By Sole
Domingo
19 de octubre
A las
6:30 hs estábamos listos para el último desayuno, que además de lo habitual
incluyó huevos revueltos y bacon.
Cincuenta
minutos después ya estaba todo lavado y guardado, y hasta ya estábamos sentados
en el camión rumbo a Solitaire. Desde este paraje partía la excursión al centro
de conservación de Cheetahs “Na’ankuse Namib Conservation Centre”, la última
actividad del tour.
Antes
de ver a las Cheetahs tuvimos que firmar el último indemnity form del viaje;
esta vez éramos responsable por los ataques de estos felinos… Habiendo puesto
el gancho nos ubicamos en un camión abierto de safari junto a gente que otros
tours y una bióloga que nos fue explicando con mucha pasión en qué consistía el
proyecto.
Íbamos
a visitar una reserva habitada por seis cheetahs que no era re-insertables en
la naturaleza ya que estaban acostumbradas a ser alimentadas por humanos. Al
liberarlas estaba el riesgo que ante la frustración de no tener alimento
ataquen a autos, granjeros y a sus animales –de hecho una de los ejemplares
llegó ahí luego de que un granjero que había perdido parte de su ganado llamase
a la organización.
En este
lugar son alimentadas una vez por semana con un trozo de cebra o kudú que es lo
que comerían de estar libres en la naturaleza. Cada tanto aparece su instinto
cazador y se comen un ratón, ardilla o algún monito tonto que traspasa el
alambrado.
Los
animales, que viven dentro de un gran terreno cercado a corta distancia de Solitaire,
tienen colocado un collar que permite su rastreo. Tras ingresar en el predio la
guía sacó el rastreador en busca de señal en los alrededores; tras andar unos
cuantos minutos encontramos a la primera cheetah!
Rastreando cheetahs! |
Se trataba de una hembra
solitaria que cuando vio al camión se acercó corriendo buscando comida. Me dio
un poco de miedo ver a ese animal acercarse a toda velocidad!!! En ese entonces
la guía ya estaba fuera del camión con un palito en la mano hablándole al
felino como si fuese un perrito. “Good girl” le dijo un par de veces; solo
faltó que le acariciara la cabeza. Al ver que no había comida, perdió interés y regresó hacia donde estaba, resguardándose en la sombra de un arbusto.
Si no hay comida me voy... |
A
seguir la búsqueda! Unos metros más adelante aparecieron las otras dos hembras
del grupo, madre e hija. Nos contó que la madre era un tanto rebelde y evasiva,
y era la única no rastreable porque hacía un tiempo se había quitado el collar;
sin embargo era fácil de encontrar porque solía estar siempre con su pequeña
Rusty –una conducta que no es normal en la especie. Sólo la vimos a lo lejos.
La hija
en cambio está acostumbrada al contacto con los humanos, y en particular al de
la bióloga que la trataba como si fuese su mascota. Cuando se acercaba
manifestó su gran preocupación por el bienestar de la pequeña que la noche
anterior había sido atacada por los de los machos; se mostró muy aliviada al
comprobar que se encontraba bien.
En busca de su "little girl" |
En ese
momento nos indicó que podíamos bajar del truck. Había que confiar en la que
sabía… Caminamos lentamente y nos acercamos a una distancia prudencial para
sacar fotos. Rusty nos miró sin mayor interés y permaneció recostada debajo de
un arbolito.
Seba y Rusty |
Pronto
se fue haciendo la hora de regresar; no había tiempo para buscar a los tres
machos que completaban el grupo. Nos contó que estos estaban castrados ya que
estaba prohibida la reproducción entre los animales que vivían en cautiverio
para evitar las enfermedades genéticas.
Culminado
el recorrido volvimos a Solitaire donde cambiamos de vehículos y emprendimos el
regreso. En el camión nos esperaba una generosa porción de apple pie de la
panadería alemana del lugar.
Simplemente delicioso!!! |
Volvimos
por las montañas de Naukluft pasando apenas por un par de pueblitos muy
pequeños. Antes de llegar a Windhoek hicimos una corta parada en Rehoboth una
pequeña ciudad –la más importante por la que habíamos pasado en el día-. Dada
la cercanía con la capital es un lugar donde vive bastante gente ya que el
costo de vida es menor. Inicialmente fue un pueblo habitado por el grupo étnico
Nana y los “colours” desplazados de Sudáfrica por su condición de mestizos.
Durante
la parada estuvimos en una estación de servicio donde nos llamó la atención la
fisonomía de los empleados que eran pequeños hombrecitos que con suerte
llegaban al 1,60 metros y 50 kg, y tenían caras muy particulares –parecían
salidos de un libro de patologías genéticas. Tal vez formaban parte de una
misma familia, tal vez eran la consecuencia de la reproducción endogámica de
los primeros pobladores…
Una
hora después llegamos a Windhoek donde fuimos despidiéndonos de los compañeros
que bajaron en distintos alojamientos quedando sólo acompañados de la pareja de
honeymooners que también se iban a alojar en el hostel Chameleon donde concluía
el tour. Nos despedimos de Abel y Phillips luego de sacarnos una foto con ellos
y fuimos a hacer el check in siéndonos asignada la habitación “Kudu”.
La despedida |
Kudu room |
Nos
acomodamos un poco y nos dispusimos a salir. Cuando el encargado del Hostel nos
vio nos mandó de regreso a la habitación a dejar las mochilas, y nos recomendó salir sólo con
la llave y una bolsita con lo indispensable en la mano; según sus palabras
Windhoek no era un lugar seguro para caminar.
Era
domingo 15:30 hs; cuando salimos comprobamos con nuestros propios ojos la
soledad de los alrededores. Apenas nos cruzamos con un par de personas, sin
contar tres rubios con aspecto de turistas con bolsas de super en la mano, el
resto eran negros y no tenían el mejor aspecto. Caminamos hacia el shopping
donde estaba el supermercado; para nuestra sorpresa cuando llegamos todos los
locales estaban cerrados salvo el “Pick n’ Pay”. Aparentemente a las 15 hs se
había acabado la vida en el lugar, y el supermercado iba a cerrar a las 18 hs.
Compramos un par de productos para hacer una ensalada a la noche y una bebida
sabor “Marula”, una fruta de la región; íbamos a cenar en el Hostel.
A pesar
de la poca gente y las advertencias decidimos caminar un par de cuadras para
sacarle una foto a una iglesia que nos había gustado. Cuando avanzamos hacía
ahí nos encontramos con la calle cortada por un par de patrulleros y un acto
político del partido gobernante –SWAPO- en la plaza delante la iglesia. En el
momento que llegamos había un espectáculo musical y la gente estaba vestida de
rojo, verde y azul –los colores de la bandera del país, y del partido
gobernante. Pasamos por un costado del parque evitando a la gente, sacamos la
foto y regresamos encontrándonos en el camino con un puesto de “artesanos” que ya estaban recogiendo sus mercaderías. Vendían exactamente lo mismo que en
Sudáfrica, las artesanías debían estar hechas al por mayor, sólo les faltaba el
cartelito “Made in China”.
Christ Church |
Pasamos
el resto de la tarde en el hostel escribiendo, poniéndonos al día con Internet
y descansando. Cenamos tempranito y nos fuimos a dormir porque al día siguiente
teníamos que madrugar para ir al aeropuerto.
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