mejor opción que unos tradicionales noodles de Xi’ an??? Volvimos sobre nuestros pasos y nos metimos en uno de los restaurantes no turísticos de la calle principal. Aunque estaba lleno de gente local contaba con un diminuto menú en inglés que no tenía más de 5 o 6 platos. Pedimos beef noodles y spinach noodles (28 Yn cada plato) y nos sentamos a esperar en una de las pocas mesas que quedaban libres. En un costado de la mesa había un recipiente lleno de palitos de madera –que no tenían aspecto de descartables-, un pote con chili molido y otro con dientes de ajo. Todo resulta llamativo cuando uno está por primera vez en un lugar tan diferente a lo que está habituado; son esas pequeñas cosas que se disfrutan en los viajes al meterse en los lugares más tradicionales donde comen los locales. Y hablando de la gente del lugar, aprovechamos la espera para ver como comían los noodles, confirmando que era “a lo bestia” succionando los fideos que colgaban de los palitos y llegaban hasta el plato. No menos interesante fue ver a un grupo de hombres que con guantes de nylon en la mano comían unas “patitas” de cordero –unos huesos con algo de carne en el extremo-. 

Condimentos...

Unos minutos después llegaron dos generosos platos. Uno tenía fideos blancos, trocitos de carne, tofu, hongos y otros vegetales. El otro tenía fideos verdes –eran los spinach noodles- , algo de carne, tofu y vegetales en una base de caldo que hacía que volasen gotitas grasosas para todos lados si jalaba con demasiada fuerza algún fideo. Nuestra técnica para agarrar los palitos –especialmente la mía- y comer los largos fideos que se resistían a abandonar a sus compañeros del plato debió ser muy interesante ya que una señora nos miraba con curiosidad. Con mayor o menor nivel de delicadeza comimos gran parte esos sabrosos noodles. Fue una de las mejores comidas del viaje.

Riquísimos!!!

En el exterior la actividad era cada vez más intensa, con mayor ruido, más aromas y más gente que a esa hora ya iba con algún brochette de cordero o recipientes en la mano, comiendo mientras caminaba.
Satisfechos con lo que habíamos visto y comido, seguimos con las actividades que teníamos planeadas para ese día, ya habría tiempo para picar algo más tarde…

Tarde de paseo por Xi'an

Al atardecer, pasadas las 19 hs regresamos. Lejos de lo que esperaba, la actividad en el lugar era mayor que a la mañana. La música, el bullicio, los aromas y las luces eran aún más intensos; imposible no volver y degustar alguno de los productos que estaban ahí esperándonos!

Comenzó eligiendo Seba: palitos de cordero! Nos acercamos a uno de los puestos donde los ofrecían a 10 Yn. La salida de estos brochetitos era tal que tuvimos que esperar unos 10 minutos mientras los cocinaban. Como todo lo que sucedía en esa calle, la cocción también formaba parte del espectáculo. Rítmicamente el chico iba dando vuelta sobre la parrilla que estaba a muy poca distancia del fuego unos 20 palitos a la vez que cada tanto iba hidratando con un aliño.

Cordero en proceso de cocción
Finalmente estuvo listo! Seba recibió su ramita con 3 trocitos de cordero. Ahí vino la foto, el primer mordisco y… el veredicto: rico aunque un poco picante.  Pese a que no me gusta el cordero –salvo que su sabor esté muy oculto en un curry indio- también lo probé, y como era de esperar no obtuvo mi aprobación. Para Seba fue aceptable.

"Meeeee, no me comas Seba" 

La siguiente elección fue mía: tofu. Habíamos probado el que venden en dietéticas y el barrio chino como si fuese un queso fresco, asado, y en milanesa sin encontrarle la gracia. Antes de viajar habíamos visto una serie de programas del cocinero Máximo Lopez May recorriendo China donde se hacía especial mención al tema comida, incluyendo el tofu. En uno de los episodios, tras comer unos trocitos de este derivado de la soja emitió un orgásmico “mmm, muy bueno” que nos decidió a darle otra oportunidad. 

Nos acercamos al siguiente puesto del que nos llevamos un recipiente de cartón con trocitos de tofu salteado con ciboulette y ají molido. Con gran expectativa llevé uno a mi boca, viniendo segundos después la decepción. No era feo, aunque si un poco picante, pero la verdad es que a pesar de todos los condimentos y la fritada no habían conseguido darle sabor al soso tofu. Seba también participó de la cata llegando a una conclusión similar. Definitivamente parece imposible darle sabor a esta fuente de proteínas vegetal tan difundida en ese país.

Tofu

Tras comer la mitad del plato le bajamos el dedo del tofu. Qué hacer con el resto? Habiendo mujeres pidiendo en la calle nos dio lástima tirarlo a la basura; tal vez alguien podía aprovecharlo y hasta disfrutarlo. Mientras Seba hacía fila para comprar la siguiente comida me fui a buscar a alguna de estas señoras. Barrera idiomática de por medio, le ofrecí el platito a lo que obviamente dijo que no y me hizo la seña de lo que quería era dinero… Así que lo tiré a la basura, y se quedó sin tofu y sin dinero.

Volví con Seba que aún estaba esperando para retirar uno de los productos que junto con los pinchos de cordero apostaría a decir que eran los más populares: un roujiamo o rou jia mo. Cuando llegó nuestro turno en el mostrador pudimos ver como el cocinero tomaba un trozo de carne, lo picaba a cuchillo y… cuando estaba a punto de llegar el baño de picante le hicimos un gesto de “no”. Luego puso la carne dentro del pan pita y nos lo entregó.

Seba a punto de entrarle al roujiamo

Al probarlo comprobamos el por qué de la larga fila que hicimos. Sin dudas lo mejor de la noche! A pesar de no tener las especias picantes era muy sabroso, tierno y con una buena proporción de carne y pan. Recomendable!

Si están por Xi'an, no dejen de caminar el barrio musulmán y hacer una degustación de su gran oferta de comida callejera. Sin dudas, hacer una comida ahí es un must

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