sábado, 28 de abril de 2018

Sidney, sigue lloviendo, sigue lloviendo

By Sole

16 de diciembre 2016

Viernes. Nos levantamos sin despertador cuando la espalda comenzaba a doler; lo que es la edad!!! Otra vez estaba pronosticada lluvia durante todo el día, la actividad iba a ser similar a la del día anterior.

Fuimos hacia el distrito financiero haciendo una parada en el Queen Victoria Building, una suntuosa galería comercial que estaba en George St. Ni bien entramos dijimos “es el equivalente a las Galerías Pacífico de Buenos Aires”. Fue construida en 1898 y restaurada en 1986, elegante, con pisos de mosaicos pequeños formado diferentes patrones, vitrales, y negocios con carteles y fachadas en composé con el resto del lugar.

Queen Victoria Building

Locales de ropa y accesorios muy top, de los que justamente nosotros no éramos su target, se distribuían en los diferentes pisos. En la zona central de la planta baja había varios cafés, y colgando del techo un gran reloj mecánico que impresionaba por su tamaño (tenía 10 metros de alto!) y por las imágenes que ilustraban distintos momentos de la historia del país, como los primeros pobladores y el descubrimiento de la isla. Además de llamar la atención por todos los detalles, a cada hora atraía la mirada de los curiosos al activar unas campanas.





Al ser diciembre, el espíritu navideño también era evidente en el interior del centro comercial donde no faltaban las luces, un gran arbolito ni Papá Noel que se sacaba fotos con los niños. La navidad estaba en el aire!!!
Aunque, como nosotros, no piensen comprar ni consumir nada, es uno de los lugares que merece una visita por el edificio en sí.

Aprovechamos el resto de la mañana para comprar ropa, actividad que solemos reservar para el último destino para no tener que cargarla en la valija todo el viaje. Como si fuese Cenicienta, cuando el reloj marcó las 12:00, el horario permitido para hacer compras se acabó...

Teníamos hambre, pero era tarde para colación de media mañana y un poco temprano para almorzar así que decidimos hacer un brunch en el patio de comidas del MLC (el mismo lugar del primer día). Compramos capuchinos, un baguel de salmón, queso crema, tomate y pepino, y un banana bread. Riquísimo!!!

La actividad post almuerzo iba a ser cultural: visita al museo contemporáneo de arte. Todo lo que lean a continuación va a estar sesgado por nuestro limitado conocimiento del arte y poca atracción especialmente por lo que califican de “moderno”. Dicho esto, entremos al museo cuyas principales salas eran gratuitas. Dejé la mochila, bolsas y paraguas en el “Clothing” de la planta baja; Seba tuvo la feliz idea de llevar su mochila con él. Sin exagerar, cada vez que se la ponía en la espalda aparecía un empleado de seguridad pidiéndole que se la ponga al costado o adelante, o la deje en el lugar correspondiente… así que si quieren caminar relajados les recomiendo que hagan uso del guardarropa.

No sé si nos perdimos de algo, pero el sector que era gratis nos pareció demasiado pequeño, más allá de inentendible. Mientras lo recorríamos aparecieron las típicas preguntas “Qué tiene de arte estas cintas aisladoras de colores pegadas en la pared?” o “esto es el monumento al albañil?” cuando nos encontramos con una pared de ladrillos... luego descubrimos que la obra no se limitaba a eso e incluía también un túnel de colores en goma EVA en el interior que interpretamos como un “volcán”; creatividad a full por parte del observador, y un festín para un psicólogo si analiza las interpretaciones… Ni hablar de los cuadritos con dibujos que nos recordaron mucho a los "trabajitos" de jardín de infantes. Siguieron los cuadros hechos con diferentes tonalidades de blanco, y las 3 bicis ensambladas en una sola estructura que impulsivamente fue calificada de “forrada atómica” por parte de mi compañero de viajes… De más está decir que la sala que tenía una muestra paga, con una módica entrada de $22, fue pasada por alto. Voy a concluir diciendo que lo mejor fue el wifi y desde el punto de vista artístico las puertas de colores de los cubículos del baño, super alegres! Somos los herejes del arte moderno!


La mejor obra: el baño
Con un bolso (lleno de bolsas), alguna bolsa en mano, las mochilas y los paraguas continuamos el recorrido… fuimos hacia Argyle St, pero esta vez en lugar de subir al puente lo cruzamos por debajo y continuamos hacia el museo del Sydney Observatory. Al estar sobre una de las colinas frente al puerto, tenía una excelente vista del puente y The Rocks. De hecho, en las inmediaciones había una especie de templete ideal para sacar fotos. El complejo, cuya construcción había comenzado 1858, incluía a la torre de la “bola del tiempo” -para marcar la hora- y el observatorio propiamente dicho -para determinar la posición de las estrellar y hacer observaciones meteorológicas-.

Vista desde Sydney Observatory

Sydney Observatory

Como afuera continuaba lloviendo y el acceso al museo era gratuito, decidimos visitarlo. En el recorrido nos encontramos con varios objetos usados por astrónomos como telescopios y otros que no tengo idea como se llamaban ni para que servían… En este tema también hacemos agua! En otras salas había registros de cuando el capitán Cook viajó a la isla de Tahiti para observar el tránsito de Venus –evento astronómico en el que Venus se ubica entre la tierra y el sol como en un eclipse-, y una representación didácticas del sistema solar. Supongo que debe ser muy interesante para el que sabe algo del astronomía; a pesar de toda la información que había en el lugar y el folleto para la visita self-guided que nos dieron quedé mentalmente perdida entre cronómetros, planetas y constelaciones.

Cuando salimos la lluvia nos dio unos minutos de tregua y pudimos caminar un rato por The Rocks, y ver un sector del puerto, con edificios y restaurantes que seguían una concepción similar a los docks de Puerto Madero en Buenos Aires, que no habíamos visitado previamente. A pesar de que eran las 15:00 hs los locales de comida estaban llenos de gente bien vestida con coronas de papel en la cabeza; asumimos que eran oficinistas en su almuerzo de fin de año. También cruzamos varios individuos caminando por la calle disfrazados de super héroes, ninjas y hasta de hawaianas. Aún me resulta un misterio el por qué de esos disfraces…



En The Rocks aún se veían varias casas de estilo colonial en bastante mal estado e incluso con aspecto de abandonadas que se resistían a desaparecer; algunas tenían carteles que sugerían la existencia de grupos protectores que se oponían a la demolición de ese museo urbano viviente.

The Rocks

La indulgencia del día fue de Seba! Desde hacía varios meses tenía una cita arreglada con una pinta de cerveza en Lord Nelson Brewery, uno de los bares más tradicionales de la ciudad. Creo que elegimos el peor horario del peor día del año; otra vez nos encontramos con grupos de oficinistas brindando!!! Eso no fue una limitante para que se comprara "a pint of Old Admiral Pale Ale" y se sentara a tomarla, leeentamente, en un rinconcito.

Lord Nelson Brewery I

Lord Nelson Brewery II

Seba con su pinta de "Old Admiral Pale Ale"
Al salir había comenzado a garuar nuevamente y ya eran pasadas las 16:00 Hs… tea time!!! Casi de causalidad vimos el cartel del Lindt de George St que decía que con la compra de un café venía gratis una “Lindor ball”; la perdición!!! Tras evaluar la situación menos de dos minutos decidimos ir a conocer la sucursal que “regalaba bolitas de chocolate”. Nos encontramos con una cafetería de aspecto más relajado y self-service, sin la paquetería europea de la otra. Esta vez pedimos la promo “brownie + café” y un capuchino grande que acompañamos con los dos chocolatitos esféricos. Haciendo el pedido de manera inteligente como en esa oportunidad, la relación precio/ calidad resultó muy buena y conveniente. El brownie de raspberry reconfirmó que la combinación de chocolate y frutos rojos es infalible! Mientras estuvimos ahí comenzó a llover un poco más fuerte, nuestras esperanzas de que amainara se iban esfumando… No nos quedó otra que salir con el paraguas y todos los bártulos que veníamos arrastrando desde hacía varias horas.

Lindt Cafe de George St
Tras una rápida pasada por el supermercado donde nos reabastecimos de chocolates (varios para traer de regalo), volvimos al studio donde nos recluimos hasta el día siguiente…

Todo estuvo ok hasta que me empecé a sentir mal teniendo que recurrir al combo Reliveran + Sertal (fundamental tener esos productos en el botiquín de viaje!!!). Después de eso a la cama a dormir con el deseo de pasar una noche tranquila y amanecer como nueva…

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