sábado, 30 de mayo de 2015

Un paseo por las nubes: Panorama Route

By Sole

10 de octubre 2014

A las 6:30 hs suena el despertador. El día está nublado, lo que nos desanima un poco… espero que no llueva.

A las 7:00 hs ya estamos desayunando; el desayuno del lodge es variado para satisfacer todos los gustos.

Para las 8:00 hs estamos sentados en la camioneta con la que vamos a recorrer la “panorama route”. Por lo que leímos es una ruta con paisajes increíbles; se suele recorrerla cuando se viaja en auto desde Johannesburg hacia la zona del parque Kruger. Como no queríamos perdérnosla optamos por esta excursión entre las 3 actividades que nos había propuesto el hotel: panorama route, visita de una hora a la reserva de elefantes o Swaziland (para lo que teníamos que tramitar otra visa).

El viaje está a cargo del chofer y guía Louis; nos acompaña también una pareja de sudáfricanos oriundos de Pretoria. Tomamos la ruta que va hacia el aeropuerto, la misma que transitamos ayer en el otro sentido. De nuevo vemos los cultivos de bananas con un sistema de riego artificial. Pasamos también junto a varias personas que caminan a los lados de la ruta; tengo la impresión de que están yendo a trabajar. Debe ser complicado vivir en esta zona y no tener aunque sea una bicicleta para movilizarse.

De un momento a otro bajamos la velocidad y finalmente nos detenemos. Hoy no es nuestro día de suerte! La ruta está cerrada transitoriamente en el sentido en que vamos… Pasan los minutos y comienzan a rodearnos los vendedores de gaseosas y maní; no son insistentes, un simple movimiento de cabeza los aparta del vehículo. Finalmente avanzamos y seguimos viaje.

Pasamos junto al criadero de ostrichs (avestruces) y posteriormente el desvío hacia el aeropuerto. Unos minutos después comienza a chispear. Tenemos la “suerte” de estar bajo la primera lluvia de la temporada, agregándose unos metros más adelante una densa niebla que disminuye la visibilidad. Apenas podemos ver unos metros alrededor nuestro. Me inquieta un poco la situación, parece que estamos metidos en medio de una nube. Confío en la habilidad de nuestro chofer y agradezco que no hayamos alquilado un auto…

Seguimos avanzando entre la niebla que eventualmente disminuye su espesura y deja ver al costado de la ruta un terreno ondulante con plantaciones forestales que alternan con vegetación salvaje y algunas formaciones rocosas. Qué lindo sería todo esto en un día soleado, aunque pienso que peor hubiese sido que este día tan feo nos encontrase en un game drive dentro del parque y no poder ver a los animales… Tengo que ser positiva!

“Sabie” dice el cartel que logramos divisar a la vera de la ruta y anuncia la llegada al pueblo. Paramos en una estación de estación de servicio con fast food y mini mercado. Aprovechamos para visitar el toilette y comprar agua (a menos de la mitad del precio de lo que nos cobran en el lodge). Intento intercambiar algunas palabras con el guía, pero parece que hablamos diferente inglés. Le pregunto si es habitual la niebla en la zona, me dice que no, pero no estoy segura de que nos estemos entendiendo. (Todos los poblados que fuimos pasando estaban en zonas sin bruma y había carteles a los lados de la ruta que advertían que en caso de “fog” había que encender una luz del auto).

Diez minutos después reanudamos el viaje. Estamos disfrutando muy poco del viaje, apenas podemos divisar algo del paisaje. Sorpresivamente salimos de la “gran nube” y recorremos un par de kilómetros por un gran claro, hasta que llegamos al Blyde River Canyon. Traspasamos unos portales donde el chofer paga la entrada y nos detenemos en el estacionamiento frente a los puestos de artesanos.

Cuando bajamos podemos comprobar que si bien no llueve el viento es intenso y la temperatura viene en descenso. Rápidamente nos encaminamos hacia el gran cañón del río Blyde quedando ante nosotros tres grandes formaciones de roca dolomita conocidas como “The Three Rondavels” por su forma que recuerda a la casas circulares de techo cónico que habitaban los indígenas de la zona llamadas justamente “rondavels”.


The three rondavels

A pesar del día feo y la bruma, la vista es espectacular! La combinación de colores crea una imagen muy agradable a la vista: el anaranjado de las rocas –producto de los líquenes adheridos a las mismas-, el verde de la parte superior de estas, el azul petróleo del río… muy bello!

Se veía mejor que lo que refleja la foto...

Sacamos algunas fotos mientras aprovechamos para estirar un poco las piernas luego del prolongado y tensionante viaje. No hay mucho tiempo ya que al ir a baja velocidad tardamos más de lo planeado para llegar a este punto. Sin oportunidad de ver las artesanías y empujados por el frío volvemos a la combi.

Feria artesanal

Tomamos la ruta de regreso, intentaremos ver el resto de los “puntos de interés” del recorrido siempre y cuando la niebla y la lluvia lo permitan. “Crunch, crunch”, “click!”, escuchamos como nuestros compañeros de excursión se dan una gran panzada de snacks y gaseosas en lata; eso explica muchas cosas. Nosotros nos limitamos a compartir una barra con maní y chocolate.

Antes de lo esperado volvimos a parar. Llegamos a Bourke’s Luck Potholes. Por suerte no llueve, y no hace tanto frío como en la parada anterior, el sitio está un poco más resguardado del viento. En la confluencia de los ríos Blyde y Treur el agua forma “remolinos” que han ido erosionando las piedras de los cañones creando curiosas formas circulares en las mismas. Nunca ví algo parecido, es un lugar increíble! Al estar finalizando la época seca el nivel del agua es bajo lo que nos permite ver los potholes en todo su esplendor. Me recuerda a los agujeros que quedan en los tachos de helado cuando uno saca la bochita con la cuchara redonda. 

Los potholes! Raros, no?

Nos separamos del “grupo” y comenzamos a recorrer el lugar por nuestra cuenta –está bueno tener un poco de libertad de movimiento. Caminamos entre las piedras y los puentes metálicos construidos sobre los profundos cañones. Disparamos la cámara de fotos una y otra vez, usando distintos modos tratando de retratar el lugar como lo ven nuestros ojos algo que a veces es difícil de lograr.



Finalmente nos unimos a Louis que nos saca varias fotos para completar la colección. Feliz!

Nuestra foto by Louis
Louis sacándole le una curiosa foto a nuestros compañeros...


Volvemos hacia la combi. Algo pasa corriendo delante nuestro. Es un baboon!!! Rápida y ágilmente el babuino trepa por un árbol y se sienta en el techo de una casilla. Sentadito con sus partes más íntimas expuestas (no hay dudas de que se trata de un macho) y sin ningún tipo de preocupación bosteza y se rasca la cabeza, la panza, su parte trasera mientras lo miramos. Podría quedarme horas mirando, pero tenemos que seguir viaje…

Qué sueño!!!

De nuevo en la ruta. Nuestro ánimo decae cuando nos metemos nuevamente en “la nube”. Nada cambió respecto a la ida. Aún así Louis nos da la chance de ir hacia el siguiente mirador “God’s Window”. Espero que Dios nos atienda y nos deje mirar por la ventana.

Aparcamos la camioneta y descendemos. Uffa, no sólo hay niebla, también garua!!! Caminamos bajo la lluvia hacia un sendero. Lejos de los terrenos pedregosos que veníamos recorriendo nos encontramos con una especie de selva en galería. Curioso. Mientras avanzamos me llama la atención el ruido de fondo, que según Louis proviene de los rain frogs. Llegamos al mirador y no vemos absolutamente nada, todo es niebla!!! Dios tiene la ventana cerrada. Mejor haberlo intentado que quedarnos con la duda si se veía algo o no…

Lo único que pudimos ver de God´s Window: el cartel!

De regreso en el estacionamiento. Pobres chicos!!! Hay un gran grupo de nenes con uniformes escolares que hacen una fila con un plato en la mano esperando su almuerzo!!! Qué mala suerte, a ellos también les tocó un día de excursión espantoso!!!

Habiendo comprobado la nula visibilidad en la región acordamos regresar al lodge en lugar de seguir metiéndonos en caminos secundarios que casi con certeza van a terminar en miradores donde sólo se va a ver niebla en lugar de cascadas…

Qué lento que se hizo el viaje!!! Las condiciones climáticas son las mismas que a la ida por lo que transitamos lentamente; tampoco es cuestión de matarse por querer llegar rápido. Pero igual tengo que decirlo: parece que no vamos a llegar más!!! Nooo!!! Qué desgracia!!! La ruta en construcción está cerrada en nuestro sentido!!! Cinco minutos, nada. Diez minutos, pasan los vendedores de nueces. Quince minutos, nada. Veinte minutos, seguimos parados y apenas pasan autos en el otro sentido. Veinticinco minutos, seguimos sin movernos. Treinta minutos, Louis pone primera y avanzamos!!! Ya son las 16:45, vamos a llegar directamente para cenar!!! Mmm, qué habrá de rico???

Son las 18:00 horas, llegamos!!! Qué cansados que estamos!!! Una duchita calentita, cena y a dormir!!!

Una vez más abrimos al restaurante!!! Sorpresa. Hoy la cena es “autoservicio” como si fuese un tenedor libre; todas las opciones de comida están dispuestas en bandejas para que uno se sirva a su antojo. Comencemos con la entrada: sopa de algo. Este sabor me suena…arvejas!!! Bien, sigamos con la ensalada. Paso, los mejillones no me gustan, pero a Seba le saben muy bien.
Vamos por el plato principal: carnes!!! Pollo, vaca, panceta y una especie de chorizos. Me quedo con el trozo de carne que veo más cocido y compartimos una presa de pollo con Seba. Qué ricos que están los vegetales salteados y las papas de guarnición. Qué es eso blanco??? Puré de papas??? Noo. Mmm, tiene gusto a polenta. Antes de seguir con el postre me acerco a la mujer que está junto a la comida chequeando que todo esté ok y le pregunto qué es lo que acabo de comer. Gentilmente me contesta que es “pap”, maíz blanco molido y cocido; efectivamente es la polenta que comemos habitualmente pero en lugar de usar maíz amarillo usan maíz blanco. Sin dudas se trata del ugali quecomen los corredores keniatas!!! Parece que según la región va cambiando el nombre del plato (comentario post-lectura de "Correr con los keniatas").
De postre tenemos algo que parece torta de ricotta. La pruebo pero no me gusta. Después de todo lo que comí no me voy a desnutrir si no como el postre!!!

A las 20:00 hs ya estamos acostados.

-  Pusiste el despertador? pregunta Seba.

-   Si, a las 04:10 va a sonar Hangover


sábado, 23 de mayo de 2015

Rumbo a Nelspruit, primeras impresiones de la región y el lodge

By Sole

Jueves 9 de octubre 2014

A las 7:30 hs nos pasó a buscar el transfer para llevarnos al aeropuerto, ya era hora de despedirnos de Cape Town.

Una vez más hicimos la transición entre los barrios más acomodados y los humildes townships, lo que me llevo a pensar en la desigualdad que aún persiste a pesar que ya pasaron más de 20 años de la abolición del Apartheid. La ley actual dice “todos son iguales”, pero no creemos que sea tan así. El hecho de que la mayoría de los “no- blancos” durante varias generaciones hayan estado privados de recibir una educación formal adecuada durante los años más oscuros del país tiene un impacto sobre la probabilidad de conseguir un empleo de calidad, y la consecuente posibilidad de progreso socioeconómico. En el poco tiempo que estuvimos en el país todos los empleados de limpieza de hoteles y aeropuertos, choferes, obreros de la construcción con los que nos cruzamos siempre fueron negros. Si bien es verdad que era mucho más probable que nos encontrásemos con individuos de esa raza por el simple hecho de que son mayoría (la relación entre negros/ blancos en la población es de alrededor de 10 a 1) creo que las diferencias que vimos van más allá de eso. Esperemos que con el tiempo las brechas se vayan achicando y que todos tengan las mismas posibilidades.

Entre un pensamiento y otro, en unos treinta minutos estábamos en el aeropuerto. Hicimos el check in y aguardamos al horario de partida del vuelo de Airlink –la low cost de South African–  con destino a Nelspruit, uno de los aeropuertos más cercanos al Parque Kruger. Con la experiencia del vuelo de Mango pensamos que no nos iban a dar ni un caramelo, pero no, esta vez nos dieron una bandejita con unos pinchos de pollo y una mini cheese cake de postre que fueron nuestro brunch.

A las 12:15 hs aterrizamos en el pequeño pero coqueto “Kruger Mpumalanga International Airport” que tiene aspecto de gran quincho con techo de paja.  Retiramos las valijas y ni bien salimos nos encontramos con Frank, nuestro chofer. Subimos al auto y salimos del aeropuerto viendo en el camino los primeros impalas de los miles que habitan la región. Tomamos una carretera de dos carriles que cada tanto se hace de tres (dos y un carril por lado en forma intermitente) para permitir que los vehículos se adelanten. De a poco comenzamos a sentir el calor del mediodía; hicimos una parada intermedia en una estación de servicio donde compramos algunas bebidas para no morir deshidratados!

Kruger Mpumalanga International Airport

El viaje iba a buen ritmo hasta que llegamos a una zona de obras: estaban repavimentando algunos sectores de la ruta. A los costados se extienden largas hileras de hombres vestidos de naranja con herramientas de trabajo, la mayoría sentados en el piso junto a una gran cantidad de envases de gaseosas vacíos. No podría calificarlos de vagos; resultaba inhumano trabajar a esa hora bajo el sol. No faltaban en las inmediaciones vendedores de bebidas y maní, y mujeres con canastas y cajas sobre la cabeza.

Luego pasamos un cartel que decía que el tiempo promedio de espera era de 45 minutos; nos alertó un poco. Había un sector de la ruta donde los 2 carriles se transformaban en uno, intercambiando el sentido de circulación cada 45 minutos. Esta vez tuvimos suerte, los que estaban haciendo la larga fila para pasar eran los que iban en sentido contrario.

Ruta del aeropuerto al lodge

Como todo lugar nuevo, puede ser interesante recorrerlo por primera vez; la segunda, tercera, cuarta vez se vuelve un poco tedioso… El camino tenía algunos sectores más interesantes y otros no tanto. Por momentos fuimos bordeando el río Crocodile, el cual se podía divisar con cierta dificultad entre la vegetación amarillenta. En otros sectores había cultivos, llamándonos especialmente la atención  los de bananas, que tenían los frutos tapados con bolsas de nylon opaco blanco o azul.

Luego de una hora y media de viaje tomamos un camino secundario y traspasamos el Portal de Marloth Park, una reserva/ complejo veraniego, y tras dar varias vueltas llegamos al lodge. Tuve la impresión que Grand Kruger Lodge estaba ubicado en el medio de la nada, aunque creo que voy a tener que retractarme de este comentario cuando les cuente sobre el resto de los alojamientos del viaje. Lo cierto es que viendo los mapas de las calles en Google, esperábamos encontrar en Marloth Park una especie de club de campo con hoteles y retaurantes, pero se trataba de una traza de calles de ripio entre la vegetación, con escasas construcciones.

Cuando hicimos el check in tuvimos que firmar el primer deslinde de responsabilidad del viaje. Con esa firma nos estábamos haciendo cargo de cualquier situación poco fortuita que nos sucediera tanto en el predio del lodge como en las excursiones a cargo de ellos. Si me comía un león ellos no se hacían cargo!

Nos asignaron una especie de cabaña, bush camp, equipada para cuatro personas (incluyendo dos baños completos). Estábamos más que cómodos: cama, pava eléctrica, heladera y ducha con agua caliente. Como suelo hacer en cada alojamiento, luego de acomodarme comencé con la lectura del reglamento del lugar hallando un dato muy curioso: recomendaban no caminar por los jardines entre el crepúsculo y el amanecer por el riesgo de ataque de animales salvajes…

Pronto nos pusimos los trajes de baño y nos fuimos hacia la pileta; era un espectacular día soleado y bastante caluroso. Nos embadurnamos de protector solar –ya estábamos tomando el antibiótico anti-malaria en cuyo prospecto decía que debíamos protegernos del sol para evitar lesiones de piel durante su uso- y nos ubicamos en las reposeras que rodeaban la pileta, cuya forma recreaba la silueta del continente africano. Un movimiento del otro lado de la cerca del hotel llamó mi atención, “mirá! un mono” le dije a Seba; cuando me acerqué al árbol descubrí que en realidad había media docena de simios. La sorpresa fue mayor aún cuando pasó caminando un warthog (facocero o jabalí verrugoso en castellano)!!!

Pileta con reposeras

Antes de seguir voy a hacer un comentario sobre el mix de nombre de animales que seguramente iré haciendo durante mi relato. Durante el viaje, salvo cuando hablábamos entre nosotros, el inglés era el idioma de comunicación con el mundo. Esto, sumando a que previamente habíamos estado leyendo algunas páginas web con las especies que íbamos a ver, hizo que o bien de algunos animales sepa el nombre en inglés y no en castellano, o que esté más familiarizada con el primero. Uno de los casos más patente eran los  jabalíes, cada vez que veíamos uno la primera palabra que me venía a la cabeza era warthog.

Esa tarde no teníamos programadas actividades y la única opción era hacer fiaca!!! Así que aprovechamos para leer, descansar, bañarnos y conectarnos unos minutos a Internet (era paga y extremadamente lenta) para avisar que estábamos vivos.

Terraza del lodge

A las siete y algo pusimos en práctica el “operativo repelente” y nos fuimos hacia el restaurante. Al  mejor estilo anglosajón, ni bien abrió ya estábamos ubicados en una de las mesas de la terraza -también había mesas en interior del salón como pueden ver en la foto de abajo-. Cada  una tenía un par de velas que junto a las estrellas del firmamento alumbraban el lugar; era una noche estrellada con una temperatura muy amena, ideal para disfrutar de una cena al aire libre.

Todo listo para la cena

Sin demora se acercó un camarero y nos entregó el menú de la noche, que incluía dos opciones de entrada, plato principal y postre.

Comenzamos por la sopa del día: vegetable soup. Una cremosa y deliciosa sopa de hongos.

De entrada tuvimos que elegir entre: “Creamy garlic snails” y “chicken liver”. En este momento, siendo consciente de lo que escribí hubiese rechazado ambas ofertas, pero ese día fuimos por los caracolitos. Nos trajeron un platito playo con varios “hoyitos” circulares donde en cada uno había un animalito, todo cubierto por una exquisita crema con queso gratinado; esto venía acompañado por varias tostadas de pan. Por la consistencia y el sabor a nada, si no hubiese sabido que trataban de caracoles hubiese apostado a que eran hongos.

Tomé prestada esta foto de la web para que ilustrar mi descripción.

Y seguimos luego con el main course! Seba fue por las “Spare ribs” unas costillitas que no sé si eran de vaca o cerdo con muy poca carne, acompañado por arroz y chauchas salteadas. Yo opté por el “chicken cordon bleu”, una milanesa de pollo rellena con jamón, con papa asada, puré de zapallo y los mismos vegetales. Todo muy rico!!!

Para culminar la cena: el postre!!! Seba fue directo al panqueque con bananas y yo me quedé con una gelatina de nueces con frutas, ambos venían acompañados de una bocha de helado.

Fue una noche soñada con comida deliciosa y un ambiente disfrutable, musicalizado por el croar de las ranitas y el chillidos de los murciélagos (esto último no me gusto tanto porque me dan pánico!).

Habiendo comido como chanchitos regresamos a nuestro bush camp donde nos encontramos que alguien había entrado a reacomodar todos los almohadones de la cama y dejarnos en la almohada una galletita de jengibre y un chocolatito que decía “Good night”. Un lindo detalle.

Sacamos todos los almohadones que alguien se había esmerado en acomodar y nos fuimos a dormir!

viernes, 15 de mayo de 2015

Finalmente nos subimos a la mesa!

By Sole & Seba

Miércoles 8 de Octubre 2014

Actividad planeada para el día: hiking en Table Mountain.


Cómo llegamos ahí? No comenzamos de la forma más aventurera la aventura del día… simplemente tomamos un taxi desde el departamento hasta el Cable Car Station de Table Mountain. Ahí comenzó la entrada en calor: 1500 metros por la carretera con suave pendiente ascendente hasta el inicio de sendero Platteklip Gorge –el más popular y populoso de la montaña, pero también el más directo. A pesar de ir caminando por una ruta de pavimento fue un trayecto interesante por la cantidad de flores que ofrecía el gran terraplén que teníamos a nuestra derecha.

El día se había presentado parcialmente nublado, con leve brisa, el sol asomaba tímidamente entre las nubes generando una temperatura agradable -entre 15 y 20 grados- que nos permitió ir caminando con dos capas livianas de ropa sin problemas.

El hiking propiamente dicho: El cartel que indica el inicio del sendero es inconfundible y no genera dudas!

El cartel de inicio es fácil de encontrar y nos brinda un panorama de a lo que nos vamos a enfrentar: un trekking que se inicia a los 400 metros sobre el nivel de mar, que va a ir en un constante ascenso de 650 metros de desnivel hasta el plateau de la montaña de la mesa.

Cartel de inicio

A un costado del mismo nos encontramos con los primeros escalones de una especie de escalera eterna de piedras que nos condujo hacia la cima. Al principio estaba rodeada de una profusa vegetación floreciente entre los que destaco a los malvones, los rayitos de sol y las proteas con sus vivos colores, pero a medida que fuimos tomando altura las plantas fueron cada vez más esporádicas, culminando en un ambiente de arbustos achaparrados y pastizales salvajes sobre un terrero rocoso.

El regalo de la primavera!
  
Si bien no hay ninguna marca que señalice el camino es imposible perderse; no hay en los alrededores otros claros con los que se pueda confundir el sendero de piedra con sentido ascendente casi permanente. Lo que si hay es un par de cruces con otros senderos secundarios, con el correspondiente cartel, si uno siempre elige la flecha que dice “Platteklip Gorge” tiene asegurado su destino.

Luego de 20 minutos de trepar por grandes escalones de roca superamos 100 metros de desnivel para llegar al Contour Path, que corre paralelo a la ruta de asfalto a lo largo de la montaña. En ese punto hay que girar a la izquierda unos 50 metros, para luego retomar la senda ascendente, todo claramente indicado por los carteles.

El ascenso se torna continuo y sin pausas, pisando sobre los firmes escalones de piedra, haciendo algunos zigzags o caracoles, siempre con mucha exposición al sol. La senda es bastante directa y se gana altura en pocos metros, lo que demanda un esfuerzo aeróbico importante, aunque no muchas habilidades técnicas.

Escalera sin fin...

La primera media hora fue muy placentera, fuimos subiendo a nuestro ritmo, mirando los alrededores y disfrutando los sonidos de la naturaleza que solo se vieron interrumpidos por el saludo a un trío de españoles que pasaron a nuestro lado y por unos gritos lejanos…

Qué vistas!!!

De no haber permanecido con la mente positiva se hubiese transformado en la peor caminata de montaña de nuestras vidas. Pronto descubrimos de donde venían esos gritos: delante nuestro teníamos un grupo de adolescentes locales que iba haciendo su ascenso de manera errática. Encabezando el grupo unos 10 varones de alrededor de 15 años con gorros con visera y celulares con música, que intermitentemente corrían hacia arriba unos minutos y descansaban el doble de tiempo. Luego seguía un grupo intermedio de mujeres de igual edad, con jeans o shorts ajustados y remeras tan cortas que parecían tops, y finalmente un par de chicas más relegadas que iban subiendo lentamente. Nos habíamos encontrado con un grupo de wachiturros y culisueltas versión South Africa!!! Pudimos así comprobar que sin importar raza ni nacionalidad los adolescentes se comportan de igual manera en ambos lados del mundo. El hiking que suponía ser una actividad de contacto con la naturaleza escuchando el canto de los pájaros o las pisadas de las lagartijas que salían corriendo entre las piedras se convirtió en un caos de gritos –los que iban adelantados le gritaban a las rezagadas- y música estilo Rihanna.

Terminamos caminando en medio de toda esta gente. Como hicimos varias paradas de segundos para sacar fotos y nos tomamos dos breaks de dos minutos para hidratarnos y comer algo, nos fuimos pasando intercaladamente con el grupo de varones que llevaban la delantera.

Tramo final del recorrido.

Tras una hora y media de caminar estábamos atravesando el Platterklip Gorge, una estrecha apretura rocosa, y dando los últimos pasos hacia la cima!!! Casi sin darnos cuenta estábamos arriba de todo!!!

A poco de superar los 1000 metros snm llegamos al plateau, la curiosa cima aplanada de la montaña. A pesar que el cartel del inicio avisaba que el recorrido demandaba 2 horas, nosotros nos tomamos 30 minutos menos, sin que las paradas para tomar fotos e hidratarnos afectaran nuestra velocidad de ascenso.

Platterklip Gorge desde arriba.

Del solcito que nos había acobijado durante todo el trayecto poco quedaba, el viento frío se había apoderado de la escena obligándonos a ponernos toda la ropa que teníamos en la mochila: la tercera capa y el buff, hubiésemos sido más felices aún con un par de guantes.

Arriba nos unimos a la masa de gente que había ascendido en el Cable Car y una vez ahí se atrevía a caminar un poco. Desde el punto de llegada partían varios senderos con diferente orientación con un tiempo estimado de duración promedio de sesenta minutos. En nuestro caso optamos por dirigirnos a la estación superior de teleférico, situada a unos 800 metros, casi a la misma altura.

En la cima!

A pesar del frío nos desviamos hacia un mirador que encontramos en el trayecto. Qué vista maravillosa!!! Esta vez el estadio Green Point había dejado de hacerse el difícil y nos permitía observarlo en todo su esplendor; Seba feliz, finalmente lo había logrado! Más allá de esa gran “cacerola metálica” tan importante para algunos hombres la vista era espectacular!!! Nos sacamos la selfie de rigor con el puerto, Signal Hill, Lion’s Head y Robben Island de fondo y enfilamos hacia el Cable Car.

Una selfie que vale la pena!!! Nos faltó el palito...

Cuando nos acercamos a la estación notamos una fila bastante larga, pero que avanzaba bastante rápido. Junto a esta había una tienda que vendía recuerdos alegóricos al sitio que estábamos visitando y los pasajes del Cable Car con un costo de 115 rands por persona por tramo.

Aún tiritando de frío, bajo una densa nube que ocultaba el sol, esperamos nuestro turno para bajar. Nos entretuvimos durante la espera observando en detalle los sofisticados peinados de nuestros compañeros de fila que incluían innumerable cantidad de trenzas de un par de niñas negras y el nido de caranchos que tenía la madre en la cabeza que seguramente había sido hecho en forma deliberada; cada mujer tiene su propio karma con el cabello…

Cuando nos acercamos al tramo final comprobamos que la fila avanzaba tan rápido por la cantidad de gente que cargaba ese artefacto en cada viaje; mejor ni pensar que hubiese pasado si quedaba detenido en medio del viaje… Para desviar esos pensamientos nada mejor que un encargado del vehículo que vaya haciendo chistes durante los pocos minutos que dura el descenso. Sin que uno se dé cuenta va bajando raudamente y girando, a mitad del camino descubrimos que en lugar de mirar el vacío estábamos  mirando hacia la montaña y cuando llegamos abajo ya ni sé lo que mirábamos!

Bajando en el cable car.

Antes de seguir viaje corrí hacia el baño a lavar mis manos y dejarlas un rato bajo el secador hasta que poco a poco fueron reviviendo y tomando color. Como extrañé a mis guantes!!! Los baños no dejaban de sorprenderme! Una vez más nos habíamos encontrado con sanitarios limpios y gratuitos!

Síntesis Técnica de ascenso a Table Mountain por Plateklip Gorge:
  • 650 metros de desnivel (de 400 a 1050 metros snm)
  • Ascenso constante sobre terreno rocoso pero firme (sin acarreos) que no requiere habilidades técnicas. Espacios amplios para descansos.
  • Con buen estado físico, lleva 90 minutos desde el inicio de la senda en Tafelberg Rd hasta la estación superior del cablecarril o teleférico (sin paradas fotográficas).
  • Llevar agua para el ascenso, protección solar y abrigo rompevientos (arriba sopla fuerte!) 


Habiendo descansado en el cable car… a seguir caminando! Tomamos Kloofnek avenue hacia el downtown; esta larga avenida está bordeada por casas con altos paredones con alambres de púa o electrificados en la parte superior con los correspondientes carteles de advertencia. Esto iba más acorde con lo que esperábamos en cuanto a medidas de seguridad en la ciudad y no las paredes vidriadas sin rejas que habíamos visto el día previo.

En el centro hicimos una parada en un bar llamado “Lola’s” que nos cautivó con su decoración. Tenía todo lo que compraríamos de tener una casa grande y dinero de sobra para gastar en ella, esas mismas cosas que cuando pasamos por un bazar o negocio de decoración decimos “mira qué lindo, me gustaría tener eso”. Sintiéndonos muy a gusto con la onda del lugar, pedimos un par de cafés y una porción de “dark chocolate brownie” –básicamente una torta de chocolate con un copo de crema que poco tenía de brownie pero estaba rica-, y aprovechamos para descansar un rato y ponernos al día con la crónica del viaje.

Yummy!

Sin mucho más para hacer ese día y con la amenaza de una inminente lluvia, fuimos caminando lentamente hacia el departamento por calles con cierta reminiscencia de New Orleans (recuerdo de fotos porque nunca hemos estado ahí) deteniéndonos en cada uno de los negocios que llamaron nuestra atención (de los que en general salimos espantados por los precios!).

Cape Town or New Orleans?