domingo, 19 de febrero de 2017

Legacy Cruise y sus infinitas actividades (parte 2)

By Sole

25 de Octubre 2015



Buenos días Halong Bay!
Antes de las 6 ya estábamos despiertos. Seguíamos con el reloj biológico adaptado al ciclo luz- oscuridad del lugar. A las 6:30 hs ya estábamos en la cubierta del barco listos para proseguir con las actividades del día que arrancaban con la “clase de Tai chi”.

Amanecer en Halong Bay

Uno de los marinero polifuncionales vestido con un pantalón y chaqueta blancos estaba a cargo de la clase; de un momento a otros se había convertido en el gran maestro de tai chi. Cuando llegamos sólo había dos alumnas (las dos chicas de Malasia con las que habíamos compartido el almuerzo el día anterior). Seba no se animó, y se quedó sentado en una reposera. Yo me quité las zapatillas y me uní al grupo que tenía un factor común: la incoordinación! Menos mal que nadie filmó esa clase... Por momentos ni siquiera podíamos determinar si teníamos que levantar el brazo derecho o izquierdo, y ni hablar de la brusquedad y torpeza en los movimientos que debían ser suaves y armoniosos siguiendo la música de fondo. A pesar de todo fue una actividad relajante, y sirvió para ir despertando poco a poco todos los músculos del cuerpo. Tal vez cuando esté más entrada en años lo considere como actividad...

Clase matutina de Tai chi

Un ratito después que concluyó la sesión de actividad física sirvieron el desayuno. Una vez más estábamos famélicos; al cenar tan temprano el tiempo que trascurría entre la cena y el desayuno era demasiado largo. Coincidimos en la mesa con la chica australiana, a la que se sumó otra trotamundos pero de Alaska. Nunca me había cruzado con alguien de esos lares. Yogurt, omelette de tomate, huevos fritos, tostadas con manteca y mermeladas, bananas, té y café fueron muy bien recibidos por todos! No éramos los únicos que estábamos muertos de hambre…

A desayunar!!!

Para ese momento el barco ya había comenzado a moverse haca Bai tu long bay con un panorama muy parecido al previo con múltiples islas con aspecto de montaña rocosas; lamentablemente la bruma matinal le quitaba parte del encanto al paisaje.

La invasión de la bruma

Ni bien terminamos de desayunar, subimos a la lancha y partimos hacia la última actividad programada: visita a Vung Vieng floating fishing village. Bajamos en un embarcadero flotante donde asistidos con un mapa de la villa flotante Jack nos explicó como estaba formada la misma, y que teníamos la suerte de aún poder visitar el lugar puesto que el gobierno estaba trasladando a los habitantes a tierra firme. La aldea estaba conformada por varias plataformas flotantes donde estaban emplazadas las humildes casas de los pescadores y la escuela a la que asistían los niños del lugar. Aparentemente desde 2014 había comenzado el realojo de los moradores a tierra firme con la excusa de disminuir la contaminación y brindarles un lugar más seguro para vivir evitando los riesgos de las tormentas e inclemencias climáticas. Al momento de nuestra visita alrededor de un 30% de la población ya había abandonado las casas.



Desde esa plataforma embarcamos en un par de botes de bambú que eran conducidos por habitantes del lugar –uno de los trabajos que tenían para sobrevivir más allá de la pesca y cultivo de perlas-. Lentamente fuimos recorriendo la zona, pasando junto a las isletas artificiales donde se distribuían las pequeñas casas en grupos de 4 o 5. Algunas parecían estar deshabitadas avalando la información que nos había dado previamente Jack. Una me llamó particularmente la atención porque tenía hasta perro y canario; una familia feliz diría Seba. Imagino que antaño debe haber sido un lugar bellísimo y muy tranquilo para vivir, perdiéndose ese encanto con tanto aflujo diario de turistas.

Aldea flotante 1

Aldea flotante 2





El recorrido finalizaba en un criadero de perlas. Cual tienda de productos de mármol en India, había terminado en una tienda donde había dos artesanos “trabajando”. Más allá de lo comercial, me resultó interesante la muestra de cómo implantaban una a una las perlas de plástico en ostras que posteriormente colocaban en canastos en el agua. Aparentemente con el tiempo se iban depositando sedimentos alrededor de las mismas culminando en una perla preciosa. Luego de recorrer la sala donde estaban los hombres haciendo los implantes, el camino nos llevó hacia un gran salón donde estaban expuestos los collares, anillos y pulseras con incrustaciones de las mimas. Hace falta aclarar que salimos raudamente antes que alguien intentara vendernos algo?
Salimos tan rápido que no tengo idea si alguien del grupo compró algo, pero sinceramente no lo creo. Nuestro grupo estaba conformado en general por jóvenes que viajaban con poco presupuesto, y no eran justamente el target de la tienda.

Cultivo de perlas

Minutos después estábamos regresando al barco, esta vez para hacer el check out. Habiendo estado menos de 24 horas en el camarote, el desalojo fue rápido. Durante el regreso al puerto tenía que quedar todo impecable para recibir a los siguientes pasajeros.
Dejamos el equipaje en un costado y nos fuimos a la cubierta a descansar y disfrutar del paisaje. El descanso fue interrumpido cuando a las 11 horas nos invitaron a pasar al comedor para degustar el almuerzo que consistió en ensalada de pepino y zanahoria pero con trocitos de chilli, spring rolls fritos rellenos con vegetales, trocitos de pescado a la romana, repollo salteado, carne de cerdo picada envuelta en hojas verdes (seguramente tenía algún nombre más glamoroso que mi descripción), salteado de pollo con cebolla y el infaltable arroz. A pesar del horario teníamos hambre porque habíamos desayunado tempranito y no habíamos colacionado. Una vez más estuvo bien! A esa altura ya estábamos en las inmediaciones del puerto; íbamos a permanecer ahí hasta que llegase el micro con los próximos pasajeros, alrededor de las 12 hs.

Durante la comida nos dieron un sobre para que dejemos la propina para Jack y la tripulación. Mientras estábamos en medio del debate de cuanto dejar ya que no teníamos ninguna referencia de cuento era lo correcto dejar o no, llegó la hora de pagar las consumiciones. Sorpresaaaaa!!! El día previo habían olvido explicar cómo era la política del “happy hour” en el barco… en lugar del clásico 2 x 1 era 3 x 2, o sea se compraban 2 tragos o cervezas y el tercero era gratis. Así que terminamos vivenciando un “momento timo”. Terminamos pagando u$ 7 por los tragos y u$ 2,5 por las cervezas,y nunca vimos ni el tercer trago ni la tercera cerveza... Como todo fluye y se redistribuye la tripulación se quedó sin propina y el dinero se destinó al scam. Recomendación!!! Siempre que haya un “happy hour” o un “lo pagas cuando haces el check out” hay que dejar las cosas bien en claro desde un primer momento para evitar este tipo de situaciones desagradables!!!

Unos minutos después desembarcamos y nos acomodamos en el bus que ya estaba esperándonos. Emprendimos así el regreso por la ruta de plantaciones que incluían bananos y water buffalos que trabajaban en el área, cementerios, casas con banderas de Vietnam, y los clásicos puestos ruteros de estatuas de jardín. Justamente en el lugar donde hicimos la parada había varias de estas figuras decorativas, de los tamaños, materiales y formas más variadas que uno pueda imaginar incluidos budas con tetetas y la virgen María.



Aprovechamos la parada para estirar las piernas, mientras parte de nuestros compañeros comían snacks como si no hubiesen almorzado –papas fritas, gomitas y Coca Cola al por mayor-. Como suele suceder con las excursiones el regreso se hizo eterno!!! Como niños terminamos jugando a ver quien encontraba la moto que transportase el objeto más extraño. Fue sin dudas una actividad muy curiosa, y no tardamos en encontrar motos con cañas de unos 2 metros –colocadas en sentido transversal-, bolsones de alimentos, una escalera, sillas, sillones, vidrios, espejos, TV plasma, 5 personas (2 adultos + 3 niños pequeños)… pero el premio se lo llevaron los dos jarrones de cerámica de unos 1,5 metros de alto colocados uno a cada lado de la motocicleta. La capacidad de estos ciclomotores desafía la imaginación!

Unos minutos antes de las 17 horas estábamos haciendo el check in en el hotel. Íbamos a tener algo de tiempo para recorrer Hanoi antes de que anocheciera.

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