viernes, 31 de mayo de 2013

Colón: La tormenta perfecta!

By Sole

A medida que fue anocheciendo, las oscuras nubes fueron cubriendo el cielo. La lluvia anunciaba su llegada de un momento a otro.
Eran las 9 de la noche, estábamos en nuestra cabaña cocinando la cena, pizza. El calor era sofocante, sumado al calor ambiental con el que habíamos convivido todo el día estaba el que despedía el horno. Teníamos abiertas las ventanas por donde entraba una suave brisa proveniente del este. Reinaba la calma...

De repente, fuimos sorprendidos por un fuerte viento proveniente del oeste. Volaban las cortinas, los árboles y plantas que veíamos por las ventanas se zarandeaban de un lado a otro. En medio del vendaval comenzaron a caer las primeras gotas, que en pocos segundos se convirtieron en cataratas que caían desde el cielo.
Ahí estábamos, a metros del arroyo, en una cabaña que no tenía persianas, solo los vidrios de las ventanas nos separaban del exterior. Cerramos todo lo que pudimos, pero el ruido del viento y la lluvia era intenso. El espectáculo era tal, que en un momento Seba decidió ponerle fin y cerró las cortinas mientras decía "Solo falta George Clooney y tenemos la tormenta perfecta"...

Con un nudo en el estómago nos dispusimos a comer la espectacular pizza con provolone que había amasado con mis propias manos. La comida había pasado a un segundo plano y creo que comíamos mecánicamente sin prestarle demasiada atención.

Haciendo honor a mi neurosis "por las dudas" agarré mi pequeña linterna y sacamos del cajón unas velas que habíamos visto el día en que llegamos. No vaya a ser que nos quedemos a oscuras... y qué pudo pasar? Se cortó la luz!!!

Terminamos de cenara las luz de las velas; podría haber dicho románticamente, pero creo que terroríficamente es la palabra más adecuada.
Cuando nos paramos, notamos que el piso estaba mojado... terminaríamos tapados por el agua? Hicimos el recorrido del agua y vimos que las ventanas del living no eran totalmente herméticas y a pesar de estar cerradas filtraban. Hicimos un recorrido por la cabaña y descubrimos que lo mismo estaba sucediendo en el dormitorio. Llovía afuera y se inundaba adentro.
Para este momento ya serían las 10 de la noche, pero la lluvia y el viento parecían no tener intenciones de amainar, seguían tan vivos como en el primer momento. Ni nos atrevíamos a mirar para afuera, igual poco podríamos haber visto porque todo el complejo estaba en la oscuridad.

Qué podíamos hacer? Era de noche, sin luz, sin electricidad, encerrados en una cabaña permeable, en medio de una tormenta... A la luz de las velas nos lavamos los dientes y nos fuimos dormir, o al menos a realizar el intento, esperando que al día siguiente no amaneciésemos flotando con la cama en el arroyo!

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jueves, 30 de mayo de 2013

Parque Nacional El Palmar (parte 2)

By Sole

Retornamos al inicio del sendero haciendo el mismo recorrido que habíamos hecho previamente. Cerca del estacionamiento, había un banco de madera donde nos dispusimos a recargar energía con las provisiones que habíamos llevado. Todo el tiempo que estuvimos sentados un pájaro acostumbrado al contacto con los humanos nos atosigó! Si íbamos hacia el auto, enseguida lo teníamos caminando por el techo del mismo, volvíamos al banco, él también venía. Cuando finalmente regresamos al auto para continuar con el paseo, desapareció!
Volvimos al camino principal, dirigiéndonos hacia el sitio histórico y la playa, donde estacionamos.
A pocos metros ya se veían las ruinas de la Calera del Palmar de origen jesuítico que estaban delimitadas con vallas y/o alambres seguramente para evitar un mayor deterioro. Pasando esto ya se veía la playa y el río Uruguay. Había unos bancos con vista la costa que en ese momento tenían la sombra, ideales para sentarse a tomar mate.

Ruinas de la Calera

Decidimos dejar el auto en este lugar y emprender el sendero que comunicaba con el Centro de Visitantes, que en un punto se bifurcaba permitiendo hacer una caminata entre los árboles o ir bordeando río pasando por diferentes cañoneras. Fuimos por uno y volvimos por el otro.
En el área del centro de visitantes, había algunas cabañas, una zona para acampar, una proveduría con precios abusivos, y un galpón con infografía sobre la flora y fauna del lugar.
Seba que ya había visitado el parque en reiteradas oportunidades me había advertido sobre la presencia de vizcachas y largatos overos. De las primeras no vimos ninguna, pero de los segundos, sí! 
La temperatura había ascendido bastante haciendo inútiles los termos; el agua que habíamos llevado estaba caliente! Como queríamos tomar algo frío, bajamos la cabeza y sucumbimos ante el monopolio del lugar, comprando una bebida en la proveduría. Nos sentamos en unos de esos bancos con mesa de cemento característicos de los campings, y nos hidratamos. A unos 2 metros teníamos una tapa de cemento bajo la cual debía haber un pozo. Yo que no soy muy amiga de la fauna estaba super atenta, mirando para todos lados porque no quería tener contacto alguno con esos lagartos que había visto en fotos. "Seguramente debajo de esa tapa vive un lagarto, espero que no salga!", vaticiné. Como no podía ser de otra manera a los pocos minutos el bicho salió de su guarida. "Ahhh!!! un lagarto!!!", fue lo que grité apenas lo ví, alertando a Seba la presencia de ese horrible monstruo prehistórico. Enseguida levanté mis pies del suelo, mirando atentamente, dispuesta a correr ante cualquier acercamiento del lagarto. Una verdadera valiente!!! Sabía que no me iba a hacer nada, pero igual me generaba repulsión.

Lagarto saliendo de su casa
Al ratito se dio media vuelta y volvió a su escondite. No le interesó lo que sucedía en el exterior.
Dimos una vuelta más por el lugar viendo si había algo más para hacer. Caminamos hacia el inicio del sendero El Mollar, el cual no recorrimos por desconocer si estaba habilitado o no, dado que en la entrada al mismo había una barrera (tal vez solo era para impedir el tránsito vehicular). Cuando ingresamos al parque nos informaron que el camino al Mirador del arroyo Los Loros no se encontraba habilitado, pero nada sobre este.
Cerca de la entrada al sendero el Mollar, de un gran caño salió un gran lagarto, que me produjo aún más rechazo que el anterior. Seba muy entusiasmado quería acercarse para sacarle fotos, mientras que yo cada vez me alejaba más. Luego de hacer su aparición, caminó unos metros por el pasto hasta llegar a una zona soleada donde se quedó quieto asoleándose.


Lagarto tomando sol
Volvimos por el camino de las cañoneras hacia el auto. En el trayecto vimos 2 "hermosos" lagartos más.

Vista desde una cañonera

Aun era temprano y el día estaba divino. Decidimos volver al estacionamiento del mirador de La Glorieta, pero esta vez manejé yo! Había muy pocos autos, lo que lo hacía un bueno lugar para el hacer uso del casi inutilizado registro de conducir. Sin chocar, pisar humanos ni carpinchos, recorrí todo el camino principal hasta llegar a la entrada. Ups!!! tan concentrados estábamos en lo que yo estaba haciendo frente al volante que no vimos la entrada al mirador. Media vuelta. De nuevo el mismo caminito hasta llegar al lugar que nos habíamos puesto como destino. Tomamos unos mates y las nubes nos advirtieron que era una buena idea volver a Colón. Había lluvias anunciadas para esa noche...

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miércoles, 29 de mayo de 2013

Parque Nacional El Palmar (Parte 1)

By Sole

Colón amaneció soleado, prometía ser un lindo día. Dado que habíamos escuchado que el pronóstico del tiempo anunciaba lluvias para el día siguiente, decidimos ir ese mismo día al Parque Nacional El Palmar.
Nos levantamos temprano como de costumbre, desayunamos y emprendimos viaje. Tomamos la ruta nacional 14 y recorrimos los 45 km que nos separaban del parque.
Pagamos los $20 de entrada (por cabeza), y nos dieron un mapita rudimentario del parque con los senderos por los que podíamos transitar; el camino al Mirador del Arroyo Los Loros se encontraba cerrado.
Fuimos por el camino principal hasta el sendero vehicular que nos llevó al Mirador de la Glorieta, a 6 km de la entrada. A medida que nos fuimos internando en el parque, rumbo hacia el río Uruguay, la cantidad de palmeras Yatay fue incrementándose. Como el nombre del parque lo indica, esta palmera es la vedete del lugar. Hay miles y miles de ejemplares distribuidos en las 8500 hectáreas. Lo que me pareció curioso fueron los carteles que decían que se realizaban "quemas controladas"; según información de folletos, el fuego favorece a la especie permitiéndole crecer sin competencia con la vegetación herbácea.



Sendero al Mirador de la Glorieta: luego de dejar la ruta principal recorrimos unos metros de doble circulación, hasta que el camino se bifurcó haciéndose mano única. Antes de llegar al Mirador, hicimos una parada para recorrer una pequeña selva en galería. Cuando descendimos del alto ya comenzamos a sentir el intenso calor; el cielo estaba completamente despejado, no había ni una nube. Nos esperaba un día caluroso...
De regreso en el auto, recorrimos unos metros más y llegamos a una zona plana, con bancos de madera, un cartel informativo de la flora y fauna local y gran cantidad de espacio para aparcar el auto.
Descendimos nuevamente y recorrimos a pie el sendero interpretativo de cerca de 1 km, que bordeaba el arroyo El Palmar, pasando por regiones de selva en galería en las proximidades del agua. En estas galerías la temperatura era francamente inferior a la del resto del lugar. 



A pesar de toda la fauna que existía en el lugar según el cartel, no vimos nada!!! En realidad no vimos nada más que signos indirectos de los animalitos. Huellitas??? No!!!! Heces de animales!!! De la misma manera que había carteles con los nombres de los animales y sus huellas, también debería haber habido uno que relacionara heces con sus dueños!!! Estoy 99,9% segura que todos los desechos que vimos en nuestro camino eran de carpincho!!! Por la cantidad de excremento que vimos debía haber una gran familia de estos animales. Si uno hace una búsqueda en internet descubre que hay gente que se dedica a estudiar el tema, y hay trabajos en los que calcular la población de carpinchos en base a la cantidad de heces encontradas.



Volvimos al camino principal, para hacer el 2º desvío hacia el Mirador del Arroyo El Palmar, ubicado a 9 km de la Portada. Parte del sendero vehicular estaba bordeado por terrenos bajos con aguas.
Seba iba manejando tranquilamente, a baja velocidad por las características del terreno,  cuando de repente vemos algo marrón, en el medio del camino. "Mmm, qué es eso???" nos preguntamos. Aminoró un poco más la marcha quedando a unos 40 metros del animal. Era un carpincho!!! El animal caminaba lo más tranquilo, sin ningún apuro de un lado a otro del sendero; ninguno de los autos que tenía enfrente en ese momento lo amedrentó!
Tras el encuentro cercano con la fauna del lugar, llegamos al Mirador donde nuevamente estacionamos el auto, y descendimos para hacer una caminata, un poquito más larga que la anterior.
Recorrimos unos cuantos metros de terreno con muy poca vegetación, más que nada pasto y algunos yuyos, rumbo al arroyo. La cantidad de excremento que tuvimos que esquivar fue increíble!!!! Carpincho ninguno más, pero señales indirectas de una gran población muchas!!!! Luego volvimos a ingresar en una zona de galerías para terminar en un terreno con piedras que bordeaba el arroyo. Un lugar hermoso con mucha paz.



lunes, 27 de mayo de 2013

Colón, una visión general

By Sole

Noviembre de 2011

Nos hicimos una escapada a la ciudad entrerriana de Colón!

Salvo el tramo entre Concepción del Uruguay y Colón, todo el camino desde capital fue en autovías con más de un carril por sentido de circulación, lo que hizo que el viaje fuese un poco más tranquilo que en las rutas de doble mano llenas de camiones como la odiosa 3.
Llegamos a la tardecita, con un día despejado, soleado de bastante calor. Dimos una vuelta por el pueblo en auto, y luego nos dirigimos al complejo de cabañas donde teníamos una reserva.

Complejo de cabañas Ysyry: luego de mirar muchas cabañas o "bungalows", como se los llama en el lugar, nos decidimos por este complejo, ubicado frente al arroyo Artalaz. Contaba con 10 cabañas, totalmente equipadas, con una buena separación entre ellas, un gran parque con pileta, cancha de fútbol y de voley, un quincho con metegol y mesa de pin pon, y acceso directo al arroyo.
A pesar de no ser fin de semana largo casi todas las cabañas estaban ocupadas. La mayor parte de los huéspedes eran matrimonios con varios hijos de diversas edades.

Complejo Ysyry con nuestra cabaña a la izquierda.

La ciudad: difícil encontrar una palabra que la describa mejor que "pueblo". Por más que se va extendiendo y promueve el turismo como su principal actividad económica, funciona como un pueblo.
Construida frente al río Uruguay, tiene zonas donde en verano hay balnearios, un puerto, una plaza principal y varios campings. Algunas particularidades:
  • Calles mitad ripio, mitad asfalto. Si bien las arterias principales están asfaltadas, la mayoría de las calles secundarias son de ripio. Calor intenso: vuela el polvo; lluvia: nos embarramos...
  • La siesta, sagrada... 2 o 3 de la tarde, la gente desaparece del mundo. Los negocios cierran, circulan menos autos por la calle, los museos y algunas atracciones turísticas cierran.
  • La vuelta al pueblo dominical. Algo que me llamó mucho la atención fue la caravana de autos que hacia una especie de circuito preestablecido frente a la costanera y pasaba por 2 de las calles céntricas principales. Parecía que todo el mundo se había subido al auto, y había salido a dar la vuelta de los domingos a las 17 hs. Cuando nos apartamos de esas calles, era un desierto!!!
  • Reglas de tránsito particulares: los conductores y pasajeros de los autos que deambulaban el domingo en fila, en su mayoría no utilizaban cinturón de seguridad, el mate cebado en el asiento del acompañante era un pasajero más que circulaba dentro del habitáculo, y en algunos casos hasta se veían niños pequeños (de menos de 10 años) en el asiento delantero. Seguramente iban a menos de 20 km/hr, pero siempre es mejor prevenir...
  • El extraño caso de los Renault 12 celestes destartalados: fuésemos a donde fuésemos nos cruzábamos por un Renault 12 celeste en bastante mal estado manejado por adultos muy jóvenes, casi adolescentes, que llevaban la música a todo volumen.
  • Sillas en las puertas de la casa: como en los viejos tiempos conservaban la costumbre de sentarse en las puertas de su casa en sillas plegables (las más frecuentes), plásticas, y algunos hasta de madera. Las mismas sillas plegables, también subían al auto, y  se instalan frente al río Uruguay para disfrutar un atardecer tomando mate.
  • Artesanías: teniendo hasta una "fiesta del artesano", no encontré una artesanía típica. Tal vez los mates con la inscripción "Colón, ER" podría considerarse lo más típico del lugar. En los locales de ventas de artesanías se podía encontrar cualquier cosa: mates, alpargatas, llaveros e imanes para la heladera locales, pero... en igual o mayor cantidad coexistían artículos con llamas, coyas, construcciones norteñas, etc.
  • Alquilo a turistas: el cartel que más se repetía en las calles colocados en todo tipo de viviendas.
  • El noticiero local: el lunes encendimos la tele en un canal local donde estaban entrevistando a un agente de policía que comentaba los delitos, accidentes automovilísticos, etc. de Colón y alrededores ocurridos durante el fin de semana. Me pareció muy loco, las cosas insignificantes que daban como "noticias". 
Estás son algunas de las particularidades del lugar que me llamaron la atención. Creo que si voy a otros pueblos del interior del país muchas de estas cosas se repetirían...

Puerto de Colón

jueves, 23 de mayo de 2013

Ultimo día con un regreso muy argento

By Sole

Mayo 2012

Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina…

Desayunamos como de costumbre y acomodamos las valijas, repartiendo el peso para no exceder los 23 kg en cada una. Para dicha tarea nos ayudamos de la balanza manual que habíamos llevado.
Ese día a las 12 hs comenzaba el “Firenze Gelato Festival”. Ya el día anterior habíamos visto que en la piazza frente a la Chiesa Santa Maria Novella se estaban instalando stands para el evento. Seba se lamentaba de su desgracia!!! El tren hacia Roma salía 11:08!!! 52 minutos antes de que comenzara el Festival, y no iba a poder probar los que decían ser los mejores gelati!!!! Hasta llegó a recriminarme diciendo “Seguro que sacaste el pasaje del tren apropósito a esa hora, sabiendo que comenzaba el festival del helado”. Para la próxima será!!!! Habrá que volver a Firenze a catar gelato.
Hicimos las últimas compras de chucherías en las inmediaciones del Mercato di San Lorenzo, y fuimos a buscar las valijas para tomar el tren.

Festival del Helado de Florencia

Tras 1:30 hs de viaje llegamos a Termini. Aún teníamos algunas horas para pasear ya que el avión salía a las 22 hs. Recorrimos media estación buscando el lugar para guardar las valijas, y finalmente lo encontramos. Las dejamos ahí, y nos fuimos a tomar el metro.
Bajamos en la estación “Ottaviano”, llegando luego de caminar un par de cuadras al Vaticano. Nos había quedado pendiente la visita a la Basilica di San Pietro. Esta vez la fila era un poco más corta, tal vez unos 50 metros menor. Decidimos quedarnos ya que teníamos tiempo, y parecía avanzar más rápido de lo esperado. En un momento un par de personas intentaron colarse, pero fueron echadas. Antes de ingresar a la iglesia pasamos por una máquina detectora de metales y scanner de carteras como si fuese el aeropuerto. No puedo explicar la cantidad de gente que había ahí adentro!!! Eran masas que se movían, peleando codo a codo por un lugar. Una de las obras que nos había motivado a realizar la visita era la escultura de Miguel Angel “La Piedad”. Resultó más pequeña de lo que esperaba y estaba ubicada tras un vidrio a cierta distancia de los observadores. Llegar a la primera fila para verla lo más cerca posible era realmente un desafío, había que ser valiente y estar resignado a recibir codazos y pisotones. La verdad, nos gustó mucho más la escultura de “Moises” en San Pietro in Vincoli, que se puede apreciar de menor distancia y con mucha más tranquilidad.

La Piedad
Recorrimos rápidamente el resto del recinto, que es tan lujoso, tan sobrecargado de obras de arte, que uno no sabe para donde mirar.
Qué hacemos??? Comenzamos a caminar, qué otra cosa mejor se puede hacer en Roma??? Volvimos a recorrer varios de los lugares que habíamos visto al comienzo del viaje, caminando por algunas calles que no habíamos pisado anteriormente. Fuimos hacia Piazza Navona, donde comimos los últimos gelati de las vacaciones sentados en un escalón. También fuimos por los alrededores del Panteón, la Fontana di Trevi, el foro y el coliseo. Hicimos las últimas compras de regalos, y tomamos alguna calle que nos condujo a Termini.
Retiramos las valijas, previo pago de los E10 que nos costó el depósito de los 2 bultos durante 5 horas, y tomamos el Leonardo Express (E30 los 2 pasajes). A diferencia del tren que habíamos tomado en la llegada este era más directo y rápido.
Como es costumbre, llegamos al aeropuerto con algunas horas de anticipación. Hicimos el check in, y fuimos a la ventanilla de devolución de tax. Cuando compramos unos relojes en Swatch nos habían dicho que en el aeropuerto nos iban a devolver un porcentaje de los impuestos. Cuando nos acercamos a la ventanilla vimos que había una fila. Y qué había en la fila??? Orientales! Parece que se estaba por ir un avión hacia Corea, y último minuto se habían acordado de reclamar el dinero. Estaban desesperadas, eran todas mujeres, con las decenas de tickets en las manos, impacientes, intentando acceder primero a las ventanillas. Hasta intentaron meterse delante nuestro, cosa que no sucedió! Con los casi U$S 20 en mano que nos dieron nos fuimos felices!
Para ir a la terminal de la que salía el avión tuvimos que tomar una especie de tren intra-aeropuerto. A pesar de todo lo que habíamos hecho, seguía siendo temprano, así que  nos sentamos en el nuevo hall en un rincón donde encontramos algunas sillas libres. En tanto, cerca de la puerta de embarque más de media hora antes se había comenzado a formar una fila, no sé con qué intensiones ya que los asientos del avión son numerados. Cuando nos acercamos la fila estaba bifurcada y la gente discutía cual era la fila correcta y cuál iba a subir primero. Ya sentíamos que estábamos en Argentina, sin siquiera haber salido de Italia.
De alguna manera subimos al avión, y ubicarnos en los asientos fue toda una historia. Como en cualquier avión comercial, los asientos están identificados por un número de fila y una letra de columna. Hay que ser bastante oligofrénicos (sin ofender a nadie) o estar pasado de benzodiacepinas para no encontrar la ubicación.
Con las neuronas que aún nos funcionaban subimos, encontramos los asientos que teníamos asignados y nos sentamos. Unos minutos después escuchamos una discusión que provenía de una o dos filas para atrás. Había un par de personas estaban ubicadas en 2 asientos, y otras dos paradas en el pasillo que decían tener ese asiento.

- No puede ser, acá dice 25 A y 25 B! Estos son nuestros asientos.
- Imposible, la azafata nos dijo que estos eran nuestros asientos.
- Qué asientos tienen???
- 25 G y 25 H.
- Eso no es acá, es del otro lado.
- Imposible, a mí la azafata me dijo que era acá.

Así se mantuvo un rato la conversación, sin llegar a ningún lado, mientras había gente que se acumulaba en el pasillo por no poder avanzar. Finalmente apareció una azafata con pocas pulgas que ya desde lejos, con cara de traste y quejándose dijo “siempre pasa lo mismo en los vuelos a Argentina!!!” y en 5 minutos, sacó a los que estaban sentados erróneamente y los mandó al otro lado del avión.
Con algo de esfuerzo la gente se fue ubicando en sus respectivos asientos, y el viaje transcurrió tranquilo, llegando a la mañana siguiente a Buenos Aires.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Firenze - Un paseo por la Toscana

By Sole

Mayo 2012

Amaneció nublado pero sin lluvia, lo que nos permitía continuar adelante con nuestro plan. Habíamos dejado ese día para hacer el tour que incluía San Gimignano, Siena, Monteriggioni y cata de vino chianti. Si bien no nos gustan mucho los tours, de otra manera no íbamos a poder visitar todos esos lugares en un día. Habíamos visto un par de brochures en el hostel que publicitaban esta excursión. Simplemente había que presentarse alrededor de las 8:30 o tal vez 8:45 en la terminal de trenes, y contratarla en el momento. Así que nos apersonamos en el lugar y horario indicado. Nos anotamos, pagamos y pocos minutos después estábamos sentados en el bus.
Salimos de Firenze y tomamos la ruta que nos llevaría a San Gimignano, el primer destino. Este es un pequeño pueblo amurallado que se caracteriza por tener 14 torres en muy buen estado de conservación. De hecho, cuando uno va aproximándose, fácilmente lo identifica en la zona más alta de una colina por sus torres que compiten entre sí por ver quién es la más alta. Similar a lo que ocurría en Lucca, las familias adineradas construían estas torres como reflejo de su posición, cuanto más importante y adinerada era una persona, más alta era la torre que construía. La más alta es la Torre Grossa con 54 metros de altura.
Luego de la correspondiente explicación en el micro, nos dejaron casi una hora libre para recorrer el pueblo. Pasamos por la Piazza della Cisterna, la más importante del lugar, que debe su nombre a la cisterna que se encuentra en el medio de la misma, donde los habitantes solían abastecerse de agua.
De ahí seguimos a La Rocca, los restos de un fuerte del siglo 14, desde donde se obtienen vistas privilegiadas del pueblo y alrededores. Las casitas bajas con techos de tejas y las torres por un lado, y los campos parcelados de la toscana con sus diferentes tonalidades, por el otro; bellísimo. Es uno de los “must”!



El resto del tiempo lo utilizamos para recorrer las angostas calles con construcciones antiquísimas perfectamente conservadas con el mismo aspecto que tenían hace más de 500 años. Entramos en varios negocios de souvenirs y hasta compramos un vino chianti para regalar. En varios locales de venta de alimentos, en la puerta tenían jabalíes o cabezas de estos embalsamadas, apuesto a que vendían jamones o salames de este animal en el interior; no entramos a averiguar.
Lo otros negocios que abundaban eran las heladerías, que competían entre ella con carteles que decían que habían obtenido premios al mejor gelato en determinado año. No tuvimos tiempo suficiente para tomar uno, aunque ganas no faltaron.
Este pueblo estaba en el recorrido de la “Via Francigena”. Confesaré que hasta hacer esta excursión desconocía su existencia. Era un camino que iba desde Canterbury (Inglaterra), pasando por Francia y Suiza, y terminando en Roma. Por esta iban caminando peregrinos hacia Roma, pasando por varios pueblos favoreciendo el florecimiento económico de los mismos. Sería un equivalente al camino de Santiago de Compostela.

Siguiente destino: Siena! Llegamos al mediodía. Teníamos un rato libre para comer, y después una visita por el pueblo con una guía local. La guía, con la que veníamos en el micro sugirió un lugar para comer donde ella solía ir habitualmente. Como siempre le escapamos a ese tipo de sugerencias y nos fuimos por nuestra cuenta. Caminamos algunas cuadras y encontramos un supermercado donde compramos pan y jamón crudo para preparar unos sándwich, y algunos irresistibles chocolates amargos, 85% cacao, de Lindt. Almorzamos, y hasta nos quedó tiempo para dar una vuelta.
A la hora acordada nos unimos al resto del grupo, y comenzó el city tour. Entre los puntos destacables del recorrido estaban:
  • El banco Monte del Paschi, creado en 1472, el más antiguo en funcionamiento del mundo.
  • La Piazza del Campo, con su Fuente Gaia o de la alegría, realizada en mármol con relieves de esculturas de temas religiosos. En esta plaza se corre 2 veces al año, el 2 de julio y el 16 de agosto el Palio delle contrade, la tradicional carrera de caballos en la que participan representantes de los 17 distritos o contrade de la ciudad. Diez de los 17 corren cada año: 7 son los que no corrieron el año anterior, y los 3 restantes son elegidos por sorteo. Es un espectáculo que atrae gran cantidad de gente cada año.
  • La Catedral o Duomo, construida en el siglo XII. Su fachada está sumamente ornamentada con varias esculturas, columnas y relieves. Como no podía ser de otra manera está decorada con placas de mármol blanco y verdoso. En la cercanía de esta hay restos de una obra que pretendió ser la base de una nueva catedral mucho más grande, de la cual la actual sería un anexo. La construcción comenzó en 1339, pero unos años después fue abandonada con la epidemia de Peste Negra que azotó Europa.

La entrada a la catedral no estaba incluida en la excursión, así que optamos por tomarnos otro rato libre, alejado del grupo. Caminamos un poco más, por zonas donde no habíamos ido, descubriendo esos pequeños detalles que hacen a las ciudades y que en general se pierden si uno va en un tour mirando sólo los sitios más importantes. Terminamos en la Piazza del Campo tomando un gelato, mientras esperábamos a la gente que había ingresado a la catedral.

Piazza del Campo

La última parada en Siena era una degustación de “pan medieval” y aceite de oliva. En otras palabras, nos llevaron a un negocio que vendía pan, queso y aceite de oliva, donde nos dieron de probar los productos, con claras intensiones de que uno compre. No consiguieron hacer grandes ventas, sólo un par de personas compraron algo.
Caminamos hacia la zona del estadio de Siena Artemia Franchi, en las inmediaciones del cual hicimos una parada técnica, para evacuar vejigas. Luego de que el tour pasara por el toilette seguimos hacia el micro, pasando por una zona más elevada con vistas panorámicas de la ciudad. Tras una nueva parada para sacar fotos emprendimos viaje.
Aún nos quedaba visitar Monteriggioni y la cata de vino chianti. El cielo tenía sectores con nubes, algunas un tanto oscuras que vaticinaban tormenta. Por ahora veníamos zafando de la lluvia.
Monteriggioni es una pequeñísima ciudad circular, totalmente amurallada, donde no está permitido el ingreso de automóviles. Su relevancia radica en que era una de los puntos por los que pasaba la Vía Francigena, y es mencionada por Dante Alighieri cuando describe el infierno en la Divina Comedia.



El micro estacionó en las afueras de la muralla, y caminamos unos 200 metros hasta la entrada. Nos dieron un rato libre para recorrer el lugar. Se podía visitar parte de la muralla, pero no nos pareció muy conveniente, así que nos limitamos a caminar. Mientras recorríamos las pocas calles que tiene el lugar, habrán caído unas 4 gotas de lluvia que no nos detuvieron ni un poquito. También nos resultó un lugar muy bonito.

Siguiente destino: una pequeña bodega en medio de la campiña Toscana. En el lugar nos esperaba una mujer que explicó en inglés e italiano como se fabricaba el vino, al tiempo que recorríamos un sector frío y húmedo donde había algunos barriles de diferentes materiales para el estacionamiento de vinos de diferente calidad. Terminada la explicación, fuimos a un entrepiso donde había una larga mesa con copas y platos conteniendo una feta de jamón crudo, una de salame, aceite de oliva y 2 rebanadas de pan. Nos sentamos delante de los platos, y nos fue sirviendo secuencialmente diferentes vinos. Qué hacía yo en una degustación de vino, si ni siquiera me gusta el vino??? Yo me limité a probar el primero y decirle al oído a Seba un lapidario “horrible!!!”. Así que el pobre tuvo la posibilidad de hacer una cata doble, de su copa y la mía. El evento finalizó con la venta de los productos que habíamos degustado. Acá la gente estuvo un poco más animada que en Siena y varios compraron vino y aceite de oliva.

La excursión estaba finalizada, sólo quedaba volver a Firenze, cosa que hicimos ya en silencio sin las explicaciones de la guía.

Para no variar fuimos a cenar por última vez a Nerone; esa noche tocó lasagna alla bolognesa. Si bien suelo desconfiar de la carne picada en esa oportunidad la comí, y no estuvo nada mal. Culminamos la comida con uno de los postres preferidos de Seba: tiramisú! Estaba tan rico que casi chupa el platito!!!
Antes de volver al hotel fuimos a dar una vuelta por la ciudad, aprovechando que no llovía. Aun no la habíamos visto de noche. Pasamos por el Duomo, el Palazzo Vecchio frente al cual había músicos callejeros tocando con su público transeúnte y desde ya el Ponte Vecchio. Para ser más precisa, fuimos al Ponte Santa Trinita desde el cual vimos al Ponte Vecchio. Cuando nos fuimos acercando notamos que sobre uno de los pilotes, del lado de afuera de la baranda había un par de personas. Mmm, algún suicida??? No precisamente. Más de cerca vimos que eran dos hombres de pantalones blancos y remeras a rayas que habían ido a pasar una velada romántica al puente. Parece que había onda entre ellos, porque mientras Seba sacaba fotos al Ponte Vecchio con su bendito trípode, ellos se unieron en un apasionado beso digno de telenovela.

Vista nocturna del Ponte Vecchio

Dejamos sola a la pareja y emprendimos el regreso. A esa hora era más fácil circular por las pequeñas veredas ya que había menos tránsito. Recordemos que los conductores en Italia se rigen por la ley de la selva y no por las normas de tránsito.
Era nuestra última noche en Italia!!! Qué tristeza!!!!!


martes, 21 de mayo de 2013

Florencia - Un día de lluvia: shopping y Santa Croce

By Sole

Mayo 2012

Nuevamente un día inestable, con lloviznas intermitentes. Fue el día de “shopping”. Hicimos visita a Zara, Swatch, y Lindt entre otros. Es muy curioso que todos los Swatch que visitamos en Europa tuviesen los mismos relojes al mismo precio. Cuando llegamos a Buenos Aires y pasamos por el local del Alto Palermo, no podíamos creer los precios, muchos duplicaban lo que habíamos visto en el viejo mundo! Ni hablar de Lindt! Así que si viajan vuelvan con relojes y valijas llenas de chocolate de excelente calidad!
Volvimos a hacer una visita al mercado de San Lorenzo, donde compramos algunas especias y sandwichs para el almuerzo, que comimos en el hotel.

Al mediodía se despejó un poco, así que a la tarde aprovechamos para dar otra vuelta por los exteriores del Palazzo Vecchio, con intenciones de ir a la Galeria degli uffizi, donde está expuesto el “Nacimiento de Venus” de Botticelli. No tuvimos en cuenta que ese día era lunes y el museo estaba cerrado.
Perdiendo la única oportunidad que teníamos de visitar la galería, puesto que teníamos casi organizado el siguiente día, seguimos caminando hacia la Basilica di Santa Croce. En el camino entramos en una librería y papelería que nos cautivo, donde compramos un libro de cocina italiana. Confesión: no cumplí la promesa que hice al momento de comprarlo “todas las semanas un plato italiano del libro”. Creo que sólo habré hecho las bruschetta, pero no me arrepiento ni un poquito de la compra.
Antes de llegar a la iglesia nos topamos con el local de Bertolucci con su clásico pinocchio sentado en el banco de madera en la puerta, con el que los turistas no podemos resistir la tentación de tomarnos una foto.



Finalmente, Santa Croce, la iglesia Franciscana más grande del mundo. De igual manera que il Duomo y Santa Maria Novella, sus paredes exteriores son de mármol, con una apariencia similar. En su interior hay casi 300 tumbas, entre las que se destacan las de Galileo Galilei, Maquiavelo y Miguel Angel. Más que una iglesia, era una especie de museo, y de hecho albergaba uno: Museo della Opera, donde mostraban videos e imágenes de la restauración del edifico. En el año 1966, un desborde del Río Arno, inundó la iglesia provocando graves daños de los que aún existen rastros.
Fue a la única iglesia paga que visitamos. Nos permitieron pagar los E6 que costaba cada entrada con tarjeta de crédito.



Cuando estábamos dentro de la basílica se largó a llover con todo! Llovía con gran intensidad, lo que nos obligó a mirar las cosas más detalladamente y hasta sentarnos a ver un rato el video con las imágenes de la restauración de la iglesia del antes y el después.
El regreso también incluyó el ingreso a un par de locales de ropa y una librería que tenía libros en todos los idiomas. Contuvimos las ganas de comprar todo, y sólo nos limitamos a un par de almanaques con fotos de la ciudad, para traer de regalo.
Dónde pudimos terminar cenando??? Sí! Nuevamente en Nerone, aún nos quedaban platos por probar! Comimos una pizza cada uno, si no recuerdo mal una con hongos y la otra a los cuatro quesos.



Como aún era temprano lo acompañé a Seba a tomar una Guinness a un Irish Pub que estaba unos metros más adelante. El local estaba prácticamente vacío, nos sentamos en la barra, y terminamos de deliberar lo que íbamos a hacer al día siguiente.

lunes, 20 de mayo de 2013

Florencia - Un paseo por Pisa y Lucca

By Sole


Mayo 2012

Luego de bañarnos, bajamos a desayunar. Como ya comenté previamente, el comedor era compartido con el hostel. Había una cartelera con diferentes opciones de desayuno. Por ejemplo, infusión con leche o jugo de naranja, con huevos revueltos y bacon, sándwich de huevo y algún embutido, cereales, tostadas con mermelada + 1 yogurt, tostadas untadas con manteca, y alguna otra cosa más que no recuerdo, pero que incluía huevos o fiambres. Además de estos menús, de los que uno podía elegir solo uno, había una mesa con alimentos “free”: más cereales, galletitas, alguna fruta trozada, tiramisú, ensaladas (tomate, arroz, pimientos, lechuga, etc.), guiso.
Uno hacía el pedido, y era llamado por su número de habitación. Había menús que salían rapidísimo y otros que tardaban más. Había que estar muy atento al llamado del altoparlante porque aún no sabemos en qué idioma decían los ininteligible números, creemos que era inglés. La mayor parte de los que estaban alojados en el hostel eran mujeres orientales, que felices cargaban su plato conteniendo pan, huevo y tocino coronado por un copete de kétchup. Evidentemente necesitaban energía para cargar sus grandes cámaras de foto que parecían ser un apéndice del esternón!

Desayunamos un café con leche con tostadas, seguramente Seba habrá ido por una porción de tiramisú. Si hay algo a lo que no se puede resistir es al tiramisú.  

Habiendo desayunado partimos hacia la estación de trenes SMN, para tomar el tren con destino a Pisa, donde llegamos tras una hora de viaje. El día no prometía mucho, estaba nublado, pero por lo menos no llovía.
Salimos de la estación y agarramos la calle perpendicular que estaba justo enfrente. Fuimos caminando por ahí hasta la Piazza Vittorio Emanuele II, a la que siguieron esas calles tan típicas de Italia, angostas, con piso de piedra, y sencillas casas antiguas llenas de encanto. Cruzamos el río Arno, el mismo de Florencia, por el Ponte di Mezzo, y de alguna forma llegamos a un gran espacio verde con el Batisterio, la catedral o Duomo, y la Torre Pendente o de Pisa, que vendría a ser el Campanile o campanario, conformando el clásico trío. Rodeando parte del parque se disponían puestos de venta de souvenirs.
No se hagan ilusiones! No tenemos una foto sosteniendo la torre! Nos negamos a tomarnos la trillada fotografía. Pero si, le saqué la foto a Seba mofándose de la gente se la estaba sacando.


Gran destreza física para tomar la foto sosteniendo la torre

Poco a poco las nubes oscuras fueron cubriendo el cielo, y al rato comenzaron a caer las primeras gotas. Así que el 50% de nuestro recorrido por Pisa, fue con paraguas bajo la lluvia, que si bien no era intensa, era bastante molesta.
No había mucho que ver a esa hora, porque todavía gran parte de los negocios estaban cerrados. Nos fuimos acercando a la zona de la estación; aún teníamos que esperar un rato para tomar el tren que nos iba a llevar hacia Lucca.
Inocentemente ingresamos en un café a tomar algo. Tomen nota del lugar! Se llamaba "Caffe Gambrinus", ubicado en la calle que sale de la estación, justito en Viale A. Gramsci 2. Pedimos 2 caffe late y 2 tramezzini, lo que serían en total 2 triángulos de sándwich de miga. 
Cuando pedimos la cuenta, nos dio la sensación de estar en el restaurante, del sketch de Capusotto, “Uy, nos rompieron el orto”. La cuenta decía 22E!!! WTF??? Qué rompí??? Y no aceptaban tarjetas!!! Así que tuvimos que desembarazarnos de nuestros preciados euros, pagando un second breakfast como si fuese un gran almuerzo!!!
No fuimos los únicos que caímos en la trampa de estos estafadores. Si entran en tripadvisor, además de mi opinión van a encontrar unas 100 similares. De ahí en más, antes de consumir cualquier cosa, preguntamos el precio.
Sintiendo que nos habían robado, nos fuimos indignados a tomar el tren. Seguía lloviznando. Tras un corto viaje llegamos a Lucca.
Como toda ciudad medieval tenía una muralla para protegerse de ataques enemigos, la cual tuvimos que atravesar para ingresar. Lamentablemente el día estaba feo y no pudimos apreciar la belleza del lugar en todo su esplendor. Por momentos lloviznaba, por momentos paraba y salía un rayo de sol, y al ratito se largaba a llover.
Tras caminar algunos pasos nos encontramos con il Duomo di San Martino, la catedral. Al lado de la iglesia de mármol blanco, con varios arcos y columnas con los que un arquitecto deleitaría sus ojos, no podía faltar el Campanile. Este último estaba construido en ladrillo hasta cierto punto, y luego parecía continuar con mármol; aparentemente habría sido construido en 2 etapas.
Casi enfrente de este complejo religioso había una especie de mercado de pulgas con puestos donde se exponían y vendían objetos antiguos. Dimos una vuelta sin que nada nos llamara la atención a tal punto como para comprar.
Caminamos por las angostas callecitas de piedra, y edificaciones antiguas, con la sensación de estar en un pueblo que quedó detenido en el tiempo. Pero no todo se conservaba tal cual… Faltaba el anfiteatro romano! Lo que si se conservan son las edificaciones que estaban alrededor, y que estaban dispuestas en forma circular rodeando la Piazza Anfiteatro donde antaño estuvo el mismo. En la planta baja de estos edificios de 2 o 3 pisos, había restaurantes con sus respectivas mesas y sombrillas exteriores, negocios de venta de recuerdos y productos regionales. Salvo los locales de expendio de comida lista para consumir, entramos en todos los demás, en parte por curiosidad y en parte para protegernos de la llovizna.


Construcción circular alrededor de la Piazza Anfitiatro

Después nos topamos con la Torre Guinigi, que tiene la particularidad de tener varios árboles en la parte superior. En la antigüedad las familias adineradas construían torres junto a sus casas como símbolo de su poder económico. Parece que en el siglo XIV  la familia Guinigi agregó estos árboles a su torre para darle un aspecto más refinado y diferenciarse de sus vecinos. Actualmente pertenece a la municipalidad, y esta la posibilidad de visitarla y subir a la parte superior donde se obtienen lindas vistas de la ciudad. De haber estado soleado, tal vez hubiésemos entrado.




Caminamos un poco por los alrededores de la muralla, donde había bastante espacio verde con pasto, árboles y algunas flores, continuando hacia la estación para tomar el siguiente tren hacia Firenze.
Si bien se acumularon varias personas en el andén, el tren venía prácticamente vacío y encontramos lugar sin problemas. Somos tan desgraciados que nos sentamos en un vagón donde sólo había un par de personas, y uno tuvo que sacar el celular y ponerse a escuchar música a todo volumen como si estuviese viajando en el Sarmiento. Evidentemente maleducados hay en todo el mundo! Así que nos tuvimos que mudar a otro vagón.
Cuando llegamos a Firenze el día seguía feo. Así que paraguas en mano, y esquivando los “umbrello, umbrello”, caminamos un poco. Sólo nos detuvimos para tomar un café, mirando la carta antes que nada, curados de espanto por lo sucedido en Pisa, e hicimos una visita al supermercado. Obviamente no podía faltar la visita al super!!! No pudimos evitar comprar algunos paquetes de fideos Barilla!!!
Al rato ya se hizo el horario de la cena. A dónde vamos??? Dimos un par de vueltas sin que ningún lugar nos convenciera y terminamos otra vez en “Trattoria Nerone”. Elegimos un par de platos con carnes y algún veggie. Seba en su búsqueda de animales raros optó por el “coniglio”, que por suerte no vino con su colita apomponada…
Rogando que dejase de llover nos fuimos a dormir.

domingo, 19 de mayo de 2013

Florencia - Piazzale Michelangelo y alrededores

By Sole

Luego de cruzar el Arno, caminamos por la otra costa del mismo, tomando Costa San Giorgio, donde nos topamos con la casa de Galileo Galilei. Seguimos por la vía Belvedere, una calle delimitada por dos murallas, que iba en descenso. Descendimos, descendimos, hasta que a nuestra derecha aparecieron casas; a la izquierda continuaba la muralla. En vía dei Bastioni, giramos, tomando Vía del Monte alle Croci, y de ahí tomamos el Viale Galileo, una especie de escalinata con escalones bajos y muy largos, en ascenso, que nos condujo a una avenida del mismo nombre. Si bien parece un camino complicado que requiere mucho esfuerzo, no es tan cansador porque uno va distraído descubriendo lugares increíbles.
Caminamos unos 200 metros más por Viale Galileo, cruzando con bastante dificultad la calle para llegar a la Iglesia San Miniato al Monte. Esta tenía exteriormente un aspecto similar a otras iglesias que vimos en Firenze, parecía que todas habían sido construidas con el mismo estilo e igual mármol. Otra larguísima escalera nos condujo hacia el atrio de la iglesia, a la cual no entramos. Una vez más nos topamos con un par de novias que se estaban tomando fotos. Desde las terrazas que estaban delante de la iglesia tuvimos una espectacular vista de la ciudad; valieron la pena cada uno de los escalones que subimos! Para esa hora, el sol había reaparecido, elevando la temperatura.
Tras sacar varias fotos, esquivando a los novios, volvimos a Viale Galileo, pero caminamos en sentido contrario al que lo habíamos hecho previamente, llegando a Piazzale Michelángelo. La vista desde ahí también era muy buena, pero había más gente que en la zona de la iglesia. Además de la gente, había otra estatua del David; a cada paso nos encontrábamos con uno!

Vista desde Piazzale Michelangelo

Bajamos hacia el Giardino dell’Iris, y de ahí hacia alguno de los “Lungano” que corren paralelos al río, hasta llegar nuevamente al Ponte Vecchio. Esta vez no nos detuvimos en él, sino que seguimos al siguiente puente, el Ponte Santa Trinita. Sin dudas el atardecer es uno de los mejores momentos del día para ver el Ponte Vecchio desde esa ubicación. Bellísimo.

Ponte Vecchio al atardecer

En el regreso pasamos por el Mercato del Porcellino, que a esa hora apenas se veían sus restos. Ahí encontramos la Fontana del Porcellino, una escultura de un jabalí de bronce, al que hay que acariciarle el hocico. No sé si traía buena suerte, o te aseguraba el retorno a la ciudad, pero por las dudas yo fui, lo toqué  y hasta me saqué la foto. Seba se negó a tocar “el chancho sucio que todos tocan”.

Il Porcellino

Y de ahí nuevamente a la Piazza della Signoria, para ver el David que con la luz de ese momento del día tenía una sombra posterior sobre la pared del Palazzo Vecchio. Paso seguido, pasamos por el Duomo, el Campanile di Giotto y el Battistero di San Guivanni. De este último, que tiene las paredes bastante sucias, lo que más llama la atención es la puerta con placas doradas que mira hacia el lado del Duomo. En estas hay tallado en relieve escenas de diferentes hechos y  figuras humanas. Una obra de arte.  
Era más que obvio que ya era hora de regresar, y planear la cena; habíamos caminado durante horas.
Nuestro hotel estaba en una calle bastante transitada, con un par de restaurantes, trattorias y bares. Sin caminar mucho, apenas unos metros, ingresamos en el que nos había resultado más atractivo, la Trattoria Nerone. Qué difícil describir este lugar! Creo que la siguiente imagen lo dice todo!

Trattoria Nerone

Si tengo que elegir una palabra, elegiría “bizarro”. Ambiente grande, un tanto oscuro, iluminado con varias lamparitas de bajo voltaje colocada en lámparas de diferente tipo. Daba la impresión que habían ido a un mercado de pulgas y habían comprado todo tipo de sillas, mesas, lámparas, candelabros, adornos, platos, etc. Uno podría pensar que el resultado de todo esto es un cachivache, pero sin embargo esa mezcolanza quedaba agradable a la vista.
Luego de recorrer con la vista la carta, nos decidimos por las pastas. Un plato de Penne alla Nerone (con varios vegetales salteados)  y unos Spaghetti Alfredo (con una salsa con crema). Los spaghetti de Seba estaban buenísimos!!! Creo que fue la primera vez que probé fideos con crema, y resultó ser muy rico.
Cuando salimos caminamos hasta la esquina, donde había una gelateria. Había que seguir degustando el gelato italiano!