By Sole
El día siguiente amaneció soleado, prometía ser un gran día. Como teníamos planificado, nos fuimos a Concordia, ciudad que está a unos 33 km, a pasar parte del día y almorzar. Lo que restaba del sábado, domingo y la mañana del lunes lo pasamos en Yeruá.
El día siguiente amaneció soleado, prometía ser un gran día. Como teníamos planificado, nos fuimos a Concordia, ciudad que está a unos 33 km, a pasar parte del día y almorzar. Lo que restaba del sábado, domingo y la mañana del lunes lo pasamos en Yeruá.
Qué hicimos todo ese tiempo?
- Descansamos!
Si hay algo para lo que se presta Yeruá, es para descansar. Si están
estresados, cansados de la ciudad, los piquetes, y los ruidos molestos, este es
el lugar indicado! Nos levantábamos con el canto de los pájaros, que era lo
único que escuchábamos mientras desayunábamos en el porche de la casa. Apenas
si pasaba un auto, menos aún alguien caminando. Nada de gritos, bocinazos,
frenadas ni gente gritando. Ideal para sentarse a tomar mate, pensar, leer,
etc.
En verano, fundamental tener una piletita para descansar y
al mismo tiempo sobrevivir al calor extenuante de la zona.
Amanecer en Yeruá. |
- Intentamos
pescar desde la costa. No pescamos nada en 3 días!!! Existen zonas, públicas y
privadas –camping-, desde donde se accede a la costa del río Uruguay, en cuyas
aguas es posible pescar dorados, bogas y tarariras, entre otras especies.
Nosotros fuimos un par de veces al sector que era público y no conseguimos
sacar nada!
- Intentamos
pescar embarcados. El último día contratamos una excursión de pesca en “Puerto
Yeruá Pesca”. Sólo por el hecho de haber subido a la lancha, me incluyo en la
excursión; únicamente me limité a sacar fotos y tomar sol en las 4 horas que
estuvimos dando vueltas por el río. Navegamos
hacia distintos puntos del mismo donde la ecosonda de la lancha indicaba que
había peces, permanecimos un rato en cada uno de estos lugares, y nada. También
intentaron haciendo trolling, y tampoco resultó. Saco como positivo del día,
que había sol y con las ropa que habíamos llevado no sentimos frío, y que no me
maree ni tuve nauseas cada vez que la lancha desaceleraba y se balanceaba
producto de las olas generadas por el movimiento previo de la embarcación.
Además, durante el recorrido, tuvimos una linda vista tanto de la costa uruguaya
como argentina.
- Caminamos
por el pueblo. El domingo, después de desayunar nos fuimos a recorrer el
pueblo. Hasta ese momento sólo lo habíamos visto desde el auto, así que esa mañana
decidimos caminarlo, que es la manera en que mejor se conoce un lugar. Salimos
hacia la zona “céntrica” tomando algunas referencias, como el cartel de la
despensa más cercana, para no perdernos y poder regresar ante la ausencia de
carteles indicativos del nombre de calle, al menos donde nosotros estábamos.
Cuando llegamos a la zona más civilizada descubrimos que las calles céntricas,
sí tenían nombres. Los primeros metros nos dió la sensación de estar en el
campo. Nos cruzamos con terrenos con vacas, ovejas, gallinas y hasta una mula,
que se acercó a la cerca cuando pasamos.
También nos saludaron algunos perros
callejeros, incluido flacucho que estaba recostado junto a otro can en la
puerta de una casa. Parecían ser perros de todos, pero a la vez de nadie.
Seguramente reciban comida y algo de afecto de todos los vecinos, lo que no sé
si alguien se ocupa de llevarlos a la veterinaria, vacunarlos, etc. Dicho sea
de paso, pasamos por la puerta de varias despensas, y en una había un cartel
que indicaba que ese día iba a estar “atendiendo la veterinaria”.
Dimos una vuelta por la plaza principal, que estaba muy bien
arreglada, con el pasto cortado, e incluía juegos para niños y un pequeño
anfiteatro. Como corresponde, frente a la plaza: la iglesia. Como era domingo
por la mañana había misa en la pequeña Iglesia San Isidro Labrador; nos limitamos
a mirarla desde afuera.
Seguimos caminando hacia el lado del río, donde está
emplazado el Complejo Puerto Yeruá de Bungalows. Barranca abajo había una especie
de camping municipal con parrillas y techitos, estacionamiento y bajada de
lanchas. Realmente un lugar muy bonito.
En el regreso hacia nuestra casa, intentamos comprar pan,
pero… el único local que tenía la inscripción “Panadería” - La Potota- estaba cerrado!!! Me costó creer que algo que
se llama panadería estuviese cerrado un domingo a las 11 de la mañana! Optamos
por comprar pan en la despensa, donde teníamos que ir de todas maneras a
comprar víveres para el almuerzo. Nos llamó la atención la variedad de
productos que vendían en ese lugar: golosinas, lácteos, vegetales, frutas,
productos de almacén, gaseosas, bebidas alcohólicas –incluido Cerveza Guiness-,
figazas y productos de regalería. Super completo, y a precios que no nos
parecieron una locura.
Emprendimos el regreso, por las pocas calles pavimentadas de
la zona más céntrica, continuando con las de ripio con canto rodado, que eran
las predominantes del lugar.
- Caminamos por pequeñas selvas en
galería al costado del río. En las inmediaciones del río existen pequeños
senderos, que no creo que tengan más de 500 metros de extensión, que transcurren
en selvas en galería. Muy recomendable, sobretodo si uno va con niños para
tomarlo como “un viaje a la selva”, aunque sin animales. A diferencia de las selvas en galería que
habíamos visto en el Palmar, acá no había excrementos que indicasen la
presencia de carpinchos.
- Comimos! Eso nadie lo puede negar!
Hubo pizza, asado, picada, fideos, y hasta tarta y empanadas del “Comedor”.
Cuando pasamos cerca del galpón que tenía ese cartel al principio pensamos que
se trataba de un comedor comunitario, pero después averiguamos que era el restaurant, que vendía comida para llevar. Cuando fuimos sólo
había tarta de jamón y queso, y empanadas de carne, a un precio super accesible
y de buena calidad. Hay que ajustarse a lo que hay!
A falta de panadería para comprar facturas, de casualidad
encontramos pastelitos. El domingo a la tarde mientras dábamos una vuelta con
el auto descubrimos en una esquina a una señora que vendía pastelitos de
membrillo, batata o dulce de leche, que estaban expuestos sobre un caballete en
la vereda. Ricos.
Conclusión: Es un lugar ideal para los que quieran desconectarse de la rutina, descansar, pescar,
y disfrutar un asadito o aunque sea unos mates con pastelitos en familia.
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